Apuntes sobre las políticas exteriores argentinas. Los giros copernicanos y sus tendencias profundas

 

 

4. El bilateralismo profundizado: la opción por la inserción ante los cambios de poder mundial (1930-1946)

 

El período que se extiende desde 1930 a 1946 posee cierta unidad de análisis marcada por aspectos externos e internos.

En cuanto al primero de ellos, el mundo sufre cambios desde el punto de vista del poder; existe un deterioro del poder británico frente al norteamericano, que si bien aumenta más en la región, todavía no se había consolidado mundialmente. Recién con la finalización de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos serán plenamente potencia mundial.

Mientras el poder norteamericano crecía, según Tulchin "la Argentina pierde poder e influencia en relación con los Estados Unidos a nivel internacional." Para este autor la única alternativa era la subordinación con Estados Unidos y se debía descartar por completo el modelo de crecimiento económico vigente diversificando la producción. Pero existen otras alternativas, como veremos. La pérdida de poder mundial, los cambios en la estructura económica y social llevarán a la Argentina a transformaciones que tendrán su correlato en todos los órdenes tanto el político con el surguimiento del peronismo; la economía con la adopción del proceso de sustitución de importaciones y socialmente con el crecimiento en la distribución del PBI de los sectores medios y bajos.

Durante este período transcurrieron varias presidencias (Uriburu, Justo, Ortíz, Castillo, Ramírez y Farrell). Creemos pertinente ante la diversidad y el debate de temas de este período, crucial para la Argentina, elegir sólo tres temas que son los que consideramos principales: la relación con Gran Bretaña y la oposición con Estados Unidos (cuyo eje es el pacto Roca-Runciman), la política hacia América Latina (cuyo ejemplo es la intervención por la paz en la Guerra del Chaco) y la situación frente a la guerra (como acontecimiento que cambió definitivamente el orden mundial).

Ante esta situación de transición entre dos órdenes empezaron a aparecer estímulos externos e internos para que varios grupos políticos y económicos presentaran opciones sobre cuál era el modo en que la Argentina debía insertarse en el Mundo.

El primero de ellos fueron los grupos dirigentes conservadores que optaron por profundizar la relación bilateral con Gran Bretaña. Pero como observa Newton durante este período, además de Inglaterra – que pretendía mantener su posición de privilegio - tanto EEUU como Alemania pujan por ser el reemplazo bajo la hipótesis de que estas dos últimas naciones apostaban:

... en realidad por la sucesión de Inglaterra como socia principal de la Gran Estancia, y por el papel directivo de la etapa emergente en la Argentina de la industrialización dependiente en la Gran Bretaña que no estaba preparada a colaborar y en la que tenía poco que ofrecer.

A pesar de esta puja, los conservadores optaron por firmar el Pacto Roca-Runciman que es el eje sobre el cual se articula la política exterior del período, porque marca la opción por un bilateralismo profundizado - como la afirmación de la tendencia iniciada en la última presidencia de Yrigoyen de un régimen de reciprocidad aunque con características propias. Ante la instauración del sistema de protección imperial fundado en los Acuerdos de Ottawa de 1932, la clase dirigente argentina se vio en la necesidad de evitar "la imposición de cuotas sobre las importaciones de carne de la Argentina que constituía un hecho".

Desde estos sectores se define por la necesidad de conservar el mercado inglés de carnes aunque, como señalan Fodor y O'Connell "la economía del país en su conjunto estaba lejos de depender en forma tan crucial de estas exportaciones." Más aún, como bien apunta Tulchin:

Las condiciones del comercio del Pacto realmente no eran favorables para la Argentina. Por otra parte, no queda claro que el gobierno argentino haya contado con los medios para extraer mayores concesiones de Gran Bretaña ni que el rechazo a la firma del tratado beneficiara a la nación.

Los sectores dirigentes prefirieron a Gran Bretaña quien, gracias al tratado, "logró en los años treinta recobrar su preeminencia en la Argentina" que estaba perdiendo en favor de Estados Unidos. Con ello la relación triangular Estados Unidos, Inglaterra y Argentina:

... se vio así forzada a volcarse predominantemente sobre uno solo de sus lados. Pero las consecuencias políticas de la forma prepotente en que esa preeminencia fue recobrada llevaron al fortalecimiento de tendencias de largo plazo para la erosión de la "relación especial" Argentina-Gran Bretaña y aseguraron su desaparición en los años siguientes.

Es decir que este grupo político, sobre todo en los treinta, optó por privilegiar la relación con Gran Bretaña ante el avance económico norteamericano para favorecer los intereses de los sectores vinculados a la exportación ganadera que ello representaba en detrimento de una economía que ya mostraba signos de una diversificación importante.

Pero esto no fue la única opción y por eso disentimos con la afirmación de Tulchin que "ningún grupo que luchara por el poder en esa época propuso un modo de inserción en la economía mundial significativamente diferente."

