Hoysomos testigos de un nuevo momento clave para el fortalecimiento de las instituciones democráticas, la representación política y los derechos electorales, con la toma de posesión de un nuevo presidente elegido constitucionalmente.
Este hecho, de por sí significativo, adquiere mayor relevancia a la luz de los acontecimientos que enmarcaron el traspasode poder presidencial precedente, particularmente los desarrollados aquel 6 de enero de 2021, que pusieron en cuestión la estabilidad de las instituciones estadounidenses. Desde entonces, la mirada -doméstica e internacional- no solo se ha centrado en los procesos y resultados electorales, sino en los mecanismos de transición y en la legitimidad del ejercicio del poder político.
De cara al futuro inmediato, esperamos que se respeten los compromisos asumidos por la administración saliente, especialmente aquellos vinculados al alto el fuego y el intercambio de rehenes y prisioneros en Medio Oriente, así como la situación con Cuba. Estos acuerdos, anunciados durante el período de transición con el consentimiento del gobierno entrante, recaerán en gran medida, bajo su responsabilidad para su implementación. Confiamos en que las fases sucesivas contribuyan a un fortalecimiento de las relaciones diplomáticas y, sobre todo, a una mejora tangible en las condiciones de vida de los pueblos.
Asimismo, nos parece fundamental reflexionar sobre las advertencias realizadas por el presidente Joe Biden en su discurso de despedida, en el que señaló los riesgos que supone «una peligrosa concentración de poder en manos de unos pocos ultrarricos», el abuso de poder y la concentración de tecnología, poder y riqueza que ha dado forma a una «oligarquía de extrema riqueza, poder e influencia que literalmente amenaza toda nuestra democracia, nuestros derechos y libertades básicos, y la oportunidad justa para que todos puedan prograsar».
Es imperativo que la clase política, independientemente de la administración de turno, deje de considerar esta demanda como una cuenta pendiente y asuma con seriedad este peligro persistente a la democracia a nivel global.
Valeria Carbone
Secretaria
Cátedra de Estados Unidos
IRI-UNLP