Acción racional, conflicto y seguridad colectiva en la posguerra fría
a) Introducción.
Como se advirtió oportunamente, esta sección constituye un complemento en el que se pretende llevar a cabo, tomando como fuente de inspiración al análisis aristotélico del silogismo práctico, una formalización más completa del modelo interpretativo de la acción individual y su racionalidad desarrollado en el capítulo 2. En ese sentido, no será mi intención, en primera instancia, dar cuenta de (ni polemizar con) los numerosos intérpretes y estudiosos que, como Allan (1955), Anscombe (1957), Kenny (1963), von Wright (1963) y (1971) o como Guariglia (1992) y (1993), se han ocupado del tema del silogismo práctico, para lo cual carezco de tiempo y espacio, sino que intentaré elaborar una perspectiva distinta y, a mi entender, abarcadora de las referidas interpretaciones.
Para terminar, se enumerarán las conexiones del modelo con otras teorías y disciplinas.
b) El silogismo práctico aristotélico.
El genio de Aristóteles no se limitó a sentar las bases de la mayoría de las actuales disciplinas científicas, sino que también fue el primero en considerar el estudio de la acción desde el punto de vista del agente que elige racionalmente entre distintas vías posibles, en una situación dada. En efecto, Aristóteles fue el que propuso por primera vez un análisis del razonamiento que conduce a la acción, el silogismo práctico. Es en De motu animalium VII, 701 a 707, donde se trata de establecer la causa común de los movimientos de los animales (incluido el hombre), el texto en el que Aristóteles presenta, de manera más completa, las pautas de tal silogismo. Allí dice lo siguiente: "Parece ocurrir algo semejante a lo que ocurre cuando pensamos y razonamos sobre los objetos invariables; con la diferencia de que aquí el fin es una especulación -en efecto, cuando se piensa las dos premisas, se piensa inmediatamente y se infiere la conclusión-, allá, en cambio, a partir de las dos premisas la conclusión que se infiere se convierte en la acción, como por ejemplo cuando uno piensa que todo hombre debe caminar y que uno es un hombre, inmediatamente camina, o si piensa que en una determinada situación ningún hombre debe caminar, y que uno es un hombre, inmediatamente permanece en reposo; y en ambos casos realiza la acción, a menos que algo lo impida o lo fuerce; otro ejemplo: debo producir un bien; una casa es un bien, inmediatamente produzco la casa (...); que la acción es la conclusión resulta evidente; las premisas que conducen a la acción son de dos especies, por medio de un bien y por medio de lo que es posible" (la cita está tomada de Guariglia 1993).
Se tiene que, mientras que en el silogismo teórico (silogismo en Bárbara) se llega a una conclusión (que es una proposición universal afirmativa), en el práctico se infiere una acción (la conclusión es el enunciado de una acción).
Por lo tanto se puede pasar, a partir de los ejemplos presentes en la cita y de otros tomados de la Etica Nicomaquea, a efectuar un primer análisis de la forma lógica del silogismo aristotélico.
I) Todo hombre (en una situación 1) debe caminar.
Yo soy un hombre (en una situación 1).
Camino.
II) Ningún hombre (en una situación 2) debe caminar.
Yo soy un hombre (en una situación 2).
No camino.
III) Todo lo dulce (en una situación 3) debe gustarse.
Esto es dulce (en una situación 3).
Lo como.
IV) Todo lo dulce (en una situación 4) no debe gustarse.
Esto es dulce (en una situación 4).
No lo como.
La interpretación más aceptada, recogida por Guariglia (1993), sostiene que:
1) La acción es para Aristóteles una forma de racionalidad que concluye en la actividad misma, es decir, Aristóteles propone una estructura racional de la acción.
2) La conjunción de las dos premisas hace necesaria la conclusión.
3) En todos los ejemplos, cada silogismo tiene dos premisas de distinto tipo:
1- Una premisa mayor, universal, "por medio de un bien" según Aristóteles, que señala una acción o el producto de una acción, que es un bien para todo individuo de una cierta clase.
2- Una premisa menor, particular, "por medio de lo que es posible" según Aristóteles, que establece las posibilidades que están al alcance del agente para poder realizar el fin propuesto por la premisa mayor.
Coincido en general con estas apreciaciones, aunque tengo algunos reparos con la interpretación que Guariglia (1992) y (1993) hace a partir de ellas. Guariglia sostiene la coincidencia en términos generales del silogismo práctico con el proceso de deliberación presentado por Aristóteles. En ese sentido, las premisas de lo posible constituirían un ejemplo de lo que Aristóteles denomina "tà pròs ta téle" (lo que está en relación a los fines y conduce a ellos), sobre lo que versa la deliberación. Guariglia toma la argumentación de Wiggins de que no se debe entender "tà pròs ta téle" de un modo muy restringido, como los medios distintos del fin, sino como componentes que ya son parte del fin y están a nuestro alcance. No obstante, analizando el esquema de su interpretación, parece entenderse que la premisa menor establece los medios que permiten realizar el fin, que identifica con la acción enunciada en la premisa mayor.
