La UCR y la política exterior. Análisis de cien años del discurso radical
7. El nuevo radicalismo: el discurso sobre política exterior en el gobierno radical de Raúl Alfonsín (1983-1989)
Alfonsín triunfa en las elecciones nacionales del 30 de Octubre de 1983, en las cuales se impone al candidato justicialista, Italo Luder por un cincuenta y dos por ciento contra un cuarenta. Esto permitió que el radicalismo volviese a ganar el gobierno, obteniendo la mayoría en la Cámara de Diputados pero estando en minoría en el Senado. Esta elección fue el producto del derrumbe del régimen militar en el cual Alfonsín tuvo activa participación.
Utilizaremos fundamentalmente como fuentes los discursos pronunciados ante la Asamblea Legislativa entre los años 1983 y 19891, los pronunciados en la Federación de Box el 16 de Julio de 19822 (ver página siguiente), el de Parque Norte el 1 de Noviembre de 19853 (ver página siguiente) y el de clausura de los Seminarios de la Unión Cívica Radical el 6 de octubre de 19894 (ver página siguiente). Con ellos hemos construido un corpus sobre el cual trabajaremos.5 (ver página siguiente)
A partir de aquí intentaremos rastrear por medio de lo dicho y lo que se oculta a través del discurso, algunos aspectos sustanciales de la política exterior de este gobierno.
En una lectura global podemos distinguir tres momentos. En el inicial existía una minuciosidad informativa de las políticas implementadas. En el segundo, a partir del discurso de Parque Norte hasta la Asamblea Legislativa de 1987, aparece un afán más explicativo que informativo, entrelazado por un sesgo refundacional del discurso alfonsiniano de ese entonces. Y por último, una etapa donde los temas aparecen dispersos y exiguos en el conjunto del discurso.
En su primer acto político desde que se levantó la veda política, Alfonsín sostuvo sobre nuestro tema, lo siguiente:
No podrá haber democracia, no habrá hombres realmente libres, en un país que no sea absolutamente independiente. Hemos comprobado en los últimos episodios que culminaron como resultado de esa expedición furtiva del norte contra el sur, que esta guerra no fue solamente del imperialismo inglés contra la Argentina, sino que fue del imperialismo del mundo contra América Latina. Es necesario, no por xenofobia, sino por nacionales, luchar contra el imperialismo. Es imprescindible asegurarnos de que las decisiones nuestras, son tomadas por nacionales al servicio de la Patria.
Ocupemos entonces el lugar que nos corresponde, poniendo nuestros ojos y el pensamiento en nuestra América pobre. Ubiquémonos mejor, sin actitudes vergonzantes y más cómodamente en el campo de los países No Alineados. Lo que nos ha sucedido últimamente no es nada nuevo. Yo no me inscribo entre los novatos del anti-imperialismo, que hasta hace poco nos sospechaban a los que hablábamos de él, y ahora hablan de la traición de Estados Unidos. Aquí no hay nada nuevo, señores, es la vieja historia de siempre. (FB, 7)
En el primer párrafo observamos claramente la adaptación de la tesis krausiana de que los hombres son sagrados para los hombres como los pueblos son sagrados para los pueblos en el marco de lo que fue su discurso sobre la democracia. El otro aspecto tiene que ver con la visualización del enfrentamiento Norte-Sur y que marca los nuevos espacios de los conflictos. El último párrafo hace centro en la fuerte presencia latinoamericanista de la política exterior radical que observamos casi ininterrumpidamente desde Yrigoyen hasta aquí. Además de una crítica a la actitud oscilante del gobierno militar del General Galtieri que pasó del discurso de la defensa de la seguridad hemisférica, occidentalista y alineado con EEUU antes del conflicto de Malvinas, a una actitud tercermundista, a la que se vio obligado a adoptar tras él.
En la plataforma se prefiguran las tres preocupaciones básicas que delinearemos más adelante, en los treinta y siete puntos que componen la parte referida a política internacional de la futura gestión.6 Incluso reafirma la continuidad histórica al invocar como fuentes para la concreción de la plataforma al:
... pensamiento de Hipólito Yrigoyen, las afirmaciones permanentes de las Bases de Acción Política y la obra realizada por los gobiernos partidarios, la UCR, custodio de una tradición ética y principista... "7
En el Mensaje de Apertura, se muestra claramente la existencia de dos elementos, uno es el krausismo y el otro es la ideología socialdemócrata que conviven en el discurso alfonsiniano8.
