Apuntes sobre las políticas exteriores argentinas. Los giros copernicanos y sus tendencias profundas
9. La inserción excluyente: la política exterior de Menem (1989-1997)
La llegada de Menem significó un cambio en las estrategias planteadas que en algunos aspectos se mantuvieron con matices propios, sumado al cambio sustancial del escenario mundial que se estaba produciendo desde fines de los ochenta hasta la desaparición de la Unión Soviética en 1991.
Sumariamente presentamos las diferencias entre el gobierno de Alfonsín y la gestión de Menem, que analizaremos detenidamente en otro punto. Lo primero que hay que señalar es el marco internacional en que se desarrollaron una y otra administración, como dice Figari:
... La puesta en marcha del gobierno de Alfonsín coincide con una reactualización de la Guerra Fría. El gobierno de Menem es testigo de la caída del muro del Berlín y de la competencia entre los polos de poder mundial.
Los sucesos acaecidos entre fines de los ochenta y principios de los noventa generaron un cambio en el balance de poder mundial imperante desde la Segunda Guerra Mundial aunque nos parece que todavía el mismo no se terminó de configurar. Las consecuencias del fin de la Guerra Fría tuvieron para los países del Tercer Mundo, como lo señala Roberto Russell, dos consecuencias: 1) "la intervención de los grandes será menos obsesiva"; y 2) los países subdesarrollados:
... podrían quedar sumidos en un estado de abandono progresivo como resultado de la reducción de los intereses geopolíticos, estratégicos y económicos de la URSS y EE.UU. vis a vis los países subdesarrollados.
Esta situación podía hacer suponer un perfeccionamiento de la estrategia multilateral del anterior gobierno pero el peronismo desde que ganó la elección en mayo, incluso previo a estos cambios mundiales, "ya sabía que la relación con Estados Unidos sería el eje de su política exterior."
Otra diferencia entre ellas es que en la política exterior de Menem los temas económicos son los que prevalecen a los propiamente políticos, y esta opción tiene fuerte vinculación con la profundización de la relación bilateral con Estados Unidos. Producto de esta estrategia se abandonaron las asimetrías del anterior gobierno. Según el nuevo discurso oficial había que "abandonar el perfil de confrontaciones en las relaciones con la potencia hegemónica." En esto se fundamentó el giro de ciento ochenta grados o copernicano que tiene la actual política con respecto a la anterior.
Otro punto característico son los efectos de la sobreactuación del Poder Ejecutivo en el ámbito internacional con los planteamientos de mediación en diversas situaciones de alto perfil de la agenda internacional - como el conflicto entre los palestinos y los israelíes por ejemplo -, actitud que se asemeja a la repudiada por ellos mismos durante el gobierno anterior, con respecto a Centroamérica o al desarme.
Los fundamentos de estas diferencias están marcados por ser las estrategias y los valores con los que se evalúa el accionar exterior; como bien lo señala Miranda, "las dos políticas no tienen nada que ver entre sí porque parten de estrategias y valores disímiles."
Los dos ministros de Menem son destacados académicos en economía, esto marca por un lado ese perfil de la gestión, ambos privilegiaron la relación especial con Estados Unidos pero existen diferencias de matices entre la gestión de Cavallo y la de Di Tella que nos permiten observar algunos cambios entre ellas, e incluso dentro de esta última. Mientras Cavallo:
... probó, aunque sin la decisión final de ponerse duro, si podría mantener las diferencias evitando una presión diplomática de los Estados Unidos. Y después, sin disposición para conservar la disidencia, optó por sintonizar con Washington.
El segundo, "no dudó sobre la conveniencia de una política de atención excluyente a los Estados Unidos." A este lineamento estratégico, el mismo Canciller lo denominó "relaciones carnales" y es el punto de partida del siguiente análisis.
En el año 1996 encontramos la consideración de algunos cambios en esta estrategia que pueden significar el abandono de esa política erótica de las relaciones internacionales argentinas. La renovación de la gestión, nos da esa sensación, ya que las relaciones carnales y la política de seducción que fueron los ejes del gobierno en esta materia están siendo puestos en cuestión, e incluso abandonados.
