Esta obra fue escrita por el Dr.
Joaquín V. González en el año 1915 cuando el contaba
con 52 años de edad. Es una remembranza no sólo del paso
de un cometa al que se lo denominó El Gran Cometa de Septiembre
de 1882 por su magnitud, sino también de aquel muchachito de 19
años que él era, estudiante en la ciudad de Córdoba,
alojado en una pensión, lejos de su familia, su tierra, de sus
montañas y sus afectos más primarios.
El poema transcurre en tres etapas. En la primera compuesta de cuatro
estrofas el poeta manifiesta asombrado (en el primer verso) que su llegada
no fue anticipada ni por el vidente de Patmos –San Juan el Evangelista,
autor del Apocalipsis-, ni por el soñador de Egina – Platón
el filósofo griego metafísico por excelencia-. La referencia
a San Juan es importante dado que su descripción del advenimiento
del tiempo del regreso del Cristo es precedido por un siglo dominado la
Bestia (el demonio) en la que prima la lucha entre los hombres, siendo
el último de los “signos” la batalla de Armagedón
acompañada por la irrupción de un asteroide o cometa que
impactará sobre nuestro planeta. Con este episodio finalizaría
esa era siniestra para dar comienzo a la era de la luz. Esta teoría
ha sido seguida por “los milenaristas” que creen en el fin
del mundo de este modo. La profecía sanjuanista dice –siguiendo
el Apocalipsis- es que el cambio de la humanidad estaría dado por
la destrucción del planeta y de la especie humana, típico
de la pedagogía del castigo. Lo que propone Joaquín es diametralmente
opuesto, es un más allá de los modelos transmitidos dentro
de la cultura de Occidente.
Joaquín V. González se posiciona en “otro lugar”;
ni desde la catástrofe anunciada por San Juan; ni desde el abstracto
mundo de las Ideas, base y fundamento de la filosofía de Platón,
descripta en la metáfora de las sombras que se proyectan en la
caverna fuera de la realidad tangible.
Desde este “otro lugar” recibe la llegada de este viajero
del cosmos como a un visitante mensajero de los dioses que se acerca al
planeta Tierra en señal de buenos augurios.
Este sentimiento de revelación lo proyecta en el poema. El mensaje
transmitido en él está lejos de la economía del castigo
de tiente milenarista y/o del atajo de la fuga con que muchos intentan
evadirse de la realidad concreta. Entiendo que esta poesía encierra
un mensaje que operaría un cambio positivo a nivel general en la
subjetividad humana. Es una tercera alternativa sin necesidad de recurrir
a los dos extremos antes apuntados: castigo y evasión.
Como decíamos esta interpretación la plasma en el año
1915 cuando cuenta con 52 años, momento en el que advierte que
el pasaje del astro errandi por su cielo de 19 años, dejó
una impronta que provocó un cambio de rumbo en su existencia. Resignifica
el paso del cometa en su adultez, atribuyéndole la reestructuración
de su personalidad y un lanzamiento hacia otra dirección tanto
en su faz literaria como en su faz de hombre político y público.
El resto de las cuatro estrofas es la descripción objetiva del
fenómeno celeste con más los sentimientos que nacieron dentro
de él ante la presencia del cometa.
En la segunda parte también
compuesta por cuatro estrofas- la segunda de este ciclo contiene 5 versos
en lugar de cuatro- es el propio cometa quien como mensajero de los dioses
le revela un misterio al joven poeta : “Una sola es el alma que
anima hombres y cosas”. Se dirige a él personalmente. Se
trata de un monólogo en el cual el joven ocupa el lugar del recipiendario
del mensaje a transmitir, a pesar del escepticismo reinante. Esta revelación
del Uno es la que lo lanza a nuevas dimensiones del pensamiento fundada
en la Unidad de la fuerza generatriz del espíritu, en las múltiples
manifestación del Uno, modificándole mediante este impacto
simbólico el rumbo de su vida.
En la tercera parte del poema
Joaquín V. González ya maduro compuesta de 16 estrofas,
descifra luego de treinta y tres años de intensas vivencias y estudios
herméticos ese mensaje y lo plasma mediante la secuencia de los
símbolos “Cometa-Loto-Cisne”, entre otros. Es curioso
que termina desvaneciéndose en las 2 últimas estrofas compuestas
la penúltima por 3 versos y la última por sólo 1,
emulando el desvanecimiento del cometa en el cielo del planeta.
Dentro del ámbito interpretativo,
también encontramos tres registro: el exotérico en la figura
del cometa, el mesotérica en el loto y el esotérica en el
cisne.
El cometa, visitante de otros mundos ha despertado en la humanidad a lo
largo de la historia tanto la sensación de destrucción y
muerte, como también la de anunciador de grandes acontecimientos
o el nacimiento de seres de gran repercusión como el caso del Dante
o de grandes cambios históricos y/o espirituales como en el de
Cristo. Como características elocuentes de este cometa en particular
encontramos que en la historia de la cometología fue el primero
tanto en fotografiarse, como en poseer dos núcleos en lugar de
uno, según los informes del Observatorio de Río de Janeiro.
Esto de dos núcleos tiene peso relevante en el contexto del poema.