Creo yo, sin embargo, que resulta más correcto analizar a la acción como medio que permite al agente adecuarse a una situación dada, realizar sus fines, que en general van más allá de la acción misma. Empezaré mi "versión libre" del silogismo aristotélico haciendo notar que el "debe" de la premisa mayor no expresa una obligación moral, sino una necesidad, como cuando alguien dice: "estoy agotado, debo descansar" o "estoy hambriento, debo comer". Guariglia suscribe ésto, pero agrega que "la acción cuya realización es postulada como una necesidad por la premisa mayor, es presentada por ésta justamente sub specie boni, bajo el aspecto del bien que constituye el fin de la acción en la situación (dada)" (Guariglia 1993). Esta afirmación no parece clara, ya que si el bien es el fin de la acción, la acción es el medio para lograr ese bien, y por otro lado, si la acción es el bien, se tendría la proposición "la acción es el fin de la acción" que no parece aplicable a los ejemplos (a pesar de que Aristóteles distingue entre "praxis" y "poiésis", el silogismo práctico no se refiere sólo a la segunda de estas dimensiones, es decir, a las acciones como "correr" cuyo objetivo es la realización de la acción misma). Mi posición es que, en el caso de dichos ejemplos, tanto descansar como comer son bienes en cuanto resultan acciones adecuadas (buenas, correctas, apropiadas) en las situaciones en que son ejecutadas, sin embargo, se trata también y especialmente de medios (de buenos medios) en cuanto tienden a satisfacer ciertos fines precisos, la desaparición del cansancio y del hambre.
Retomando brevemente el tema de la deliberación, se tiene que ésta consiste en el establecimiento de juicios de valor sobre la realidad. Para ello, quien formula la premisa mayor debe hacer un balance entre los fines (objetivos que se propone) y los medios a su disposición. Para Aristóteles, lo bueno (adecuado, correcto, apropiado), tanto en sentido estratégico como moral, en una situación dada, es establecido por la recta razón, que es la razón del hombre prudente. En ese sentido, la razón del hombre prudente actúa como criterio objetivo de referencia, tanto en el terreno estratégico como en el moral (por ahora me referiré a su implicancia en el terreno estratégico, al que pertenecen los ejemplos citados).
El hombre prudente tiene la experiencia que le permite armonizar los medios y los fines de cada situación, llevando a cabo la deliberación que concluye con el establecimiento de la premisa mayor. Aquí hay que marcar la distinción entre los medios materiales necesarios para ejecutar las acciones, y las acciones mismas como distintos medios posibles para el logro de los fines. Cuando Aristóteles afirma que "se delibera sobre los medios y no sobre los fines" se refiere a las acciones, teniendo en cuenta a su vez que es imposible deliberar sobre la posibilidad de efectuar una acción si no se cuenta con los medios materiales necesarios para llevarla a cabo. Los fines (al igual que las preferencias de la teoría de la elección racional) vienen dados, sobre ellos no se delibera. Puede afirmarse, por lo tanto, que la deliberación no es equivalente al silogismo práctico, sino que se trata de dos cosas distintas. Mientras la deliberación del phrónimos concluye en la elaboración "objetiva" de un juicio de valor estratégico relativo a cierta situación (la subjetividad del hombre prudente es tomada como criterio normativo objetivo de racionalidad), en el silogismo práctico el agente examina de manera subjetiva si su situación se corresponde con la tenida en cuenta en el juicio de valor. En el silogismo práctico el agente examina la premisa menor "tà pròs ta téle" que, como sugiere más naturalmente la traducción de la frase griega, se refiere a los fines y no a los medios, intentando corroborar si su situación (que incluye sus propósitos) entra en el caso general expuesto en la premisa mayor, para entonces deducir y efectuar la acción que logre los referidos propósitos.
Volvamos ahora al análisis del "debe" de la premisa mayor. Tomando a Kant, puede decirse que expresiones como "estoy hambriento, debo comer" constituyen imperativos hipotéticos. En su análisis del concepto del deber, Kant distingue dos tipos de proposiciones de deber (imperativos), las categóricas, en las que el deber está no condicionado (usado moralmente), y las hipotéticas. Los imperativos hipotéticos no son morales, sino que establecen una relación medios a fines, una relación causal de la forma "si quieres ganar dinero, entonces debes matar a esa persona". En ellos, la acción expresada en el consecuente del condicional, es un medio para lograr el fin propuesto en el antecedente. Hay que aclarar que la forma condicional de la oración no alcanza para distinguir los dos tipos de imperativos, ya que resulta posible formular imperativos categóricos de manera condicional e hipotéticos de manera incondicional. La diferencia se presenta en la "modalidad" del imperativo, es decir si la acción aparece como buena en sí o como buena para otra cosa. Kant (1785) señala que los imperativos hipotéticos (a los que denomina de la habilidad o de la sagacidad), "representan la necesidad práctica de una acción posible, como medio de conseguir otra cosa que se quiere (o que es posible que se quiera)", y también que "si la acción es buena sólo como medio para alguna otra cosa, entonces es el imperativo hipotético". El neokantiano Nelson llama a estos imperativos "imperativos de la prudencia", lo que se ajusta a lo que se dijo acerca de que la deliberación se relacionaba con la adecuación medios a fines que efectua el hombre prudente al constituir la premisa mayor.
