Acción racional, conflicto y seguridad colectiva en la posguerra fría

 

 

INTRODUCCION

 

a) Objetivos y estructura del trabajo.

¿Cómo actúan los estados en sus relaciones internacionales? ¿Cuáles son sus objetivos y formas de acción? ¿Puede establecerse un criterio de racionalidad que permita clasificar las acciones de los actores internacionales en racionales o irracionales? ¿Tal criterio es sólo estratégico o también moral? ¿Son posibles las relaciones éticas o con respeto al derecho entre los estados? ¿Qué condiciones son en tal caso necesarias para un efectivo cumplimiento del derecho internacional? ¿Es factible, en el nuevo marco de creciente globalización, un mecanismo de seguridad colectiva eficiente que pueda constituirse en una respuesta organizativa aplicable a la solución del "problema de poder" de los estados en la sociedad internacional? ¿Es posible una evolución, a partir de la posguerra fría, hacia una sociedad internacional más racional (no sólo estratégica sino también éticamente), en la que las relaciones de fuerza dejen su lugar al derecho?

He aquí los principales interrogantes a los que el presente trabajo intentará echar luz. Para ello, buscaré armonizar mis dos grandes fuentes de formación y preocupación intelectual, la filosofía y las relaciones internacionales, esperando contar con la inspiración necesaria para lograr combinar de manera natural la precisión del científico social y el humanismo de los estudios filosóficos. En términos generales, me propongo entonces:

1) Elaborar, en base a un análisis lógico- filosófico de la acción intencional, un modelo interpretativo de la acción individual y su racionalidad.

2) Extender ese modelo a la interpretación de las acciones de los distintos actores internacionales (en particular de los más relevantes, los estados).

3) En base al mencionado modelo, efectuar un estudio personal de la lógica del conflicto y la cooperación internacional a partir del cual investigar una posible solución cooperativa, a través de la instauración de un auténtico régimen de seguridad colectiva, al llamado "problema de poder" de los estados (es decir, a la falta de cooperación y de respeto al derecho internacional derivada de la ausencia de un poder soberano por encima del de los estados).

4) Investigar, a partir de las referidas reflexiones sobre la racionalidad de la acción, acerca de los límites materiales y principios éticos a ser respetados por un organismo efectivo de seguridad colectiva internacional.

5) Examinar, siempre de acuerdo a mi análisis de la racionalidad de la acción, las circunstancias, peligros y oportunidades ofrecidos por la posguerra fría para la constitución de un eventual organismo de seguridad colectiva eficiente y para la evolución hacia una sociedad internacional más racional.

6) Aportar elementos que enriquezcan el enfoque institucionalista de las relaciones internacionales y contribuyan a sentar las bases de una perspectiva más amplia que ayude a una mejor comprensión de la actual sociedad internacional.

Mi trabajo consta de cinco partes. Mientras la primera parte está dedicada a cumplir con el primer objetivo, la segunda hace lo propio con el segundo objetivo, de manera que sólo una vez definido el modelo interpretativo de la racionalidad y la acción de los estados se pasa a estudiar sus implicancias en el análisis del conflicto, la cooperación y la seguridad colectiva internacional. En ese sentido, la tercera, cuarta y quinta partes abordan respectivamente los objetivos tercero, cuarto y quinto. El sexto objetivo, en tanto, habrá de irse cumpliendo progresivamente a lo largo de todo el trabajo.

El camino que lleva a definir los parámetros y criterios de la racionalidad de la acción de los actores de la sociedad internacional se inicia en la primera parte con un estudio crítico de las últimas y más refinadas reflexiones de la filosofía de la acción en el análisis de la conducta del individuo, en especial de la cada vez más difundida y vigente teoría de la elección racional (Rational Choice). En ese sentido, en el primer capítulo me preocupo por establecer primero ciertas distinciones iniciales relativas al tema de la racionalidad, para luego pasar a un estudio detallado de la mencionada teoría de la elección racional. Este capítulo incluye también una revisión de las principales críticas formuladas a dicha teoría, que son agrupadas en dos líneas, una teórica propiamente dicha y otra moral. El examen de la primera línea crítica sirve para dejar sentadas las conexiones y compatibilidades de la teoría de la elección racional con otros enfoques como el de la racionalidad limitada. Por otro lado, mi adhesión a la crítica a los distintos intentos de extensión del criterio de maximización de la utilidad esperada a la interpretacion de la acción moral, constituye un análisis inicial de la problemática a ser desarrollada más extensamente en la cuarta parte.

En el segundo capítulo, mi atención se centra en la elaboración de mi propio punto de vista acerca de la racionalidad de la acción. En ese sentido, he diseñado un modelo tendiente a la descripción, explicación y predicción de la acción individual que, partiendo de una asociación original entre la teoría de la elección racional (con mi crítica incluida), la teoría aristotélica del silogismo práctico y el método hipotético deductivo, constituye lo que creo es un punto de vista novedoso sobre la racionalidad y la acción del individuo. Dicha perspectiva apunta a enriquecer la teoría de la elección racional, especialmente en la caracterización de la racionalidad de la acción bajo incertidumbre y en la consideración de la moralidad de la acción. Al mismo tiempo, el modelo permite establecer una tipología de acciones racionales perfectas, racionales imperfectas e irracionales, dejando abierto el camino para su aplicación a la interpretación de la acción en los distintos terrenos de las actividades humanas.