9.1. La política erótica: relaciones carnales y estrategia de seducción
Caracterizamos así a las políticas implementadas desde la gestión de Guido Di Tella, ya que este las bautizó con términos marcadamente eróticos como relaciones carnales o estrategias de seducción. La utilización de estos términos nos permite inferir que su objetivo último era crear una nueva falacia antropomórfica, siguiendo este modelo de relación especial.
Como lo declaró el Canciller Di Tella en una entrevista, estas relaciones están dadas por su intensidad con Estados Unidos, basadas en que "las relaciones con Estados Unidos las queríamos tener buenas porque nos convenía que fueran buenas." La conveniencia estaba dada por el hecho de que era necesario cambiar, "esa política de hostilidad gratuita era incompatible con estar pidiéndoles fondos a los prestamistas principales."
9.1.1. Las relaciones carnales
La relación con EE.UU. tuvo hasta 1995, como ya lo señalamos, por lo menos dos etapas: una con Cavallo, y otra con Di Tella y las relaciones carnales. Sus ejes son: el impacto psicológico en la tradicional cultura argentina con respecto a los norteamericanos - produciendo oposición tanto dentro como fuera del gobierno -; la iniciativa de este cambio proviene del gobierno argentino y no de la administración estadounidense; la capacidad de la diplomacia de aquél para influir sobre la política doméstica; y el hecho de establecer distintas estrategias de negociación en los ámbitos de subsidios, patentes medicinales, política misilística y nuclear.
Los impulsores de esta política hablan de una alianza con Estados Unidos, pero como lo aclara Figari no existe una alianza con los Estados Unidos y:
... debemos distinguir que en las relaciones centro-periferia no se trata de alianzas, sino de relaciones jerárquicas. Las alianzas se realizan con aquellos que tienen las mismas capacidades, valores e intereses. En este sentido no fue lo mismo la posición de Alfonsín que la posición de Menem.
Esta definición de este acercamiento lo hace fijando una lógica que encuentra en la relación de Argentina con el mundo.
La intervención argentina en el Golfo Pérsico y en Haití es un reflejo de esta relación especial. La primera "marcó un cambio a nivel de política exterior, ya que rompió con la tradicional neutralidad argentina en los conflictos bélicos que no le incumben directamente". El gobierno fijó esta posición como muestra de su voluntad de acercarse temáticamente a la agenda norteamericana. Es decir, el motivo de esta decisión era el pregonado alineamiento. Esta intervención tuvo consecuencias negativas, como lo señala García del Solar:
... Creo que los atentados con bombas que destruyeron la Embajada de Israel y la AMIA se deben a varios actos de política exterior del gobierno de Menem que nos introdujo en el conflicto de Medio Oriente.
Durante el año 1996 continúan los efectos de esta política por las repercusiones de los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA ya que las investigaciones judiciales se encuentran estancadas, lo que genera numerosos reclamos de varios sectores, donde los representantes de ese país y los de la comunidad judía local responsabilizan a Irán. Producto de ello, en 1997 el gobierno evalúa la posibilidad de reducir el nivel de las relaciones diplomáticas con Irán.
La intervención militar en Haití es otro punto en la misma dirección. Desde el ámbito cercano al gobierno se sostiene que esta acción era "no sólo deseable sino imprescindible"; el motivo fundamental era que la Argentina se encuentra "desarmada" frente a Chile e Inglaterra:
... nuestro único y frágil reaseguro está en la consolidación de nuestra alianza político-militar con Estados Unidos. Desde una perspectiva geopolítica, esa es una alianza crucial para la Argentina, que debe alinearse en cuanta oportunidad se presente. Entrar en Haití será un error para Estados Unidos pero acompañar a ese país será un acierto para la Argentina.
En ambos casos observamos un abandono del principio de no intervención que se complementa con los beneficios que el modelo de inserción propuesta con los Estados Unidos otorgaría. La participación en estos conflictos se relaciona también con el incremento de las tropas argentinas en misiones de paz de la ONU. El número de efectivos se ha incrementado desde 1989 a 1994 en veinte a mil seiscientos hombres.
Los escándalos por las ventas de armas a Croacia en 1996 han puesto serios inconvenientes al gobierno en su política de participación en las fuerzas de paz de Naciones Unidas ya que ese país sufre un embargo decretado por ese organismo internacional por el conflicto en la ex Yugoslavia. Cuando el batallón argentino tenía que trasladarse hacia otra región aparecieron problemas por esa actitud.