Existen dentro de la elite, un segundo grupo – que evidencia diferencia dentro de los grupos dirigentes tras los efectos del Pacto Roca Runciman - representado por algunos sectores que representaban esa diversificación quienes hacia fines de los treinta proclamaban la necesidad de entrar en la órbita norteamericana.

El Plan Pinedo de 1940 fue una prueba de ello, ya que fue un intento por cambiar la situación -, ya que en él se preveía que los Estados Unidos serían un proveedor de capitales y bienes y América latina una zona para el desarrollo del comercio. Los alcances de este Plan, abortado en el Congreso, son tratados por Juan J. Llach quien lo considera "un desarrollo industrial exportador y especializado en materias primas nacionales." Para ello se hacía necesario, entre otras cosas, incentivar el intercambio con Estados Unidos y tener hacia ese país una estrategia de largo plazo que significaba romper con el bilateralismo profundizado.

Este proyecto económico fue acompañado desde lo político, como veremos, en los intentos de acercamiento durante la gestión de Ortíz o en la importancia del grupo rupturistas durante la guerra.

Un dato importante es que en la década del treinta a medida que Gran Bretaña perdía su poder económico en la Argentina, la relación privilegiada era observada como perjudicial, producto del primer choque que la crisis del treinta puso en el ámbito mundial entre los intereses económicos metropolitanos y las economías dependientes. La aparición de esta crítica tiene una relación muy directa con el deterioro británico y la visualización de ello como un problema.

Una de las respuestas es la descripta anteriormente, pero también el crecimiento de una conciencia industrialista derivó en posiciones autonómicas. Esta posición se reflejó en un nacionalismo democrático representado por la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA) que representan el tercer grupo. Este era uno de los principales impugnadores del modelo del bilateralismo profundizado y percibe la decadencia británica como una oportunidad para la emancipación. Los efectos del tratado Roca Runciman son visualizados como un alejamiento de las actividades industriales a favor de las ganaderas, el desplazamiento del capital norteamericano y el aislamiento de la Argentina de las corrientes del comercio internacional. FORJA apunta a que este aislamiento de algunas potencias industriales (Japón, Estados Unidos, Alemania) por Inglaterra, disminuyen la capacidad para conseguir capitales y nuevos mercados que permitan a la Argentina tener un manejo autonómico.

La guerra del Chaco es uno de los ejemplos más claros de la política hacia América Latina. Aquí más que un planteo solidarista y de hermandad se jugaba el liderazgo subregional con el Brasil, pero también este conflicto encierra una puja entre los intereses británicos y norteamericanos por la explotación petrolera de la zona en disputa. Los argentinos, como no podía ser de otro modo, defendían los intereses de los primeros; y los brasileños, por su relación especial, los de Estados Unidos. En este conflicto "Bolivia ha perdido una porción considerable de su ex territorio colonial." La solución de este conflicto en la Conferencia de Paz de Buenos Aires, le valió al Canciller Saavedra Lamas la distinción con el premio Nobel de la Paz.

La conferencia de Paz buscaba "solucionar el problema del Chaco a expensas del Paraguay, ya que Argentina y Brasil deseaban congraciarse con Bolivia para obtener beneficios de la explotación de petróleo." Esta expresión puede tener un sentido parcial, ya que lo que en realidad estaba en juego no era sólamente la influencia sobre Bolivia, sino además la presencia norteamericana y británica en la región. En correspondencia con ello, la Argentina logró la construcción del tramo ferrocarrilero entre Yacuiba y Santa Cruz de la Sierra, de una importancia estratégica para esa relación.

En este período continuó el aumento del comercio con la región llegando en 1945 al 18.8 % las exportaciones totales y al 29.5 las importaciones, incremento que justifica el aumento de la importancia de la región en la política exterior.

La situación del país en la Segunda Guerra Mundial es muy controvertida. Como primera medida tenemos que marcar la diferenciación que existe entre éste y el anterior conflicto bélico. Para ello nos parece muy adecuado lo sustentado por Rapoport, cuando señala los tres aspectos fundamentales que incidieron en la política de neutralidad: el carácter distinto de uno y otro conflicto, la diferente posición argentina en el mundo y los distintos gobiernos que sostuvieron la neutralidad. Sobre ello responde:

El primer aspecto se refiere más concretamente al carácter del nazismo y el fascismo, que no puede confundirse con las pretensiones imperiales germanas de los años 1914 y 1918. El segundo tiene en cuenta, en particular, la emergencia del poder hegemónico norteamericano y sus efectos sobre la Argentina. El tercero procura distinguir las razones que guiaron la conducta de gobiernos como el de Victorino de la Plaza (conservador), Yrigoyen (radical), Ortíz Castillo (conservador) y Ramírez-Farrell (militar).

Existen otros motivos que también distinguen las distintas neutralidades que, como sostiene Ciria citando a Bagú, mientras que la neutralidad de Yrigoyen poseía un carácter moral, como ya lo observamos, la adoptada por Castillo tuvo un carácter esencialmente especulativo, ya que "esperaba nerviosamente la definición de la lucha entre poderosos para plegarse al ganador en hora más segura".

