Apuntes sobre las políticas exteriores argentinas. Los giros copernicanos y sus tendencias profundas
1. La formación de un modo de inserción (1810-1862)
Desde la independencia rigió un modelo económico signado por el deterioro del orden colonial hasta la imposición de un nuevo orden en los años sesenta del siglo pasado.
Por ese motivo creemos necesario hacer una breve disgresión al respecto. España no permitió que sus colonias tuvieran contactos comerciales con otras metrópolis y dio su exclusividad para los comerciantes españoles peninsulares. Existía un rígido sistema de comercio monopólico que se sustentaba sobre dos ejes (uno, México-Zacatecas; y el otro, Lima-Potosí) vinculando el ingreso de mercaderías, la extracción de metálica y la capital administrativa. Estas medidas produjeron múltiples conflictos diplomáticos y bélicos, entre España y otras potencias, "en particular con Inglaterra."
En el caso de América del Sur se articuló su economía sobre el eje Lima-Potosí. Para España, Buenos Aires era un puerto seco, era el último punto de su imperio al sur del Atlántico, ya que todas las mercaderías entraban por Lima. Este sistema hacía que la mercadería que llegaba a Buenos Aires fuera sumamente costosa.
El Imperio portugués también fomentó el contrabando para comerciar con la plata de Potosí. Existía un camino "natural" de la plata que desembocaba en Buenos Aires, era menos oneroso y generaba una intensa actividad comercial. En el siglo XVIII Buenos Aires creció con esta actividad económica a un ritmo fabuloso; se generó una puja entre los comerciantes limeños y los criollos porteños, que estaban fuera del sistema de comercio. Estos querían que el sistema se flexibilizara - mientras que los primeros no -.
Con la llegada de los Borbones se produjeron cambios importantes, porque tenían ideas más liberales respecto de la administración. Crearon nuevos virreinatos en América del Sur y ciertas excepciones al rígido sistema monopólico.
En el marco de esas reformas se creó el Virreinato del Río de la Plata, y el centro minero de Potosí pasó a formar parte de esta nueva unidad administrativa con sede en Buenos Aires con lo cual lentamente dejó de ser un puerto seco. Este cambio benefició a la economía liberal que intensificó su producción vinculada al ganado cimarrón: cueros, sebo, grasa, tasajo, etc.
La intermitencia misma del Estado nos impide hablar de una política exterior en esta etapa. Distinguimos claramente dos partes: una tiene que ver con los diferentes estados surgidos tras la desaparición del orden colonial y la otra con el modelo rosista - donde Buenos Aires tenía la representación exterior de las provincias - y los dos estados surgidos tras ese momento. Esta situación se prolongó hasta 1862 con la unificación del Estado Nacional. No existía una política exterior; en todo caso, se responde a estímulos exteriores.
1.1. La pre-política exterior argentina (1810-1829)
Desde 1810 hasta 1829 observamos claramente una etapa que tiene ver con los inconvenientes de la construcción de un Estado Nación. La denominamos etapa de "hechos" de política exterior o etapa de pre-política exterior.
Tras la revolución de Mayo los comerciantes lograron el comercio libre. Desde el punto de vista político el principal objetivo era el reconocimiento de la nueva nación y la compra de material bélico para enfrentar las agresiones de la ex metrópoli. Existe un marcado interés británico por comerciar y los norteamericanos se instalaron allí. Los primeros tenían más intereses económicos; los segundos querían además establecer un esquema de seguridad hemisférica, cosa que los dirigentes de Buenos Aires reunían - pero su dimensión comercial era menor que la de Gran Bretaña- aunque políticamente eran importantes por ser unos de los primeros territorios en independizarse.
Gran Bretaña alentó la independencia de las colonias hispanas (hubo un intento de apoderarse de ellas con las invasiones inglesas) pero la coalición contra Napoleón y luego la Santa Alianza fueron una limitación importante que la obligó a tener una actitud cauta con respecto a las colonias. En Buenos Aires había unos cuatro mil comerciantes ingleses para 1810 y el número era cada vez mayor.
Desde el punto de vista económico la estructura del país se sustentaba en la exportación de cueros, carnes saladas y sebo que vinculaba a la Argentina con las economías esclavistas hasta los cambios producidos con la modernización posterior a la caída de Rosas. Este proceso produjo una decadencia de las economías del interior en favor del litoral en donde la principal beneficiaria fue Buenos Aires.