La segunda parte comienza examinando algunas advertencias a tener en cuenta en la aplicación del modelo propuesto al análisis de la racionalidad de la acción de los estados en las relaciones internacionales. Más precisamente, el capítulo 3 se refiere al problema que pueden representar, tanto para la teoría de la elección racional como para mi propio punto de vista, las conclusiones del teorema de Arrow sobre el peligro derivado de la antropomorfización de los colectivos. El análisis al respecto me ha servido no sólo para despejar esos temores sino también para extender el modelo de racionalidad de la acción estudiado a los demás actores, aparte de los estados, que constituyen la sociedad internacional.

Una vez hechos los reparos y salvedades del capítulo 3, el capítulo 4 pasa a la aplicación directa de mi modelo interpretativo de la acción individual y de su racionalidad a la acción de los estados y demás actores internacionales. Esto conduce, a su vez, a descubrir las potencialidades del referido modelo para la elaboración de un nuevo enfoque de las relaciones internacionales que, en la línea del enfoque institucionalista, integre los supuestos básicos del realismo con otros tomados de los enfoques idealista y de la interdependencia, permita la superación de las críticas del enfoque clásico- realista, dando cuenta de una realidad internacional en la que entran a la vez el conflicto y la cooperación, la interdependencia y la dependencia, la continuidad y el cambio. El capítulo termina entonces distinguiendo los aportes de mi punto de vista en la construcción de lo que de una manera un tanto ambiciosa he denominado "realismo idealista".

La tercera parte constituye una aplicación del modelo a la investigación de la relación entre racionalidad estratégica y conflicto, al análisis del pasaje del conflicto a la cooperación y al estudio de la vinculación entre cooperación estratégica y racionalidad moral. En ese sentido, el quinto capítulo procura aplicar los estudios y conclusiones de los primeros dos al análisis de la relación entre la racionalidad estratégica de los individuos y la formación del Estado como garante de la acción moral y legal. En particular, me he propuesto estudiar el pensamiento de Maquiavelo y de Hobbes desde la perspectiva de la teoría de la elección racional criticada en el primer capítulo y de mi propio modelo interpretativo inspirado en ella. Dicho estudio obedece a distintos intereses, por un lado una interpretación nueva de Maquiavelo y Hobbes, por otro, una introducción al tema de la cuádruple relación entre racionalidad estratégica, conflicto, cooperación y racionalidad moral, y en tercer lugar, la obtención de elementos a ser utilizados en mi análisis de la seguridad colectiva internacional.

El capítulo 6 constituye una extensión de las conclusiones del capítulo 5 al estudio del conflicto y la cooperación en la sociedad internacional. En particular, se trata del análisis de la factibilidad de un auténtico mecanismo de seguridad colectiva que, sobre la base de las Naciones Unidas, brinde solución al denominado "problema de poder" de los estados en la sociedad internacional. En ese sentido, después de asimilar el estado de anarquía internacional con el juego del dilema del prisionero (en coincidencia con el enfoque institucionalista), se efectúa un repaso de los intentos históricos de seguridad colectiva desde la Liga de las Naciones a la Organización de Naciones Unidas, señalando a partir de mi análisis de la lógica de la acción colectiva los motivos que han evitado que dichos organismos se constituyan en auténticos garantes de la paz y la seguridad mundiales. Para terminar el capítulo, enumero los que desde mi perspectiva teórica de la acción colectiva deberían ser los requisitos a cumplir por una organización de seguridad colectiva que garantice efectivamente el respeto del derecho internacional.

Ya en la cuarta parte, el capítulo 7 hace referencia a los parámetros de amplitud material y juicio moral a tener en cuenta por las entidades colectivas, invitando a reflexionar sobre los límites materiales y morales del Estado. En lo relativo a los límites materiales, se adopta la perspectiva de la teoría del Public Choice (elección pública), pertinente por su íntima relación con la teoría de la elección racional y por su potencial para la explicación de la acción cooperativa tanto de los individuos como de los estados. El segundo punto del capítulo 7 se refiere a los límites morales y de derecho susceptibles de ser impuestos a los estados, en su acción interna, con la perspectiva de ampliar estas reflexiones en el siguiente capítulo, en el que se hace una analogía con los límites morales y de derecho (en este caso de derecho internacional) imponibles a los estados en su acción externa. En ese sentido, después de examinar distintas corrientes de la filosofía política, me inclino por la alternativa de la ética universalista como base de una fundamentación objetiva de las normas de derecho.

