Apuntes sobre las políticas exteriores argentinas. Los giros copernicanos y sus tendencias profundas
3. Los atisbos autonomistas (1916-1930)
El radicalismo llegó al gobierno, tras veintiseis años de lucha donde logró imponer el sufragio secreto, universal y obligatorio establecido en la Ley Saenz Peña. Aquí se inauguró un período en el cual este movimiento político fue el más importante, llegando a la conducción del país hasta el golpe de 1930 y siendo mayoritario hasta la llegada del peronismo en 1946.
El marco propuesto para su política exterior es de una Argentina abierta al mundo con un privilegio hacia Europa con características propias, como por ejemplo las ideas de soberanía económica o la personalidad moral de la Nación, además de condensar y equilibrar elementos idealistas y realistas.
3.1. El krausismo y la política exterior (1916-1922)
En la elección del 2 abril de 1916 la formula Yrigoyen-Luna obtuvo 339.000 votos y 143 electores; los demócratas progresistas 122.000 y 65, el Partido socialista 52.000 y 14 y el radicalismo disidente de Santa Fe 28.000 y 19. El binomio radical triunfó en el Colegio Electoral con los votos de los disidentes santafesinos. Además como resultado de esta elección el radicalismo tuvo minoría en ambas Cámaras; recién en la elección siguiente obtuvo la mayoría en la de Diputados, cosa que nunca ocurrió en el Senado.
La política exterior de este gobierno tuvo tres temas excluyentes: la guerra y sus consecuencias; la relaciones con los países de América y la relación económica con el Mundo.
Desde el inicio de la Primera Guerra Mundial, el gobierno de De La Plaza había declarado su neutralidad. Yrigoyen hizo lo mismo, aunque el fundamento de dicha decisión estuvo dado por "los principios consagrados y la exigencia de su propia soberanía". Los radicales hablaban de "neutralismo activo" o "beligerancia diplomática" ya que "existe una mayor energía en los reclamos".
La guerra es considerada como una anormalidad, producto de la lectura idealista del mundo que entiende la relación de los estados como armónica y no como un conflicto. Pero el retorno a la normalidad no era a la situación anterior -de privilegio europeo- sino a una situación absolutamente nueva. La lenta consolidación de la influencia norteamericana en la región que tendrá una inflexión mucho más decidida con la crisis del treinta y con la Segunda Guerra Mundial. Estos cambios en ese momento, como lo señala Puig, "no eran fácilmente perceptibles".
La no participación en el conflicto tiene como base el hecho de considerar a la Primera Guerra Mundial como una guerra ajena a los intereses de la Nación, y en función de defenderlos, ésta asume su propia soberanía que constituye su personalidad moral. También puede argumentarse al respecto que el krausismo, al considerar a la relación entre los estados como armónica, era algo no deseable.
La neutralidad tuvo dos fuertes inconvenientes: el primero fue la guerra submarina ilimitada declarada por Alemania, y el segundo la participación norteamericana, a la que haremos referencia en el apartado referido a la relación con América.
La declaración de la guerra submarina causó problemas con naves mercantes argentinas, los veleros "Monte Protegido", "Oriana" y el vapor "Toro"; y se producen reclamaciones diplomáticas con diversos grados de éxito, que llegaron a fracturar a la opinión pública en la idea de mantener la neutralidad.
Como ya dijimos, la lectura que se hace de la situación posterior al conflicto es del retorno a la situación anterior. Pero esto no parece únicamente imputable al idealismo krausiano yrigoyenista, ya que esta creencia estuvo muy extendida en la década de 1920 o incluso más allá, no sólo en nuestro país sino también en Europa.
Finalizando la Guerra se creó la Liga de las Naciones que fue calificada por Yrigoyen como una de las "grandes conquistas morales que podrá beneficiar (a) la humanidad". Yrigoyen adhirió en un primer momento a los postulados de esa organización que reconocen su origen en las palabras pronunciadas por el presidente norteamericano Wilson, ante el Congreso de su país cuando presentó sus famosos "Catorce puntos" para concluir el conflicto:
La igualdad de las nacionales sobre la cual debe fundarse la paz, para ser duradera, debe ser también una igualdad de derechos; las garantías establecidas no deben reconocer o implicar una diferencia entre naciones grandes y pequeñas entre las poderosas y las débiles.
La similitud con el planteo yrigoyeniano tiene que ver con el origen kantiano de este planteo del presidente estadounidense. Pero la presión de las potencias europeas, fundamentalmente Francia, y la oposición del Senado estadounidense a la intervención en los asuntos europeos, desvirtuaron estos postulados originales produciendo cambios sustanciales en esta organización internacional naciente.
Incluso el propio Wilson que primero había manifestado la igualdad de las naciones, cuando llegó el momento de concretarla:
... había manifestado que existían dos niveles de entendimiento para componer la Liga de las Naciones. Uno primero, el de los países que han formado parte de la Alianza, y un segundo nivel, el de los países que se consideraban no beligerantes y neutrales.
