Apuntes sobre las políticas exteriores argentinas. Los giros copernicanos y sus tendencias profundas
7. La política exterior frente al alineamiento, el aggiornamiento y el autismo (1966-1983)
El período consta de dos gobiernos militares y un período civil de tres años. Los hemos agrupado en función de las políticas de alineamiento que los militares impulsaron, y el caso del gobierno civil que modernizó las posiciones autonómicas.
7.1. Del alineamiento al fin de las barreras ideológicas (1966-1973)
Con el derrocamiento de Illía se instauró un gobierno militar presidido por el general Juan Carlos Onganía. Este gobierno se presentó "como un proceso modernizador que interrumpía la legitimidad partidocrática para terminar con la crisis y conformar un nuevo orden".
Desde el punto de vista de la política exterior este gobierno fue prisionero de la tensión entre las visiones de los miembros de la Cancillería vinculados a un esquema tradicional, y a las Fuerzas Armadas, que tenían una visión esencialmente geopolítica. Desde el gobierno se negaba esta situación pero, como lo señala Paradiso, la intención del gobierno era "llevar adelante una política libre, independiente, formulada conforme el interés nacional" y el propio Canciller Costa Méndez:
... juraba que existía coincidencia entre los puntos de vista de su organismo y los estados mayores de las fuerzas armadas, la gravitación de estos últimos no facilitaba los reflejos necesarios para adaptarse a escenarios que se transformaban aceleradamente.
Esta tensión entre estas visiones fue conformando una primera etapa, la cual coincide con la presidencia de Onganía donde existía un claro alineamiento con Estados Unidos y un fuerte enfrentamiento con los países vecinos en un modelo "con características claramente definidas" y una segunda etapa con las presidencias de Levingston y Lanusse que se caracterizaron por la búsqueda de un marco autonómico. Aunque bueno es recalcarlo, este cambio fue progresivo, como lo dice Paradiso:
... los indicios de cambio se registraron ya a lo largo del segundo trimestre de 1969 y anticiparon un progresivo deslizamiento hacia una formulación más a tono con el clima nacionalista.
Producto de la política emergente de esa tensión, la Argentina perdió una oportunidad que le habría permitido diversificar sus mercados, ya que no estableció comercio ni con los países del Este ni con los de la región. Una prueba de esta falta de interés es el rechazo a participar del Pacto Andino. En esta última área se mezclaban:
... consideraciones geopolíticas, económicas e ideológicas. No sólo estaban en juego apreciaciones sobre seguridad e hipótesis de guerra, sino también opciones entre la ortodoxia liberal y las formulaciones nacional/distribucionista.
La característica más saliente de este período fue el alineamiento con los EE.UU., como lo demuestra la posición ante la Tercera Conferencia Extraordinaria de la OEA donde se solicita:
.. la institucionalización de la Junta Interamericana de Defensa. Sin el adecuado apoyo latinoamericano, hasta Estados Unidos debió abstenerse en la votación y la moción argentina fue derrotada.
Como veremos luego, en el proceso militar siguiente, estos sostenían un ideológico y rígido alineamiento con Occidente que ante los cambios que se estaban operando, ni siquiera Estados Unidos los podía acompañar. El alineamiento era un precio muy alto que el gobierno debía pagar ya que "impedía una inserción amplia en el contexto mundial, cada vez más ineludible"
La equivocada lectura de la realidad internacional tuvo un agravante: el imperativo ideológico de la geopolítica. Esa visión geopolítica, también acarreó sus costos. Se encontraba centrada en la pelea con el Brasil dentro de la Cuenca del Plata por la influencia en la región. Este proyecto que originalmente planteaba una integración - como lo había hecho la gestión de Illía- era, como señala Lanús, "concebido como un instrumento de cooperación subregional" pero:
... para el gobierno de la Revolución Argentina... (es) ... un instrumento para mediatizar la política de rivalidad entre la Argentina y el Brasil, en todo lo que se refiere a la utilización del potencial energético de los ríos y a la construcción de la infraestructura física.