Vistas estas consideraciones y en poder de los elementos analizados puede llevarse a cabo una reformulación de las premisas mayores de los ejemplos de la siguiente manera:
I) Si se es un individuo (en una situación 1), entonces es bueno (adecuado, correcto, apropiado) caminar.
II) Si se es un individuo (en una situación 2), entonces es bueno no caminar.
III) Si se es un individuo (en una situación 3), entonces es bueno gustar lo dulce.
IV) Si se es un individuo (en una situación 4), entonces es bueno no gustar lo dulce.
¿Cuáles son los cambios que se han introducido?
1) En primer lugar se ha cambiado la formulación universal de la premisa mayor de los ejemplos, por la forma condicional lógicamente equivalente.
2) En atención a la reflexión sobre el carácter instrumental del "debe" de la premisa mayor, se ha reemplazado "debe" por "ser bueno" (en el sentido visto de correcto, adecuado o apropiado a la situación del antecedente del condicional). Es decir, se ha hecho un paso lícito del "debe" instrumental al "bien" instrumental.
3) Por último, se ha introducido la consideración de la situación contemplada subjetivamente por el individuo, que será fundamental en mi versión del silogismo. Cuando Aristóteles dice que todos los hombres deben caminar, no se refiere a todos los hombres en general, sino a aquéllos que se encuentran en una situación tal que pueden hacerlo y para quienes caminar constituirá algo positivo. En ese caso, "todos" no incluye ni a los enfermos, ni a los paralíticos, ni a los que se encuentran al borde de un precipicio, así como tampoco incluirá a los que no les gustan los dulces entre los alcanzados por la premisa mayor acerca de que lo dulce debe gustarse. Será a través de la premisa menor que el agente se reconocerá dentro del "todos", es decir en la situación planteada en el antecedente de la premisa mayor.
Volvamos a considerar mi reconstrucción sui géneris del silogismo práctico aristotélico. Había llegado ya a una transformación de las premisas mayores de los ejemplos de Aristóteles. En el caso del ejemplo I, dicha premisa había pasado de "Todos los hombres deben caminar" a "Si se es un individuo (en una dada situación), entonces es bueno (adecuado, correcto, apropiado) caminar".
Paso ahora, en vista de todo lo analizado en el capítulo 2 en la construcción de mi modelo interpretativo, a efectuar una nueva reformulación de la premisa mayor del primero de los referidos ejemplos:
CA
I) (x) (Ss (C.P.M.A) x --> A1 x . ACSs x)
x = variable individual.
Ss = predicado "estar en una situación subjetiva Ss, definida por las variables C, P, M y A".
CA = criterio aristotélico de racionalidad (recta razón del hombre prudente).
A1 = predicado "caminar". A1 pertenece al conjunto A.
ACS = predicado "actuar de manera correcta en la situación Ss".
El condicional puede leerse de la siguiente forma: "Para todo x, si x es un individuo en una situación Ss, definida por un conjunto de creencias C, un conjunto ordenado de preferencias P, un conjunto de medios materiales M y por un conjunto A de acciones posibles, entonces x camina y x actúa de manera correcta en esa situación Ss".
Nótese que aquí se ha introducido una variante respecto de la forma de la hipótesis vista en el capítulo 2, ya que en el consecuente se explicita que la acción A1 es aquélla que el criterio utilizado lleva a elegir como la adecuada. Por el momento, esta alteración que complica la forma lógica de la hipótesis puede parecer redundante, sin embargo, más adelante se verán los motivos que llevan a adoptarla.
Antes de comenzar la formalización completa del modelo resultará interesante corroborar el mantenimiento del carácter condicional de la elección racional en situaciones de juego como la del dilema del prisionero definido en la tercera parte de acuerdo al siguiente diagrama de árbol:
-10,-10
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0,20
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-20,0
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-2,-2
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B1
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B2
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|
B1
|
|
B2
|
|
2
|
|
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|
2
|
|
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A1
|
|
|
|
A2
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|
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|
1
|
|
|
A1 = B1 = confesar , A2 = B2 = no confesar.