Esta situación obligó al gobierno a cambiar sus primeras apreciaciones y a negarse a participar de dicha organización internacional -a pesar de ser considerado dentro del primer grupo y no del segundo - ya que su constitución atentaba contra la idea de igualdad soberana de los Estados y el principio de no intervención, sostenido por el radicalismo, que se fundada en el respeto de la propia decisión de cada pueblo a influir sobre sus destinos. Pero a pesar de ello, existieron discrepancias con el Ministro argentino en París, y futuro presidente Marcelo T. de Alvear, quien disintió con esta postura oficial, como ya también se había manifestado durante el conflicto. Estas discrepancias, originadas por las diversas tensiones que se encontraban en el seno del radicalismo, no son producto de una visión distinta del mundo, sino de la oportunidad para contribuir al nuevo escenario que se estaba configurando.
Con respecto a América se nota una clara diferencia con los gobiernos anteriores, la búsqueda de contactos más o menos permanentes en la región tiene como fundamento la "aspiración de armonía" que los países de América poseen, según la valoración krausiana del líder radical, pero además por el crecimiento del comercio regional.
La intervención norteamericana en el conflicto es un motivo de preocupación, ya que se presionaba para la participación en el conflicto. Esta situación obligó al gobierno a generar un ámbito donde los países neutrales aúnen sus esfuerzos, y para ello se convocó a un Congreso de Neutrales, pero boicoteado por EE.UU., motivo por el cual finalmente fracasó.
La situación en la República Dominicana -donde la armada norteamericana había intervenido en ese país- llevó a Yrigoyen a reafirmar el principio del derecho de autodeterminación soberana -donde el presidente argentino hizo gala de su krausismo -.
Las relaciones económicas internacionales siguen siendo importantes, como lo señala Paradiso, "las autoridades argentinas siguen poniendo el énfasis de siempre en la dimensión económica de la política exterior."
La búsqueda de cooperación económica tiene un punto de apoyo en América. Aunque no de manera exclusiva ya que a los gobiernos europeos se les ofrece la posibilidad de acuerdos económicos conducentes a las exportaciones de carnes y cereales. Creemos que estos tipos de acuerdos sentaron las bases para los firmados durante la segunda presidencia de Yrigoyen, de la cual el más importante fue el firmado con Gran Bretaña. La búsqueda de nuevos mercados es entendida no sólo comercialmente sino dentro de marcos de cooperación mutuamente beneficiosos.
Muchas de las ideas expresadas y concertadas con respecto a las relaciones internacionales argentinas están imbuídas por el krausismo aunque vemos que lo económico no fue dejado de lado. Esta posición, llamada principista por algunos especialistas, es atacada por los que sostienen que "tenía una orientación en favor del prestigio, no del poder" no percibiendo el elemento económico que siempre está presente, además de buscar traducir en espacios de acción la potencialidad simbólica de lo político.
3.2. El privilegio de la inserción (1922-1928)
Alvear inicia el segundo gobierno radical acompañado por Elpidio González, tras una elección donde el radicalismo se impone en 12 de los 15 distritos que conformaban el país. Durante su gobierno el radicalismo sufrió en 1924 una división entre personalistas (o seguidores de Yrigoyen) y antipersonalistas (que era un grupo bastante heterogéneo). Esto debilitó su acción política, ya que los yrigoyenistas conformaron la mayoría en la Cámara de Diputados.
Los temas de política exterior desarrollados son cinco: la cuestión del prestigio, las relaciones económicas internacionales, la relación con América, la situación con la Liga de las Naciones y las relaciones con Gran Bretaña.
La cuestión del prestigio es el eje sobre el cual se vertebran todos los otros temas, y hará la diferencia con la anterior gestión. Esta es constantemente remarcada a lo largo de toda la presidencia. Las relaciones con el mundo son entendidas como el producto del crecimiento económico y cultural de la república, pero también de su hospitalidad. Es lo que Beatriz Alonso llama el "aspecto mundano" de la política exterior de Alvear, "construída a base de delicadeza y protocolo". Esta actitud marca una diferencia con Yrigoyen ya que observamos la importancia dada por éste al concepto de personalidad moral de la Nación, producto de su krausismo; en Alvear en cambio, se notan otras presencias, producto también de esa corriente pragmática y realista que convive dentro de la UCR.
En las relaciones económicas internacionales se hace hincapié en la necesidad de industrializar al país más allá de sus "condiciones naturales" para la agricultura. Esta situación coincide con la crisis de principios de los veinte pero a medida que la misma se diluyó se abandona esta postura. Para incrementar el comercio no se descarta la búsqueda de nuevos mercados y además es necesario proteger las mercaderías argentinas ante las discriminaciones del mercado norteamericano.
Desde el punto de vista económico y político Alvear tiene una clara posición de enfrentamiento con EEUU que es coherente con la apreciación positiva que tiene sobre Gran Bretaña. Es clara la adscripción a la afiliación británica que hasta ese momento el radicalismo había mantenido implícita tanto en la etapa previa como durante su primer gestión.
En la relación con América, durante este gobierno existen dos momentos importantes: las conferencias panamericanas de Santiago de Chile y la de La Habana.