El conflicto tuvo como eje la central de Itaipú, en donde mientras la Argentina sostenía argumentos jurídicos para impedir su construcción – la creación de un mecanismo de consultas previas - el Brasil siguió adelante con su construcción ya que "la consideraba pretextos para impedir que llevara adelante obras vitales para su desarrollo económico."
Pero esos mismos principios geopolíticos llevaron a tener en calma el otro frente de conflictos limítrofes: Chile, como veremos más adelante.
Con respecto a la cuestión Malvinas, al principio siguió adelante con el proceso de negociación, llegando en agosto de 1968 a un acuerdo sobre el texto de un memorándum de entendimiento. El documento "contiene el compromiso más explícito por parte del Reino Unido sobre la eventual transferencia al Estado Argentino de la soberanía que ejercía sobre las islas." A pesar de ello, las dilaciones del gobierno militar llevaron a los ingleses a desestimar la propuesta desaprovechando la oportunidad que otorgó el logro de la Resolución 2065.
El gobierno de Onganía llevó a cabo una rígida política monetarista que suscitó una serie de levantamientos populares en todo el país de los cuales el más importante fue el Cordobazo en 1969. Esta situación generó un desgaste del dictador que fue reemplazado por el General Marcelo Levingston y éste por el General Alejandro Agustín Lanusse, casi inmediatamente después. El cambio dentro del gobierno militar coincide con la segunda etapa de la política exterior que:
... contempló un significativo intento de superar el aislamiento. Se reconoció al gobierno de China comunista y se inició una política de acercamiento con los países latinoamericanos, dejando de lado las "fronteras ideológicas", así como una tímida apertura comercial hacia los países del Este.
Es decir, se intenta orientar la política exterior hacia un esquema multipolar para poder aprovechar así los cambios mundiales, corrigiendo el aislamiento de la primera etapa. En el caso del reconocimiento de la República Popular China lo que no hemos podido determinar concluyentemente es si es un sesgo autonomista o un reflejo de la política iniciada por Estados Unidos hacia ese país.
En esta nueva etapa el gobierno siguió orientado en su política de debilidad territorial, como lo demuestra el Acuerdo firmado con Brasil en Nueva York el cual:
... otorgó a este país luz verde en sus desarrollos hidroeléctricos, en un momento estratégicamente comprometido, y acordó el sometimiento del conflicto del Beagle al arbitraje británico, que iba a tener la virtud de cuestionar nada menos que la jurisdicción marítima sobre el Océano Atlántico.
Se perdió en los dos conflictos porque las acciones jurídicas argentinas no entorpecieron al Brasil que siguió con sus desarrollos hidroeléctricos que eran su objetivo principal. Un dato evidente es que esta orientación es a que la Cuenca del Plata se convirtiese en "el ámbito durante toda la década de los 70 de una disputa geopolítica con el Brasil por la influencia en la región."
En función del prisma geopolítico argentino ante el conflicto con Brasil se optó por apaciguar el otro frente con Chile. Por eso, se buscó una solución al diferendo por el Beagle (por la soberanía del canal y de las islas Picton, Lenox y Nueva) aunque se sabía, por lo menos desde la gestión de Illía que era un problema de difícil resolución favorable para la Argentina.
Los militares se debilitaron aún más en el poder e instrumentaron una salida electoral con la participación del peronismo que triunfó en las elecciones de marzo por casi el 50% de los votos con la fórmula Héctor J. Cámpora y Francisco Solano Lima.
7.2. El aggiornamiento de la Tercera Posición (1973-1976)
La llegada del peronismo al gobierno se termina con los años de exilio de Perón quien vuelve al país definitivamente y se convocó a nuevas elecciones en septiembre, donde el anciano líder triunfa.
La política exterior de este gobierno tuvo también dos etapas, como señala Puig. La primera en donde se prolongó la tendencia hacia la autonomía heterodoxa dentro de los gobiernos de Cámpora y Perón, y tras su muerte con la asunción de su esposa Isabel "se diluyó progresivamente el contenido estratégico de esta orientación" llegando incluso, como dice Figari, a un alineamiento con Estados Unidos.
