A un año de Beijing. La Cumbre de la Mujer
LA CONFERENCIA DE LA MUJER Y EL MEDIO AMBIENTE
Paula Daniela Meza
Abogada. Miembro del Departamento de Derechos Humanos
del IRI.
I- Observaciones preliminares.
Si bien durante este siglo han sido reconocidos los derechos humanos como inherentes a las personas por el sólo hecho de ser tales, no han cesado las violaciones a los mismos.
Por el contrario su disfrute se vio limitado por las torturas, las ejecuciones extrajudiciales y la vulneración de las libertades fundamentales y otras prácticas menos evidentes, como la discriminación en diferentes niveles y entre ellas, contra la mujer.
En este marco, la Organización de las Naciones Unidas ha realizado un esfuerzo promoviendo conferencias mundiales sobre diferentes temas como el que nos ocupa. Así, en el mes de setiembre del año 1995 se llevó a cabo la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing.
El goce de los derechos humanos por mujeres y hombres en igualdad de condiciones es un principio universalmente aceptado y reafirmado por la Declaración de Viena, aprobada por 171 países en la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos que se celebró en junio de 19931. Junto a esto, la decisión de combatir la discriminación basada en el sexo, son adelantos de importancia equiparados, entre otros, a la abolición de la esclavitud2.
El desarrollo de la humanidad es un proceso en el que se van ampliando las opciones de todos y cada uno de los que componen la sociedad, y éste pasa a ser discriminatorio si la mayoría de las mujeres quedan virtualmente excluidas. Por ello el avance hacia la igualdad de los sexos implica el uso de una política que concierne a todos, a través de instrumentos imprescindibles para el progreso y el cambio.
II - La problemática de la mujer y el medio ambiente.
El ser humano es el elemento central del llamado desarrollo sostenible. Este concepto se utiliza para comunicar la idea de procedimientos mediante los cuales las personas satisfacen sus necesidades y mejoran su calidad de vida, mas con ello no deben comprometer la capacidad de las futuras generaciones de satisfacer sus propias necesidades.
Las mujeres se colocaron a la vanguardia de las iniciativas ambientales por que son frecuentemente las primeras en reconocer este tipo de problemas, y también las más directamente afectadas por ellos, debido a que en la mayor parte de las regiones del mundo son quienes administran, gestionan y utilizan los recursos naturales3.
Así, las repercusiones y el carácter de las relaciones entre el medio ambiente, el desarrollo en general y la mujer, se mezclan con la ordenación de los recursos naturales, particularmente los llamados renovables.
La función de la mujer en la creación de modalidades de consumo y producción sostenibles y ecoló-gicamente racionales, y de métodos para el a-comodamiento de los recursos naturales es sumamente importante. Así fue reconocido en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo y en la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, dejándose plasmado en la Agenda 21, instrumento emanado del primero de los foros mencionados.
En el último decenio ha aumentado de una manera considerable la preocupación por el agotamiento de los recursos, la degradación de los sistemas naturales y los peligros de las sustancias contaminantes.
Esas condiciones de degradación causan la destrucción de los ecosistemas y el desplazamiento de comunidades, en particular de las mujeres que forman parte de ellas y de las actividades productivas que desarrollan, representando una amenaza para el medio ambiente.
Aunque la pobreza crea tensiones ambientales, las principales causas del continuo deterioro del medio mundial, son las modalidades insostenibles de consumo y producción, en especial, en los países industrializados4.
La mayor parte de las investigaciones sobre la mujer y el medio ambiente han tratado las consecuencias de la degradación ambiental sobre ella.
Es preciso hacer una cuantificación mayor de la relación entre el ambiente y la vida de la mujer y analizar hasta qué punto ella participa en las prácticas insostenibles respecto de la explotación de los recursos5.
En las zonas rurales, a menudo, las mujeres crían animales y cuidan de los cultivos, y en contraposición a ello se ven limitadas de participar del desarrollo de la pequeña industria y de su administración, ya que ordenan los recursos naturales pero no les pertenece su propiedad. En estas regiones las mujeres se encuentran con mucha desventaja en lo que se refiere a la racionalización de su medio ambiente, tienen menos educación y capacitación que las mujeres de las zonas urbanas, y a su vez se las excluye sistemáticamente de los programas de desarrollo.
