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Elecciones en Taiwán: un país, dos estados, tres tercios

Departamento de Asia y el Pacífico
Centro de Estudios Chinos

Artículos

Elecciones en Taiwán: un país, dos estados, tres tercios[1]

Diego Riddick[2]

De pie frente al estrado, Lai Ching-te (también conocido como William Lai) sonríe, secundado por Bi-khim Hsiao. Ambos han sido elegidos respectivamente Presidente y Vicepresidente de la República de China (constituida actualmente por la isla de Taiwán).

Los comicios celebrados el sábado 13 de enero han dado la victoria al Partido Demócrata Progresista (PDP), inaugurando un histórico tercer periodo consecutivo al frente del Poder Ejecutivo de Taiwán y cuyos últimos ocho años durante el mandato de la ahora saliente Presidente Tsai Ing-wen, se han visto signados por un empeoramiento de los lazos a través de los estrechos con la República Popular de China (RPCh).  RPCh que ya había señalado el peligro que a su juicio entrañaban estas elecciones, poniendo a Taiwán frente a la decisión crítica entre dos caminos de guerra y paz, prosperidad y declive[i]. Este acontecimiento nos presenta diversas dinámicas en un escenario local y regional ciertamente complejo, por lo que se exige mirar a ambos lados.

República Popular China, dos sin tres

El resultado de las elecciones en Taiwán es el primer revés político al que debe asistir Beijing tras un año de rotundas victorias en frentes políticos domésticos. En marzo del 2023 Xi Jinping es reelecto como presidente de la RPCh y de la Comisión Militar Central, ya habiendo sido reelegido en el cargo de secretario general del Partido Comunista de China en el 2022. Este encumbramiento resulta clave, consolidando la más alta jerarquía política del país bajo su ala, direccionada hacia la consecución de los grandes proyectos de la RPCh del Siglo XXI y su meta final: El Sueño Chino de Rejuvenecimiento Nacional[ii].

Mucho más recientemente, en diciembre último han tenido lugar las elecciones distritales de Hong Kong, las primeras bajo una nueva ley electoral que ha garantizado en la contienda la participación de ‘‘solo patriotas’’. La Región Administrativa Especial de Hong Kong (HKSAR), que posee un sistema político que otorga gran autonomía respecto del gobierno central de la RPCh, ha sido escenario de grandes protestas a lo largo de los últimos años. Protestas que eventualmente han logrado ser controladas mediante la aplicación de una Ley de Seguridad Nacional (año 2020) y una serie enmiendas al sistema electoral hongkonés (años 2021 y 2023). La más reciente ha sido clave en los comicios distritales mencionados, garantizando la victoria de candidatos autorizados para competir tras aprobación previa de comités electorales[iii]. El hecho contrasta con las tumultuosas elecciones distritales del año 2019, en el furor de las protestas, y aseguran a Beijing el orden en una región tan compleja dentro de su territorio.

A los ojos de la República Popular de China, la reunificación con Taiwán (bajo la dirección de Beijing y no de Taipei, desde luego) es un hecho inevitable, paso final demorado por décadas tras la victoria del bando comunista en la guerra civil de mediados del siglo pasado. El buró político chino espera lograr esta reunificación a través medios pacíficos y antes del año 2049, en el advenimiento del centenario de la fundación de la RPCh. Las victorias consecutivas del PDP ha dado por tierra, de momento, estos anhelos.

República de China, tres períodos y tres tercios

El PDP se ha constituido como la principal fuerza política dentro de la isla opuesta a una reunificación con la China continental, instrumentalizando con éxito los clivajes a través de los estrechos para su plataforma política.

Evidencia de esto aportan las ya mencionadas protestas acontecidas en Hong Kong durante el año 2019 y que desembocaron en la intervención del gobierno central (sanción y aplicación de la Ley de Seguridad Nacional para HKSAR[iv]), pacificando la región y lesionando severamente cualquier manifestación adversa por parte de grupos políticos y agrupaciones de la sociedad civil, pasibles de ser enmarcados dentro de las tipificaciones de delitos de la mencionada ley.