Con respecto al primero pasa de ser implícito a estar explícitamente señalado, cuando en su discurso inaugural dijo:
La teoría krausista sobre la personalidad moral de las naciones influyó sobre Hipólito Yrigoyen tanto en el mantenimiento de la neutralidad durante la Primera Guerra como en sus puntos de vista respecto a las organizaciones internacionales. (AL,1983,36)
En una primera aproximación podríamos decir, que predominaría una concepción idealista de la política exterior, ya que en su discurso de apertura, se invoca a Krause en el diseño de la misma (AL 1983, 36-7), y que el hecho que aparezca explícitamente señalado se deba a la gran proliferación de libros sobre el tema en los 80.
La segunda está implícita u oculta. La influencia socialdemócrata, tiene muchos puntos de contacto con la evolución ideológica del partido, aunque no de manera exclusiva.
Hemos tomado el discurso inaugural para establecer cuáles eran los temas a los que se les daba más importancia en la política exterior -y los hemos agrupado según los lineamientos establecidos por Hugo Perosa- que traducen la propuesta del gobierno de "conseguir una nueva imagen y una nueva inserción de la Argentina en el mundo", que se concretan a través del "compromiso ético de promover" los valores como la paz, la vida y los derechos humanos "activamente a nivel internacional"9 para salir el aislamiento posterior al conflicto de Malvinas, basados en una estrategia de multilateralización.
Hemos hecho un seguimiento de los temas que complementamos con un análisis de algunas variaciones discursivas.
Es muy claro que existen tres preocupaciones básicas. En el discurso inaugural (AL, 1983): uno es el problema de la paz, el desarme y la vigencia de los derechos humanos, otro la formación de una política exterior independiente, y tercero el reclamo por un orden económico internacional más justo (AL, 1983, 31-43).
Todos estos temas están entrelazados entre sí, teñidos de un profundo sesgo krausista. Existe además en materia de política internacional la adopción de la tesis de Willy Brandt.
Esta tesis sobre política exterior se basa en: 1) asegurar la paz mundial apoyando la política de distensión en el mundo; 2) dar respuestas a cómo regular la coexistencia Norte-Sur, de manera de equilibrar los abruptos desniveles entre los países pobres y los países ricos; 3) dar respuesta a cómo mantener el progreso y abrir paso a la democracia social en un período de dificultades económicas de carácter mundial; 4) dar respuestas a cómo convertir en realidad los derechos humanos en todo el mundo10.
Como vemos, los puntos son coincidentes entre lo manifestado en reiteradas oportunidades en el discurso alfonsiniano desde la campaña electoral (FB, 6) y luego desde el gobierno (AL, 1983 y discursos siguientes) y la propuesta enunciada en el párrafo anterior.
Por lo menos, en dos de estas preocupaciones (las relacionadas con la Paz y los Derechos Humanos y las relativas al orden económico internacional) son las que poseen este sesgo.
7.1. Grupo de Temas
En el primer grupo, que trata los problemas de la paz, el desarme y la vigencia de los derechos humanos, encontramos todas las manifestaciones sobre el tema específico, además de las menciones sobre las sucesivas acciones del Grupo de Apoyo a Contadora (Perú, Brasil, Uruguay y nuestro país) que más tarde junto a Contadora (México, Panamá, Venezuela y Colombia) formaron el Grupo de los Ocho (G-8) o Grupo Río, la resolución pacífica de los conflictos con los que se encontró el gobierno de Alfonsín, tras la retirada de los militares -específicamente la cuestión del Beagle con Chile y la situación de las Islas Malvinas con el Reino Unido-, y finalmente la lucha por una reivindicación general de los derechos humanos en todo el mundo.
En el segundo grupo, que hemos denominado de formación de una política exterior independiente, evaluamos pertinente introducir cuatro elementos: primero la autonomía como factor central de la determinación de un país, segundo lo que es llamado la "carta europea", es decir una relación privilegiada con las naciones de la Comunidad Económica Europea (CEE), principalmente con aquellas de orientación socialdemócrata, tercero las relaciones con los Estados Unidos y cuarto, las relaciones con la Unión Soviética. Estos dos últimos formaban los dos grandes centros de poder de entonces.
El tercer grupo está relacionado con la búsqueda de un orden económico internacional más justo, reflejado, por ejemplo, en una presencia activa de la Argentina en el Grupo de los 77. Sin lugar a dudas, este punto tiene singular relieve, dado el alto grado de endeudamiento que tiene nuestro país, proveniente de la dictadura militar. El segundo punto de importancia está dado en la estrategia de integración que no sólo fue una voluntad declarativa sino una acción concreta frente al injusto sistema económico internacional.