Al degradarse los bosques, las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de tener que soportar la falta o escasez de combustible. Las estimaciones de la proporción de mujeres rurales afectadas por la escasez de leña -sobre la base proporcionada por la FAO- indica que es del 60% en los países africanos, casi del 80% en Asia y del 40% en América Latina y el Caribe6.
En África, casi todos los alimentos que consume la familia son elaborados por las mujeres, mientras que en Asia y América son las responsables de las etapas esenciales de la producción y elaboración de los alimentos de primera necesidad para el hogar, de la atención y cuidado de sus huertos. De esta forma adquieren importantes conocimientos acerca de las condiciones de los suelos locales, ciclos de crecimiento y otras características ambientales que pueden utilizar para la protección del ambiente7.
Respecto de la erosión que afecta a estas áreas, entre 6 y 7 millones de hectáreas de tierras se pierde debido a la construcción de represas, salinización y alcalinización de agua, causando el deterioro de 1.200 millones de hectáreas.
En buena parte del mundo, compete también a las mujeres la recolección de leña como combustible. Se considera que el tiempo medio que pasa la mujer recogiendo leña es de media hora diaria cuando tiene cerca bosques frondosos; este tiempo se ve acrecentado, a su vez, porque en ciertas sociedades los hombres sólo cooperan en derribar los árboles aumentando la selección, recolección y traslado de la leña para las mujeres. A esto se suma la dificultad del logro de sus objetivos en las regiones donde pesan restricciones sobre la utilización pública de los bosques, más allá de las cuales sólo quedan libres las ramas caídas y troncos secos.
En estos lugares las mujeres cocinan y calientan sus alimentos con biomasa -paja y estiércol- en ambientes mal ventilados, viéndose expuestas a altos porcentajes de contaminación del aire. Unido a ello, cabe considerar que las emisiones de anhídrido carbónico y el efecto invernadero en todo el planeta llegaron a 22.300 millones de toneladas métricas, insospechada cantidad para los expertos en atmósfera. Esto podría causar aumento de temperatura como para elevar el nivel del mar en todo el mundo y perturbar la producción agrícola, principal entrada alimenticia del mundo y de trabajo para las mujeres en algunas regiones como en el África.
La contaminación y la creciente merma de las existencias de agua dulce renovable también constituyen una amenaza a la salud y el bienestar del ser humano. Se estima que en 1990 había 1.300 millones de personas que carecían de acceso a los servicios de saneamiento. Hay en todo el mundo 250 millones de personas que cada año se contagian con enfermedades transmitidas por el agua, de las cuales 10 millones pierden la vida. En 1990, la escasez de agua afectó a 20 países, cuyas poblaciones sumadas llegan a 130 millones de personas. La escasez de agua puede obstaculizar el desarrollo económico, dado que la industrialización causa aumento de la demanda de agua, especialmente en sus etapas iniciales.
En las zonas urbanas, millones de familias se ven expuestas a la contaminación del agua al vivir cerca de los canales y de los ríos. A su vez, las mujeres se ven amenazadas cotidianamente por la contaminación debido a la excesiva combustión y a la alta concentración de las emanaciones de las instalaciones industriales, produciendo fundamentalmente problemas de riesgo en los embarazos.
Los habitantes de las ciudades miden la calidad del ambiente por el aire y la incidencia de las enfermedades, y en las zonas rurales la medición se realiza mediante la recolección de elementos útiles para la supervivencia. Por ello se hace difícil que las personas, ante el hecho de "salvar sus vidas" opten por cuidar el ambiente.
Los efectos del crecimiento de las poblaciones en zonas rurales pueden obligar a las comunidades a adoptar prácticas insostenibles, como la tala, la quema de bosques para obtener tierras de cultivo y la extracción de aguas subterráneas.
En las ciudades de rápido crecimiento, los habitantes carecen de acceso a agua corriente y saneamiento básico siendo vulnerables a la contaminación y a las plagas8 .
Entre las respuestas o soluciones que se pueden dar al dilema del medio, se propone la gradual disminución de la tasa de crecimiento de la población para que los países se puedan preparar con más tiempo y eficiencia frente al deterioro del medio.
La colaboración Norte-Sur prevista en la Agenda 21, establece que los países desarrollados deben lograr que sus tecnologías minimicen los daños a los ecosistemas y que pongan ese conocimiento a disposición de los países en desarrollo. Esto tiene importancia para lograr poner fin a una de las causas de la pobreza y equilibrar el medio ambiente humano.