En este caso la situación S está definida en la caracterización del dilema siendo C el conjunto de creencias del prisionero 1, que incluye la información acerca de los datos del problema, por ejemplo que el juego no es cooperativo (no puede pactar con el otro prisionero). Además:
P = { 0, -2, -10, -20 }
M = { conjunto de medios materiales disponibles en la prisión } Tales medios no le alcanzan, por ejemplo, para escapar, por lo que tal acción ni siquiera es considerada en el conjunto A.
A = { A1 (confesar), A2 (no confesar) }
Luego de una deliberación acorde con las condiciones y mecanismos de la teoría de la elección racional, el prisionero 1 elige A1 como la acción que resultará más adecuada a su situación. En este caso, A1 resulta también moralmente correcta (en oposición a A2, que supone una mentira), pero sólo de manera casual, ya que el prisionero 1 no se plantea ningún criterio moral. Si, por el contrario, el criterio de la elección racional lo hubiese llevado a no confesar, ésa sería la acción estratégica adecuada que posiblemente hubiera tenido en cuenta, a pesar de su incorrección moral. La hipótesis de la acción deducida tiene entonces la siguiente forma:
ER
Ss (C.P.M.A) p1 ----> A1 p1 . AECSs p1.
Nótese que la expresión del juego en la forma del diagrama de árbol nos permite apreciar el carácter condicional de toda la especulación estratégica. Pongámonos en el lugar del prisionero 2. Si el prisionero 1 elige A1, el prisionero 2 se encuentra en el punto 2 de la izquierda del diagrama ante dos opciones:
1- Si quiero recibir 10 años de prisión, confieso.
2- Si quiero recibir 20 años de prisión, no confieso.
Se tiene que, si el prisionero 2 es estratégicamente racional (busca maximizar su utilidad), elegirá la hipótesis de acción 1, cuyo resultado es (-10,-10).
En cambio, si el prisionero 1 elige A2, las opciones del prisionero 2 serán las siguientes:
3- Si no quiero recibir condena, confieso.
4- Si quiero dos años de prisión, no confieso.
Es obvio que si el prisionero 2 es racional, elegirá en este caso la hipótesis 3. Sin embargo, quien debe tomar primero la decisión es el prisionero 1, quien considera el problema de manera estratégica, es decir tomando al prisionero 2 como a un actor racional. De ahí que en la consideración de su propia situación entren las posibles elecciones del prisionero 2. El prisionero 1 se pone, como se hizo antes, en el lugar del prisionero 2 y deduce las acciones que el mismo elegiría puesto en ese lugar. Dichas conclusiones pasan a formar su conjunto de creencias C en la elección de su acción. Como ahora sabe que ubicado en el 2 de la izquierda, el prisionero 2 elegirá B1 (-10,-10) y que en el 2 de la derecha también elegirá B1 (-20,0), las opciones que se le presentan al prisionero 1 son las siguientes:
5- Si quiero recibir 10 años de prisión, confieso.
6- Si quiero recibir 20 años de prisión, no confieso.
Por lo tanto, el prisionero 1 elige racionalmente la hipótesis 5, que es seguida por la elección de la hipótesis 1 de parte del prisionero 2, siendo el resultado del juego no cooperativo el punto de equilibrio no óptimo (-10,-10). Se corrobora así, el carácter condicional de la acción y de la elección racionales.
Una vez concluida la anterior digresión, hay que decir que tanto Guariglia (1993) como Kenny (1963) sostienen que es inútil pretender construir auténticos silogismos teóricos a partir de los ejemplos aristotélicos, argumentando que tales razonamientos, construidos por medio de premisas hipotéticas, estarían más próximos al cálculo proposicional que a la silogística. No encuentro motivo a esta objeción. La lógica constituye un medio de esclarecimiento intelectual, por lo que renunciar a ella implica dejar de lado un valioso instrumento. Por otra parte, no se trata de construir silogismos teóricos sino precisamente de investigar la forma del silogismo práctico, mediante la cual intentar aclarar la estructura de los ejemplos. Tenida en cuenta esta aclaración, y en base a la formalización efectuada al analizar la premisa mayor, puedo arriesgarme a completar la forma lógica del primer ejemplo:
CA
(x) (Sc (C.P.M.A) x ----> A1 x . ACSc x)
Ss (C.P.M.A) a = Sc a
A1 a . ACSs a
La premisa mayor universal, indica que el resultado de la deliberación de un agente racional para una situación considerada Sc (definida por los parámetros C, P, M y A) es la acción A1 (caminar). En la premisa menor, en cambio, el agente reconoce la coincidencia de su situación subjetiva Ss con la situación Sc planteada en la hipótesis general, es decir equipara sus parámetros C, P, M y A con los de la situación Sc presente en la creencia. El resultado lógico, mediante la aplicación del Modus Ponems, es la deducción de la acción A1 como la acción más apropiada a la situación Sc = Ss. Recuérdese que el Modus Ponems es una regla lógica, es decir una manera correcta de razonar de la forma: p -> q
p
q
Como se ejemplificó en el capítulo 2, el agente puede tener asimilada la hipótesis que dice que aquellos días de sol en los que se goce de tiempo y salud y se disponga de espacio, es "bueno" (correcto, adecuado, apropiado) para todo hombre caminar, y además puede estar esperando un día en el que se cumplan dichas condiciones. En el acto del silogismo, el agente se reconoce como un individuo en esas circunstancias, advirtiendo que cierto día particular es un día soleado, que tiene tiempo, que no posee ninguna enfermedad que le impida caminar, y que, por ejemplo, no se encuentra frente a un precipicio. Una vez hecho esto, deduce (no delibera, dado que ya hubo una deliberación previa de la creencia) que es "bueno" salir a caminar ese día. El esquema es análogo al del individuo particular que ha tomado como máxima personal el salir a caminar cada vez que se cumplen las condiciones C, P, M y A:
CE
Sc (C.P.M.A) a ----> A1 a . AECSc a
Ss (C.P.M.A) = Sc (C.P.M.A)
A1 a . AECSs a
CE = criterio estratégico de racionalidad.