La política exterior de Gran Bretaña consistía en comerciar con las colonias. Ferns señala tres elementos importantes en el desarrollo del comercio anglo argentino: 1) la capacidad de comerciar por el bajo costo de las mercaderías; 2) un abundante capital comercial; y 3) "la experiencia y vinculaciones comerciales". Desde el punto de vista político, Gran Bretaña buscaba desarrollar "las relaciones comerciales británicas y la disminución de compromisos británicos en América latina". A esto se lo llamó política de mediación.
Mientras tanto los EEUU - que en 1812 enfrentaron una guerra marítima con Gran Bretaña -, optaron por una política de aislamiento de los problemas europeos que les permitió expandirse sobre el espacio norteamericano ocupado por España y su sucesor México, durante el siglo XIX. A pesar de ello, Harold Peterson dice que el gobierno de Madison envió un encargado de negocios y que este hecho era una excepción ya que "el gobierno norteamericano nunca había enviado antes un representante a un Estado no reconocido."
Por su lado, el Imperio Portugués intentó a través de la Infanta Carlota asumir el control político de América del Sur. Luego de formarse la Primera Junta de Gobierno existieron intentos para que Portugal se hiciera cargo del país con una monarquía.
En Gran Bretaña el mercado rige las relaciones políticas: donde hay comercio, hay relaciones políticas. Este ejemplo lo tomaron los políticos argentinos en la segunda mitad del siglo XIX.
Con Estados Unidos había tres puntos básicos: 1) mantener la neutralidad, ser imparciales pero benévolos con los rebeldes; 2) la preocupación constante de investigar sobre el terreno las condiciones existentes en la zona sobre la cual el gobierno norteamericano sabía muy poco, pero la baja calidad de los representantes que Estados Unidos mandaba terminó jugando en la política local; 3) examinar los acontecimientos a ambos lados del Atlántico que justificaran una ayuda más eficaz.
Esta política se encontró con cinco inconvenientes: 1) la temeridad de los corsarios de Buenos Aires, por las patentes de corso que entregaban los porteños; 2) la conducta ineficaz de los agentes norteamericanos en Buenos Aires; 3) los esfuerzos fracasados para lograr una comprensión total de la situación y generar una política; 4) los pedidos de reconocimiento por medio de representantes en Washington; 5) la oposición del senador Henry Clay que trabó todas las iniciativas; y 6) la actitud de la alianza europea.
En 1817 Pueyrredón firmó un acuerdo de comercio que el presidente norteamericano Adams vetó porque implicaba el reconocimiento de la independencia, cosa que todavía no estaba dispuesto a hacer. Pero sí se enviaron encargados de negocios que siguieron en alguna medida tratando de establecer un lazo económico entre las dos naciones.
Los presidentes Monroe y Adams habían reconocido su intención de mantener la política de investigación, neutralidad y no-reconocimiento.
Hasta 1820 Gran Bretaña quiso tener una política de mediación por el compromiso con España y por el otro lado, una política comercial con las colonias. Sostuvo ambas relaciones mientras pudo.
Luego de esa fecha se estableció una puja con EEUU por la influencia en la región. Se llegó a cambios en la política británica que abandonaron la política de mediación y cerraron las puertas a quienes querían intervenir en estos conflictos. La nueva política británica consistió en no "ejercer el poder político en América del Sur" pero tampoco "permitir que otras potencias lo hicieran". Como contrapartida, Estados Unidos lanza la Doctrina Monroe que fue bien recibida por el gobierno de Buenos Aires.
En este sentido, los Estados Unidos se vieron obligados a reconocer a los gobiernos hispanoamericanos "por el éxito innegable de los movimientos independentistas registrados en la región después de 1821 y por la compleja trama de la diplomacia en Europa." Pero todavía en 1823 existía una fuerte resistencia a proceder al reconocimiento.
Mientras tanto en el área latinoamericana, Simón Bólivar convocó al Primer Congreso Latinoamericano. Su estrategia continental consistía en seguir los pasos de la Federación Norteamericana: unir a los estados hispanos de América y no disgregarse en varios estados. Esta conferencia fue importante por: 1) la alianza entre los estados de América hispana; 2) la delimitación territorial (igual administración que cuando eran colonias); 3) la soberanía de cada parte contratante; y 4) la no-intervención.
Los argentinos no participaron de ella, siendo el primer signo de aislamiento con respecto a América latina, aunque tampoco respondía a una lógica de "mercados y política exterior" sino que fue fomentada en un recelo a sumarse al proyecto bolivariano. Como observadores en esta reunión estuvieron Estados Unidos y Gran Bretaña y surge entre ambos la puja por el control regional.
