La actual situación de recurrente alerta nuclear que vivimos, no pasa desapercibida en al menos tres puntos críticos del mundo: el conflicto entre Rusia y Ucrania, la tensión persistente entre Israel e Irán, y el peligroso juego verbal de Corea del Norte respecto a Corea del Sur. Estas amenazas de uso de armamento nuclear, inicialmente táctico, se presentan cada vez con mayor verosimilitud y son una realidad inquietante a no ignorar.
El reciente Premio Nobel 2024 otorgado la semana pasada a la organización japonesa Nihon Hidankyo que trabaja en su activismo para concientizar sobre la necesidad del desarme nuclear a nivel planetario es un recordatorio oportuno y urgente de los peligros que enfrentamos. Esta organización, cuya dedicación ha sido justamente reconocida, resalta la importancia de retomar el activismo por el desarme nuclear, una causa que estuvo en aparente stand by durante décadas, pero que hoy vuelve a requerir atención y acción.
Armas Nucleares Tácticas vs. Estratégicas
Es crucial entender las diferencias entre las armas nucleares tácticas y las estratégicas. Las armas nucleares tácticas, diseñadas para ser usadas en campos de batalla específicos, tienen un menor rendimiento explosivo comparado con las armas estratégicas, que están destinadas a destruir objetivos a gran escala, como ciudades o instalaciones militares vitales. Sin embargo, el uso de cualquier tipo de arma nuclear, táctica o estratégica, tendría consecuencias irreparables para la humanidad y el medio ambiente.
El rol del OIEA
En este contexto, el papel del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) es fundamental. El OIEA, que actualmente lidera el argentino Rafael Grossi, trabaja inspeccionando sitios y dialogando permanentemente con distintos líderes mundiales para apaciguar estas situaciones de reiterada alerta. Su labor de inspección y vigilancia no solo apunta a control del uso de la energía nuclear, sino que también actúa de forma esencial ante la proliferación nuclear.
El Desarme en la Guerra Fría vs. Hoy
Durante la Guerra Fría, la filosofía del desarme nuclear se volvió un elemento central en las relaciones internacionales, en tensión con los impulsos e iniciativas armamentistas. Las potencias mundiales se involucraron en tratados y acuerdos para reducir arsenales y prevenir el uso de armas nucleares. Con el fin de la Guerra Fría, esta política perdió protagonismo, dando lugar a una falsa sensación de seguridad.
En los últimos años, estamos siendo testigos del resurgimiento de la amenaza nuclear. Los conflictos contemporáneos y la retórica beligerante ponen nuevamente en el foco la necesidad de un activismo renovado por el desarme nuclear. El reciente reconocimiento a la organización japonesa es un dato importante del 2024: un llamado a redoblar esfuerzos y trabajar a conciencia por un mundo libre de la amenaza del armamento nuclear.
Gabriel Chapunov
Coordinador
Grupo de Estudios Espaciales y Nucleares
IRI-UNLP