Hace 40 años los pueblos hermanos de Argentina y Chile decidieron elegir el camino de la paz antes que el de la guerra, el diálogo y el Derecho antes que las armas.
Al borde de la guerra por el conflicto con el canal del Beagle, la Iglesia Católica tuvo un rol fundamental para la solución del diferendo a través del ejercicio de los buenos oficios que luego, por el pedido de Buenos Aires y Santiago, se convertirían en mediación del Cardenal Antonio Samoré y el Papa Juan Pablo II.
En Argentina, la propuesta formulada por el Vaticano fue llevada a consulta popular por el entonces presidente Raúl Alfonsín. Fue apoyada masivamente por el pueblo y revalidada por el Congreso Nacional.
En un contexto de conflictos armados en diferentes partes del mundo, Argentina y Chile representan un claro ejemplo de que los conflictos se pueden solucionar mediante la palabra y el Derecho, antes que por las armas. Y solo de esa manera, el conflicto desaparecerá y la paz perdurará.