Con el simple anuncio en marzo del 2013 ya generó una revolución: el primer Papa argentino, latinoamericano, no europeo. Post anuncio, comenzó el “lío”. En el núcleo de Occidente, un protagonista del Sur Global
A su llegada, la Iglesia estaba inmersa en una crisis interna por las denuncias de abusos sexuales de sacerdotes a menores, corrupción y una fortaleza económica rodeada de un lobby que le cayó encima en sus primeros meses. Derogó el secreto episcopal en materia de abusos, y estableció una reforma económica total que enardeció a parte de la curia.
En materia internacional, hizo uso de una gran actividad diplomática multilateral. Muchas veces pasando desapercibido su accionar, pero ahora, que se debe elegir un nuevo guía espiritual para los más de mil millones de católicos en el mundo, se pone el ojo en ello: nombró más del 60% de los integrantes del actual Colegio Cardenalicio con una expansión geográfica de sus representantes, algo sin precedentes.
Durante su papado, tuvo participación activa en el proceso de paz de Colombia con las FARC, hecho descrito por quien fuera presidente en ese entonces, Juan Manuel Santos[1], en su libro “La Batalla por la Paz”.
Fue mediador en el conflicto de Estados Unidos y Cuba, logrando generar diálogos entre Barack Obama y Raúl Castro. Ha tenido palabras duras para con Donald Trump en materia de migración: criticó la política de expulsión de inmigrantes.
Ha intentado mediar en los dos grandes conflictos de la actualidad: los enfrentamientos de Rusia-Ucrania e Israel-Palestina. En estos puntos, sin éxito.
Y ha tenido voz en uno de los grandes problemas del siglo XXI: el cambio climático. Siendo duro en sus críticas frente a embajadores ante la Santa Sede, como en su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas. Su encíclica Laudato Si es el núcleo de su accionar en materia climática entendiendo al hombre como el único responsable de administrar la “casa común”, procurando cuidar la naturaleza y encomendado la decisión de tomar políticas ambientales en favor del hombre.
Latinoamérica no quedó fuera de su accionar y sus palabras: Venezuela se llevó las críticas más importantes, principalmente luego de las elecciones fraudulentas del año pasado.
Varios de sus viajes tuvieron como destino algunas regiones de África que pasaron por guerras civiles y, en el último tiempo, destinos más ligados a diversos países de Asia. Desde esos territorios ha ordenado a varios cardenales de los que hoy integran el Colegio Cardenalicio.
El Papa Francisco entendió a la Iglesia y su propio rol en pleno siglo XXI: habló (y actuó) en materia de género, cambio climático, derechos humanos. Logró incomodar no solo al poder eclesiástico, sino a los centros de poder tanto político como económico.
Mientras Jorge Bergoglio le está pateando unos penales a Hugo “El Loco” Gatti (rememorando algún clásico San Lorenzo – Boca), los mortales esperan por ver qué decisión tomará la nueva composición del Colegio Cardenalicio: ¿seguirá con una corriente progresista o volverá al camino del conservadurismo? Y, ¿qué sucederá con el legado de Francisco durante el papado de su sucesor?
Noeli Scarpelli
Coordinadora
Departamento de Derechos Humanos
IRI-UNLP
Referencias
[1] Premio Nobel de La Paz 2016