Pero volviendo a la relación con Gran Bretaña, con la firma del tratado anglo argentino de 1825 los ingleses quisieron establecer un marco de igualdad política y legal con el Estado Argentino que junto a Gran Bretaña se reconocieron mutuamente las autoridades consistidas y los poderes para legislar. Este tratado dejó mal parado a Estados Unidos, ya que ambos buscaron un acuerdo para comerciar. El tratado de Amistad, Comercio y Libre Navegación tuvo tres puntos: 1) los privilegios comerciales a Gran Bretaña que si bien no los necesitaba, EEUU presionaba para que no existieran: el principal privilegio era "el que los súbditos británicos quedaban exentos de prestar servicio militar obligatorio en las fuerzas armadas argentinas"; 2) la reciprocidad de derechos al reconocerse como estados pares; y 3) la libertad religiosa, que fue el aspecto más discutido, cláusula del acuerdo, que "obligaba a las partes a cooperar en la eliminación del tráfico de esclavos".
Este tratado fue la piedra angular de todas las relaciones anglo argentinas en ese siglo y la primera mitad del XX, enmarcadas en una situación donde Gran Bretaña fue la potencia marítima hegemónica y donde Argentina era una socia subordinada de la relación. Este tratado fue la base de la inserción de la Argentina en el mundo durante la segunda mitad del siglo XIX, ya que Gran Bretaña, al ser potencia mundial, garantizaba la presencia del país en el mundo.
Pero la firma de ese acuerdo no salvó otros puntos conflictivos (en la relación de Gran Bretaña) como los relacionados con las inversiones. Estas eran de tres tipos:
... las que realizaron inversores británicos residentes en Gran Bretaña y que invirtieron capitales en empresas por acciones que iban a establecerse en la Argentina; las inversiones realizadas por británicos residentes en la Argentina en empresas financieras o industriales del lugar; y por último las inversiones británicas en títulos públicos argentinos.
Dentro de ello se inserta el empréstito con la Casa Baring de Londres que fracasó porque su objetivo era pagar a los acreedores del Estado por las deudas generadas en las guerras de la independencia. Existen dos explicaciones: "la guerra y la declinación del tráfico a través del puerto de Buenos Aires." El pago de esta deuda implicó a muchos gobiernos durante el siglo pasado.
La guerra entre las Provincias Unidas y el Brasil en 1825 es un ejemplo del equilibrio de poder que se buscaba en la región del Plata. Este tiene su origen en la rivalidad entre España y Portugal por la Banda Oriental, zona invadida por el Imperio portugués a principios de la década de 1820. Los orientales tenían más lazos con los porteños que con los portugueses. Cuando se convocó a la Asamblea constituyente en 1824 se aceptó como miembros a los orientales y esto significó el inicio de la guerra con el Brasil que se había independizado de Portugal.
Brasil bloqueó los puertos argentinos complicando al comercio de Buenos Aires que se paralizó perjudicando a Gran Bretaña. Robert Parish, como representante británico trató de abrir el bloqueo. La guerra:
... terminó por entero la relación comercial. Si las hostilidades no hubieran terminado en forma rápida en 1828, la comunidad mercantil británica podría haberse visto obligada a abandonar definitivamente Buenos Aires.
El bloqueo fue roto por los norteamericanos quienes tenían naves en el puerto de Buenos Aires. A pesar de ello, Adams continuó con su "política de no-intervención y neutralidad" que impedía al encargado de negocios de Estados Unidos "reemplazar con la mediación norteamericana la propuesta por los ingleses" rechazando el pedido de Rivadavia.
Gran Bretaña operó para lograr la paz. Un primer acuerdo firmado por Manuel Gracia generó descontento en Buenos Aires y condenó a la desaparición del gobierno nacional encabezado por Rivadavia. A partir de aquí, Buenos Aires como provincia ejerció la representación exterior de las otras. El Ejército de las Provincias Unidas ocupó la Banda Oriental pero desde el punto de vista naval las fuerzas argentinas perdían terreno.
La disolución del gobierno de Rivadavia obligó a Gran Bretaña a una nueva negociación: la nueva propuesta inglesa era la independencia del Uruguay. Dorrego la entendió como independencia del Brasil y no de las Provincias Unidas aunque la propuesta era de ambas. La caída de Dorrego nos abre a la próxima parte del capítulo, la llegada de Rosas al poder.