El capítulo 8, como se ha dicho, resulta una extensión al ámbito de las relaciones internacionales de las consideraciones llevadas a cabo en relación a los individuos en el capítulo 7. De ahí que comience con un análisis basado en la teoría de la elección pública acerca de la medida material de un eventual bien público internacional de seguridad colectiva, para después pasar a una reflexión, a la luz del escepticismo realista y de las crecientes discrepancias manifestadas en la Conferencia de Viena sobre los Derechos Humanos de 1993, acerca de la medida o patrón moral sobre la cual basar el derecho internacional a ser defendido por un auténtico organismo de seguridad colectiva y a ser aceptado y respetado por la comunidad internacional

En lo que respecta a la quinta parte, ésta se ocupa de estudiar las características particulares de la posmodernidad en general y de la posguerra fría en particular destacando los peligros y oportunidades a que los se enfrenta la idea de la constitución de un auténtico organismo de seguridad colectiva internacional. En ese sentido, el capítulo 9 comienza con una caracterización general de lo que se ha dado en llamar la "reacción posmoderna", para después describir las dos posiciones enfrentadas que en ella se incluyen y tomar partido por aquélla que interpreta a la posmodernidad como una radicalización de la modernidad.

El capítulo 10, luego de establecer vinculaciones entre la posmodernidad y el fenómeno de la posguerra fría, procura señalar las oportunidades ofrecidas, a partir del final de la guerra fría, para la superación de los peligros inherentes a la "radicalización" de la modernidad mediante la constitución de una sociedad global más cooperativa garantizada por un eventual mecanismo efectivo de seguridad colectiva internacional. Por último, describo la que considero es una serie de factores de riesgo para la seguridad internacional, aplicando mi interpretación de la racionalidad de la acción de los actores internacionales al estudio de elementos de irracionalidad fuertemente presentes en la sociedad internacional de la posguerra fría en posturas como el dogmatismo ideológico, el nacionalismo extremo, el fundamentalismo, la indiferencia frente a la desigualdad entre países desarrollados y subdesarrollados y la persistencia en el uso de la fuerza como medio de solución de los conflictos.

 

b) La ubicación del trabajo en el marco de los estudios internacionales.

Antes de entrar de lleno en mi trabajo, resultará interesante encontrar su ubicación teórica respecto de los enfoques que han dominado el terreno de las relaciones internacionales durante este siglo. Con este propósito, valdrá la pena examinar las características definitorias de tales enfoques, para lo cual habré de basarme en las clasificaciones adoptadas en dos trabajos de Arenal (1984, 1989), en el análisis de Dougherty y Pfaltzgraff (1990) y en la compilación de Baldwin (1993). Debo aclarar que, dada la complejidad y el riesgo que implica el embarcarse en una clasificación completa y rigurosa de la inmensa cantidad de enfoques teóricos que toman por objeto de estudio a las relaciones internacionales, así como de sus discusiones e interconexiones, me limitaré a describir los supuestos esenciales de aquellas concepciones que han tenido mayor influencia y desarrollo. En ese sentido, la siguiente enumeración, así como la correspondiente descripción de cada enfoque, tendrán un carácter tentativo y no exhaustivo, y pretenderán simplemente identificar el marco general de los problemas y discusiones básicas de la disciplina.

 

I) El enfoque clásico.

Con orígenes en la antigüedad, es la manera en que fueron entendidas las relaciones internacionales por más de trescientos años, a partir del Renacimiento y de la afirmación del Estado como forma imperante de organización política y social. La base de este esquema "descansa en la teoría política que, como reflejo de una realidad que experimenta un proceso de concentración y secularización del poder a nivel de entidades políticas y de descentralización a nivel internacional, se desarrolla e impone desde la Edad Moderna, de la mano, entre otros, de Maquiavelo y Hobbes" (Arenal 1989). En general, este enfoque no constituye una visión sistemática más allá de entender a las relaciones internacionales como una lucha de poder entre estados soberanos en la que la paz se conserva a partir del equilibrio de poder (estudiado ya por Tucídides en su Historia de la Guerra del Peloponeso) a partir de la formación de una alianza de Estados débiles en contra de la potencia perturbadora de dicho equilibrio.

 

II) El idealismo.

Los supuestos del enfoque clásico del equilibrio de poder no fueron cuestionados sino hasta después de la Primera Guerra Mundial, cuando la reflexión acerca de los horrores de la contienda condujo al surgimiento de la doctrina idealista. El idealismo reconoce como antecedente al Kant de La paz perpetua (1795) y tiene como figura característica al presidente norteamericano Woodrow Wilson. Sus supuestos distintivos son los siguientes:

1) Los estados no son los únicos actores internacionales, sino también los organismos internacionales y los individuos.

2) En la forma de actuar de los estados influye su forma de gobierno.

3) Los estados pueden y deben comportarse de acuerdo a los mismos principios morales absolutos que guían la conducta de los individuos y, para animarlos a ello, hay que institucionalizar a escala mundial el interés común de todos los pueblos en alcanzar la paz y la prosperidad. El estudio de las relaciones internacionales aparece como una ireneología o ciencia de la paz.