Esta participación en misiones de paz tiene varias explicaciones: por un lado la pregonada participación en el Nuevo Orden Mundial - que es una forma de seguidismo de la política exterior norteamericana - y por otro, encontrar un rol a las fuerzas armadas argentinas.
Otros puntos que tienen que ver con la relación con Estados Unidos son el retiro "abrupto y ostentoso" del Movimiento de No Alineados y el cambio en los votos en Naciones Unidas, aspectos que no fueron sugeridos por los norteamericanos, a diferencia del tema nuclear y los temas militares que sí lo fueron. Según el Canciller, el tema de no alineados se debe a que nuestro país:
... es Occidente... Estar en el Tercer Mundo puede ser una desgracia que uno trata de superar, pero esforzarse por estar allí era una decisión incomprensible.
Esta evolución es lo que determinó esa medida con respecto al cambio de los votos en Naciones Unidas; el Canciller dijo que la Argentina "enfrentaba a Washington en más oportunidades que, por ejemplo, Libia."
La firma del Acuerdo de Salvaguardas con Brasil, más las ratificaciones del Tlatelolco y el Tratado de No Proliferación Nuclear cumplen con las exigencias norteamericanas en materia de política nuclear. En el tema misilístico el Canciller manifestó que "el abandono del tema Cóndor me parece que fue absolutamente fundamental, así como la adhesión al grupo llamado MTCR." En 1995, Di Tella mismo evalúa la firma de estos acuerdos como una oportunidad para:
... el acceso a las tecnologías mundiales en esta materia. Esto implica que no queremos seguir con un desarrollo autárquico. Lo que queremos hacer es lo que hace todo el mundo, es decir avance tecnológico con la cooperación que exista en el mundo y para eso el país no puede ser visto como un país sensitivo, peligroso y no confiable.
La argumentación de Di Tella tiene dos aspectos: primero, la autolimitación de desarrollos de políticas en áreas de defensa, y en segundo lugar, parece desconocer las consecuencias de la firma del tratado MTCR que impide a los países desarrollados la venta o transferencia de equipos de tecnología misilística.
Como en el caso de la gestión anterior, la evaluación de esta política hacia Washington tiene dos formas. Rescatando primero como conclusión que la actual política:
... hacia Washington ha roto el histórico desacuerdo entre Argentina y Estados Unidos y entre el peronismo y los Estados Unidos. A mediano plazo, la construcción de confianza creada a partir de la política menemista brinda un nuevo marco para la resolución de disputas.
O si no también del siguiente modo:
... la Argentina debe tener con los EE.UU. la mejor relación posible. Es la primera potencia del mundo y está en nuestro hemisferio. Pero una cosa es tener la mejor relación posible y otra cosa es ser un aliado automático.
Estas visiones, son ejemplificadoras del debate sobre las relaciones argentino-norteamericanas y la política de alineamiento. Paradiso nos aporta una definición más adecuada para llegar al fondo de esta cuestión, cuando señala al respecto que estas políticas "no responden al concepto de alineamiento automático... de lo que se trata, es de una modalidad de subordinación autoimpuesta."
Esta definición es más precisa ya que muchas de las acciones señaladas se debería más por iniciativa propia del gobierno argentino que por la presión norteamericana.
Las relaciones carnales están siendo puestas a prueba por parte de un sin número de procesos que se han desarrollado durante el año. Como lo señala también Figari, se conforma una nueva etapa por el agotamiento de la anterior fase producto de su fracaso y lo que la define es la acción norteamericana más que la argentina. Se la percibe por el:
... desencanto por un lado y la actitud de los Estados Unidos, entre fines de 1994 y principios de 1995, de replantear sus relaciones en el Cono Sur, prefiriendo como aliados principales al estabilizado Brasil de Cardozo, convertido eventualmente en un Estado pivot, y la invitación realizada a Chile de participar en el NAFTA, lleva al gobierno argentino a una posición de duda ¿qué era más conveniente para nuestro país, continuar con la alianza a ultranza con los Estados Unidos o sin dejar de estar alineados con los Estados Unidos concertar los mayores esfuerzos en el Mercosur?
La respuesta que el gobierno de esta cuestión dirá es si entramos o no en una nueva etapa que se consolida o es simplemente una oscilación más, y el acierto o error en el que se incurre en estas políticas.