1.2. La proto-política exterior argentina (1829-1862)
La proto-política se caracteriza por estar un poco más avanzada la construcción del Estado, aunque todavía no está finalizado el proceso. Aquí la provincia de Buenos Aires representa a la Confederación durante la época de Rosas y en la subsiguiente al rosismo, existen dos estados: el de Buenos Aires, y la Confederación. Por ese motivo los hemos considerado juntos.
1.2.1. La proto-política exterior en la época de Rosas (1829-1852)
Tras la caída de Dorrego y el interregno de Lavalle, en 1829 Rosas asume el poder. Va a ser un gobierno fuerte. Tenía una visión simplista de cómo manejar la cosa pública, por eso quería la suma del poder público.
Desde lo económico, Rosas representaba los intereses del complejo ganadero-saladero-comercial: los intereses de estos sectores orientaban su política hacia los mercados exteriores. En los dos primeros años de gobierno va a hacer una repercusión de una crisis económica europea que se suma a una sequía que produjo la muerte de un millón de cabezas de ganado.
En la etapa rosista analizaremos la implicancia del Pacto Federal en esta etapa, la Ley de Aduana, la ocupación inglesa de las islas Malvinas, los Bloqueos Francés y Anglo Francés como así también la política de no-reconocimiento de la independencia de varios países que habían formado parte del Virreinato del Río de la Plata (Uruguay, Paraguay y Bolivia). Es más, todos estos conflictos surgen por esa política de no-reconocimiento de las nuevas naciones formadas tras la disolución del virreinato.
El Pacto Federal de 1831 se forma como una respuesta a la Liga del Interior que era unitaria. El general Paz derrotó a los gobernadores federales del interior y nucleó a los nuevos gobiernos en contra de los del litoral. Desde el punto de vista de la política exterior encontramos dos aspectos importantes: el debate sobre el proteccionismo, y la forma de la representación exterior de las provincias.
Las provincias que formaban parte de esa zona (Santa Fe, Corrientes y Entre Ríos) le exigían a Buenos Aires el reparto de los recursos de la Aduana y que se fijaran tasas para proteger a los productos del país, además de la apertura de nuevos puertos en contra del monopolio de Buenos Aires. Estas medidas debilitaban el poder y el modo de inserción que el rosismo había perjeñado. Pero en realidad lo que buscaba era mantener los vínculos externos de la economía porteña.
Roxas y Patrón, representante de Buenos Aires, sostenían que era lo mismo comprar tabaco en Paraguay que en Corrientes, ya que aquél era de mejor calidad y mejor precio, y con esto se beneficiaba a los consumidores porteños. También existió un rechazo a la aduanas interiores porque limitaban el flujo comercial desde Buenos Aires hacia el interior.
Con respecto a la Aduana, el argumento por el cual Buenos Aires se había hecho cargo de ella era porque la Provincia pagaba las deudas de la guerras de la independencia y las constraías por la guerra con el Imperio del Brasil, como así también el empréstito con la casa Baring de Londres al desaparecer el Estado Nacional en 1827.
Por el Pacto se crea una comisión representativa de los gobiernos litorales que tenían como fin declarar la guerra, firmar tratado de paz, etc.. Este aspecto era una evolución hacia una forma para estatal pero de hecho siguió funcionando el sistema de delegación en la provincia de Buenos Aires.
Durante los años que Rosas se alejó del gobierno realizó la Campaña al Desierto (1833). Ésta estuvo compuesta por tres columnas desde la Argentina y una por Chile que intervendría en la región del Neuquén – ya que no pudo concretarse por problemas políticos internos de esa nación -. Con ella se ganan unas 400 leguas al territorio argentino y se eliminan unos 10.000 indios.
Un párrafo aparte merece el despojo territorial de las Islas Malvinas. Las disputas de la época colonial habían confirmado la posesión española de las islas, de quien el gobierno de Buenos Aires era legítimo sucesor. Por ese motivo, el gobierno tomó posesión de las islas en 1820 y tres años después se otorgaron concesiones para pastoreo y pesca, una de las cuales recayó en Louis Vernet - quien fue designado gobernador del archipiélago en 1829-. Los problemas comenzaron en 1831 cuando el gobernador:
... decidió poner en vigor sus disposiciones contra la caza de ganado y la pesca no autorizada, por lo menos contra los norteamericanos. En julio y agosto detuvo a tres barcos norteamericanos.