AECSs = "actuar de manera estratégicamente correcta a Ss".
Se sostuvo en el capítulo 2 que, frente a una situación de incertidumbre, el individuo puede elegir una acción a partir de una deliberación directa o bien, en el caso de una situación familiar, deducirla a partir de una hipótesis de acción previamente deliberada. Los ejemplos aristotélicos, la teoría del silogismo práctico en general, se refieren a la segunda de tales formas de elección, la de la deducción de una acción a partir de una creencia aceptada de antemano como racional. Sin embargo, se verá ahora que una sofisticación de mi análisis lógico del silogismo práctico, la consideración del carácter hipotético- deductivo de la acción sostenido por mi modelo de la acción, permitirá llevar a cabo una formalización más completa de la interpretación que dicho modelo hace no sólo de la deducción, sino también de la deliberación.
En ese sentido, se afirmó también en el capítulo 2 que, tanto en el caso de la deliberación directa como en el de la deducción (referencia a una deliberación previa), una vez ejecutada la acción, ésta puede resultar adecuada o bien inadecuada a la situación real, objetiva del agente (So). Esta circunstancia puede formalizarse de la siguiente manera:
Deliberación directa
|
Deducción
|
CE Sc(C.P.M.A)a---->A1a.AECSc a - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - |
CE |
AECSo a v - AECSo a | AECSo a v - AECSo a |
ACSo = "efectuar una acción estratégicamente correcta en So".
La línea de puntos marca la diferencia temporal entre el antes y el después de la ejecución de la acción elegida.
Retomando el ejemplo del té estudiado en la primera parte, supóngase que deseo tomar un té a mi gusto, es decir con tres cucharaditas de azúcar. Poseo todos los medios materiales necesarios excepto cucharitas. Como dispongo en cambio de cucharas grandes, apelo a una creencia de mi conjunto C que dice que el contenido una cuchara grande equivale al de tres chicas y que, en consecuencia, para tomar un "buen" té debo agregar una cucharada grande de azúcar. Los conjuntos que definían la situación eran los siguientes:
C= { Creencias relevantes, incluida la de que una cuchara grande equivale a tres chicas}
P= { fu(3) = 4, fu(2) = 3, fu(1) = 2, fu(0) = 1, fu (x>3) = 1 }
x= número de cucharas chicas.
M= { todos los medios necesarios excepto cucharas chicas}
A= { agregar x cantidad de cucharas grandes } 0<x<10
Asimilando mi situación Ss con aquélla ya deliberada en la creencia referida, deduzco la acción:
CE
Sc (C1.P.M.A) a ----> A1 a . AECSc a
Ss1 = Sc (C1.P.M.A) a
------------------------------------------------------
A1 a . AECSs1 a
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
- AECSo a
A1 = "agregar una cucharada grande".
AECSs1 = "efectuar una acción estratégicamente correcta en
Ss1".
C1 = conjunto de creencias 1.
Sin embargo, pruebo el té y lo encuentro amargo, es decir A1 no resulta adecuada (eso es lo que señala la cuarta premisa). Resulta entonces que la información completa que creía tener no era tal, ya que incluía una creencia equivocada. Nótese que desde el punto de vista subjetivo el razonamiento es correcto, pero desde el punto de vista objetivo de un observador informado es falaz. La falacia objetiva proviene de identificar Sc1 con Ss1 y a esta última con So, y de extender las conclusiones extraídas para Sc a Ss y a So, cuando en realidad Sc y So se contradicen.
Refuto entonces la premisa mayor y paso a tener una nueva descripción de la situación de la acción, pudiendo considerar ahora como más probable el estado de cosas en que tres cucharas chicas equivalen a una y media de las grandes. Tengo entonces una nueva Ss2 a partir de la cual delibero una nueva acción, distinta a la anterior:
CE
Ss2 (C2.P.M.A) a ----> A2 a . AECSs2 a
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
- AECSo a
A2 = "agregar una cucharada grande y media" (en realidad sólo media más ya que ya se tiene una de la acción anterior).