La reunión de Santiago llegó casi al fracaso, debido a la carrera armamentista que había con Brasil y Chile. Aquí primaron los criterios de armonizar política, cosa que marca un contrapunto con el enfoque sostenido por los radicales en la etapa previa al gobierno, donde reclamaban una política de equilibrio de poder.
En la VI Conferencia Panamericana de La Habana se dio el enfrentamiento con Estados Unidos por sostener el principio de no intervención - por la invasión a Nicaragua -, por no aceptar la doctrina Monroe como doctrina regional - por considerarla un acto unilateral de un Estado -, y en contra de disposiciones proteccionistas de ese país. Aquí el presidente Alvear se enfrentó con Honorio Pueyrredón - ex Canciller de Yrigoyen y jefe de la delegación- ante el temor que el país por la posición de la delegación quedara aislado.
Un apartado merece el tema de la negativa a la reincorporación a la Liga de las Naciones. Es un tema en el cual el presidente Alvear se diferenció de Yrigoyen, quien influía sobre la mayoría de los diputados radicales e impedía el tratamiento del tema. La diferencia consiste en que Alvear lo considera importante para la participación del nuevo orden e Yrigoyen no.
A pesar de las diferencias en la acción observamos que se comparten los marcos conceptuales del análisis. Mientras Yrigoyen tiene un accionar donde deja sentada su posición y no avanza más de allí, en Alvear existe la necesidad de actuar en los marcos internacionales.
3.3. El retorno del krausimo y el autonomismo difuso (1928-1930)
Yrigoyen asume nuevamente la presidencia al haber ganado la elección el primero de abril de 1928 con un total de 840.000 votos y 249 electores para el colegio electoral.
En su segundo gobierno encontramos temas prioritarios en la política exterior: la relación con América, la relación con Gran Bretaña, con Estados Unidos y la Unión Soviética.
La relación con América tiene un lugar importante y es uno de los rasgos distintivos de la política radical; se continúa con el crecimiento del comercio en la región, y la búsqueda de proyectos comunes de aprovechamiento hídrico de los ríos con Brasil, por ejemplo.
La relación con Gran Bretaña está focalizada en el Acuerdo con Lord DŽAbernon, que se basó "en créditos mutuos para reactivar el comercio argentino-británico [que] también tenía el objetivo de neutralizar el avance estadounidense." Este acuerdo - que nunca tuvo aprobación parlamentaria- significó la ratificación de una tendencia que ya habíamos observado.
El hecho de haber optado por esta alternativa se fundamenta no sólo en motivos económicos sino también políticos, como lo señala Paradiso:
La disposición del gobierno radical de volcarse abiertamente del lado de la carta británica no se explica sólo por las rutinas de un patrón de relacionamiento económico a la poste exitoso y sólido o por la presión de demandas corporativas; también contaban los numerosos motivos de recelo hacia los Estados Unidos que se difundían en toda Latinoamérica, amplificados ahora por el impacto que produjera la intervención de esa potencia en Nicaragua.
Con este pacto se produce una ruptura del pensamiento radical con el pensamiento liberal del siglo XIX, al cual se había mantenido tributario en materia económica, aunque con signos propios, ya que el Pacto "dejaba el librecambio para pasar a la reciprocidad."
Es necesario recalcar que si bien este pacto tiene alguna similitud con el Roca-Runciman, sobre todo en el argumento de la reciprocidad, posee claras diferencias. En primer lugar el efecto buscado en la economía es distinto, ya que mientras el DŽAbernon es un acuerdo agrícola, el otro beneficiaba sólo a un sector ganadero, teniendo este último un impacto socioeconómico más reducido. Otro dato para tener en cuenta es que aún no se habían firmado los acuerdos de Ottawa que cerraron nuestros mercados a Inglaterra fundamentalmente, lo que habría sido un convenio previsor de esa situación.
Otro intento por contraponerse a Estados Unidos es la política petrolera llevada a cabo y que tenía como objetivo la nacionalización de dicha fuente de energía. Esto afectó a los intereses multinacionales, pero sobre todo a los norteamericanos. Estos eran los que tenían un mayor grado de enfrentamiento con el gobierno en tanto los británicos tenían una estrategia más solapada, producto de los contactos con los grupos políticos y económicos en la Argentina, e incluso podían salir beneficiados.
Es un intento de alejarse aún más de la esfera económica norteamericana, ensayando una estrategia distinta, multipolar, como lo demuestra además, el acercamiento con la Unión Soviética en materia petrolera.
Con este último país, a pesar de no haber reconocido al gobierno soviético, el comercio fue creciendo. Se realizó:
... una exposición comercial soviética (que) fue realizada en Buenos Aires y la posibilidad de compra de petróleo y gasolina comenzó a ser analizada por el gobierno argentino.
La crisis económica mundial, iniciada en 1929, repercutió en nuestra economía de una manera sin precedente. Y luego, en septiembre de 1930 a esa crisis económica se suma otra política, que movilizó a los sectores conservadores y nacionalistas para que éstos utilizaran al Ejército y desplazar así a Yrigoyen del poder, iniciando un período de inestabilidad constitucional que duró más de cincuenta años.