Hace tres años se iniciaba la “Operación Militar Especial” de la Federación Rusa en Ucrania, tal como el régimen de Vladimir Putin se ha referido a la invasión al territorio de su vecino, que perseguía (entre otros objetivos declarados) garantizar la seguridad de Moscú, a través de instrumentos escritos, formalizando los compromisos que los Estados Unidos le aseguró a la Federación en 1990; neutralizar el aparato militar ucraniano y “desnazificiar” al gobierno de Kiev[1].
Por aquél entonces, la explicación que daba racionalidad al evento venía de la mano con el proceso de expansión de la OTAN y la sensación de asedio vivida por la Federación Rusa al respecto. De hecho, así lo comentábamos desde el Instituto días después de que la invasión tuviera lugar[2]. George Kennan, el arquitecto de la estrategia de la contención a la Unión Soviética, señalaba:
“Pienso que es el inicio de una nueva Guerra Fría. Creo que los rusos reaccionarán de a poco, pero con creciente hostilidad, y que esto afectará su política. Creo que la ampliación de la OTAN es un error trágico. No había la menor razón para hacerlo. Ya nadie era amenaza para nadie. Esta expansión haría que los padres fundadores de este país se revuelquen en sus tumbas… Nos hemos comprometido a proteger a un montón de países sin tener ni los recursos ni la intención de hacerlo seriamente. La expansión de la OTAN la decidió muy alegremente el Senado, que no tiene el menor interés en la política exterior. Lo que más me molestó fue la superficialidad del debate y lo mal informados que estaban los senadores. Me indignó que se hablara de Rusia como un país que se moría de ganas de invadir Europa Occidental…”
Cabe aclarar que explicar no es justificar. En esa misma ocasión señalábamos la absoluta ilegalidad de la invasión, teniendo muy en claro que el Derecho Internacional se mostraba impotente ante las decisiones unilaterales de las Potencias revisionistas[3]. Sus más básicos principios (igualdad soberana, buena fe, prohibición del ejercicio de la fuerza) son vulnerados una y otra vez ante los ojos de la Sociedad Internacional, y Naciones Unidas, la herramienta que dicha Sociedad se dio para evitar que esto pasara, no puede más que contemplar y condenar, sin resultados prácticos, dichas violaciones[4].
A poco de iniciado el conflicto armado, nos preguntábamos cuál pudiera aparecer como las salidas posibles: que Ucrania aceptara alguna cesión de su territorio, así como de su soberanía, aquella que le permitiría guiar su política exterior basada en sus intereses y decidir a qué organizaciones pertenecer (ya sea la Unión Europea, la OTAN, o cualquiera otra); apostar por una victoria militar definitiva sobre Moscú, de tal manera que se produzca una “derrota estratégica” rusa, que imposibilitara a Putin reeditar una aventura similar en el futuro, que debilitara a la Federación, fortaleciera a la OTAN, y enviara un fuerte mensaje a Beijing, pero que, por otro lado, radicalizara a Rusia al aislarla del sistema internacional, convirtiéndola en un “Estado Paria” – riesgo sobre el cual llama la atención nuevamente Europa, que debería convivir con su vecino al Oriente[5]; o alguna solución intermedia, difícil de imaginar, que dejara “relativamente” satisfechos a la mayoría, y de la cual nadie salga 100% victorioso ni 100% derrotado[6].
Aparentemente, se han jugado muchas cartas sobre la mesa y quedan muy pocas en el mazo, lo que nos permite imaginar las combinaciones que se verán en las próximas manos. La asunción de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos en enero de este año, así como los primeros pasos de sus principales asesores respecto a Ucrania han despejado mucha de la incertidumbre que reinaba al respecto. El presidente Trump ha abrazado como propio el relato de Vladimir Putin y ha tildado como dictador[7] al presidente ucraniano, Volodomir Zelensky, a quien catalogó de “comediante de éxito moderado”[8] y acusó de haber iniciado una guerra contra Rusia que no puede ganar[9], malgastando 350.000 millones de dólares del tesoro americano[10], insinuando incluso que las negociaciones sobre Kiev se llevarían adelante a través de un diálogo directo entre Washington y Moscú sin participación ucraniana[11]. Para mayor abundamiento, la delegación americana ante la ONU acaba de presentar un proyecto de resolución donde no condena la presencia rusa en territorio de su vecino occidental ni califica de invasión la “operación militar especial” de la Federación, ni hace referencia a la integridad territorial de Ucrania[12]. Claro reflejo de los tiempos que corren, donde se han relativizado y tornado ambiguos conceptos tan elementales como “verdad” y “hecho”.