7.2. El tratamiento de los temas
Para el primer agrupamiento observamos que salvo en el caso del Grupo de Apoyo a Contadora (o su extensión en el G-8), se agota inmediatamente. En la medida que los objetivos fueron logrados en los primeros años de gestión, intentan ser capitalizados a través de un imperialismo moral que aprovecha la situación de la nueva democracia y que se diferencia del de las armas o el dinero, ostentado por otros países. Esta categoría no es arbitraria, ya que posee una raigambre krausista muy importante, y en este caso intenta dotar a la moral de una potencialidad política. Su efecto lo podemos observar en varios actores internacionales, y no sólo los Estados. La Argentina empezó a ser considerada de otro modo. No creemos que se buscase sólo "concientizar más que obtener resultados" por lo que se expresa más adelante.11
Esta fórmula no fue objetada en los Foros Internacionales y el gobierno interpretó que la Argentina ahora era "querida y respetada por la comunidad internacional" (AL, 1984,31 y discursos siguientes). Aunque sus efectos fueron magros con respecto a las expectativas puestas en ella, como se manifiesta en la evaluación final de la gestión: "En cuanto al sector externo sobrestimamos la influencia que la renaciente democracia tendría en nuestra relación con el mundo... " (SR,3).
Existen dos casos que tendrán una permanencia ininterrumpida.
Uno es el Grupo de Apoyo, que se irá transformando de un foro para un problema específico a un órgano de consulta para problemas regionales políticos y económicos. Se dirá en 1988 que "el grupo de los Ocho con la creación de instancias de consulta y concertación (que) permiten avanzar un paso más en el proceso de integración latinoamericana" (AL,1988,8). El otro, se refiere a la solución pacífica de los conflictos. Los problemas limítrofes con Chile aparecieron en 1983, 1984 y 1985, pero tras el plebiscito y la aprobación de la propuesta papal, el tema no volvió a aparecer hasta el momento del balance (SR). Con el Reino Unido la cuestión es más compleja, ya que pese al importante impulso inicial tras el fracaso de la reunión en Berna (1984), la cuestión pasó a tener un perfil poco privilegiado en el discurso. Esta situación complicó otros ámbitos de la política exterior como la famosa "carta europea".
En la política exterior independiente, el concepto de autonomía está siempre presente, salvo en dos excepciones (AL, 1985 y 1989). Se expresa en la determinación de ser un país occidental y no alineado, rasgo que se encontrará presente durante todo el período y que como vimos tiene un sentido muy afín con las tesis de Brandt.
El objetivo básico para el logro de la política exterior que se desarrolló, era "ampliar el número y el espectro de los interlocutores. " (AL, 1984,29) Es decir se prioriza, en vez de una estrategia de fuerte relación bilateral con la potencia hegemónica del bloque, una multilateral. Concluyendo en que la estrategia fijada en PN es la de "lograr una correcta inserción de la Argentina en el mundo" (PN, 25) con la determinación de cuatro niveles para su realización (político, cultural, económico y estratégico-militar).
El primer nivel está dado por el hecho de que la Argentina "propenderá a que las reglas democráticas sean también el patrón que guíe las relaciones entre las distintas naciones del mundo y sus agrupamientos regionales, históricos y culturales" (PN,26). El nivel cultural está dado por "un ámbito específico <el latinoamericano,> en el contexto de la cultura mundial" por la incorporación de la civilización europea (PN,26). Desde el nivel económico, nuestro país "no puede admitir una división económica del mundo entre centro y periferia, entre Norte desarrollado y Sur subdesarrollado, como realidad inmodificable" (PN,27). Por último, en el nivel estratégico-militar, el país:
... no pertenece ni debe aspirar a pertenecer a ninguno de los dos grandes bloques militares que controlan una buena parte del mundo... Esta concepción..., fundamenta su adhesión a los países No Alineados, cuya independencia de los dos bloques debe ser preservada y respetada integralmente por todos los miembros (PN, 28).
La estrategia multilateral es el eje que articula la búsqueda de la autonomía, además de la implementación de las tesis socialdemócratas.
La llamada "carta europea", aparece señalada desde un principio como una fuerte apuesta (AL, 1983), pero recién se vio materializada en parte con los acuerdos con Italia y España sobre el fin del período (AL, 1987 y discursos siguientes). Cabe señalar que estos logros junto con la integración con el Brasil, la paz con Chile, y el haber roto el aislamiento inicial fue el comienzo de un proceso de reinserción de la Argentina en el mundo, y las medidas más importantes de esta gestión, entendiendo la reinserción, no en un sentido de relación especial con una potencia hegemónica sino con respecto a varios actores internacionales que permitió romper con el aislamiento en que se encontraba el país luego del conflicto bélico de Malvinas.
Las relaciones con la Unión Soviética (URSS) y Estados Unidos (EEUU) solo son mencionadas explícitamente al principio (AL, 1983), aunque implícitamente recorren casi todo el período en la constante impugnación de ocultar el conflicto Norte-Sur en favor del Este-Oeste, que desvirtúa los verdaderos problemas de los países periféricos como el nuestro.