4) La paz puede lograrse a través de los organismos internacionales y de la elaboración de marcos jurídicos que permitan mantener la seguridad colectiva.

5) Cuanto más se parezca el funcionamiento de la sociedad internacional al funcionamiento interno de un estado, más cerca se estará de la paz.

 

III) El realismo.

Durante el período de entreguerras, ortodoxos del enfoque clásico e idealistas comienzan a protagonizar el primer gran debate teórico de las relaciones internacionales. El fracaso de la Liga de las Naciones y el desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial parece dejar demostrada cierta ingenuidad de los idealistas, dando paso luego del conflicto a la renovada puesta en vigencia del enfoque clásico llevada a cabo por el realismo.

Con el nombre general de realismo se conoce entonces a los desarrollos que rescatan y actualizan al enfoque clásico a partir de la Segunda Guerra Mundial. Tales desarrollos consisten básicamente en el planteo, elaboración, refinamiento y justificación histórico- práctica de los supuestos esenciales del enfoque clásico. Así, las principales hipótesis de esta perspectiva, de contribución decisiva para el desarrollo de las relaciones internacionales, son las siguientes:

1) Existe una rígida separación entre la política interna y la internacional.

2) "Los estados y los estadistas son los actores fundamentales de las relaciones internacionales. Los seres humanos sólo cuentan en cuanto miembros de un estado. Las relaciones internacionales son y deben interpretarse como relaciones interestatales" (Arenal 1989).

3) Los estados soberanos operan de manera racional estratégica, eligiendo la alternativa menos costosa de entre las disponibles, en función del interés nacional (definido en términos de poder) y de la relación de fuerzas.

4) La lucha por el poder y por la paz constituye el factor fundamental. Las relaciones internacionales son esencialmente conflictivas. En un mundo de estados en el que no hay una autoridad superior, el mecanismo que permite evitar que un estado imponga su hegemonía es el equilibrio de poder.

5) Los principios morales en abstracto no pueden aplicarse a la acción política internacional. Frente al respeto del derecho predomina la razón de Estado y la ética de las consecuencias.

El principal representante de este enfoque es Hans Morgenthau y su obra Politic among Nations (1948), aunque también se destacan los aportes de Schwarzenberger, Kennan, Kissinger, Strausz- Hupé y, desde la sociología histórica, Aron y Hoffman.

 

IV) El enfoque científico.

Surge en los años cincuenta y sesenta, a partir de la renovada influencia de las ciencias duras en las ciencias sociales y de su pretensión no sólo de describir, sino también de explicar y predecir los acontecimientos de la sociedad internacional. Entre los principales intereses generales de este enfoque están los siguientes:

1) Atención a los métodos científicamente precisos con el deseo de elevar las relaciones internacionales a la categoría de ciencia.

2) Adaptación de teorías, proposiciones, marcos conceptuales e ideas de otras disciplinas.

3) Intento de relacionar fenómenos estudiados por otras disciplinas con fenómenos similares en la esfera internacional.

4) Atención a los problemas de recolección de datos.

5) Esfuerzo de elaboración de teorías desde una perspectiva acumulativa.

Dentro del gran abanico de teorías y autores que pueden ser englobados en este enfoque, se distinguen dos grandes corrientes:

a) La corriente sistémica.

Esta perspectiva considera a la sociedad internacional como un amplio y complejo sistema que puede tomar distintas formas, compuesto por un cierto número de subsistemas y actores. Entendiendo por sistema a una serie de elementos interrelacionados y distinguibles por ciertas regularidades, la característica principal de esta línea, a la que pertenecen Mc Clelland, Kaplan y Rosecrance, es la de intentar brindar modelos explicativos del "sistema internacional" a partir de la forma en que se relacionan sus actores. En ese sentido, se buscan modelos analíticos de los que puedan obtenerse consecuencias aplicables por analogía a la comprensión de la sociedad internacional. Distinguiendo entre fuerza y potencia (la capacidad operativa de usar la fuerza) y entre poder potencial y poder efectivo (en acto), dichos autores sostienen la existencia de una tendencia al equilibrio homeostático de fuerzas (más exactamente de poderes), es decir del sistema de fuerzas (de poder).

La noción de sistema no es exclusiva del enfoque científico (Aron (1962) entre otros la ha reconocido y aplicado), si bien ha alcanzado en su seno su mayor desarrollo. Kaplan (1957), por ejemplo, estudia a la sociedad internacional como un sistema de acción, analizando las interacciones de sus diversos actores y planteando por primera vez los posibles (y no sólo los conocidos) sistemas resultantes de tales interacciones: multipolaridad, bipolaridad flexible, bipolaridad rígida, confederación de estados, imperio universal y equilibrio múltiple por el terror (sistema de veto por unidad).

 

b) La corriente behaviorista.

