Apuntes sobre las políticas exteriores argentinas. Los giros copernicanos y sus tendencias profundas
Introducción
Un libro que se llame "apuntes" tiene por lo menos un carácter provisional y dos son los motivos que nos impulsan a llamarlo así. El primero de ellos es su origen, pues son los borradores de clases sobre política exterior argentina - tanto de la Carrera de Ciencias Políticas de la UCALP como en los cursos para estudiantes norteamericanos en el marco del Convenio UNLP-IES- como así también nuestra tesis de Maestría en Relaciones Internacionales.
El segundo motivo - implícito en la argumentación - es que en él se encuentran relacionados los autores que creemos tienen una mejor perspectiva sobre los asuntos tratados. Deberíamos profundizar muchas más ideas y creemos que en algunos aspectos así lo haremos en el futuro.
La expresión del subtítulo "giros copernicanos y sus tendencias profundas" tiene que ver con dos conceptos. El primero es el "giro" en el cambio impulsado en la política exterior argentina por el último gobierno que nos pone ante un replanteo total de lo que Puig denominó tendencias profundas. Estas últimas son los lineamientos generales a que nuestra política exterior ha tendido, incluso algunas más de las señaladas por Puig desde los orígenes (afiliación a la esfera de influencia británica, enfrentamiento con Estados Unidos, aislamiento de América Latina, debilidad territorial, triangulación comercial, equilibrio de poder con Chile y Brasil, fundamentalmente). Aquí lo que haremos es historiarlas para sacarlas de cierto aire atemporal que parecen tener. Lo que intentamos hacer es ver cuándo aparecen, si se consolidan o desaparecen.
Obviamente, a pesar de su carácter provisional no nos impide interpretar, y en algunos capítulos hasta el fastidio. Pero además lo hacemos porque creemos que este trabajo, como todos los referidos a actitudes humanas, no puede eludir esa responsabilidad.
Estos apuntes se refieren a políticas exteriores argentinas, entendiéndolas como las políticas seguidas desde el Estado para insertar (o no) a una nación en el mundo, y encontrar en él los marcos de decisión autónomas (o no) para poder afianzar el crecimiento y el bienestar de la población.
Con esta definición de política exterior hemos abierto la puerta a dos términos que nos ayudan a interpretarla: inserción y autonomía.
Entendemos por la primera "a la racionalidad de los medios" que es definida "operacionalmente como elección de los temas, actores y tipo de relación que la sociedad política entiende como relevante para los intereses de la Nación". La inserción posee tres situaciones constitutivas:
La reinserción es uno de los temas más interesantes y muy actual de la política exterior argentina, quizás por el hecho transparente de que hubo un tiempo histórico de inserción como parte de una realización política global, y hubo otro tiempo en el cual se produjo lo que podemos llamar la "des-inserción" de Argentina del contexto internacional... El problema del debate es cómo compulsar el éxito o el fracaso de proyecto de inserción...
Un buen ejemplo de otra forma de percibir la inserción es la que realiza Carlos Escudé‚ quien sentencia:
... desde una posición de dependencia y pobreza, y particularmente si el Estado en cuestión es de escasa relevancia para los intereses vitales del Estado hegemónico o dominante, toda confrontación orientada a objetivos simbólicos que no se pueda categorizar sin ambigüedades... implica, por lo menos, la generación de percepciones negativas y de riesgo de costos eventuales, y por ende injustificables para los principios del realismo periférico.
En estas distintas definiciones de inserción encontramos dos ámbitos para ella, una con el mundo en general y la otra con la potencia dominante. Nuestro uso del concepto es más en el marco de la primera que de la segunda, aunque no queremos hacer una valoración de ellos.
El segundo término, autonomía, consiste según Puig, en la utilización del "margen potencial de decisión autónoma que dispone un Estado aunque forme parte del bloque". Como vemos, ese concepto – vinculado a la capacidad de decisión de un Estado - es funcional a la relación con su Bloque y la potencia hegemónica y de esta combinación el autor determina cada una de las etapas de las políticas exteriores argentinas. Ambos conceptos, el de autonomía e inserción, fueron interpretados durante algún tiempo como contrarios y excluyentes, pero en realidad uno es funcional al otro. Para nosotros son complementarios y no excluyentes, nos ayudan a entender las políticas seguidas por los distintos gobiernos argentinos desde el principio de la nación en mayo de 1810.
Obviamente la conjunción de estos dos términos tiene como finalidad observar la construcción de políticas fuertemente bilaterales o multilaterales donde en cada caso veremos cómo funcionan en un marco de relación con variables internas y externas que las hacen viables o no, beneficiosas o no. Estas últimas siempre son motivo de fuertes polémicas, sea en ese tiempo, o en la bibliografía.
1. Las etapas de la política exterior argentina
Al margen de los conceptos aquí expuestos para el tratamiento de la historia de la política exterior argentina hemos utilizado como fuente a Juan Carlos Puig que interpretó los posibles desarrollos de la política exterior en cuatro etapas (dependencia para-colonial, dependencia nacional, autonomía heterodoxa, autonomía secesionista).
La primera de ellas es aquella en la cual:
... el Estado posee formalmente un gobierno soberano y no es una colonia, pero en realidad los grupos que detentan el poder efectivo en la sociedad nacional no constituyen otra cosa que un apéndice del aparato gubernativo y de la estructura del poder real de otro Estado.