En esta primera etapa la autonomía se diferencia de la anterior por hacerla:
... nuevamente inteligible y coherente dentro de la Tercera Posición. Las primeras medidas que se adoptaron así lo demostraron. Se restablecieron relaciones con Cuba y se iniciaron con la República Democrática Alemana, Corea del Norte y Vietnam del Norte. La Argentina ingresó como miembro en el Movimiento de No Alineados... Se concertaron importantes acuerdos comerciales, económicos y de inversión mixta con todos los países socialistas. Pero mantuvieron relaciones cordiales con Estados Unidos...
Aunque no todas las visiones sobre esta implementación de la Tercera Posición son tan complacientes siguiendo a Figari, el gobierno "va a tratar de aplicar una tercera posición negociada y aggiornada".
Esta modernización tenía que ver con la:
... definitiva consolidación de la multipolaridad y la clausura, también definitiva, del ciclo de Guerra Fría, formaban parte de las convicciones más arraigadas de los primeros setenta y sobre ellas se edificaron los diagnósticos y programas de gobierno con los que el peronismo retornaba al poder.
Por otro lado, el aggiornamiento tenía como objeto:
... reducir las ataduras a la esfera norteamericana y diversificar el sistema de relaciones políticas y económicas externas aumentando el peso de Europa, América latina, el bloque socialista y los países afroasiáticos.
El punto más sobresaliente de esta gestión fueron los acuerdos con el Este que involucraban a todos los países del área y "cubrían un amplio aspecto de cooperación en materia productiva, tecnológica y comercial." Estos convenios buscaron complementar la política económica de fortalecimiento de las pequeñas y medianas empresas, llevada a cabo por Gelbard ante las restricciones crediticias occidentales por la crisis del petróleo. Estos convenios fueron la apertura más osada hacia el campo socialista.
En cierta medida, el peronismo, con la proclamación de la tercera posición, prefiguró una política de no alienamiento. Pero ésta reconoce un origen distinto. Esta organización era vista "como un instrumento para disminuir la dependencia, favorecer el desarrollo y restaurar antiguos brillos nacionales."
También se revirtió la tendencia de debilitamiento territorial del anterior gobierno al denunciar el Acuerdo de Nueva York. Se cambió la estrategia donde la Argentina también hacía obras para contrarrestar las dificultades generadas con el Brasil. En este período:
... se presentó oficialmente el proyecto de Corpus, y tanto las obras de Yacyretá y Salto Grande adquirieron un impulso definitivo... Por otra parte, y con asistencia de la Unión Soviética se impulsó el proyecto de Paraná Medio...
Es claro que en esta primera etapa, como lo señala Moneta, el objetivo de esta estrategia era:
... transformar a largo plazo el triángulo de relaciones prioritarias Argentina-Europa-Estados Unidos, en un esquema de vinculaciones poligonales Argentina-Europa Atlántica-Japón-Tercer Mundo-China Popular-países de Europa socialista.
En esta etapa, corta y convulsionada por cierto, presenciamos uno de los intentos más imperantes por revertir el carácter dependiente de nuestra economía por la acción de estas vinculaciones poligonales que ofrecían al país amplios márgenes para la construcción de autonomía.
Pero la puja por el poder, la muerte de Perón y el reemplazo por su esposa, Isabel Martínez, abren el paso a la segunda etapa donde además de la indicada alineación, existen hechos remarcables: el primero, la "vinculación con América Latina no hizo mayores progresos". Como consecuencia de ello, los convenios con los países socialistas fueron dejados de lado y la figura poligonal se desdibujó nuevamente.
La crisis económica del 73 afectó, en un primer momento, principalmente a los países desarrollados. Los obligó a buscar nuevas fuentes de energía. En el caso de Gran Bretaña buscó petróleo en el Mar del Norte primero, y luego en otros ámbitos. Uno de ellos fueron las islas Malvinas. Por ese motivo en 1975 envió una misión de investigación al buque Shackleton que generó una fuerte disputa centrada en la cuestión de los hidrocarburos; y su explotación en aguas en disputa entre ambos países. Las misivas oficiales fueron subiendo de tono, llegando a actos de hostilidad hacia la misión exploradora que determinaron la ruptura de relaciones entre los dos países.