Dentro del enfoque científico, el behaviorismo constituye la amplia e influyente corriente doctrinal que centra su indagación en el análisis del comportamiento, es decir de las acciones e interacciones de los diferentes actores internacionales. Si bien constituye una corriente bien definida, pueden distiguirse para su estudio dos terrenos de investigación específica:

b1) La teoría de la toma de decisiones.

Esta línea, en la que sobresalen entre otros el trabajo pionero de Snyder, Bruck y Sapin (1954) y el de Allison (1971), surge con los cuestionamientos a la visión del Estado como actor unificado, centrando su estudio en el proceso de toma de decisiones de aquellos agentes (actores) cuyos actos son actos de Estado (los tomadores de decisiones). Sus principales hipótesis teóricas son las que siguen:

1) El comportamiento del sistema internacional se explica desde los estados y no solamente a partir de las interacciones de los estados.

2) Se respetan los postulados del paradigma clásico, pero se aclara que la acción de un estado tiene lugar a partir de un proceso de toma de decisiones del que participan los responsables de la política exterior del estado, quienes analizando las utilidades y probabilidades atribuidas a las alternativas disponibles y suponiendo que son racionales, intentarán llevar al máximo la utilidad esperada.

3) El proceso de toma de decisiones de un estado puede explicarse a partir de relaciones lógicas entre un conjunto de variables consideradas por los decisores (variables individuales, de rol, gubernamentales, sociales, sistémicas) y las acciones de política exterior.

4) La explicación del proceso de toma de decisiones toma en cuenta:

1- La recreación del momento de la decisión subjetiva, es decir, la imagen de la situación a partir de la cual el decisor decide.

2- El marco decisorio interno y el contexto macropolítico externo.

3- La información de los tomadores de decisiones.

4- Las motivaciones, objetivos, normas, y valores de los tomadores de decisiones.

5) De acuerdo al número de actores que intervienen en la toma de decisiones, pueden distinguirse diferentes tipos de estructuras de este proceso tales como las de líder predominante, grupo solo o múltiples actores autónomos.

b2) La teoría de juegos.

La teoría de juegos puede considerarse un caso especial o bien un desarrollo ulterior de la teoría de la decisión, ya que también basa su estudio en la acción y la decisión racional. En particular, consiste en la aplicación a las relaciones internacionales de los desarrollos teóricos iniciados a partir de Neumann y Morgenstern (1944). En ese sentido, vale citar aquí a John C. Harsanyi, Premio Nobel de Economía 1993 por sus aportes a esta teoría, quien señala que "ciertamente, aparte de la vida económica, probablemente hay pocas áreas del comportamiento social donde el cálculo racional de los juegos sea más importante que en la política internacional" (Harsanyi 1961:371).

A partir de la década del sesenta y hasta la de los setenta, el enfoque científico entró en sucesivos debates metodológicos y teóricos con el realismo, el principal de los cuales tuvo como centro de atención la disputa abstracción- relevancia. Mientras los defensores del enfoque científico acusaban a los realistas de falta de generalidad y rigor teórico, estos respondían atacando la escasa relevancia práctica de los aportes "cientificistas". El resultado de este debate fue una severa crítica a los excesos interpretativos cometidos por los "científicos", tanto a su frecuentemente exagerado nivel de abstracción como a su abuso de la estadística y el cálculo conducente a la pérdida de vista de los problemas relevantes.

En particular, la corriente sistémica fue criticada, además de por su abstracción y falta de contenido empírico, por su simplificación de las partes a un sistema totalizador en el que se ignoraban numerosos factores, por el organicismo de algunos autores y por su marcado carácter ideológico conservador, resistente a la consideración de las tensiones provocadoras del cambio. En cuanto al behaviorismo, más allá de las críticas comunes a todo el enfoque científico, la teoría de las decisiones ganó cada vez mayor aceptación. Por otra parte, respecto a la aplicación de la teoría de juegos a las relaciones internacionales, el optimismo inicial fue seguido por numerosas críticas, entre ellas las relativas a las dificultades técnicas implicadas por la complejidad de los juegos de más de dos jugadores y a las dificultades éticas de la teoría. Esto ha llevado a sus partidarios a cuidar y a refinar sus análisis, que se han demostrado apropiados para el estudio de temas puntuales como el de la relación entre conflicto y cooperación.

Se tiene entonces que como consecuencia de este debate el enfoque científico pudo asimilar gran parte de sus críticas, librándose de sus excesos interpretativos y pasando a constituirse en una sólida herramienta del realismo y, posteriormente, del neorrealismo y del institucionalismo.

 

V) El enfoque de la interdependencia o liberal.

Surge a finales de la década de los setenta a raíz del nuevo clima de distensión que se va generando luego de la guerra de Vietnam, clima que favorece la toma de conciencia de los cambios que se venían produciendo en las relaciones internacionales desde la Segunda Guerra Mundial. A esto se le suma la insatisfacción de los medios académicos acerca de la capacidad del enfoque clásico- realista para dar cuenta de una realidad internacional cada vez más compleja, lo que lleva a plantear la decadencia del esquema estatocéntrico.