III - La mujer y su falta de participación en el proceso de decisión ambiental.
La mujer sigue sin tener participación en el proceso de formulación de políticas y adopción de decisiones en todo lo relativo al medio y a los recursos, a pesar de la evidente necesidad de que formen parte del mismo.
Son pocas las mujeres que reciben capacitación en el manejo y planificación de los recursos naturales y en derecho ambiental; y cuando son receptoras de este tipo de conocimiento, se las excluye de la participación en pie de igualdad en la gestión de las empresas, gobiernos y diferentes instituciones.
La mujer ha tomado, en muchos casos, la iniciativa para promover la ética del medio ambiente, disminuir el uso de los recursos y reutilizar y reciclarlos para reducir al mínimo los desechos y el consumo excesivo.
La mujer, y en particular la mujer indígena, tiene conocimientos especiales de los vínculos ecológicos y de la ordenación de los ecosistemas frágiles. En muchas comunidades la mujer es la principal fuerza de trabajo para la producción de subsistencia, así pues su función es fundamental para el abastecimiento de alimentos y la nutrición, la mejora de las actividades del sector no estructurado y la protección del medio ambiente. En algunas regiones la mujer suele ser el miembro más estable de la comunidad, ya que el hombre suele trabajar en lugares lejanos y deja a la mujer para que vele por la distribución adecuada de los recursos dentro del hogar y en la comunidad9.
Las medidas esperadas para lograr un uso racional del medio ambiente, exigen un método multidisciplinario y global, donde la mujer tome las riendas.
En las Conferencias preparatorias de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, se reconoció que las políticas en materia de desarrollo sostenible deben contar con la participación eficaz de la mujer en la generación de conocimientos y educación ambiental, adopción de decisiones y gestión.
Las mujeres de las regiones industrializadas representan la mayoría de los consumidores. A partir de ello, fueron las iniciadoras de los movimientos que fomentan la conciencia acerca de las consecuencias del consumo de algunos productos para el medio10.
Como ejemplo de ello, surgieron movimientos ambientalistas en el Reino Unido -Women’s Enviroment Network- sobre productos vinculados con el papel blanqueado con cloro; en Estados Unidos la WEDO organiza conferencias públicas sobre el cáncer de mama, las enfermedades del sistema reproductor y la vinculación con los contaminantes del ambiente.
Como piedra angular de estos movimientos encontramos el antecedente, lejano ya, del informe preparado por la Sra. Gro Harlem Brundtland sobre la ecología, titulado "Nuestro Futuro Común", donde vincula la crisis ambiental con el desarrollo no sostenible y las prácticas financieras que aceleran la dicotomía Norte-Sur.
A ello se suma la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMA) y la Cumbre de la Tierra (Río de Janeiro, 1992). A partir de allí, se realizaron varios encuentros como el Primer Congreso Mundial Femenino para un Planeta Saludable para analizar la Agenda 21 de Acción para la Mujer. Estos movimientos se han convertido en una fuerza unificadora entre las organizaciones no gubernamentales del mundo.
Esos vínculos produjeron un gran movimiento en derredor de los derechos de la mujer, dando lugar a documentos regionales en los que se reconoce el papel fundamental que ella desempeña en el medio ambiente y el desarrollo.
Luego de una revisión importante de los temas medioambientales propuestos por los concurrentes a la Conferencia se ha delineado, de alguna manera, parte de la responsabilidad que le competerá asumir a los Gobiernos, empresas y organizaciones no gubernamentales.
Así, respecto de la participación de la mujer en la adopción de decisiones relativas al medio ambiente, deberá asegurársele igualdad de oportunidades en todos los niveles gubernamentales para elaborar proyectos, planificar y lograr la evaluación del medio y de los recursos naturales.
Se facilitará el acceso de las mujeres, incluidas las indígenas, a la información y educación en las esferas de la ciencia, tecnología y economía.
Se estimulará la salvaguardia en relación a los derechos de propiedad intelectual, en lo nacional e internacional, respecto de las innovaciones realizadas por mujeres en prácticas sobre medicina, diversidad biológica y tecnologías indígenas, tratando de asegurar que sean respetados y mantenidos.
