Las Repúblicas Centrales Asiáticas buscan un lugar en la economía mundial en tres niveles diferentes: dentro de la región asiática central, dentro de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) -con Rusia como compañero principal- y como parte de la economía mundial. Las definiciones en estos tres niveles son el armazón principal que Asia Central requiere para tener éxito en su inserción en la economía mundial.
La apertura del mercado es una condición previa para entrar en la economía mundial moderna, pues abre perspectivas para la participación económica extranjera en las economías de las repúblicas, pero es sólo el principio de un largo proceso de adaptar la economía regional a un sistema de mercado.
Cabe agregar que siempre son posibles las relaciones de cooperación, tanto entre las Repúblicas como con otros Estados. Lo que resulta más complejo es la posibilidad de integración entre ellos. Cuando el presidente de Uzbekistán se negó a firmar el tratado de unión aduanera del 12 de abril de 1997 entre Rusia, Bielorrusia, Kazakhstán y Kirguizstán declaró que “toda tentativa nuestra (de las Repúblicas Centrales Asiáticas) de mantener las fronteras de la ex URSS por medio de nuevas uniones nos condena a vegetar en el dominio de la economía mundial”545 .
Hemos visto que las profundas diferencias entre los Estados de Asia Central son de vieja data. Kazakhstán era el líder económico en Asia Central antes de la crisis que siguió al derrumbamiento de la URSS. Uzbekistán tenía una clasificación similar en cuanto al tamaño de su economía, pero sus problemas sociales eran más serios debido a su mayor población y a tener menos recursos naturales. Turkmenistán durante el período soviético era el segundo estado por su PBI per cápita. Kirguizstán y Tadjikistán estaban en la peor situación, debido a su poca población y sus débiles economías, sostenidas en pobres recursos agrícolas y reducida actividad extractiva minera.
El colapso de la URSS exacerbó la crisis económica previa al truncar las corrientes tradicionales del comercio con Rusia y las repúblicas del centro europeo. Las Repúblicas Centrales Asiáticas acostumbraban recibir buenas mercaderías a cambio de materia prima. Ahora intentan buscar sustitutos y nuevos mercados. No es fácil. Para poner en pie a las nuevas repúblicas también hace falta asistencia técnica en industria y en infraestructura urbana. Pero a pesar del subdesarrollo, Kazakhstán es líder regional en la producción de combustible y minerales546 , Uzbekistán incluye gas y oro, Turkmenistán gas y Kirguizstán y Tadjikistán, uranio.
El período post-soviético produjo cambios dramáticos en las relaciones económicas entre los Estados de Asia Central y desarrolló un favorable ambiente competitivo entre ellos, animado en algunos casos por un deseo de recobrar el rol regional destacado del pasado y, en otros, por una necesidad de sostener el crecimiento para el futuro. Kazakhstán sufrió más que otros Estados, porque su economía se integra más con la rusa. Por otro lado, su potencial de producción sigue siendo el más grande en la región. En el nuevo ambiente económico, Kazakhstán está más interesada en cooperar con Rusia que en los primeros años de la independencia.
Uzbekistán, por otro lado, está interesada en la cooperación regional porque su habilidad de dominar la región tiene más probabilidades de tener éxito de esta manera, pero ha preferido relacionarse económicamente con Europa Occidental, EE.UU. y los países del este asiático. Para contrabalancear la influencia de Rusia se aproximó a EE.UU. Pero las cancillerías occidentales atraídas por los recursos naturales -especialmente el petróleo del mar Caspio- prefirieron el régimen más democrático del presidente de Kazakhstán, aunque este último progresivamente “instauró un régimen más autoritario, a medida que sus exportaciones de petróleo están a la merced de Moscú, que controla el pasaje de los oleoductos por su territorio”547 . El presidente de Uzbekistán también apoya la política de EE.UU. en cuanto al embargo a Irán y la cruzada contra el fundamentalismo islámico.