Reconociendo como sus antecesores a los estoicos, Kant y al idealismo, los trabajos más representativos de esta línea son los de Keohane y Nye (1972, 1977), así como el de Krasner (1983). Sumariamente, sus principales postulados son los siguientes:

1) Rechazo a las hipótesis realistas sobre el papel central de los estados y respecto de la conflictividad esencial de la sociedad internacional. "El mundo, como consecuencia del acelerado desarrollo social, económico, científico-técnico y comunicacional, está caracterizado por el creciente fenómeno de la interdependencia y de la cooperación, y se ha transformado realmente en una sociedad mundial". "Este fenómeno ha originado nuevos problemas y retos, ha suscitado necesidades y demandas nuevas y ha dado lugar a la aparición de valores e intereses comunes al conjunto de esa sociedad mundial. Las relaciones internacionales no se corresponden, por lo tanto, con el modelo exclusivamente conflictivo e interestatal del paradigma clásico- realista, sino que responden a un modelo basado más en factores culturales, tecnológicos y económicos que estrictamente políticos" (Arenal 1989). Las relaciones internacionales son ahora de tres tipos, interestatales, transgubernamentales y transnacionales. La naturaleza de la sociedad internacional ya no es puramente conflictiva, sino también cooperativa.

2) Aparición de nuevos actores internacionales, tanto a nivel intergubernamental como no gubernamental, con un nivel cada vez mayor de protagonismo y autonomía que tiende a limitar el poder de los estados y a desdibujar la concepción estatocéntrica de la sociedad internacional.

3) Cuestionamiento de la visión del Estado como actor unitario y racional a partir de la consideración de distintos grupos de presión con influencia en el proceso de toma de decisiones.

4) Desaparición de la tradicional distinción entre la esfera interna y la internacional.

5) No existe una relación mecánica entre poder y resultados, los actores más débiles cuentan con espacios de negociación donde articular sus intereses.

6) La agenda internacional se vuelve más completa y desjerarquizada, borrándose la distinción entre problemas de baja y alta política, es decir otorgando importancia a problemas no sólo estratégicos o políticos, sino también económicos, culturales o ecológicos, entre otros.

7) Los estados se preocupan menos por el poder y la seguridad en tanto se vuelve más difícil el empleo de la fuerza militar.

8) Rechazo al pesimismo realista sobre las instituciones internacionales, a las que se les atribuye la capacidad de facilitar la cooperación.

Si bien ha puesto de manifiesto la nueva complejidad de las relaciones internacionales, el enfoque de la interdependencia no alcanza por sí solo a constituirse en una alternativa al realismo, ya que "una cosa es reconocer los cambios que se han producido, como el incremento de la interdependencia y la aparición de nuevos actores, y otra muy diferente argumentar que de ello se derive un nuevo tipo de política internacional, (...) sobre todo cuando la investigación realizada hasta el presente continúa demostrando el papel decisivo del Estado y la importancia del sistema de estados" (Arenal 1989). En ese sentido, las tensiones y conflictos de los años setenta y tempranos ochenta debilitan este enfoque y lo conducen a una reformulación de sus hipótesis que lo acercan al realismo, dando lugar a una nueva perspectiva teórica, el llamado institucionalismo o neoliberalismo.

 

VI) El enfoque de la dependencia.

Al igual que el de la interdependencia, este enfoque es fruto de la toma de conciencia de la complejidad de la nueva realidad internacional. Sin embargo, su perspectiva ideológica es muy diferente, ya que la interpretación de las relaciones internacionales, en especial de las económicas, no se plantea en términos de interdependencia sino de dependencia, es decir en términos de desigualdad, dominación y explotación.

Las características más relevantes de este enfoque, también llamado neomarxista, son las siguientes:

1) La consideración del mundo como un único sistema económico dominado por el capitalismo trasnacional.

2) "La naturaleza del sistema internacional es, así, conflictiva, si bien, frente al realismo, se considera que la causa de ello está en la naturaleza y en los intereses del propio sistema capitalista mundial", cuya característica fundamental es "la desigualdad económica global y el intercambio desigual entre el centro y la periferia" (Arenal 1989).

3) Aunque se introduce la noción de cambio y la posibilidad de superación del actual sistema, la imagen del mundo de este paradigma es muy pesimista.

4) La unidad de análisis principal es el propio sistema capitalista mundial. No existe distinción entre la esfera interna y la internacional.

5) El sistema se estudia como un todo, más que a través de sus actores. Sin embargo, se considera que los actores internacionales principales son las clases sociales trasnacionales, las empresas trasnacionales, las organizaciones no gubernamentales y los movimientos de liberación nacional, entre otros.

6) Aunque tomado solamente como una superestructura, el Estado tiene un papel decisivo en las relaciones de dominación y explotación.

7) Dependencia entre el Norte y el Sur, entre el centro y la periferia, lucha entre pueblos opresores y oprimidos.