Las leyes sancionadas por el Congreso de la Nación de Patentes Medicinales y de Confidencialidad largamente reclamadas por los distintos embajadores norteamericanos, e incluso en la visita de Michel Kantor (Secretario de Comercio norteamericano) - quien concretó una reunión con el Ministro de Economía, Roque Fernández, al respecto- no cumplen con las exigencias de ese país ya que las mismas se adecúan a las normas establecidas por la Organización Mundial de Comercio, más que a los intereses norteamericanos, por lo que éstos sancionaron a nuestros productos y a nuestro país en materia de derechos de descuentos aduaneros. Por ello ese país eliminó los derechos compensatorios que aplicaba a algunas exportaciones (cueros curtidos, lanas, tubos sin costura y laminados). Este asunto es interesante porque representa una prueba a la política de las relaciones carnales y porque es una respuesta del Congreso, más que del Poder Ejecutivo. Creemos que aquí podremos ver con qué eficacia se defienden nuestros intereses económicos por sobre los estadounidenses, como lo prescribe la receta escudeana. Clinton propone la ampliación del NAFTA por una "fast track" al Congreso Norteamericano para crear un Area de Libre Comercio de las Américas que es bien vista por el gobierno argentino.
A principios de diciembre de 1996 se concreta la visita de Carlos Menem a EE.UU. siendo una prueba más de las relaciones carnales. Allí estuvieron presentes los temas referidos a la ley de patentes, el pedido de mediación para el conflicto de Malvinas y un acuerdo militar con ese país para coordinar tareas conjuntas. Con respecto a este último punto, el oficialismo, en boca del diputado justicialista Miguel Angel Toma, puntualizó que inmediamente con este acuerdo nuestro país lograría: a) apoyo logístico y tecnológico moderno para nuestras fuerzas armadas; b) armamento hasta ahora restringido por Estados Unidos; c) equipamiento en mejores condiciones económicas; d) incremento del intercambio de la información y formación de cuadros. Tal vez sea posible que en él se encuentren los mecanismos de la tan anunciada y ansiada alianza estratégica político-militar con ese país. Los Estados Unidos propusieron la integración de la Argentina como aliado extra OTAN. Nuestro país con esa incorporación tendría los siguientes beneficios: participación en las licitaciones del Departamento de Estado; prioridad para compra de excedentes militares norteamericanos; acceso a un fondo para proyectos conjuntos para investigación y desarrollo de tecnología antiterrorista; y, posibilidad de recibir materiales a préstamos. Esta situación generó problemas con el Brasil - quien pelea por una banca permanente en el Consejo de Seguridad - y también con Chile, que continúa su renovación militar.
Los Estados Unidos presionan al gobierno para luchar contra la corrupción. En la misma dirección lo hacen varios organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional.
La política hacia América Latina, al igual que la gestión anterior, se divide en dos categorías: la primera "menos intensa materialmente pero muy importante como grupo de referencia político, que es el Grupo de Río"; y la segunda "es el grupo de países vecinos, países del Mercosur, Bolivia y Chile."
El Grupo Río es una clara continuación de la política de la gestión anterior pero con características distintas, ya que en los ochenta los gobiernos que la componían tenían cierta orientación socialdemócrata y en los noventa son neoliberales, aspecto que no es secundario a la hora de ver su instrumentación. La reunión de agosto de 1997 fue particularmente álgida por los problemas ocasionados por el puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU que Brasil pretende para sí y la Argentina propone que sea rotativo; la alianza extra OTAN ofrecida por Estados Unidos a la Argentina es rechazada por los países vecinos, como así también la lucha contra el narcotráfico por la decisión norteamericana de calificar de año en año a los países en su lucha contra este flagelo.
Estas diversas propuestas norteamericanas, conjuntamente con el ofrecimiento a Chile para ingresar al NAFTA, es para algunos, como el ex Canciller Caputo, un intento para debilitar al Mercosur. Para el ex embajador Carlos Ortíz de Rosas "el país no objeta específicamente la candidatura de Brasil, pero debe seguir oponiéndose a la concesión del veto a los nueve permanentes." Finalmente triunfó en el Grupo Río la posibilidad - impulsada por la Argentina - de una fórmula rotativa en esa banca del Consejo de Seguridad.