Las diferencias económicas y sociales en la región permiten formas de intercambio de recursos económicos -por ejemplo electricidad entre Tadjikistán y Uzbekistán-, pero Asia central no necesita unir mercados domésticos como se hizo en Europa occidental al no coincidir sus principales rubros de exportación. El otro rasgo significativo es el distanciamiento creciente de las economías de Asia Central. Varios sectores se están desarrollando independientemente de otros y buscan compañeros en el extranjero en lugar de en sus propias economías que están en una crisis profunda. Por sus características, lo relativo a infraestructura o industria pesada permanecerá orientado hacia Rusia por más tiempo ante la dificultad de producir cambios rápidos. Los sectores del petróleo y gas -debido a su valor estratégico- se están orientando internacionalmente más rápido, pero este estudio pone justamente en evidencia las dificultades de cambiar las tendencias previas en cuanto a dirección y destino de las exportaciones.
Los presidentes de Kazakhstán, Kirguizstán, Uzbekistán y Tadjikistán, “considerando la comunidad de intereses históricos y culturales de sus pueblos, conscientes de la importancia que revisten en sus dominios la cooperación intergubernamental, deseosos de establecer condiciones favorables a la creación de un espacio económico común, actuando al servicio de la paz, de la seguridad y del progreso económico de los pueblos de Asia Central” se reunieron en Tashkent el 26 de marzo de 1998 en Tashkent a fin de “reforzar sistemáticamente la integración y la cooperación económicas pasando por las etapas: zona de libre cambio, unión aduanera, unión de pagos y unión monetaria para converger en un mercado común de bienes, de servicios y de capitales”, siendo los “ejes prioritarios de la integración son en este momento la cooperación entre los sectores de la agroindustria, del agua, de la energía y de los transportes, de la cooperación en materia de producción, de pagos y de compensación”. Además se proponen “poner a punto en años venideros, teniendo en cuenta las perspectivas de desarrollo de los países integrantes de la región de Asia Central, una estrategia de cooperación económica regional”548 .
La estructura económica presente es el resultado de una dependencia asimétrica entre los Estados de Asia Central, Rusia y Ucrania que puede ser eliminada por los países de Asia Central si reestructuran sus economías nacionales. Esto requiere mucho tiempo e inversión y las repúblicas de Asia Central en general, tienen importantes deudas con Rusia. La realización de cualquiera de los proyectos de oleoductos y gasoductos estabilizará la situación regional y permitirá bases económicas y financieras para el desarrollo de los Estados y de sus sistemas democráticos.
Económicamente la situación de las RCA es de mayor libertad, habiéndose reducido la dependencia económica y financiera con Rusia. La que se mantiene aparece plagada de dificultades y controversias, que se agravaron con la crisis económica rusa de mediados de 1998. Pero a la vez no pueden lograr un sostenido progreso económico en tanto Rusia no alcance estabilidad, debido a la todavía alta dependencia con Rusia y sus mercados. Moscú es exigente en su participación en la región y sostiene su influencia a través del control de las únicas tuberías existentes549 . Hasta que las rutas alternativas sean realidad, Rusia mantendrá su dominación en el área.
Las compañías rusas de petróleo y gas, como Lukoil y Gasprom, han tenido éxito adquiriendo participación en grandes proyectos del Caspio. Algunos inversores extranjeros consideran que es necesario incluir la participación de Rusia en sus proyectos para garantizar acceso a los mercados.
Los posibles inversores están cada vez más preocupados por la infraestructura inadecuada, cambios continuos de políticas, inseguridad legal, enfrentamientos étnicos y otros problemas en la región. Los organismos de crédito internacional dudan antes de enviar capitales, y desean ver mayores señales de disciplina económica y financiera y avances en las reformas económicas en estos Estados. Si a las consecuencias de la mencionada crisis rusa de 1998 se agrega el menor precio del petróleo en el mercado mundial, las dificultades de las Repúblicas Centrales Asiáticas son mayores.
El papel de los Estados de Asia Central en la división post-soviética del trabajo ha estado limitado a la cantidad de combustible disponible, recursos minerales y la producción agrícola. El suministro de combustible es un problema importante para Asia Central. Por ejemplo, a Kazakhstán le resulta demasiado caro construir nuevas tuberías desde Tengiz hacia el este kazako para abastecerlo con su propio petróleo. En consecuencia el suministro de combustible continúa ligando a Rusia y Kazakhstán.
En Turkmenistán, a menos que Niyazov esté preparado para vivir indefinidamente con el control arbitrario de Moscú sobre tuberías existentes -y contar con pagos fijos de ex repúblicas soviéticas-, tiene pocas opciones excepto mejorar sus clientes de la ex URSS. Probablemente continúe su apertura al sur, mientras sostiene firmemente en público que Rusia sigue siendo el compañero más importante de Turkmenistán550 .