Las instituciones privadas no ha quedado al margen de los resultados de la Conferencia, debiendo éstas promover la participación de la mujer en la elaboración y diseño de proyectos, ejecución de políticas de conservación del medio y los recursos. Lo mismo vale para las instituciones internacionales intergubernamentales que deberán considerar a las mujeres para los proyectos que entren en el Fondo para el Medio Ambiente Mundial. Asimismo, se sostuvo que deberá reconocerse el papel de las mujeres en la producción local, siendo necesario el acceso a los servicios de comercialización y tecnologías económicamente racionales de pastoras, agricultoras y pescadoras como dirigentes y asesoras técnicas para el desarrollo de programas y ejecución de políticas sobre recursos.
También se ha atendido a los programas en favor del desarrollo sostenible, y entre las medidas que deberán adoptarse se incluyen la integración de las mujeres en la prevención de la degradación ambiental y la realización de investigaciones adecuadas para evaluar en qué medida las mujeres son susceptibles de ser expuestas a peligros ambientales.
Deberán proponerse estrategias de cambio para eliminar los obstáculos que impidan la participación de la mujer -en particular la rural- en las esferas económicas.
Se apoyará un acceso equitativo de las mujeres a la infraestructura de vivienda y agua potable y se alentará a los consumidores a que hagan uso de su poder adquisitivo para fomentar la fabricación de productos ecológicamente racionales y la promoción de alimentos orgánicos y servicios de reciclado.
Se incentivará la educación de las niñas en la esfera científica, de manera que en el futuro realicen funciones importantes en la determinación de prioridades económicas y ambientales locales.
Sobre el establecimiento de mecanismos que evalúen los efectos de las políticas de desarrollo sobre la mujer, se determinó que deberá brindársele asistencia técnica en los diferentes sectores productivos. Además se recomendó la elaboración de bases de datos acerca del conocimiento de la mujer sobre la ordenación de los recursos naturales y la incidencia de la degradación del ambiente sobre ella.
Asimismo, se promoverán medidas para integrar la perspectiva del género en los mecanismos de gestión de recursos y desarrollo de infraestructuras ecológicamente racionales.
IV - Apuntes sobre la mujer y el empleo.
El tema ambiental se relaciona con el del empleo debido a la participación de la mujer en el proceso productivo como generadora de bienes y servicios para el mercado, a la posibilidad de que la mujer sea propietaria de los recursos naturales en las regiones rurales, y de su ubicación en empresas en las zonas urbanas.
De allí deriva la importancia de recorrer, en algunos párrafos, la situación de la mujer respecto del empleo, para advertir como se relaciona con los recursos y el acceso al mercado laboral.
La internacionalización de la economía y su globalización, han agravado las desigualdades entre mujeres y hombres. A su vez, con la integración se han creado presiones sobre la búsqueda de empleo en razón de las nuevas circunstancias en las modalidades del comercio.
La tendencia hoy día es el bajo salario, escasa protección de las normas laborales y deficientes condiciones de trabajo, en particular respecto de la seguridad y salud ocupacional de la mujer.
El desempleo femenino aumenta gravemente y aísla a la mujer a los hogares y a las tareas domésticas o agrarias y trae aparejado problemas de migración. En efecto, las mujeres emigran de las comunidades rurales tradicionales a grandes centros urbanos donde tienen mayor posibilidad de participar en la educación y en la actividad económica. La migración de la mujer está sometida a mayor limitación que la del hombre debido a su posición de dependencia de la familia y de la sociedad en general. Aún en éstos casos es posible que aumente la migración femenina autónoma si las familias necesitan ingresos y si existen empleos y vivienda para la mujer en el lugar de destino11 .
La discriminación en los sistemas de educación y capacitación, así como en las prácticas de contratación, remuneración, ascenso, movilidad horizontal, las condiciones de trabajo inflexible, la falta de acceso a los recursos productivos, la distribución de las tareas familiares, junto a la insuficiencia de servicios tales como los de guardería, siguen restringiendo las posibilidades de empleo de la mujer.
La situación general muestra a la mujer, en el sector privado, ausente al momento de tomar decisiones, y en los puestos ejecutivos y de gestión. Hay muchas otras empleadas por cuenta propia que administran sus empresas y los recursos naturales según las necesidades de sus familias y los usos locales.