Este acto llevó a la intervención de la nave de guerra norteamericana Lexington, la cual asaltó Puerto Luis, capital de las islas. Esta actitud llevó a una ruptura de relaciones con ese país mientras Gran Bretaña en 1833 optó por despojar a los argentinos de las islas en su propio favor. Inmediatamente se iniciaron las reclamaciones pero no tuvieron ningún efecto, motivo por el cual no se insistió. Por otro lado al encontrarse fuera del modelo del saladero no tenían para Rosas ningún objeto especial.
El incidente de la Lexington fue muy traumático para las relaciones argentino-norteamericanas ya que constituyeron "un obstáculo mayor para lograr las relaciones amistosas con Estados Unidos que con respecto a las relaciones con Gran Bretaña."
En 1835 Rosas sancionó una ley de Aduanas proteccionista, cosa que no se correspondía con su política general; es un contrasentido. Además, existe un debate sobre su efectivo cumplimiento, ya que al año siguiente se empieza a desdibujar por reacciones en el interior.
La creación de la Confederación Peruano-Boliviana por parte de Andrés Santa Cruz fue vista como una amenaza por parte de Rosas para el norte argentino. Este creyó que la:
... creación de un fuerte bloque político territorial al norte disminuiría la seguridad y la influencia rioplatense. Rosas decidió acercarse a Chile y tratar de llegar a un pacto contra Santa Cruz... Las bases para un acuerdo argentino-chileno propuestas por Rosas fueron la disolución de la Confederación, la cesión de Tarija a los argentinos y la limitación de las fuerzas armadas bolivianas. Pero aunque Argentina y Chile coincidían en su hostilidad hacia Santa Cruz la desconfianza mutua impidió que concertaran un tratado de alianza. Por ello, a principios de 1838 las fuerzas argentinas invadieron el territorio boliviano sin coordinación con los chilenos.
Esta falta de coordinación con Chile llevó a la derrota de las fuerzas argentinas, no así las chilenas que vencieron a Santa Cruz y terminaron con ella.
La constante intervención argentina en los asuntos uruguayos a causa de su no-reconocimiento por parte de Rosas de esa nación, llevó a un cruce de alianzas políticas de diversos grupos argentinos y orientales. Mientras Rosas apoyaba a Oribe, Lavalle apoyaba a Rivera. Esta situación se agravó cuando los franceses sintieron que sus intereses en Montevideo se veían perjudicados por lo estipulado en la Ley de Aduanas que establecía tasas diferenciales para los barcos que atracaban en Buenos Aires.
Esta guerra civil y los problemas arancelarios con la Argentina dificultaban su comercio. La gota que desamó el vaso fue la intención de reclutar a un ciudadano francés para el ejército rosista. Existe una protesta por parte del encargado de negocios galo que es desconocido como tal y genera un problema diplomático.
Entonces operaron para favorecer a Ribera y por eso, bloquearon el puerto de Buenos Aires creando una ruptura de la corriente comercial importante.
Inglaterra acata el bloqueo para no confrontar con Francia, pero Estados Unidos logró ingresar unos treinta barcos contra uno de los ingleses se transformó en una presión política para los galos. Por ello se logra firmar el tratado Arana-Mackau donde se le da a Francia el trato de Nación más favorecida, se indemnizó a los ciudadanos franceses que se habían perjudicado por el conflicto pero no se otorgaron los derechos diferenciales y posteriormente se cerró la navegación de los ríos.
Rosas tampoco reconoció la existencia del Paraguay, cosa que se puso de manifiesto al asumir el gobierno de Carlos Antonio López en 1844:
... Rosas no sólo se negó, sino que además declaró cerrados los ríos Paraguay y Paraná a la navegación extranjera y planeó invadir Paraguay con el fin de incorporar aquel territorio a la Nación Argentina, sobre la base de que éste anteriormente había formado parte del virreinato y alegando que el gobierno de Buenos Aires era heredero de aquella autoridad. Las potencias europeas no aprobaban el reclamo territorial argentino y se negaban a aceptar que se las excluyera del sistema fluvial...
Algunos creen ver en estas negativas de reconocimiento una intención de fortalecimiento territorial. En realidad, lo que sopesaba Rosas, era la idea de la supremacía porteña en todo el espacio del antiguo Virreinato, cosa que no se corresponde con la realidad ya que muchas elites habían subsistido muy bien sin Buenos Aires ni Rosas y no querían quedar sujetas a su poder. En función de la debilidad territorial hay que hacer notar que el único despojo que sufrió la Argentina fue en esta época.