La normalización de HKSAR trajo, no obstante, un efecto adverso: revitalizaron al alicaído PDP, derrotado en elecciones municipales a lo largo de Taiwán en el 2018. La principal sindicada ha sido ‘‘Un país, dos sistemas’’, fórmula aplicada por Beijing al gobierno de las Regiones Administrativas Especiales de Hong Kong y Macao, pasible a su vez de aplicación a Taiwán en el caso de una reunificación. A la luz de los acontecimientos descritos en HKSAR durante el 2019 y la respuesta del gobierno chino, la candidata a la reelección en los comicios presidenciales del 2020, Tsai Ing-wen, pudo cimentar una campaña centrada en la oposición a la solución de Beijing ¿Resultado? La victoria de la presidente Tsai con un contundente 57% del total de los votos, y la disipación de cualquier señal de distensión entre la República de China y la República Popular de China.

En este 2024, los demócratas progresistas no han podido replicar el excepcional desempeño de hace cuatro atrás, no obstante, asegurando al partido un tercer mandato con el 40,05% de los votos, frente al 33,49% del Kuomintang (KMT) y el 26,46% del Partido del Pueblo de Taiwán (PPT).

Existe, sin embargo, un detalle significativo. Los comicios también eligieron representantes para el Yuan Legislativo, órgano para el cual el PDP ha pasado de controlar de 62 escaños a 51, perdiendo la mayoría absoluta (57 escaños sobre un total de 113). Por su parte, el KMT obtuvo un total de 52 bancas y el PPT 8 bancas (los dos restantes quedando en manos de otros partidos independientes). En este contexto, el apoyo de la tercera fuerza se vuelve crítico al momento de la negociación en lo que será un Poder Legislativo mucho más vigilante respecto del Ejecutivo del electo William Lai.

El Kuomintang, por su parte, continúa acumulando frustraciones. Este partido encarna la opción más viable de Beijing para un acercamiento con Taipei, basado en el interés de una mayor interdependencia económica y el legado histórico de ambos movimientos respecto del imperativo de una China unificada. Es el Kuomintang el actor imprescindible para entender la tumultuosa China post-imperial y el baluarte (junto con los comunistas de Mao) frente a la agresión japonesa en las décadas del 30 y el 40 del siglo pasado. Enfrentados a los comunistas, los nacionalistas del Kuomintang se retiran derrotados a la isla de Taiwán, desde donde se administra este último reducto de la República de China. El KMT no renuncia a la idea de una China unificada, pero es consciente de la imposibilidad actual de lograr la misma en los términos que pueda proponer unilateralmente Taipei. Es frente a esta realidad que en los últimos años atestiguamos un Kuomintang ubicado como el interlocutor imprescindible para la República Popular de China en lo referente a las relaciones entre ambas partes. Los desempeños electorales de la última década, no obstante, socavan su postura frente a la RPCh ¿Es confiable un KMT que no logra aglutinar a las mayorías de la isla?  Urgido de complementar su agenda y atraer más votantes, no resulta extraño que el mismo contendiente a la presidencia por el Kuomintang, Hou Yu-ih, haya especificado en campaña que ‘‘no abordaría el tema de la reunificación durante su presidencia’’, en caso de ser electo.

El PDP, gran adversario del KMT, se ha posicionado ostensiblemente en desacuerdo frente a un mayor acercamiento Taipei-Beijing. La tensión/distensión con China continental representan dos polos desde los que se estructura la rivalidad entre los dos grandes partidos en la isla.  PDP y KMT, sin embargo, tiene enfrente un gran escollo. Este proviene de una sociedad taiwanesa enfocada en preocupaciones respecto de sus condiciones de vida presente y futura, en una economía vinculada con actores clave de Asia y el Pacífico y con un buen desempeño; pero en la cual los jóvenes taiwaneses esperan con impaciencia una respuesta a sus demandas respecto de salarios y el costo creciente de la propiedad.