C2 = conjunto de creencias 2.
Nuevamente encuentro al té falto de azúcar (Ss2 y So se contradicen). La diferencia es que ahora la deficiente caracterización de la situación subjetiva, que provoca la elección de una acción inadecuada, no proviene de una asociación equivocada con una creencia sino de una mala atribución de probabilidades subjetivas. Mientras en el paso anterior la asociación equivocada afectaba a una deducción, en este paso queda afectada una deliberación. Por lo tanto, refuto otra vez la hipótesis de acción y vuelvo a asignar probabilidades subjetivas, dándole la mayor al estado de cosas según el cual tres cucharas chicas equivalen a dos grandes. De nuevo, tengo otra situación (Ss3) a partir de la cual delibero una acción diferente a las anteriores:
CE
Ss3 (C3.P.M.A) a ----> A3 a . AECSs3 a
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
AECSo a
A3= "agregar dos cucharadas grandes" (es decir media más).
C3= conjunto de creencias 3.
Esta vez el té está a mi gusto, la acción resulta adecuada y la hipótesis respectiva corroborada, por lo que la próxima vez que me falten cucharas chicas, ya sabré a qué "premisa mayor" recurrir.
El ejemplo anterior hace referencia a un caso paramétrico- instrumental, sin embargo, como se afirmó en el capítulo 2, el esquema sugerido es perfectamente asimilable a situaciones con implicancias estratégicas, morales o de ambas clases.
Respecto de una situación estratégica, tómese el ejemplo del prisionero que no conoce las funciones de utilidad del otro prisionero acusado y a quien, en tal situación de incertidumbre, le resulta equivalente confesar o no confesar. Supóngase que en esa situación subjetiva elige, de algún modo, no confesar y que tal acción resulta inadecuada a su situación objetiva (que es la descripta por el juego de información completa cuyo diagrama de árbol se analizó).
CE
Ss1 (C1.P.M.A) ----> A1 a . AECSo a
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
- AECSo a
C1= conjunto de creencias 1.
A = { A1 (no confesar), A2 (confesar) }
Supóngase que ahora el juez permite la apelación del prisionero, quien a diferencia de la primera vez y sin disponer aún de información completa, conoce que la consecuencia de su acción anterior fue la peor condena que le pudo caber.
ER
Ss2 (C2.P.M.A) ----> A2 a . AECSo a
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
AECSo a
C2= conjunto de creencias 1.
A = { A1 (no confesar), A2 (confesar) }
Si el prisionero actúa racionalmente, elegirá esta vez confesar. Si insiste en no confesar, negándose a aprender del juego anterior, su acción volverá a ser incorrecta, pero ahora también dogmáticamente irracional.
Pasemos a la formalización de la que sería la elección de un agente moral puro, es decir de un agente que guiara su acción sólo por respeto a un criterio moral:
Deliberación
|
Deducción
|
CE Sc(C.P.M.A)a---->A1a.AMCSc a - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - |
CM |
AMCSo a v - AMCSo a | AMCSo a v - AMCSo a |
AMCSc= "efectuar una acción moralmente correcta en la situación Sc".
La aplicación de un criterio de racionalidad moral (CM) permite al agente deducir una acción A1 éticamente correcta en su situación objetiva, según dicho criterio. No obstante, y por las mismas razones expuestas para la acción estratégica, la acción puede resultar moralmente incorrecta en la situación objetiva So. La clasificación de las acciones morales de acuerdo a su grado de racionalidad también resulta análoga a la de las acciones estratégicas, si se reemplaza al agente estratégico por el agente moral. En cuanto al tipo I de incorrección, el de la acción irracional, la incorrección provendrá del incumplimiento de las pautas del criterio normativo moral tenido en cuenta.
De manera que considerando al agente tanto estratégica como moralmente racional se obtiene la forma lógica más compleja y acabada de mi modelo, que es la que sigue:
Deliberación:
CE+CM
Ss(C.P.M.A) a -----> A1 a . (AECSs a . AMCSs a)
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
(AECSo a v - AECSo a) . (AMCSo a v - AMCSo a)
Deducción:
CE+CM
Sc(C.P.M.A) a -----> A1 a . (AECSc a . AMCSc a)
Ss a = Sc a
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A1 a . AECSs a . AMCSs a
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
-
(AECSo a v - AECSo a) . (AMCSo a v - AMCSo a)
La premisa post acción indica que, por las razones vistas en la tipificación de las acciones incorrectas, la acción bajo riesgo o incertidumbre de un agente estratégica y moralmente racional puede resultar incorrecta en los hechos, ya sea desde el punto de vista estratégico, desde el moral o desde ambos. Es decir, una vez efectuada la acción, existen cuatro resultados posibles.