El caos económico y la violencia generada por la lucha de facciones deterioraron el poder de Isabel Perón, dando lugar a que los militares retornaran al poder en marzo de 1976.
7.3. Más occidentales que occidente: la política autista del Proceso (1976-1983)
Existe una diferencia fundamental entre este golpe y el de Onganía. Mientras en aquel fue el Ejército el que se hizo cargo de la situación, en éste fueron las Fuerzas Armadas en su conjunto las que lo organizaron y se hicieron cargo de la situación del país.
La Junta Militar, presidida por Jorge Rafael Videla (de marzo del 76 hasta marzo del 81) encabezó el primer tramo del denominado "Proceso de Reorganización Nacional" que implementó una dura política monetarista que alteró de una manera importante la estructura social y productiva de la Argentina. Sumada a ésta y para poder realizarla, se aplicó una feroz represión a la oposición política llegando a abiertas violaciones de los derechos humanos.
La extensión de la represión tenía, sin lugar a dudas, como objeto sustentar su política económica que consistía en bajar los aranceles aduaneros, facilitar los negocios financieros y fijar un dólar barato. Esto tuvo como consecuencia el cierre de muchísimas fábricas que no pudieron competir con la industria extranjera, y el crecimiento de la deuda externa pasó de 7.500 millones de dólares a principios de 1976 hasta 44.000 a fines de 1983.
El propósito declarado por la Junta era terminar con la subversión y para ello el accionar se extendió no sólo a los grupos guerrilleros sino también a todo intento de resistencia popular al régimen.
El método utilizado fue el terrorismo de Estado que consistió en un sistema de secuestro, tortura y asesinato que involucraba a las fuerzas armadas y de seguridad además de la incorporación de los grupos parapoliciales que operaban en la última etapa del peronismo. El número de personas secuestradas oscila entre 10.000 a 30.000 personas, sobre todo en los dos primeros años. Los "desaparecidos" eran detenidos en Centros Clandestinos de Detención.
El modelo de inserción que la Argentina ensayó entre los sesenta y principios de los setenta entró en crisis por motivos externos e internos: el caos por la lucha de facciones, y los cambios en el mundo a partir de la crisis del petróleo. Para superar esta situación los militares tenían como objetivo político el alineamiento con Estados Unidos y desde lo económico, el ministro de Economía de Videla, José Alfredo Martínez de Hoz, quería bajar la inflación y recuperar los índices de crecimiento. Otros objetivos eran: 1) mantener un alto perfil en América latina; 2) promover un pragmatismo económico; y 3) mantener un bajo perfil en el enfrentamiento norte-sur.
El gobierno militar "habría de enfrentar un entorno internacional desfavorable en virtud de su origen ilegal" y por la forma en que enfrentó al terrorismo.
Existen contactos entre el ministro de Economía con la Comisión Trilateral que trataba de "proponer una versión del nuevo orden económico internacional menos riesgoso que lo que venía siendo reclamado por los países del sur."
A pesar de existir un alineamiento con los organismos financieros internacionales, los sucesos políticos internos llevaron en este ámbito a tener:
... pautas de la autonomía heterodoxa, en cuestiones importantes, como la política nuclear, los derechos humanos (especialmente durante la administración Carter), las sanciones contra Rusia, el gobierno militar mantuvo posiciones abiertamente conflictivas con el de Estados Unidos. Tal vez la más patética afirmación de esta tendencia está dada, justamente, por la negativa de Galtieri a desistir de la operación Malvinas en una conversación telefónica mantenida con el presidente Reagan a instancia de éste.
Era una autonomía no deseada, producto de creer que desde aquí se defendían mejor los intereses de Occidente en su lucha contra el comunismo, incluso más que las propias potencias occidentales que eran conducidas por gobiernos débiles de orientación liberal, demócrata o socialdemócrata.
No obstante ello, los militares tuvieron un sorpresivo aliado en la URSS que rechazaba los pedidos en los foros de las Naciones Unidas sobre los temas referidos a los derechos humanos por el crecimiento de las exportaciones hacia ese país que se duplicaron entre 1977 y 1979.