En las zonas rurales el trabajo se divide por sexos. Tradicionalmente, las mujeres se encargaban de sembrar y cosechar para el consumo doméstico. Pero cuando el desarrollo introdujo las tecnologías aplicadas a los cultivos, los hombres se encargaron de la producción para el mercado y la mujer de los cultivos de consumo interno. La mujer trabaja más horas y tiene a su vez, menos control de los recursos desde el punto de vista económico.
La Conferencia declaró ampliamente la promoción de los derechos económicos de las mujeres sobre los recursos naturales y el acceso al empleo mediante la promulgación de leyes y el cumplimiento de otras normas que garanticen su cumplimiento y afiancen las reglas en favor de la mujer trabajadora y propietaria de recursos.
Deberá facilitarse el acceso de las mujeres a las instituciones financieras a fin de que presten servicios en igualdad de condiciones que los hombres, y aplicarse políticas a nivel nacional relacionadas con mecanismos de ahorro, crédito y préstamos. Asimismo, desde el ámbito gubernamental, lograr que los acuerdos regionales no perjudiquen las nuevas actividades económicas ni las tradicionales.
Los gobiernos deben respetar el trabajo por cuenta propia de las mujeres y fomentar la creación de pequeñas empresas que cuenten con capital y crédito. A ello debe sumarse el asesoramiento a través de políticas legislativas y educacionales relacionadas con contratos comerciales, el mundo empresarial y la conformación de cooperativas para que en principio, se fortalezca el papel de la mujer en los diferentes niveles del trabajo.
Por otra parte, deberán ponerse en práctica programas de divulgación de información sobre empleos para las mujeres de clase baja y su posibilidad de acceso a ellos. Para el sector privado, las demandas son importantes y se relacionan con la adopción de políticas que establezcan mecanismos para otorgar contratos sobre bases no discriminatorias.
Deberá fomentarse el acceso de la mujer a puestos de jerarquía y a los servicios de empleo para mujeres de mediana edad que ingresan por primera vez al mercado laboral.
V - Consideraciones finales.
Lo apuntado hasta aquí se deriva de lo aprobado como Programa de Acción para la Igualdad, el Desarrollo y la Paz en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer. Este foro contó con una cantidad importante de Estados participantes y ratificantes del documento final, así como de entidades internacionales y de organizaciones no gubernamentales.
En cuanto al tema ambiental los asistentes a la Conferencia han hecho especial hincapié en ver a la mujer como elemento importante dentro de la lucha por la conservación del ambiente, su relación con los recursos naturales y la de éstos con el desarrollo de la fuerza de trabajo femenina.
Han abordado largamente el tema de la mujer rural y su posición crítica en el proceso mundial de globalización de la economía, respecto de las habitantes de las ciudades y su conexión con los sistemas empresarios, su posibilidad y necesidad de acceso a ellos y el desempeño en la tarea de toma de decisiones ambientales.
Sin embargo, la real aplicación de estos puntos, dependen del respeto de los Estados y de las instituciones sobre lo acordado y de la voluntad de cambio y compromiso para hacerlos efectivos.
NOTAS
1 - PNUD. "Informe so-bre el desarrollo humano 1995". México. Harla S.A. de C.V., p.1. 1995.
2 - PNUD. "Informe so-bre el desarrollo humano 1995". México. Harla S.A. de C.V., p.1. 1995.
3 - Bella Abzug. "La Mujer y el Medio Ambiente". Serie de Autores Internacionales. Departamento de Información Pública, O.N.U., p.1.1995.
4 - Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer 1995. Beijing, China. Programa de Acción para la Igualdad, el Desarrollo y la Paz, p. 152.
5 - "La situación de la mujer en el mundo 1995". O.N.U., p. 51.
6 - "La situación de la mujer en el mundo 1995". O.N.U., p. 51.
7 - Bella Abzug. "La Mujer y el Medio Ambiente". Serie de Autores Internacionales. Departamento de Información Pública, O.N.U., p.1. 1995.
8 - "Cuestiones de población". Juego de documentos informativos, O.N.U., p. 9.
9 - Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer 1995. Beijing, China. Programa de Acción para la Igualdad, el De-sarrollo y la Paz, p. 154.
10 - Bella Abzug. "La Mujer y el Medio Ambiente". Serie de Autores Internacionales. Departamento de Información Pública, O.N.U., p.2. 1995.
11 - Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer 1995. Beijing, China. Programa de Acción para la Igualdad, el Desarrollo y la Paz, p. 98.