1) AECSo a . AMCSo a. La acción resulta estratégica y moralmente correcta.
2) - AECSo a . AMCSo a. La acción resulta moralmente correcta pero estratégicamente incorrecta.
3) AECSo a . - AMCSo a. La acción resulta estratégicamente correcta pero moralmente incorrecta.
4) - AECSo a . - AMCSo a. La acción resulta estratégica y moralmente incorrecta.
A modo de ejemplo, supóngase ahora un dilema del prisionero bajo incertidumbre en el que la estrategia adecuada deducida por el prisionero es no confesar. El prisionero dispone también de un criterio moral (un mandamiento religioso por ejemplo) que le ordena, por encima de sus preferencias, no mentir, es decir confesar. Encuentra entonces que de los dos criterios se derivan acciones contradictorias, debiendo optar por una de ellas, por lo que será muy probable, dadas las características del juego, que opte por el estratégico y deje de lado el moral. Sin embargo, el juez puede modificar la situación del juego, sea reduciendo la pena establecida por la ley en caso de que confiese, permitiendo el diálogo entre los prisioneros, o dando a conocer parámetros desconocidos, induciendo así un cambio de preferencias que le haga conveniente (más útil) confesar, es decir actuar conforme a la ley y en consecuencia al criterio moral que la inspira (posiblemente el mismo que el prisionero había dejado de lado).
Para terminar esta sección, doy la forma lógica completa de mi modelo trasladado en el capítulo 4 a la interpretación de la acción de los estados y demás actores internacionales:
Deliberación:
PTD (CE + DI)
Ss(C.P.M.A) ai ------> A1 ai . (AECSs ai . AMCSs ai)
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
- -
(AECSo ai v - AECSo ai) . (AMCSo ai v - AMCSo ai)
Deducción:
PTD (CE+DI)
Sc(C.P.M.A) ai -----> A1 ai . (AECSc ai . AMCSc ai)
Ss ai = Sc ai
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A1 ai . AECSs ai . AMCSs ai
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(AECSo ai v - AECSo ai) . (AMCSo ai v - AMCSo ai)
ai = actor internacional (estado, organismo internacional, empresa
multinacional, individuo).
Sc = situación considerada por el actor internacional en el marco
de la sociedad internacional.
Ss = situación subjetiva del actor internacional en el marco de la
sociedad internacional.
So = situación objetiva del actor internacional en el marco de la
sociedad internacional.
C = conjunto de creencias e informaciones manejadas por los
tomadores de decisiones.
P = conjunto de preferencias de los tomadores de decisiones.
M = conjunto de medios materiales disponibles por el estado
(fuerza militar, económica).
A = conjunto de acciones posibles del estado en virtud de los
medios disponibles.
PTD = proceso racional de toma de decisiones.
ER = criterio estratégico de racionalidad.
DI = criterio moral de racionalidad (respeto del derecho
internacional.
AECSc = ser una acción estratégicamente correcta en la situación
considerada.
AADISc = ser una acción adecuada al derecho internacional en la
situación considerada.
c) Las conexiones teóricas del modelo.
En el capítulo 2, al hacer una síntesis de los aportes de mi modelo a la interpretación de la acción y su racionalidad, se advirtió acerca de las dificultades para dar cuenta no sólo de todas las influencias y relaciones, sino en especial de las implicaciones y conexiones teóricas de mi modelo con otras perspectivas y disciplinas. En ese sentido, me limitaré a enumerar aquí los que a mi entender constituyen los puntos de contacto más relevantes, y sobre los que sería interesante continuar mi trabajo en el futuro. Tales conexiones son las siguientes:
1) Conexiones con el individualismo metodológico: todo mi análisis de la racionalidad, al igual que el de la teoría de la elección racional se encuentra de acuerdo con las suposiciones del llamado individualismo metodológico. Elster (1982) define al individualismo metodológico como "la doctrina de que todos los fenómenos sociales (su estructura y su cambio) sólo son en principio explicables en términos de individuos (sus propiedades, sus objetivos y sus creencias)". Esta doctrina, según Elster, no es incompatible con ninguno de los siguientes enunciados:
A) Los individuos tienen a menudo objetivos que afectan al bienestar de otros individuos.
B) Los individuos tienen a menudo creencias relativas a entidades supraindividuales que no son reductibles a creencias relativas a individuos.
C) Muchas de las propiedades de los individuos, como la de ser "poderosos", son irreductiblemente relacionales, de modo que una descripción exacta de un individuo puede exigir una referencia a otros individuos.
El individualismo metodológico puede ser analizado desde tres perspectivas. La primera perspectiva hace referencia a la contingencia de la acción. El agente elige su acción, que no está determinada y puede ser de otra manera. Es el agente quien dice qué es lo relevante y trata de dar cuenta de relaciones ocultas por detrás de lo que es. La segunda manera de entender al individualismo metodológico es a partir del sentido único del individuo. La tercera opción, entretanto, sería entender al individualismo metodológico como puente entre el problema del sentido y la causalidad (una vez comprendido el sentido subjetivo, intencional, podrían hallarse relaciones causales).