La segunda es cuando:
... los grupos que detentan el poder real racionalizan la dependencia y, por tanto, se fijan fines propios que pueden llegar a conformar un "proyecto nacional" compartido globalmente en sus rasgos esenciales.
En tercer lugar, autonomía heterodoxa es cuando el Estado:
... no acepta que se impongan dogmáticamente, en nombre del "bloque", apreciaciones políticas y estratégicas que sólo consultan el interés propio de la potencia hegemónica; interés que, en la inmensa mayoría de los casos, refleja en realidad las aspiraciones de determinados grupos de presión o factores de poder interno.
Finalmente la autonomía secesionista es la política extrema que "significa el desafío global. El país periférico corta el cordón umbilical que lo unía a la metrópoli."
Por el cruce de estas definiciones es que hemos dividido el libro en nueve capítulos que explicaremos sumariamente.
En el primero de ellos tratamos la formación de la política exterior argentina, ya que durante el lapso que va desde 1810 hasta 1862 el Estado Nacional como tal no existe. Hay por lo menos dos períodos previos a la llegada de la política exterior argentina. Esto se relaciona con las etapas de construcción del Estado Argentino pues para que exista una política exterior es necesario un Estado que la sostenga y la impulse. Por eso hemos dividido el capítulo en dos partes: una primera etapa (1810-1829) que tiene que ver con los inconvenientes de la construcción de un Estado Nacional - gobiernos y formaciones estatales débiles, en muchos casos sin legitimidad - que se la denomina etapa de "hechos" de la política exterior argentina o etapa de pre-política exterior argentina. La segunda parte tiene que ver con la Confederación Argentina (1829-1862): se formaliza una política exterior sobre la representación exterior de la provincia de Buenos Aires en la época rosista y luego por la propia Confederación con la oposición del Estado de Buenos Aires tras la caída de Rosas. Por eso a esta etapa rosista y a los problemas posteriores surgidos entre Buenos Aires y la Confederación Argentina (1829-1860) la denominamos proto-política exterior argentina.
En el segundo capítulo es donde tratamos la política exterior tradicional o clásica (1862-1916) que la hemos dividido en dos períodos. El primero es el de las presidencias históricas (Mitre, Sarmiento y Avellaneda) que crearon las condiciones y los principales elementos de la política exterior tradicional fundando el principio de mercados y política exterior que es la base sobre la que se sustentan las tendencias profundas descriptas por Puig. La segunda se inicia desde Roca en adelante, donde las variantes de afiliación a la esfera de influencia británica, la oposición a Estados Unidos, el aislamiento con respecto a América Latina y la debilidad se irán consolidando.
Los gobiernos radicales (1916-1930) tienen un capítulo propio donde describimos los ajustes tendientes a obtener un marco autonómico, pero la crisis política y económica cambió el escenario y abortó sus desarrollos.
La situación del país en el mundo pasó por serias dificultades desde la crisis mundial de 1929 - donde el escenario mundial cambió - y desde ese momento los distintos gobiernos intentaron políticas de reinserción, aunque toda la etapa puede calificarse como de desinserción. Esta etapa que llegó hasta 1983 está tratada en los capítulos 4, 5, 6 y 7.
Esa crisis fue el quiebre definitivo del antiguo orden de la "pax británica" y en esos años, se desarrolló un largo camino hacia un orden bipolar que terminó conformándose en la posguerra. Por la complejidad y unidad de este tema lo hemos tratado en un capítulo.
El peronismo de los años cuarenta y cincuenta tiene un capítulo propio dada su originalidad: "la tercera posición", debido a que esta política fue modelo para los gobiernos democráticos posteriores con sus particularidades, o por lo menos hasta Menem.
La caída de Perón generó una nueva situación de debilidad institucional - como en los años treinta - que no permitió a nuestro país tener ni una constante ni una coherente política para revertir la situación. Utilizando la caracterización de Cavarozzi hemos compuesto el capítulo siguiente como el de los gobiernos débiles, tanto civiles como militares (1955-1966). El posterior está marcado por fuertes oscilaciones entre el alineamiento, la tercera posición aggiornada y un alineamiento alienado que nos llevó al aislamiento (1966-1983).
Los constantes cambios en nuestra política exterior por los cambios de gobiernos e incluso dentro de cada uno de ellos, llevaron al país a una errática situación internacional, y con cada uno de ellos iba perdiendo su posición y las oportunidades que el mundo ofrecía.
La guerra de Malvinas es el punto terminal de esta crisis de inserción del país que puso de manifiesto su debilidad en el mundo, la equivocada imagen que teníamos de nosotros mismos; y también significó el alejamiento del poder de los militares y tras él, la posibilidad de conjugar un sistema político estable.
Desde la instauración de la democracia en la Argentina, ésta tuvo y tiene un desafío importantísimo dentro de la política exterior de la Nación que es la combinación de la reinserción de la Argentina en el Mundo con la búsqueda de un marco autonómico para su propia desinserción. Este desafío es tratado en los dos capítulos donde se detallan las acciones de los gobiernos de Alfonsín y Menem.
Ahora, tras estas explicaciones preliminares empezaremos con el libro.