El gobierno del proceso buscó una relación privilegiada con la URSS aunque no les interesaba la inserción con ella. Este era un modelo de relación privilegiada que tenía fuertes condicionamientos en lo económico al estar nuestro país bajo la dependencia estructural con Estados Unidos que impedía "relacionarse automáticamente con una complementariedad estructural con la URSS." Obviamente, además de la situación económica, desde la política tampoco interesaba lograr la inserción, ya que era un gobierno que se declaraba "occidental y cristiano" en abierto desafío político al Bloque del Este. Esta relación se sustentaba en que esta asociación "había garantizado a los grupos económicos vinculados al modelo agroexportador y dependiente, una fuente segura de ingresos."
Pero además existía otra contradicción fundamentada en el hecho de que:
... Los poderosos grupos de la gran burguesía argentina que le daban sustento (a la relación) no estaban vinculados con la URSS sino que, por el contrario, estaban estrechamente relacionados con los organismos y conglomerados económicos de la producción, los negocios y las finanzas del mundo capitalista desarrollado.
También esta decisión se debía al marco internacional de aislamiento político y económico y era una "forma de sortear las dificultades que la propia economía mundial imponía, fue el fruto de la evaluación y opción del bloque dominante argentino."
El modelo de relación tenía un inconveniente más, ya que generó una situación de vulnerabilidad para el país:
... el descansar en un comercio absorbente con la URSS, no derivaba de que este país defendiera su interés nacional y promoviera su propio modo de producción, sino de las características que los propios funcionarios del PRN habían resuelto imprimir al intercambio con aquel país.
Esta debilidad ayuda a comprender el rechazo del gobierno argentino al embargo cerealero a la URSS organizado por Estados Unidos por la invasión a Afganistán.
Uno de los temas de discusión era sobre el rol argentino en No Alineados. Los militares presionaban para salir de allí pero la Cancillería recomendaba la permanencia con un bajo perfil. Existían críticas porque algunos miembros de esa organización pertenecían al bloque soviético. Pero desde la Guerra de Malvinas, dado el apoyo de esa organización en el conflicto se abandonó la idea. Incluso el último presidente militar, Reynaldo Bignone (junio de 1982 hasta diciembre de 1983), asistió a la cumbre de Nueva Dehli.
Con respecto a América Latina existieron dos ámbitos: el multilateral y el bilateral. Para el primero:
... Las reuniones de la Cuenca del Plata siguieron siendo frustrantes; hasta un tímido acuerdo de cooperación con el Pacto Andino fue hecho a la zaga de Brasil; el SELA no contó a la Argentina como a uno de sus grandes animadores.
En el caso del bilateral:
... salvo algunos éxitos aislados, como por ejemplo con Perú en materia nuclear y de explotación petrolífera, se advierten retrocesos visibles. Brasil es un caso aparte porque algunos acuerdos importantes se lograron, y en buena hora que haya sido así.
Según el gobierno del proceso existía una visión geopolítica que llevaba a un rechazo de las propuestas de integración, como lo señala Puig:
... la Argentina no se "integrará" multilateralmente en América latina, y aunque aún en forma bilateral no establecerá solidaridades de carácter estratégico político o militar. Lo propio con respecto a los demás países en desarrollo...
En la política regional se invirtieron el esquema de enfrentamiento con los vecinos del anterior régimen militar ya que existió una tensión pre bélica con Chile y un acercamiento al Brasil a partir del laudo arbitral británico adverso al país en la cuestión del Beagle en 1977. Este fallo británico fue declarado nulo por los militares a fines de 1978, situación que fue superada por las presiones internacionales y la intervención papal - que ofreció su mediación - para evitar la guerra.
Esta situación conflictiva obligó a un mejoramiento con Brasil, abandonando el enfrentamiento por los cursos de agua de la Cuenca del Plata y avanzando en un acuerdo junto con Paraguay en octubre de 1979.
Los fuertes enfrentamientos por la situación de los derechos humanos con la administración de Carter llevaron a tener problemas con los objetivos básicos planteados por los militares desde el punto de vista político. Incluso el apoyo al golpe militar en Bolivia en 1980 era un nuevo desafío que el Proceso daba a la administración demócrata.