Consciente de los requerimientos de la ciudadanía y de la compleja situación política resultante de la composición del Yuan Legislativo, es que toman sentido las declaraciones del Presidente electo William Lai, aseverando ‘‘estar a favor de un mayor intercambio y diálogo con Beijing’’, pero comprometido también con ‘‘el statu quo a través del estrecho’’. Mantener el statu quo implica aceptar el no reconocimiento internacional. Por acción de la política de Una Sola China, los Estados solo pueden reconocer diplomáticamente al gobierno de Beijing o al de Taipéi. Una abrumadora mayoría se ha inclinado por el primero. A pesar de esto, los Estados pueden tener intercambios de todo tipo con el segundo, al punto que la República de China tiene como su mayor socio comercial nada menos que a la República Popular de China. Es en el espíritu de la distensión y con las mieles de mayores flujos de inversión e intercambio que el KMT ofrece a la ciudadanía el acercamiento. Es en la reafirmación de la singularidad taiwanesa y la no renuncia a su autonomía perpetuando el estado actual de cosas que no entraña peligros sino oportunidades, que el PDP busca cosechar apoyos.

Es en este contexto donde cobra fuerza el desempeño de la tercera fuerza, el PPT, en una posición intermedia entre el KMT y el PDP. Por lo pronto, se espera que la formación que llevó como candidato presidencial a Ko Wen-je, juegue un rol fundamental en los acuerdos que se logren en el Poder Legislativo, restando ver cómo se desarrollará el movimiento a largo plazo. Está instalada a su vez la expectativa respecto de cómo se reorganizará el tablero local y cómo reaccionará la sociedad taiwanesa ¿Beijing? Escéptico. Una formación partidaria que a priori no se vuelca hacia la independencia de la isla (el apuntado en esta dirección es el PDP, decisión que forzaría a la República Popular a lograr la reunificación por la fuerza), las opiniones vertidas por Ko Wen-je respecto de balancear entre ESTADOS UNIDOS y China no son enteramente alentadoras. A fin de cuentas, perpetuar el statu quo sirve a los intereses mediatos de la RPCh en vías de ascenso, pero un impasse extendido con un Taiwán en los hechos fuera del control de Beijing, no es aceptable para Xi Jinping ni ningún otro líder chino.

Final, panorama regional

Asegurar a largo plazo el control efectivo de la isla de Taiwán es un imperativo de la RPCh. Sin Taiwán no hay consecución del Sueño Chino de Rejuvenecimiento Nacional. Pero, además, sin Taiwán no hay proyección segura hacia el Mar del Sur de China. Debemos recordar que Beijing tiene reclamaciones territoriales que colisionan con las zonas económicas especiales de otros Estados del Sudeste Asiático (Filipinas, Vietnam, Brunei y Malasia). A lo largo del 2023 los cruces entre patrullas costeras chinas y filipinas han sido una constante, mientras Japón aparece como un actor secundario (decidido a balancear el poder de la RPCh) y nada menos que los EE..UU, con una activa presencia naval.

En la frontera reclamada por China, conocida como Línea de los Nueve Puntos, el control de islas y archipiélagos es estratégico. La zona reclamada incluye la isla de Taiwán. La presencia de una autoridad no alineada, incluso distanciada, de la RPCh representa un obstáculo insalvable. En palabras del sinólogo Francisco Taiana, Taiwán es ahora nada menos que: ‘‘un portaaviones inhundible a menos de 200 km de la costa de China’’. Y nada menos que de la costa de la zona económicamente más pujante de la República Popular.

Frente a una sociedad taiwanesa en vías de transformación y que en su imaginario se desliza lentamente lejos de la China continental (de momento, el fenómeno de la nativización excede el propósito de estas líneas), las disputas regionales continúan y los engranajes del sistema internacional no se detienen: dos días después de las elecciones presidenciales, Nauru rompió lazos diplomáticos con Taiwán.

Actualmente, la República de China cuenta con el reconocimiento oficial de 12 Estados en todo el globo.

[1] Versión original publicada en https://cechinounlp.wordpress.com/2024/02/06/elecciones-en-taiwan-un-pais-dos-estados-tres-tercios/ [6 de febrero de 2024]

[2] Secretario del Centro de Estudios Chinos (IRI-UNLP).