Esta triple perspectiva de análisis ayuda a aplicar el individualismo metodológico a distintos enfoques, como el de la sociología weberiana, compatible en líneas generales con mi enfoque de la acción.
Weber define una categoría nueva, la comprensión, base de su sociología, centrándola desde un principio en el individuo. La comprensión no es psicológica sino lógica (al respecto reconoce a Husserl en su intento de apartarse de la psicología). La comprensión no se refiere a la interpretación objetiva de la acción individual, sino a la reconstrucción del sentido subjetivo del agente. Al respecto, Weber se refiere al individuo como al único capaz de un comportamiento con sentido, en consecuencia, el individuo aislado y sus obras constituyen la unidad de su sociología comprensiva. La única manera de comprender la acción para Weber, es como acción individual o como un conjunto de acciones individuales. En ese sentido, la tarea de la sociología comprensiva es la de reducir las categorías colectivas para explicarlas en términos de individuos aislados. Weber (1922) señala, sin embargo, la utilidad de considerar al Estado como una persona, pero siempre teniendo en cuenta que su comprensión se basa en la comprensión de las acciones de los individuos que lo forman.
Así, el individualismo metodológico resulta válido aún para la explicación del Estado burocrático: el burócrata, aunque inserto en la racionalidad medios-fines, nunca deja de estar afectado por la elección. Detrás del mecanismo burocrático está la elección de cada individuo, que ese mecanismo trata de disimular con la necesidad. La tarea de la sociología es entonces la de hacer una deconstrucción del mecanismo burocrático, que permita desnudar las elecciones que se esconden detrás de una necesidad inexistente. Esto es entendible por medio de la comprensión endopática, se comprende al agente cuando se comprende su situación subjetiva.
Todas estas observaciones, asimilables a mi modelo interpretativo de la acción, forman parte de las categorías desde las que he analizado tanto la concepción hobbesiana del Estado como la cooperación internacional.
2) Conexiones con la filosofía de la ciencia: la mayoría de estas conexiones ya han sido reflejadas en el capítulo 2, durante la elaboración de mi modelo. Sin embargo, en relación con el punto anterior, vale la pena marcar una diferencia importante entre el individualismo metodológico de Karl Popper y el de Weber. Popper, al igual que Weber, rechaza la idea de leyes históricas determinadas admitiendo, no obstante, la existencia de reglas o leyes sociales condicionales, causales en el sentido de las leyes físicas. Así, la tarea de la sociología en tanto ciencia es, desde esta perspectiva, la de elaborar hipótesis explicativas que faciliten al individuo lograr sus fines. No obstante, Popper se refiere sólo a la ciencia, deteniendo su análisis al enfrentar las preferencias arbitrarias del individuo. Weber, en cambio, si bien coincide con el planteo general de Popper, va más allá al pretender reconstruir la subjetividad del individuo. Es más, mientras Popper apela sólo a la explicación causal objetiva (nomológico- deductiva), Weber introduce, para el análisis de las ciencias sociales, la explicación intencional (en la que según se ha visto, la causalidad de las hipótesis se establece de manera pragmática- subjetiva).
Se tiene, por lo tanto, que la comprensión subjetiva del individualismo metodológico weberiano (latente en la elección racional), ayuda a comprender que la filosofía de la acción no es indiferente a la filosofía de la ciencia, como sugiere Popper, sino que constituye su misma base.
3) El modelo y la abducción: tal como se explica en el capítulo 2, mi perspectiva de la acción y de la ciencia coincide con la planteada en la compilación de Eco y Sebeok (1992).
4) Las conexiones con el convencionalismo: en el capítulo 2 se observó que mi modelo lleva asociadas una ontología y una teoría de la verdad convencionalistas, por lo cual podría conectarse con enfoques como el de Lewis (1969).
5) Otras conexiones: en tanto que mi modelo silogístico puede ser considerado como una forma subyacente o estructura de la acción racional, ofrece puntos de contacto con el estructuralismo, contactos que sin embargo deben ser tomados con cautela. Más prometedoras parecerían ser las relaciones que pueden ser establecidas con aspectos de la fenomenología de Husserl, de la hermenéutica de Ricoeur y, especialmente, con la teoría psicogenética de la equilibración mayorante.
Por último, resulta muy interesante la perspectiva de una vinculación del modelo con los distintos enfoques computacionales (como los de Simon o Minsky) en los que se apoya la llamada ciencia cognitiva, disciplina actualmente de moda en los Estados Unidos, que trata de integrar los aportes de la inteligencia artificial con los de la lingüística, la neurofisiología, la psicología cognitiva, la lógica y la filosofía, en un estudio interdisciplinario de la cognición.