Las luces de alerta se han encendido por doquier. El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, instó a que cualquier acuerdo respete la integridad territorial, la soberanía y la independencia política de Ucrania[13]. Por otro lado, Europa, uno de los principales sostenes del esfuerzo bélico de Kiev en su resistencia frente a Moscú, no sólo se siente abandonada por parte de Washington, sino dejada de lado en la futura negociación de la paz en Ucrania y futuro teatro de operaciones de la Federación Rusa en caso de que Moscú consiguiera lo que buscaba desde el 24 de febrero de 2022[14]. El presidente francés, Emmanuel Macron, convocó de urgencia una reunión de “líderes europeos y no europeos” con el objetivo de que la Unión Europea y Ucrania coordinaran una respuesta a la iniciativa de Trump y ambos formaran parte de la mesa de negociaciones[15]. El mismo Zelensky, por otra parte, ha declarado algo que, por obvio, no deja de ser imprescindible recordar: “cualquier negociación sobre Ucrania sin Ucrania no tiene validez, y no podemos reconocer ningún acuerdo sobre nosotros sin nosotros”[16]. A mayor abundamiento, ofreció su renuncia como presidente si ello fuera necesario para una paz justa y duradera en Ucrania y para que su país pudiera ingresar a la OTAN[17].
Quizás podamos encontrar en la distensión EE.UU. – Rusia atisbos de una jugada geopolítica que va más allá del escenario ucraniano, con Trump buscando alejar a Putin del presidente chino, Xi Jinping, tal como consiguiera, tras arduas negociaciones, el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Henry Kissinger (en julio de 1971), al reunir a Mao Zedong (el entonces presidente de la República Popular de China) y Richard Nixon (el entonces presidente de los EE.UU.) en febrero de 1972, en la búsqueda de debilitar la “amistad sin límites[18]” entre Moscú y Beijing. Pero esta jugada erosionaría sensiblemente la solidaridad que, en materia estratégica – militar ha existido siempre entre los países occidentales y Estados Unidos, de la cual la OTAN[19] es su máxima expresión, abriendo la ventana de oportunidad o forzando a Europa a adquirir la mayoría de edad y ocuparse de su propia defensa[20], construyendo “identidad estratégica”.
En este sentido, es paradigmática la concurrencia que hoy ha tenido la cumbre que, en apoyo a Ucrania, se celebra en Kiev. Ha ella han asistido 13 líderes occidentales, entre los cuales se encuentran la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, del presidente del Consejo Europeo, António Costa, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, y los líderes de los países bálticos y nórdicos[21].
El escenario bélico, hoy por hoy, se muestra favorable a Moscú. La única chance que tiene Kiev de mantenerse a la defensiva (ya no montar una ofensiva de envergadura) es seguir contando con la asistencia financiera y política de Occidente, que ya empieza a resquebrajarse. En lo diplomático, no hay más que interrogantes, aunque si Estados Unidos pusiera en marcha las políticas que el presidente Trump ha anunciado, el futuro de Ucrania es, cuanto menos, sombrío, y lo es también, por extensión, para Europa. El tratamiento que este conflicto recibe por parte de Washington como si fuese un conflicto regional de fácil resolución es, cuanto menos, miope y cortoplacista, ya que se trata de uno de naturaleza sistémica y con resultados altamente desestabilizadores de largo aliento.