El recambio del gobierno militar de Videla por Roberto Eduardo Viola (marzo de 1981 a diciembre de ese año) coincidió "con un cambio sustancial de la política norteamericana que presagiaba la rápida cancelación de los desencuentros con la Junta Militar de Buenos Aires" por el triunfo electoral de Reagan.
El cambio en Estados Unidos llevó a una intensificación del proceso de desestabilización del gobierno sandinista en Nicaragua, donde los militares argentinos asesoraron a la contra.
Con Viola parece abrirse una nueva etapa producto de la apertura política: con la formación de la Multipartidaria, que de hecho concluyó la veda política; la normalización de las relaciones con Washington y el hecho que el personal de Cancillería dirigiera la política exterior, con la designación de Oscar Camilión. En esta etapa los objetivos eran: mejorar las relaciones con Estados Unidos y Europa; incrementar la presencia en América Latina; permanecer en No Alineados y mantener el pragmatismo económico.
Con el reemplazo de Viola por Leopoldo Fortunato Galtieri (diciembre del 81 a junio del 82) se cerró la apertura política, pero con respecto a la política exterior "parecía revitalizar la aspiración original de articular un vínculo incondicional con la superpotencia americana."
A pesar del mejoramiento de las relaciones con Estados Unidos que se convirtió en principal proveedor de nuestro país, se mantenía el comercio con la URSS, conformándose -como a principios de siglo XX- una relación triangular donde los soviéticos reemplazaban a los ingleses.
La política económica agudizó los problemas sociales y políticos y para perdurar en el poder los militares organizaron la recuperación de las Islas Malvinas.
Este fue el hecho más relevante de la política exterior. La mayoría de los autores señalan el carácter irracional de la decisión. Tomamos como ejemplo dos autores Puig y Figari. Al referirse al conflicto, el primero dice que:
Las decisiones tomadas en el caso Malvinas parecerían demostrar un cambio de apreciaciones con la política territorial... Si la presunta defensa del territorio se efectúa en forma irracional, incoherente, contradictoria e inconsulta, así se pone también de manifiesto la debilidad en materia espacial.
Y por su parte Figari dice que:
La guerra de Malvinas ha sido un ejemplo claro de la aventura irracional de intentar hacerse justicia por sí mismo... No se negoció como era indicado y se terminó en ciertas especulaciones que culminaron en una guerra irracional, que sólo contó con el apoyo moral de los países latinoamericanos primero y el Movimiento de No Alienado después.
A pesar de la advertencia de Estados Unidos, Galtieri pensó que la tarea realizada con la contra nicaragüense era suficiente para que Reagan abandonara a Margareth Thatcher, su principal aliado en Europa y apoyara a la Argentina en esa aventura militar. Como dice Figari sólo los países latinoamericanos y los del Tercer Mundo apoyaron, aunque fuera simbólicamente, por ver en ese conflicto un enfrentamiento norte-sur.
La superioridad tecnológico -militar británica con apoyo de los miembros de la OTAN - entre ellos Estados Unidos - sumadas a las sanciones económicas de la Comunidad Económica Europea y los norteamericanos les permitió a los ingleses ganar en setenta y cuatro días el único episodio bélico en que la Argentina se había involucrado en los últimos cien años.
Esta derrota militar por un lado relativiza bastante los justos títulos que nuestro país tiene sobre las islas pero además terminó por "ubicarnos en una realidad que no percibíamos con claridad". La Guerra de Malvinas es el punto terminal de esta situación internacional del país que puso de manifiesto su debilidad en el mundo y la equivocada imagen que teníamos de nosotros mismos.
Sus consecuencias para la política exterior, como dice Carlos Escudé, fueron las de llevar al país a un aislamiento internacional, peor que el que vivió al fin de la Segunda Guerra Mundial, fundado en los siguientes elementos: el carácter de facto del gobierno, la violación sistemática de los derechos humanos, los escándalos financieros, la decisión de declarar nulo el Laudo Arbitral británico con Chile y la Guerra de Malvinas. A éstos habría que agregarles los problemas económicos generados por su política monetarista. Elementos todos que terminaron con los sueños corporativos militares que se habían transformado en una pesadilla para todos los argentinos.