La política del Mercosur tiene dos niveles: el político-diplomático en donde este mercado común "mantiene sus atractivos aún al atravesar un momento complejo" producto del alineamiento automático y de la falta de consultas políticas entre los gobiernos; y el económico donde se sostiene que la "nueva conformación mundial signada por la existencia de megamercados nos lleva inevitablemente a definir una estrategia a nivel regional."
La aprobación del Tratado de creación del Mercosur es a nuestro entender el aspecto más importante de esta gestión. Y es también una continuidad en la política de integración iniciada por Alfonsín en la gestión anterior, aunque se abandona la estrategia gradual establecida en los acuerdos de 1985.
En el año 1996 la política con el Mercosur estuvo marcada por la aprobación del ingreso de Chile al mercado regional con la fórmula de cuatro más uno en julio y la evaluación de la posibilidad de ingreso de Bolivia y México en agosto. Dentro de los instrumentos encontramos debates sobre el control conjunto de la evasión y el lavado de dinero, como así también la firma con Paraguay y Brasil de un acuerdo de seguridad fronterizo. Con la visita del presidente Fernando Cardozo se firma un tratado sobre la eliminación de zonas de privilegio fiscal. Se agudizan en 1997 las discusiones en torno al intercambio con Brasil por diversos subsidios e imposición de barreras aduaneras a productos de ambos países (automóviles argentinos y el caso del azúcar) por falta de mecanismo de resolución de las disputas comerciales.
El escándalo por las ventas de armas a Ecuador es un tema con un alto perfil en los asuntos latinoamericanos. En el conflicto entre Perú y Ecuador, la venta de armas defectuosas al segundo país, no sólo cambia una posición histórica de la Argentina con el pueblo peruano sino que el hecho de que las armas estuviesen en estado defectuoso generó reclamos. Lo más grave de esta situación, no son las rispideces en las relaciones con ambos países sino el hecho de que la Argentina es uno de los firmantes de los Protocolos de Río de Janeiro de 1942 que garantizan la paz entre ambos países. Este escándalo diplomático terminó con el reemplazo del Ministro de Defensa, Oscar Camilión en julio de 1996.
Si bien desde los primeros tiempos de la gestión no tuvo un lugar importante en la agenda, tras el acercamiento con Estados Unidos, Europa fue ascendiendo, aunque plantea dificultades. Para que ella sea beneficiosa es necesario, como lo señala Pedro Romero que exista: un seguimiento "paso a paso del desarrollo del proceso comunitario"; superar las deficiencias en la cooperación política basadas en algunas novedades que no son suficientes en el ámbito económico; deficiencia de nuestro sector exportador; inseguridad jurídica y corrupción administrativa. Desde Europa nos encontramos con un desproporcionado proteccionismo económico y la falta de una política hacia América Latina frente a la prioridad de Europa Oriental, la ex URSS y los Acuerdos de Lomé con sus ex colonias. Como hecho positivo rescatamos que la firma del Acuerdo Marco con la Comunidad Económica Europea es importante como fuente de inversiones y nuevas posibilidades para nuestras explotaciones, sumadas a la apertura de una delegación de la CE en nuestro país y a un acuerdo pesquero. Las relaciones con Europa Occidental siguen siendo positivas a partir del acercamiento entre la Comunidad Económica con el Mercosur.
Desde el punto de vista político, existen fricciones con Francia por el juzgamiento en ausencia al Capitán Astiz por desaparición de personas en la última dictadura militar, generando un fuerte entredicho entre ese país que reclama el cumplimiento de la condena y la defensa que hace el gobierno de dicho militar en virtud de las leyes de obediencia debida y punto final y del decreto de indulto. En 1996 se le suman a Francia, los casos de España e Italia quienes están iniciando procesos judiciales a militares responsables de la desaparición de ciudadanos de esos países.
9.1.4. Límites, hielos y seducción
Los problemas limítrofes están presentes con la situación de Malvinas y las cuestiones de demarcación pendientes con Chile.
El objetivo de la política hacia Malvinas fijado por la Cancillería era volver a la situación anterior a la guerra de 1982. Por ese motivo la actual gestión decidió cambiar, privilegiar la negociación bilateral a la multilateral utilizada por el anterior gobierno y que se encontraba en un punto muerto. Los aspectos diplomáticos y militares permitieron encontrar un cauce bajo la fórmula del paraguas de soberanía. Esta consistía en proteger:
... la posición de cada parte en lo relativo a sus derechos sobre los archipiélagos y espacios marítimos circundantes; el compromiso de no recurrir al uso de la fuerza; y la reanudación de las relaciones consulares, y la normalización de las relaciones económicas y los vínculos de transporte.