Por último, hoy se someterán a votación en la Asamblea General al menos dos proyectos de resolución referentes a Ucrania, una de ellas presentada por la propia Ucrania y Europa y la otra (a la cual nos referíamos más arriba) presentada por los Estados Unidos. Es el momento de recordarle a nuestra Cancillería que la vulneración de los principios que prohíben el ejercicio de la fuerza armada en las relaciones internacionales y el de igualdad soberana entre los Estados (que implica la inviolabilidad de las fronteras) por parte de la Federación Rusa no sólo está clara, sino que es grosera. La relativización de la existencia de un “pueblo ucraniano” con derecho a un “Estado ucraniano”, a los efectos de violar su integridad territorial tampoco debe ser dejada de lado. Nuestro país, débil y periférico, sólo puede hacerse fuerte en base al respeto irrestricto del Derecho Internacional, dentro de los espacios multilarales y de la preservación de los rasgos fundamentales históricos de nuestra política exterior (la condena a la violación de la integridad territorial es consistente con nuestro histórico y justo reclamo soberano sobre Malvinas). No es el momento del seguidismo, ni de los “alineamientos acríticos”, que pueden tener altísimos costos en lo inmediato y en el largo plazo. Es hora de estar del lado correcto de la historia.
Juan Alberto Rial
Secretario
IRI – UNLP
Coordinador
Departamento de Seguridad Internacional y Defensa
IRI – UNLP
Referencias
[1] https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/desnazificar-ucrania-la-historia-detras-de-la-justificacion-de-vladirmi-putin-para-invadir-ese-pais-nid26022022/
[2] Ver Reflexiones sobre los sucesos en la Europa oriental
[3] Ver https://mundo.sputniknews.com/20171218/washington-eswtrategia-seguridad-nacional-amenazas-1074829014.html
[4] Ver A2022 Seguridad Artículo Rial Ucrania – Instituto de Relaciones Internacionales
[5] Ver https://www.clarin.com/new-york-times-international-weekly/-termina-surgen-fisuras-constituye-victoria-ucrania_0_z7n0cfh34a.html
[6] Ver A2022 Seguridad Artículo Rial Ucrania – Instituto de Relaciones Internacionales
[7] Ver Trump llama a Zelenski «dictador sin elecciones» – DW – 19/02/2025
[8] Ver Trump llama «comediante de éxito modesto» a Zelenski – Pravda ES
[9] Ver Trump llama a Zelenski «dictador sin elecciones» – DW – 19/02/2025
[10] Ver La guerra en Ucrania: Donald Trump llama «dictador» a Zelenski y le avisa que si no actúa «rápido» su país va a desaparecer
[11] Ver Trump llama a Zelenski «dictador sin elecciones» – DW – 19/02/2025
[12] Ver EE.UU. propone su propia resolución en la ONU por aniversario de la guerra en Ucrania tras no respaldar declaración europea | CNN
[13] Ver António Guterres instó a que cualquier acuerdo de paz respete la “integridad territorial” de Ucrania – Infobae
[14] Tan así es que Macron señaló que Rusia implica una “amenaza existencial para Europa”.
[15] Ver El desbloqueo diplomático entre EEUU y Rusia obliga a Bruselas a acelerar sus decisiones sobre la paz en Ucrania: “Europa solo reacciona cuando suena el despertador” – Infobae
[16] Ver El desbloqueo diplomático entre EEUU y Rusia obliga a Bruselas a acelerar sus decisiones sobre la paz en Ucrania: “Europa solo reacciona cuando suena el despertador” – Infobae
[17] Ver Zelenski asegura estar dispuesto a renunciar a la presidencia si eso favorece a Ucrania | Internacional | EL PAÍS
[18] Ver Rusia y China se alinean contra Estados Unidos en una asociación «sin límites» | Euronews y
China y Rusia: Así es el plan de Xi y Putin para una “nueva era” | Internacional | EL PAÍS
[19] Se da la paradoja de que la invasión rusa a Ucrania, por el temor de la expansión de la OTAN, produjo que la misma se ampliara durante el mandato del ex presidente de los Estados Unidos, Joe Bide (Ver La OTAN aumenta su volumen y tensa sus músculos en Madrid – Instituto de Relaciones Internacionales)n. Sin embargo, cabe señalar que el actual presidente, Donald Trump, siente algo cercano al desprecio por la alianza euroatlántica (Ver El Departamento de Medio Oriente (DeMO), perteneciente al Instituto de Relaciones Internacionales (IRI) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), fue creado en el año 1996 a instancias del Director-Fundador del Instituto, Dr).
[20] Ver ANÁLISIS | Los líderes de Francia y Reino Unido acuden a Washington en un momento histórico para occidente | CNN
[21] Ver Zelenski abre la cumbre internacional de apoyo a Ucrania por los tres años de la guerra – Infobae