En tiempos en los que el sistema internacional atraviesa una descomunal crisis política, social, económica, humanitaria; la crisis ecológica también se hace sentir irrefrenablemente.
Este marzo de 2025 nos invita a concientizar(nos) sobre el compromiso global de conservar los glaciares, el agua, los bosques y avanzar en la lucha contra el cambio climático; recursos estratégicos para la conservación, también, de la vida misma sobre este ya muy degradado planeta.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM), en su 75° aniversario este 23 de marzo, ha estado colaborando estrechamente con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en el primer Día Mundial de los Glaciares[1] el 21 de este mes, en consonancia con las iniciativas del Año Internacional de la Conservación de los Glaciares 2025 y el inicio del Decenio de Acción para las Ciencias Criosféricas[2] (2025 – 2034). Asimismo, el 21 de marzo se conmemoró el Día Internacional de los Bosques, y el 22 el Día Mundial del Agua.
Este Año Internacional de la Conservación de los Glaciares busca fortalecer la investigación, el intercambio de información y la cooperación internacional para mitigar los impactos del cambio climático y avanzar en la gestión sostenible del agua, tanto en la región como en el mundo; y se centrará en varias áreas críticas tales como: ampliación de los sistemas mundiales de vigilancia de glaciares para mejorar la recopilación y el análisis de datos; desarrollo de sistemas de alerta temprana para los peligros relacionados con los glaciares; promover la gestión sostenible de los recursos hídricos en las regiones que dependen de los glaciares; preservar el patrimonio cultural y los conocimientos tradicionales relacionados con los entornos glaciares; involucrar a los jóvenes en los esfuerzos de conservación de los glaciares y en la acción climática. (UNESCO, 2025)
La estrecha vinculación entre glaciares – agua – bosques – cambio climático, se explica a partir de que la conservación de los glaciares es fundamental para garantizar la disponibilidad de agua dulce y la estabilidad de nuestros ecosistemas. Los glaciares son indicadores sensibles del cambio climático y su retroceso afecta a millones de personas que dependen de ellos, así como a ecosistemas tales como los boscosos, que también se sostienen a partir de los glaciares. De acuerdo a la UNESCO y la OMM, los glaciares y las capas de hielo almacenan el 70% del agua dulce del mundo, y su rápido derretimiento está acelerando el aumento del nivel del mar, alterando los ecosistemas y amenazando a las comunidades de todo el mundo. En tal sentido, proteger los glaciares significa salvaguardar nuestros recursos hídricos, la biodiversidad y las generaciones futuras.
Las proyecciones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) (Naciones Unidas, 2023) muestran que las temperaturas podrían aumentar hasta 2,9 grados Celsius para finales de siglo, mucho más de lo acordado en el objetivo de 1,5 grados Celsius establecido en el Acuerdo de París. El retroceso de los glaciares de alta montaña en todo el mundo, un 10% de la superficie terrestre, amenaza la seguridad alimentaria y el suministro de agua para dos mil millones de personas, afectando a los ríos, la agricultura y la generación de electricidad. Los años 2021 y 2022 han sido marcados por una pérdida masiva de glaciares de montaña, superando en un 20% la década anterior. Se ha registrado una pérdida casi irreversible de 200.000 glaciares en América, Europa, África, Oceanía y Asia. Según el PNUMA, al menos la mitad de estos glaciares podrían desaparecer para 2100.
Siguiendo este crítico sentido, las temperaturas de la superficie en el Ártico han aumentado hasta cuatro veces más que el promedio mundial en los últimos cuarenta años, acelerando el derretimiento de las capas de hielo en Groenlandia y la Antártida. El Servicio de Cambio Climático de la Unión Europea (France 24, 2025) alertó que el pasado mes fue el febrero con mayor derretimiento del hielo en el Ártico desde que se tiene registro hace 47 años, y la Antártida tuvo su cuarto mes con más pérdidas. La superficie del hielo marino antártico alcanzó un nivel récord en octubre de 2024, afectando a las colonias de pingüinos emperador. La relevancia de esto radica en que el hielo marino es fundamental en la regulación de la temperatura del planeta.
Los bosques, por su parte, son pilares de la seguridad alimentaria y la nutrición mundial, el sustento de millones de familias. Proveen alimentos esenciales como frutos, semillas, raíces y carne silvestre, recursos fundamentales para las comunidades indígenas y rurales. Además, son una fuente vital de energía, proporcionando madera para cocinar, jugando un papel clave en la agricultura al albergar polinizadores y actuando en el enriquecimiento de los suelos, la regulación del clima y la conservación de la biodiversidad. Además, las cuencas forestales suministran agua dulce a más del 85 % de las principales ciudades del mundo. A pesar de su importancia, cada año se pierden 10 millones de hectáreas de bosques a causa de la deforestación y otros 70 millones son devastados por incendios (Naciones Unidas, 2025).