En tiempos de la Unión Soviética, Asia Central importó su maquinaria y equipo de otras regiones. Todavía hay una gran cantidad de maquinaria soviética y equipo en Asia Central. Aun cuando el importación de equipo, vehículos, herramientas y instrumentos de otros Estados no pertenecientes a la CEI aumentan significativamente, llevará muchos años reemplazar el equipo viejo. Durante este periodo de transición, Rusia y otros Estados de la CEI continuarán teniendo un mercado para su maquinaria en Central Asia. Por otro lado, en Asia central hay plantas industriales que fueron instaladas para abastecer al mercado soviético y los gobiernos de Asia Central necesitan integrarlos en la economía de la CEI.
Simplificando, se podría decir que la influencia rusa en la región ha sido grande en la esfera de seguridad, moderada en la esfera económica y mínima en la esfera política.
Los Estados de Asia Central han extendido contactos principalmente con su países vecinos: Rusia, Irán, Turquía, Pakistán, Arabia Saudita, China e India. Esta lista incluye países que no comparten fronteras con las RCA, pero son poderes regionales ricos e influyentes. Estos países tienen intereses diferentes en Asia Central. Turquía y Pakistán están genuinamente interesados en usar o controlar los recursos de Asia Central de los que escasean. China e India son grandes poderes económicos y sólo son en parte dependientes de los recursos naturales de Asia Central, mientras Rusia ya tiene lazos comerciales en lugar, así como rutas de transporte preparadas para actividades integradas. En cuanto a Irán y Arabia Saudita, la cuestión de trabajar con Asia Central está menos relacionada con los recursos naturales que con sus estrategias económicas globales relacionadas con la transformación de la economía asiática central. En todo caso, los países mencionados han expresado interés en desarrollar lazos económicos con Asia Central en una forma u otra. A su vez, los gobiernos de los países de Asia Central anunciaron que les gustaría muchísimo ser socios de dichos países. El comercio entre estos países es activo, y están desarrollándose lazos políticos.
Durante los últimos tres a cuatro años, los anuncios sobre preparar las sociedades y estrategias en función de socios potenciales han fluctuado entre posiciones casi diametralmente opuestas. Esto evidenció que la búsqueda de socios está lejos de haberse completado. Sin embargo, es obvio que los países mencionados son los socios más probables para Asia Central dada su proximidad geográfica y cultural o su poderío económico o una combinación de estas características.
En todos los Estados de Asia Central, los gobernantes demostraron hostilidad hacia el fundamentalismo islámico. Pero al mismo tiempo, la mayoría de los Estados establecieron relaciones comerciales y/o financieras con Irán. Si bien las Repúblicas han tenido mayor éxito atrayendo ayuda de Occidente -los jefes de Estado prefieren asociarse con compañías occidentales más que con las provenientes de Medio Oriente-, se están desarrollando lazos especiales con Estados asiáticos o islámicos.
La estrategia geopolítica de Turkmenistán es enfrentar a Rusia e Irán, no siendo demasiado dependiente de ninguna de ellas. Ashgabad tiene esperanzas de que Estados Unidos apoyará su independencia y controlará a estos poderes regionales. Aunque Niyazov siempre habla de las buenas relaciones entre Turkmenistán y Rusia, él, como los líderes de las demás repúblicas ex soviéticas, es especialmente temeroso de la dominación rusa y sus esfuerzos para controlar los recursos naturales de Turkmenistán, así como su acceso al mundo exterior551 .
El éxito de Turkmenistán podría animar a otros países ricos en recursos de la CEI, como Azerbaiján y Kazakhstán, a perseverar con sus propios proyectos de la tubería. Además, Washington espera eso552 .
Occidente -y especialmente EE.UU.- no desea que estas Repúblicas sean vulnerables a las políticas de Medio Oriente553 . Al momento en que Estados Unidos estableció relaciones diplomáticas con Kirguizstán y Kazakhstán, Irán y Turquía habían sido los mayores competidores -por su influencia y proximidad- para tomar parte en las zonas de cooperación del mar Caspio y mar Negro. China ha propuesto cautelosamente sus proyectos. Con tanta demanda, los recientes Estados han estado realizando prudentes reuniones para establecer lineamientos geopolíticos. Akayev (Kirguizstán) quiere que su país sea, políticamente hablando, la Suiza del corazón de Asia; el Ministro de Relaciones Exteriores de Turkmenistán cree que su país debe ser «ni islámico ni soviético, sino una secular nación democrática». Nazarbayev (Kazakhstán) piensa que su país, que se extiende desde la región del Volga hasta China, puede ser el puente entre Europa y Asia: «queremos entrar en el mundo democrático como un Estado más».