Además de esta actitud especulativa, también encontraremos que el entonces Canciller Castillo, Enrique Ruiz Guiñazú, era sindicado "como simpatizante de Alemania, (y) será la cabeza visible de la política neutralista del anciano mandatario." Esta actitud era el emergente de grupos minoritarios que vieron en Alemania el reemplazo de Inglaterra. Esta situación llevó a pensar que la Argentina era pronazi cuando en realidad era una puja como señala Newton:

... lo que comenzó a mediados de los años '30 como conflicto clásico por mercados (más importante para los Estados Unidos) y recursos naturales (más importante para Alemania) fue transformado en preocupación política y estratégica mal definida y en el impulso de la guerra propagandística en una lucha mucho más amplia por el futuro argentino.

Las actitudes del gobierno y sus consecuencias complicaron el accionar de nuestra inserción en el mundo. La situación interna complica aún más el panorama, ya que:

... La gran mayoría de los partidos tradicionales (salvo sectores minoritarios como la gente de FORJA, por otra parte, bastante desvinculada de los dirigentes oficiales del radicalismo) estará favor de los aliados.

Los cuatro grupos identificados con propuestas para la futura inserción internacional de la Argentina conformaron dos bandos: los rupturistas y lo neutralistas. Obviamente, por la disparidad de objetivos, entre ellos eran heterogéneos. Los primeros contaban con todos los partidos tradicionales y sus matices, desde un sector que apuntaba a la autonomía; a otro que priorizó la necesidad de formar parte del orden de posguerra junto a Estados Unidos. Los neutralistas no eran todos pro-Eje, tal vez eran la porción minoritaria del grupo, ya que los intereses británicos estaban a favor de la no intervención, como así también los sectores que pujaban por la búsqueda de autonomía y una nueva inserción con América latina.

Este escenario de por sí complejo tiene claramente dos momentos en el impacto de la política de neutralidad por parte de nuestro país en la Segunda Guerra Mundial: antes y después de la intervención norteamericana.

Previamente al ataque japonés en Pearl Harbour se realizaron dos reuniones hemisféricas de consulta de cancilleres donde la Argentina buscó acercarse a Estados Unidos, no siempre con éxito.

La primera se realizó en Panamá en 1939 donde se redactó "la Declaración de Panamá, por la que se creaba una zona de seguridad marítima en torno del continente, una nueva Declaración de Solidaridad y una Declaración sobre Neutralidad." Aquí va a existir un contrapunto entre las delegaciones argentina y norteamericana, ya que la primera propugnaba la "no beligerancia" – lo que significaba un apoyo más decidido a la causa aliada - y la segunda pedía la neutralidad –por motivos electorales -. Triunfó la posición de Estados Unidos.

En la siguiente (La Habana, Junio de 1940) fue tratado el tema de la administración de las colonias europeas en territorio americano cuyos gobiernos habían caído en poder de los nazis (Francia y Holanda). Aquí la delegación argentina hizo una reserva por el caso de las Islas Malvinas por si Inglaterra seguía la misma suerte.

Pero la intervención norteamericana en esta guerra ocasionó un sin número de inconvenientes a la Argentina. Los estadounidenses presionaban para unificar posiciones contra las fuerzas del Eje por parte de los países latinoamericanos.

En la Conferencia de Río de Janeiro de 1942, el enfrentamiento fue patente, ya que mientas los norteamericanos presionaron para que el hemisferio declarara la guerra al Eje, la delegación argentina logró cambiar esta posición para que sólo sea una "recomendación". La resistencia argentina a acceder se debió a las fuertes presiones del grupo neutralista.

El Golpe de Estado del 4 de junio de 1943, si bien en un primer momento el Almirante Storni – Ministro de Relaciones Exteriores - dio señales de acercarse a los Estados Unidos, los sectores neutralistas del GOU, que era el grupo militar que sustentó al gobierno de facto, optó por producir el reemplazo del Canciller. Esto agravó la situación, ya que confirmó la tendencia de neutralidad, sumada a la generalizada sospecha de vinculaciones ideológicas con los nazis.

La situación argentina llegó a dividir al gobierno norteamericano "y casi llegó a deteriorar las relaciones con los Aliados." Especialmente, por la posición británica, muy influyente todavía en la Argentina, que apoyó la neutralidad por el abastecimiento de alimentos; se llegó a sostener, como lo hace Rapoport que nuestro país:

... no fue en absoluto neutral y actúo en el abastecimiento de los países aliados, en una forma similar a Estados Unidos con su ley de préstamos y arriendos... sin contraprestación inmediata.

Finalmente en el año 1944 se rompieron las relaciones con las naciones del Eje y en marzo se declara la guerra, llegando a un grado de aislamiento muy importante, tal vez como nunca antes se había visto.

Evaluar la conducta argentina en la guerra no es un trabajo sencillo, no fue decorosa en algunos aspectos pero son innegables las consecuencias que tuvieron estos episodios en las relaciones argentino-norteamericanas de los años subsiguientes, aunque los nuevos problemas cambian, casi inmediatamente, la situación.