8) Tiende a dominar una visión de las relaciones internacionales como un juego de suma cero, en el que siempre hay un ganador y un perdedor. Ello supone la negación de la existencia de valores, intereses y objetivos comunes y globales.

El enfoque de la dependencia surge tanto como una reacción a las insuficiencias del paradigma clásico- realista, como en respuesta a las teorías del desarrollo económico de los años cincuenta y sesenta. Sin embargo, "su análisis fundamental sobre la naturaleza desequilibrada del sistema internacional se basa en una simplificación interpretativa y sobre una visión unilateral y exclusiva de la interdependencia como dependencia, que reduce a extremos incomprensibles la actual sociedad global" (Arenal 1989).

 

VII) El neorrealismo.

El neorrealismo, entre cuyos principales representantes se encuentran Waltz (1979), Gilpin (1981) y Grieco (1988), se ha propuesto como desafío la revigorización del realismo clásico integrándolo en un marco contemporáneo basado en el análisis comparativo, definiendo conceptos claves de manera más clara y coherente y desarrollando proposiciones susceptibles de corroboración empírica. Los principales supuestos de esta nueva reformulación del enfoque clásico son los siguientes:

1) Conservación de las principales premisas filosóficas y de los rasgos esenciales de la imagen del mundo de los realistas clásicos.

2) Los estados siguen siendo los elementos fundamentales de las relaciones internacionales, esencialmente conflictivas.

3) El poder existe menos como un fin en sí mismo que como un componente necesario de una relación política.

4) Los estados se comportan como actores unitarios estratégicamente racionales, buscando maximizar su poder a través de un cálculo de costos y beneficios acerca de los cursos alternativos de acción a su disposición.

5) Se admite la existencia de nuevos actores y fuerzas en la sociedad internacional, aunque se rechaza que esto haya dado lugar a una nueva sociedad mundial no interestatal que haga necesaria una nueva perspectiva teórica.

6) Las influencias y condicionamientos de la estructura de poder del sistema internacional son puestas explícitamente y en el mismo nivel junto a la lucha por el poder y el interés nacional, como los principios rectores de la política internacional.

7) Se presta especial atención a la actual estructura anárquica del sistema internacional para explicar las relaciones internacionales, en especial a las influencias y condicionamientos de dicha estructura sobre la política exterior de los estados.

8) En situación de anarquía, los estados se preocupan por la seguridad, están dispuestos al conflicto y fallan en la cooperación aún frente a intereses comunes.

9) Las instituciones internacionales afectan las perspectivas de cooperación sólo de manera marginal.

10) Sólo una transformación estructural, es decir del principio organizativo que condiciona la interacción de las partes, puede alterar la naturaleza anárquica del sistema internacional.

Acusado de "determinismo estructural", el neorrealismo se defiende sosteniendo que "si bien los elementos estructurales ejercen una poderosa influencia restrictiva en el comportamiento político, no considera toda la conducta política humana determinada por la estructura dentro de la cual se organiza la comunidad política"."Tampoco acepta la crítica de que el mundo del "Estado como agente" represente una negación del papel de aquellos individuos o grupos que actúan como los encargados concretos de tomar decisiones" (Dougherty y Pfaltzgraff 1990:138).

Sin embargo, el neorrealismo ha heredado la mayoría de las críticas generales de las que era susceptible el enfoque clásico- realista, entre ellas las siguientes:

- Falta de valores. Aceptación resignada de la amoralidad en las relaciones internacionales y consecuente justificación de acciones éticamente inaceptables en función del equilibrio de poder del sistema.

- Falta de respuestas al problema de la guerra más allá del inestable balance de poderes.

- Conservadorismo y justificación de la hegemonía de las grandes potencias.

- Insuficiencia para la interpretación de una sociedad global crecientemente cooperativa (si bien se reconoce la existencia de nuevos actores y de un mayor nivel de cooperación).

 

VIII) El institucionalismo.

Es el enfoque que en la actualidad se ha constituido en la más seria alternativa al neorrealismo. Como se dijo, se trata de un punto de vista surgido a partir de la autocrítica de los partidarios del enfoque liberal o de la interdependencia, quienes pasan a mostrarse más proclives a aceptar ciertos supuestos del realismo pero también a criticar otros de sus principios por medio de la aplicación de las herramientas de la teoría de juegos al análisis del conflicto y la cooperación. Entre los trabajos más relevantes de este enfoque deben citarse los de Keohane (1983, 1984, 1992), Stein (1983), Lipson (1984), Axelrod (1984) y Axelrod y Keohane (1986). Algunos de sus supuestos esenciales son los siguientes:

1) Reconocimiento del papel de los estados como principales actores internacionales. Sin embargo, se atibuye a las instituciones internacionales un rol importante.

2) Se reconoce a los estados como actores unitarios racionales que maximizan su utilidad esperada en base al cálculo egoísta de costos y beneficios.