Así como el ciclo hidrometeorológico no distingue fronteras nacionales o políticas, hoy más que nunca es indispensable revisitar la cooperación internacional con el compromiso global por la protección y la conservación de los glaciares, el agua, los bosques y otros recursos naturales ante la acelerada pérdida de estos ecosistemas por los efectos del impacto climático, exacerbado por el hombre. Además, la educación es fundamental para construir comunidades más informadas, comprometidas y resilientes. El bienestar y la salud del planeta, de nosotros y de las generaciones futuras dependen imperativa e indefectiblemente de esfuerzos conjuntos para hacer frente a los desafíos urgentes e interconectados del cambio climático, la seguridad hídrica y la alimentaria.
La política local, nacional y global no puede ni debe acrecentar su miopía ante un mundo que ya muere de sed, pero también, que se ahoga…
Guillermina Elias
Integrante
Departamento de Medio Ambiente y Desarrollo
IRI – UNLP
Referencias
France 24 (2025). “La pérdida de hielo marino en los polos alcanza niveles récord: Copernicus”. https://www.france24.com/es/programas/medio-ambiente/20250319-la-p%C3%A9rdida-de-hielo-marino-en-los-polos-alcanza-niveles-r%C3%A9cord-copernicus
IPCC (2013). Glosario [Planton, S. (ed.)]. En: Cambio Climático 2013. Bases físicas. Contribución del Grupo de trabajo I al Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático [Stocker, T.F., D. Qin, G.-K. Plattner, M. Tignor, S.K. Allen, J. Boschung, A. Nauels, Y. Xia, V. Bex y P.M. Midgley (eds.)]. Cambridge University Press, Cambridge, Reino Unido y Nueva York, NY, Estados Unidos de América. https://www.ipcc.ch/site/assets/uploads/2018/08/WGI_AR5_glossary_ES.pdf
Naciones Unidas (2023). “El deshielo de los glaciares: una amenaza para la humanidad”. Centro Regional de Información. https://unric.org/es/clima-el-deshielo-de-los-glaciares-amenaza-a-la-humanidad/
Naciones Unidas (2025). Día Internacional de los Bosques, 21 de marzo. “Bosques, ecosistemas vitales en la producción de alimentos”. https://www.un.org/es/observances/forests-and-trees-day
UNESCO (2025). “La UNESCO y la OMM inauguran el Año Internacional de la Conservación de los Glaciares 2025”. Comunicado de prensa. https://www.unesco.org/es/articles/la-unesco-y-la-omm-inauguran-el-ano-internacional-de-la-conservacion-de-los-glaciares-2025
[1] La Ley argentina N° 26.639 “Régimen de Presupuestos Mínimos para la Preservación de los Glaciares y del Ambiente Periglacial” de 2010, entiende por “glaciar toda masa de hielo perenne estable o que fluye lentamente, con o sin agua intersticial, formado por la recristalización de nieve, ubicado en diferentes ecosistemas, cualquiera sea su forma, dimensión y estado de conservación. Son parte constituyente de cada glaciar el material detrítico rocoso y los cursos internos y superficiales de agua”.
Esta Ley, única en su tipo en el mundo, establece los presupuestos mínimos para la protección de los glaciares y del ambiente periglacial de Argentina, con el objeto de preservarlos como reservas estratégicas de recursos hídricos para el consumo humano; para la agricultura y como proveedores de agua para la recarga de cuencas hidrográficas; para la protección de la biodiversidad; como fuente de información científica y como atractivo turístico. Los glaciares constituyen bienes de carácter público.
Más información en: https://www.argentina.gob.ar/normativa/nacional/ley-26639-174117/texto
https://www.glaciaresargentinos.gob.ar/
[2] Refiere a aquellas ciencias que estudian la criósfera, es decir, “todas las regiones situadas encima y debajo de la superficie terrestre y oceánica en las que el agua se halla en estado sólido, como en los hielos marinos, los hielos lacustres, los hielos fluviales, la capa de nieve, los glaciares y los mantos de hielo, así como el terreno congelado (incluido el permafrost”, es decir, aquellos “terrenos – suelo o roca, junto con el hielo y la materia orgánica que contienen – que permanecen a un máximo de 0ºC durante al menos dos años consecutivos”) (IPCC, 2013: 189 y 198).