En esta declaración se observa el alto perfil de las cuestiones económicas por sobre las políticas que es el carácter distintivo de la actual gestión. La negociación bilateral ha destrabado la relación con la CE permitiendo el Acuerdo Marco, tal vez el único beneficio palpable hasta el momento.
Pero estas negociaciones económicas con Gran Bretaña siguen siendo conflictivas, sobre todo en el ámbito de los hidrocarburos y los productos pesqueros, temas prioritarios en la agenda inglesa. Con respecto a los primeros, con la firma de una Declaración conjunta sobre explotación de petróleo en Malvinas se ha generado una dura polémica sobre los beneficios y los alcances obtenidos con tal instrumento ya que se reconoce el pago de un canon para la Argentina pero a la zona de explotación se incorporan reas que no estaban en litigio. Por ello desde el radicalismo se sostiene que este documento "a lo sumo puede servir para disminuir en algo los efectos negativos de una política de seducción fracasada." Desde el oficialismo, o mejor dicho fuentes cercanas a él, se dice que este acuerdo "representa un enorme e inesperado logro diplomático." Los frecuentes y fuertes desencuentros con los británicos han tenido lugar durante 1996 con motivo de los acuerdos por hidrocarburos y pesca. En esas negociaciones se observa la debilidad de la posición argentina frente a sus derechos. Sumado a este hecho los kelpers han licitado áreas de explotación petrolera a fines de agosto, en las cuales la sociedad en donde participaba Y.P.F. quedó afuera. Se postergó el llamado a licitación en la zona de cooperación argentino-británica para el año 1998.
Desde el punto de vista político, la actual gestión ha incorporado una nueva estrategia denominada de seducción hacia los kelpers. El gobierno manifestó en un principio que tendría en cuenta sus "deseos", cambiando la postura tradicional de nuestro país que privilegia sus "intereses", aunque como forma de aproximación no ha dado los resultados esperados. Un ejemplo de ello es el intenso debate producido a raíz de la encuesta encargada por la Cancillería y realizada por la empresa Mori a los kelpers, con respecto a los reclamos de nuestro país. Este trabajo tuvo como objeto evaluar el impacto de ellos en esta estrategia. Esto es una política riesgosa ya que por un lado no considera a los isleños como parte pero por otro lado existe toda una serie de señales para involucrarlos. Se produce una fuerte preocupación por el grado de avance de los kelpers en el manejo de algunas cuestiones relativas a las islas.
Los serios incidentes acontecidos en aguas adyacentes a las islas Georgias desde principios del año 1996 han puesto en cuestión la política llevada a cabo sobre Malvinas. Y si a esto le sumamos la decisión de volver a los foros internacionales a discutir la cuestión de Malvinas, como en la época de Alfonsín, se observan los límites de la política de seducción. La decisión del Comité de descolonización de la Naciones Unidas es un signo positivo que fortalece la posición argentina al respecto.
Con esta estrategia, se pone al descubierto, como lo señala el embajador Lucio García del Solar, que "el gobierno no tiene un programa que debiera formularse del corto, mediano y largo plazo y actúa por reacción." En consonancia con esta definición Carlos Pérez Llana, la evalúa del siguiente modo:
La política de seducción ha fracasado porque en última instancia se vienen haciendo concesiones. En segundo lugar al ser éste un instrumento diplomático, nuestro país sigue facilitando las cosas, en este caso a los kelpers...
Es interesante leer al respecto del zigzagueo de la política gubernamental, la posición del ex asesor de Di Tella y mentor de dicha política, Carlos Escudé, cuando éste sostiene que:
... es que tanto si se supone que las Malvinas son recuperables (y hay que evitar su independencia), como si se supone que no son recuperables, la medida aconsejable es la misma: rechazar con firmeza el principio de autodeterminación de los isleños.