En 1845 Inglaterra y Francia intervinieron con un nuevo bloqueo por el problema de los aranceles que no habían sido modificados tras el anterior conflicto como tampoco la cuestión de la libre navegación de los ríos. Durante esta agresión, las naves extranjeras ingresaron en el sistema fluvial tras romper las cadenas en la Vuelta de Obligado. Si bien triunfaron desde el punto de vista militar, desde lo comercial:
... la aventura fue un fiasco. Las ventas fueron pobres y algunos barcos volvieron a sus puntos de partida tan cargados como habían salido, pues las sobrecargas no pudieron colocar nada.
La intención de vedar el ingreso en los ríos es un intento por mantener el monopolio del puerto de Buenos Aires en detrimento de los puertos del interior. Por otro lado como señala Puig, esto es una señal de lo que se llama la dependencia racionalizada en la cual se aceptó el comercio pero bajo sus propias reglas.
En 1849 se firma el tratado Arana-Southern por el que se devolvieron los barcos capturados y la isla Martín García . Se reconoce la potestestad de la Confederación para regular el manejo de los ríos interiores como así también, el Uruguay. Al año siguiente, los franceses firmaron un tratado, siendo éste, uno de los triunfos más notables de Rosas.
El bloqueo trajo consecuencias económicas, ya que Entre Ríos comerció directamente con la potencias, cosa que repercutió en su economía. Cuando termina el bloqueo la economía sufrió una retracción, siendo uno de los motivos que justificaron el levantamiento de Urquiza contra Rosas. Pero en Buenos Aires:
La prosperidad comercial que siguió al terminar la intervención anglofrancesa y la afluencia de inmigrantes que acompañó a esa prosperidad comercial, contribuyeron a crear ese nuevo estado de ánimo que comenzaba a penetrar en toda la sociedad argentina.
Se fue generando la situación económica necesaria para producir los cambios políticos indispensables para desplazar la economía del saladero por otra más moderna.
En este marco se instaló la caída de Rosas. En un primer momento, los británicos lo defendieron ya que era la garantía de orden. Su reemplazo por Urquiza no terminó los problemas entre el interior y Buenos Aires, ya que de hecho se conformaron dos estados distintos: la Confederación Argentina y el Estado de Buenos Aires.
La política seguida por Urquiza:
... expresaba el deseo del desarrollo económico, era uno de los más grandes estancieros y caudillos de la Argentina y el miembro más poderoso de la clase más poderosa de la Nación Argentina. El hecho de que ahora ningún interés importante de la comunidad se opusiera al libre tráfico, a las inversiones de capital y a la importación de mano de obra era la nueva e históricamente importante consecuencia de la caída de Rosas.
Este programa estaba inserto en la propia Constitución Nacional, y como lo señala Figari, es la manifestación de una estructura económica de país que "había sido desarrollada en virtud de la división internacional del trabajo." Y su forma complementaria, bajo la fórmula alberdiana tenía como metas para la política exterior "asegurar la paz, promover el comercio, no comprometerse en alianzas" que serían las pautas para los gobiernos argentinos desde entonces.
De esta política los británicos sacaron réditos, ya que:
... se firmó el Tratado de libre navegación, se evitó una guerra civil total entre Buenos Aires y los otros Estados de la República y se llegó a un acuerdo sobre el pago completo del empréstito de 1824, con sus intereses atrasados.
Urquiza revirtió la desconfianza firmando, además del tratado de libre navegación con Inglaterra, otros similares con Estados Unidos y Francia. También reconoció a Uruguay y Paraguay, y firmó un acuerdo de libre navegación con Bolivia y medió en un conflicto diplomático entre Estados Unidos y Paraguay. Mientras tanto, el Estado de Buenos Aires reconoce al Paraguay y la libre navegación de los ríos.
Pero a pesar de esta ventaja que la Confederación ofrecía, los comerciantes ingleses pensaban que:
... Gran Bretaña debía asumir una política de apoyo a Buenos Aires, contra Urquiza y la Confederación. Pero el Foreing Office tenía una opinión diferente... se resistió en forma decidida a la sugestión de reconocer la independencia de Buenos Aires o de aceptar las pretensiones que Buenos Aires tenía de representar a la República Argentina en la comunidad internacional.
Los ingleses propiciaron el entendimiento entre Buenos Aires y la Confederación y en este serio conflicto aumentó considerablemente su influencia; dando origen, junto al proceso de modernización, al ingreso de la Argentina a la esfera de influencia británica.