En el primer caso, con la URSS, existió un acuerdo temático a partir de la Perestroika con respecto a los problemas de la paz mundial -impulsando el "Grupo de los Seis por la Paz y el Desarme" que nuestro país formaba conjuntamente con Suecia, India, Tanzania, México y Grecia-. Además existió un refuerzo de las relaciones bilaterales a través de diversos tratados de singular importancia mutua, como los acuerdos pesqueros y cerealeros con esa nación.
Con los EEUU, la relación también aparece mencionada una sola vez, pero en este caso se debe a la relación conflictiva existente entre ambos países, tanto históricamente como debido a los últimos sucesos de la Guerra de las Malvinas. Sin embargo, durante la gestión radical se pasará de un completo congelamiento de las relaciones a algo que en su momento se denominó "relaciones maduras". Existe una fuerte polémica con respecto a la valoración de esta relación, mientras algunos, como García del Solar, dicen que eran buenas12 (ver página siguiente), óptimas, otros, como Carlos Escudé sostiene que no fue así.13 (ver página siguiente) Ya que para éstos, los llamados "realistas", "no se trataba de desarrollar una relación madura y equilibrada... <sino>..., lo aconsejable era repetir la fórmula" con Estados Unidos como lo había sido con Gran Bretaña a fines del siglo pasado y principios del actual14 (ver página siguiente). Lo que subyace a esta crítica es la impugnación del esquema multilateral implementado, ya que va en detrimento del esquema de relación especial.
En cuanto al último grupo de problemas -sobre el orden económico internacional más justo- si bien en su conjunto tienen una presencia durante toda la gestión, su peso está marcado hacia el final del período. Es cierto que su contenido será muy político en un principio pero luego -producto de los marcos técnicos-, fueron más económicos, sobre todo en lo referente al endeudamiento externo. Lo mismo le cabe a la integración, que cumplió un hito importante y está marcada por una presencia casi ininterrumpida. En la evaluación de su gestión dirá que los logros en política exterior habían amortiguado la debilidad del sector externo ya que éste "era el más dramático, aunque se habían logrado la integración con Brasil, los acuerdos con Italia y España. " (SR, 5)
Algunos podrán argumentar que los cambios en el tratamiento de los temas como así también el alejamiento de los aspectos más políticos del primer grupo (paz, desarme y derechos humanos), en favor de los del tercero, esencialmente económicos, podrían configurar ese famoso giro realista. Pero creemos que debemos buscar este cambio dentro de una categoría más adecuada como la de racionalismo pragmático.
7.3. Conclusiones
Durante este gobierno se ha explicitado la influencia krausista en el discurso radical en los temas de política exterior conforme al desarrollo ideológico del radicalismo. Observamos una influencia implícita como la socialdemócrata por la adopción de las tesis de Brandt. Estas influencias implícitas, y sobre todo en aquellos temas en que clásicamente no existían, como el discurso económico, actuaron como renovadores de este pensamiento. Esta conjunción le dio al discurso radical sobre política exterior en los ochenta, un relieve distinto.
Dos puntos son importantes a la hora de observar el relieve de esta gestión. Primero es la confirmación de la tendencia anunciada en el anterior capítulo de la búsqueda de un equilibrio entre la idea de interés nacional sustentada y la lectura del mundo. Aquí juega un rol importante, y podemos decir eficaz, la combinación de la filosofía krausista y del acercamiento a la ideología socialdemócrata.
Por otro lado, la combinación entre la dirección política y los conocimientos de la realidad internacional, amalgama el poder y el saber de una manera que lo diferencia de los gobiernos anteriores, y sobre todo los militares. Estos, por ejemplo, basaron su accionar exterior en la adopción de soluciones geopolíticas y dentro del marco de la doctrina de la seguridad nacional, tuvieron una visión esquemática y, sobre todo, errónea del mundo que causó graves trastornos al país, como la Guerra de Malvinas. En cambio durante la gestión radical existió una relación muy importante entre el poder y el saber, se llevó a una importante discusión pública de las políticas del país, que causó un crecimiento importante de las relaciones internacionales, que hasta ese entonces nunca se había observado.
El agotamiento que se percibe en el discurso es producto de dos factores que no se excluyen: uno, las complicaciones internas que hacen aparecer en lo relativo a política exterior como disperso y poco relevante; y otro, los exiguos resultados frente a las expectativas que se tenían al principio, a pesar de haber obtenido un cúmulo de logros importantes como el haber roto el aislamiento a que el país se había sometido tras la derrota de Malvinas, los acuerdos de Argentina-Brasil, el Tratado de Paz y Amistad con Chile y la concreción de ayuda por las cartas acuerdos con Italia y España.
Alfonsín termina su mandato el 8 de Julio, por entrega anticipada del poder. Si bien no afecta mayormente nuestro trabajo, tenemos que dejar constancia de ella, que fue producto del tan renombrado "nuevo terrorismo económico"15.