Por otro lado esta política está siendo fuertemente cuestionada desde la oposición, la cual sostiene que el gobierno con ella está delegando la soberanía en las islas. Y desde el mismo gobierno, el ex Ministro Camilión dice al respecto de esta política que "tiene el claro mérito de haber hecho fluído el diálogo" con los ingleses pero "Londres no ha mostrado signo alguno de flexibilidad en la cuestión central" en obvia alusión al tema de Malvinas.
Un dato positivo en esta cuestión son los viajes de los familiares de los caídos argentinos en la guerra del 82.
El 30 de diciembre del 96 el Presidente Menem propuso un sistema de "soberanía compartida" para las islas que Londres rechazó inmediatamente. Esta propuesta es una muestra de la búsqueda de nuevas estrategias ante el agotamiento de la seducción. Para Escudé‚ esta nueva iniciativa sirve para mostrar que nuestra posición "es flexible y razonable, de modo de tentarlos" a los laboristas ingleses "a iniciar conversaciones sobre la soberanía en el caso que lleguen al gobierno en 1997". En cambio para el ex Canciller del radicalismo, y actual dirigente del Frepaso, Dante Caputo, se trata de la inauguración "de una nueva etapa: la de la soberanía compartida" tras el fracaso de la estrategia de seducción. El radical Alconada Sempé sigue esta línea argumental del fracaso cuando sostiene que con ella se está buscando "explorar todas las posibilidades que nos permitan transitar desde la actual parálisis hacia una solución definitiva."
En julio de 1997 el Canciller Di Tella se reunió con su nuevo par británico, Robin Coock y en dicha reunión se concluyó que sobre el tema Malvinas "no habrá cambio sustancial sin el visto bueno de los malvinenses".
En cuanto a los problemas de demarcación con Chile durante la actual gestión se firma un Tratado para solucionar los veinticuatro puntos en disputa, dejando de lado el conflicto de Laguna del Desierto y el de Hielos Continentales. Este acuerdo sienta sus bases en el Tratado de Paz y Amistad de 1984, ya que:
... implicaba terminar la demarcación. El tema del acuerdo sobre hielos continentales y el acuerdo sobre arbitraje en el caso del Lago del Desierto ponen un punto final a cien años de desentendimientos. Dos países, donde lo natural es colaborar y cooperar, hemos estado al borde de la guerra.
El primero fue llevado a un arbitraje internacional que falló en favor de las pretensiones argentinas y en el segundo se intenta una solución política a través de la demarcación de una poligonal consistente en fijar una línea equidistante entre las pretensiones de ambos países. El interés por esta región tiene dos aspectos: el ser una reserva importante de agua dulce y el poseer un potencial para el desarrollo económico de la zona basado en el turismo.
Los intereses de la actual gestión por solucionar estos diferendos se basan en la integración de Chile al Mercosur y en el hecho de "cerrar definitivamente las cuestiones fronterizas". Pero creemos que una solución de estas características sería por lo menos apresurada por las consecuencias que traería una demarcación dudosa.
Las presiones del Poder Ejecutivo sobre el Parlamento, han intensificado el debate público sobre la poligonal la cual ha sido fuertemente cuestionada por la oposición e incluso por sectores del propio oficialismo. La aparición en diciembre de un dictamen del Bloque de Diputados Nacionales de la UCR sobre este aspecto, se suma a las críticas formuladas por Rafael Flores del Frepaso y la del gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner como de la senadora por esa provincia, Cristina Kirchner. En el documento se "rechaza el acuerdo y propone demarcar la frontera común" acordando "mediante el principio tradicional de división de aguas."
A esto hay que sumarle la preocupación creciente originada por la modernización del ejército chileno del inicio de una nueva carrera armamentista en la región.
A fin de año los presidentes de Chile, Eduardo Frei y su par argentino se encontraron en Buenos Aires con el objetivo de tratar la agenda bilateral. En la reciente visita al Vaticano de octubre de 1996, el presidente Menem solicitó al Papa que envíe una carta firmada por él dirigida a los parlamentos de ambos países para presionar el tratamiento y aprobación del acuerdo.
Desde el gobierno se ha indicado que el tema se ha politizado. Pero la pregunta es, ¿quién politizó? Al margen de la aspiración del presidente de concluir antes del 2.000 con los problemas fronterizos ¿quién ha fijado una línea demarcatoria, esencialmente política que no responde a ninguno de los principios sostenidos y respetados por nuestro país desde 1881?