3) Reconocimiento de la importante influencia de la anarquía internacional, entendida como ausencia de gobierno común, en la explicación de las acciones de los estados.

4) Si bien se reconoce la creencia realista acerca de que la anarquía restringe el deseo de los estados a la cooperación, se afirma que estos pueden trabajar juntos, especialmente si son ayudados por las instituciones internacionales.

5) Mantenimiento de una visión optimista sobre las perspectivas de la cooperación internacional.

El principal motivo de debate entre neorrealistas e institucionalistas (también llamados neoliberales) se refiere al criterio de racionalidad sostenido por los estados. Mientras los institucionalistas afirman, en primera instancia, que los estados maximizan sus utilidades absolutas, sin preocuparse por las ganancias de los demás, los neorrealistas responden con la teoría de la utilidad relativa (relative gains). Para estos últimos, en la decisión de una acción no sólo influyen las ganancias absolutas que pueda obtener un estado, sino también la consideración de las ganancias que puedan obtener los demás y que eventualmente puedan llegar a volverse en su contra en una sociedad internacional anárquica, insegura y cambiante. Es decir, según los neorrealistas la consideración de la utilidad relativa y no sólo de la absoluta determinaría un nivel menor de cooperación que el presentado por los institucionalistas. Sin embargo, el institucionalismo ha sabido responder a esta crítica a través de diferentes análisis que incorporan adecuadamente la problemática de la utilidad relativa al marco de su enfoque. Baste por ahora la presentación de esta discusión a la que habré de referirme con más detalle en la tercera parte.

Teniendo en cuenta los distintos enfoques presentados aquí, las siguientes investigaciones apuntan a fundar las bases de un enfoque comprensivo de las relaciones internacionales que:

- Partiendo de una visión crítica de la teoría de la elección racional, aceptada por institucionalistas y neorrealistas como modelo interpretativo de la acción de los estados, enriquezca la interpretación de la acción estratégica de los actores internacionales permitiendo, además, la descripción de la acción ética conforme al derecho internacional.

- Permita analizar de manera análoga la forma en que se dan las decisiones, acciones e interacciones de los actores de las relaciones internacionales, sean estados, individuos, organismos, empresas o grupos, integrándolas de manera natural y armónica en el marco de la nueva, interdependiente y compleja sociedad internacional.

- Destaque, en consonancia con institucionalistas y neorrealistas, la importancia de los valores, de las creencias, de la información y de la comunicación en los procesos subjetivos de toma de decisiones de los mencionados actores internacionales.

- Conjugue, en coincidencia con el enfoque institucionalista y a partir de un estudio behaviorista depurado, los supuestos básicos del realismo con otros tomados de los enfoques idealista y de la interdependencia, intentando dar cuenta de una realidad internacional en la que entran a la vez el conflicto y la cooperación, la interdependencia y la dependencia, la continuidad y el cambio.

- En ese sentido, no sólo admita sino resalte la importancia de las relaciones cooperativas entre los estados y demás actores internacionales, y no sólo de las conflictivas, considerando al ámbito de las relaciones internacionales en una situación mixta alejada de los extremos de conflicto y cooperación total.

- Apunte a la superación dialéctica de las posiciones realistas e idealistas, mediante la explicación de la cooperación (acción cooperativa) a partir del análisis lógico del conflicto.

- No excluya, la existencia de situaciones de dependencia política, económica y tecnológica, ni el hecho de que ciertas acciones y relaciones de los estados puedan ser de dominación, explotación, inequidad o injusticia.

- No se limite a describir las condiciones para la cooperación en estado de anarquía, sino que ataque las causas de dicho estado inhibidor de la cooperación intentando establecer las condiciones para la instauración de un auténtico mecanismo de seguridad colectiva que permita un paso ordenado y con justicia desde la actual estructura anárquica del sistema internacional a una estructura de tipo jerárquico que, sin llegar a constituir un gobierno mundial, alcance al menos para garantizar que las acciones estratégicas de los estados sigan un camino conforme al derecho internacional.

- Considere las circunstancias especiales ofrecidas por la distensión post guerra fría para la consolidación de un auténtico organismo de seguridad colectiva internacional, así como los peligros y oportunidades abiertos en esa dirección por la posmodernidad en general.

- Permita estudiar, a partir de la discusión filosófica analítica acerca de la racionalidad, la decisión y la acción, fenómenos como el fundamentalismo, el nacionalismo extremo o la persistencia en el uso de la fuerza en las relaciones internacionales.

- Sostenga junto con el idealismo que la paz, la libertad y la justicia son valores cuya concreción no puede ser dejada en manos de los caprichos y vaivenes del balance de poder y que, en el marco de las nuevas características de la sociedad mundial, constituye un deber de la teoría de las relaciones internacionales el intentar al menos (contando con las nuevas herramientas teóricas, teniendo en cuenta las enseñanzas del enfoque clásico- realista y sin caer en una posición ingenua) el estudio de las fórmulas que conduzcan a la solución del problema de la guerra.