Kazakhstán posee el nivel más alto de inversión en la región, principalmente relacionado con combustible y producción de minerales. El desarrollo del sector marino del Caspio de Kazakhstán puede incorporar un considerable monto de capital a su economía.
De las 1000 empresas conjuntas registradas en Kazakhstán a fines de 1993, más de 300 incluyen empresas chinas y 150 de Turquía. EE.UU. -terceros en el número de empresas en Kazakhstán con 60-, son responsables de las mayores inversiones en el país. A finales de 1993 había 243 empresas conjuntas registradas en Turkmenistán y 900 empresas conjuntas se habían establecido en Uzbekistán, principalmente con China y Turquía. La demasiado lenta transición hacia la economía de mercado y el falseamiento de datos estadísticos sobre los progresos realizados hizo que el FMI y otras instituciones financieras abandonaran sus proyectos en Uzbekistán, interesándose más en Azerbaiján y Kazakhstán, tradicional rival de Uzbekistán. Las estadísticas oficiales son a menudo dispares y confusas554 .
Kirguizstán recibe apoyo económico principalmente de gobiernos extranjeros y organizaciones internacionales. Su pequeña economía y pobre red de transporte en regiones montañosas (potencialmente ricas en minerales) podría atraer inversiones extranjeras. Los programas de ayuda técnica son dirigidos por Turquía, los Estados Unidos, la Unión Europea y Japón. Entre las 75 empresas conjuntas en Kirguizstán, predominan las chinas y turcas.
La guerra civil en Tadjikistán ha hecho imposible la inversión extranjera en este país.
Así, en los Estados de Asia Central se puede ver una división de influencia entre los socios extranjeros. En comercio y algunos sectores industriales livianos, las empresas turcas, chinas e indias han logrado éxito considerable. Las empresas occidentales, japonesas y coreanas tienen gran influencia en el sector mineral y de combustible, así como en algodón. Rusia todavía ejerce influencia significativa debido a su cooperación tecnológica anterior. En cuanto a nuevas relaciones de comercio e inversión, Rusia está lejos detrás en la carrera con otros países.
Una unión con alguna potencia económica tiene muchas ventajas, pero la decisión no depende de las Repúblicas. Otros Estados menos desarrollados pueden jugar un papel más activo en las negociaciones. También es posible que poderosas corporaciones transnacionales de EE.UU., Europa occidental y Japón puedan tomar control sobre los recursos minerales en Asia Central. Estas compañías tienen más experiencia y poderío económico que los competidores de países vecinos de Asia Central menos desarrollados. Es bastante probable que India, Turquía u otro país de la región sean el comprador final de minerales de Asia Central -o de productos agrícolas-, pero la producción y comercialización estaría controlada por compañías occidentales.
La cooperación con países musulmanes e India entraña un riesgo mínimo para la independencia de Asia Central. China es probablemente la mejor socia, pues su economía nacional está creciendo rápidamente y puede integrar a todos los Estados de Asia Central. Sin embargo, la cooperación con China es arriesgada porque amenaza el papel de Rusia como líder en la región, arriesgándose así la estabilidad regional.
La apertura política de Asia Central le permitió integrarse a la Organización de Cooperación Económica (OCE), creada en 1985 por Turquía, Irán y Pakistán555 . Con la inclusión de las Repúblicas Centrales Asiáticas esta organización cubre casi 8 millones de km2 y 270 millones de habitantes de un mercado con infraestructuras por el momento menos onerosas pero con gran inestabilidad debida a los conflictos ya mencionados. Los esfuerzos de la Organización están dirigidos a ampliar el intercambio con la Unión Europea, China y Japón así como con firmas estadounidenses para grandes proyectos (como el de Chevron en Tengiz). Kazakhstán, Kirguizstán y Uzbekistán optaron por una mayor cooperación regional, pero la índole de la misma deviene más militar que económica a fin de enfatizar las necesarias garantías de seguridad nacional556 .