Las elecciones estatales de Alemania del Este (ex República Democrática Alemana, aliada estratégica de la Moscú soviética) dan cuenta de la creciente radicalización política no solo en el país germano, sino también en distintas partes del mundo. Este proceso es caracterizado por autores especializados como un fenómeno global[1]; no obstante, consideran diversas aristas culturales, estructurales, políticas y sociales que permiten entender el ascenso de estas fuerzas políticas no tanto como una evolución natural, inmutable e inevitable, sino analizando las particularidades de cada caso de estudio.
En este sentido, siguiendo la lógica de estas particularidades, es preciso presentar algunas consideraciones conceptuales al respecto, que aplican perfectamente para analizar el fenómeno político que es hoy Alternativa por Alemania (AfD, Alternative für Deutschland). En primer lugar, distinguir conceptualmente el par ultraderecha – derecha radical (populista), con el objetivo de poder analizar las implicancias políticas del ascendente partido alemán; ergo, entender a la ultraderecha como concepto paraguas que engloba otras dos categorías teóricas, como lo son la extrema derecha y la derecha radical populista. En segundo lugar, las asimetrías coyunturales, estructurales e históricas entre Alemania Oriental y su contraparte Occidental, que logran explicar tanto la radicalización como la polarización política de estas regiones.
En un sentido conceptual, es posible clasificar un partido político como AfD bajo el prisma de derecha radical, porque su esencia se compone de tres elementos clave: autoritarismo, nativismo y populismo. La forma asambleísta y prácticamente autocrática del ejercicio político que, a pesar de participar del juego democrático, intensamente critica del parlamento o Bundestag. Asimismo, esto se combina con una extrema preeminencia de los componentes étnico-nacionales del país germano (sean sus ciudadanos o bien las costumbres y/o moral del ser nacional) bajo el auspicio de una narrativa épica en donde el partido antisistema se erige como “héroe” nacional que viene a rescatar al pueblo alemán doliente de la política tradicional subsumida a las órdenes de Bruselas. No obstante, en la praxis política, las eventuales alianzas con movimientos de extrema derecha anti sistémicos nostálgicos del nazi-fascismo, le permiten a AfD y sus líderes jugar abiertamente la carta ultraderechista[2], al condenar los principios más igualitarios de la democracia liberal alemana.
Por otra parte, desde la reunificación del país hasta nuestros días, la democracia alemana evidencia no solo condiciones estructurales divergentes entre Este y Oeste[3], sino también un claro hastío con las fuerzas tradicionales de centro derecha (Democracia Cristiana) y centro izquierda (socialdemócratas, liberales y verdes, que conforman la actual coalición gubernamental).
AfD resulta una fuerza política que ofrece respuestas sumamente oportunistas a las problemáticas previamente mencionadas, logrando una normalización cada vez más frecuente de sus consignas excluyentes y radicales. Por un lado, la culpabilización que se hace al gobierno de coalición por las deficiencias en el Este del país, asociadas con una sumisión a los intereses de las elites de la Unión Europea, agitan una fuerte polarización pero también resentimiento hacia la política tradicional. Por el otro, la constante impugnación hacia los inmigrantes extracomunitarios y hacia el islam, chivos expiatorios preferidos de la formación de derecha radical populista.
Así, el escenario electoral final queda configurado de una manera muy rupturista: en el Estado de Turingia, AfD alcanza el primer lugar con el 32,8%, sobrepasando al partido coalicional CDU por casi 10 puntos porcentuales; en Sajonia, el orden es el inverso, de todas maneras, la fuerza (ultra)derechista alcanza un impactante 30,6%, lo que delata un casi empate técnico entre los dos partidos del podio.
Gráfico I: Elecciones en el Estado de Turingia (2024)
Fuente: BBC
Gráfico II: Elecciones en el Estado de Sajonia (2024)
Fuente: BBC
Lo sorprendente e histórico de ambos resultados es que, por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, un partido ultraderechista obtiene el primer lugar. No obstante, es importante recalcar que, debido a la existencia de un cordón sanitario por parte del resto de las fuerzas políticas (democráticas), es improbable que se lleve a cabo un gobierno conjunto[4] en Turingia.
Además, es menester destacar el rápido ascenso que está teniendo en ambos Estados el partido populista Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), que ha conseguido sendos terceros lugares y declama posiciones tanto de izquierda (en lo que refiere a cuestiones de Estado Social y cambio climático) como de derecha (mano dura contra la inmigración extrabloque).
Si bien se trata de elecciones que no definen el panorama nacional en su conjunto, sí resulta interesante historiar, al menos parcialmente, el derrotero político partidista de AfD. Surgido luego del crack mundial de 2008, más precisamente en el año 2013, esta fuerza política de derecha radical no ha hecho más que agitar banderas asociadas a políticas de resentimiento y odio, al culpabilizar a las elites gobernantes alemanas y europeas y, principalmente, a la inmigración irregular, como los disparadores de males en la ex Alemania del Este como la deficiencia estructural de servicios públicos, el desempleo, y la sensación de los orientales de ser ciudadanos de segunda categoría en su propio país.
Estas consignas políticas también se barajaron en la crisis de refugiados de 2015, a través de la cual la entonces Canciller Angela Merkel (CDU) se consagró como una líder de peso europeo pero que, sin embargo, a nivel doméstico fue fuertemente contestada por los representantes de AfD, que asociaban la acogida migratoria a un futuro colapso tanto del país germano como del viejo continente.
Por último, es importante resaltar que, a diferencia de otros países de la Unión, el caso alemán posee una férrea defensa institucional de la democracia liberal, lo que a futuro puede impedir el ingreso parlamentario de una fuerza extrema como lo es Alternativa por Alemania. Los valores iliberales y autoritarios representan una lucha constante para la nación germana, atenta observadora de su pasado totalitario, que resignifica su institucionalidad democrática gracias al cordón sanitario en contra del radicalismo político.
Mariana Polizzi
Integrante
Departamento de Europa
IRI-UNLP
Referencias
[1] Pereyra Doval, G. & Souroujon, G. (Eds.) (2022). Global Resurgence of the Right. Conceptual and Regional Perspectives. Routledge.
[2] Pirro, A. L. P. (2023). Far right: The significance of an umbrella concept. Nations and Nationalism, 29(1), 101–112. https://doi.org/10.1111/nana.12860.
[3] Paone, M. (3 de septiembre de 2024). Franco Delle Donne, experto en extrema derecha en Alemania: “La gran coalición abrió un espacio para la derecha radical”. El Diario Es, https://www.eldiario.es/internacional/franco-delle-donne-experto-extrema-derecha-alemania-gran-coalicion-abrio-espacio-derecha-radical_128_11626672.html
[4] Kirby, P. (2 de septiembre de 2024). Por qué es histórica la victoria de la ultraderecha en el este de Alemania y cuáles son los límites de su triunfo. BBC News Mundo, https://www.bbc.com/mundo/articles/ckgjpywr9d8o