El loto, símbolo de la pureza, nace de las aguas estancadas y fangosas,
significando la posibilidad desde el mundo de la materia de la transformación
y elevación espiritual, mediante el persistente trabajo de apertura
de centros de conciencia de los 7 chakras , desde el botón del
sacro que se abre en cuatro pétalos , hasta alcanzar en el viaje
hacia el Nirvana o Iluminación la plenitud en el de la coronilla
donde se abren los mil pétalos del loto. Es el símbolo de
la transmutación.
El cisne es el símbolo de la luz , tanto de la solar como la de
la luna. La fusión de ambas en una luz única, representa
al andrógino primordial, la fusión de los pares de almas
en una sola alma, camino de retorno hacia el Alma Única del universo,
el encuentro de los seres polares o almas gemelas , par único de
búsqueda, motor del amor del que habla la Gnosis cristiana, la
vuelta al Uno. Es el mayor de los misterios. El Canto al Cometa de 1882
es esto: la descripción poética de este encuentro de fusión
desde la metáfora del cometa que le despertó saberes profundos
que albergaba en su alma adolescente , de las sólo supo resignificar
y dar cuenta a los 52 años.
CANTO AL COMETA DE 1882
I
Ni el vidente
de Patmos , ni el Soñador de Egina
Dijeron el anuncio de la eclosión divina,
De aquella flor inmensa, gigante cáliz de oro
Que vertió sobre el mundo su fúlgido tesoro.
Como la esencia junta de todos
los jardines,
Como una nota acorde de todos los clarines,
Como una epifanía de las cosas más bellas,
Como un sacro ofertorio de todas las estrellas.
Así sobre los mares y
en la nevada cumbre
Resplandeció el incendio de tu mística lumbre;
Y el universo mudo de admiración o espanto,
Ni descifró el misterio ni gozó del encanto.
Mas yo turbé mis sueños
del amor y la ciencia,
Interrogué hasta el fondo mi inquieta adolescencia,
Mi espíritu, mi carne, mis ojos , mis oídos,
La confidencia oyeron de unción estremecidos.
II
“Una sola es el alma que
anima hombres y cosas,
Da su canto a las aves y su aroma a las rosas,
Difunde por la tierra de amor la gracia pura,
Y revela las formas de la eterna hermosura.
Poeta solitario , insomne peregrino
Del amor y la ciencia,- yo te abriré el camino:
Traigo en mi núcleo, en germen, millares de astros guías,
Para cumplir a todos íntimas profecías.
Un rayo de mi aureola será un beso nupcial,
El génesis de una alma, la forma del ideal.
El dios de amor que vive en el
centro del mundo,
Y el sol donde se incuba su designio profundo,
Diéronme ser y forma, y esta misión sublime
De amor que todo crea, que todo lo redime.
Felices serán todos cuantos
en mí creyeren,
Y el rastro deslumbrante de mi cauda siguieren,
Reino de pan ofrezco para los corazones,
Era de paz ilímite a todas las naciones”.
III
¡Estupor y silencio, como
de almas salvajes!
Mutismo entre las olas y en todos los ramajes!
Atonía en los rostros de todos los profetas,
Y mudez en las arpas de todos los poetas!
Los sabios observaron la aparición
suprema
Ah! pero no leyeron el heráldico emblema,
Y el odio y la mentira, la envidia y la discordia
La tierra devastaron ¡ay! sin misericordia!.
¡No todos te negaron! Yo
sin arte ni ciencia,
Desde mi mente informe, desde mi adolescencia
Sentí el génesis nuevo de tu beso de lumbre
E impulso irresistible de tocar a la cumbre.
¡Y no desmayé un
punto! Fue un instante bendito,
Aquél en que a tu vista tuve sed de infinito,
Y en el azul sin término pude leer mi ventura
Viendo nacer mi Estrella de su eclosión futura.
Y surgí sin cadenas de
un dolor sin historia.
Y me sentí con alas para escalar la gloria:
Mi laúd balbuciente se trocó desde entonces
En la trompeta bíblica del más sonora bronce.
En loor de la belleza.¡Oh
cisne, mensajero
De los soles del caos! ¡Oh cisne viajero
Del azul sin orillas! Cisne inmenso e ignoto
que hacia el Nirvana guías la ígnea flor del Loto!
¡Oh portento de Aurora!
¡Oh éxtasis del cielo,
Cuando al oriente ( o viento) absorto, desplegaste tu vuelo!
Cisne infinito, orlado de Luz de Sol y Luna,
De las que en tí nacieron ¡qué clara fue tu cuna!.
Belleza, Amor y Genio; y Dolor
insaciable,
Es la sagrada herencia del Único e Inefable:
Con ella el grande espíritu vence al destino adverso,
Y mantiene el perpetuo ritmo del universo.
Cometa- Loto- Cisne,- mística
trinidad
De las almas errantes hacia la eternidad,
También la mía
tuvo la alta revelación
Del inicial misterio de aquella anunciación.
¡Cometa que del caos traes
el pensamiento
Que ordena la armonía de todo el firmamento,
Tú sabes el secreto del mi amor infinito,
Y de la nebulosa donde El lo dejó escrito!
Loto azul del espacio, conductor
silencioso
De vidas anhelantes de imposible reposo,
Tú sabes que mi alma, siguiendo otra alma hermana,
Sólo esperó y espera las nupcias del Nirvana!
Cisne de plumas de oro, sideral
aeronave,
Confidente de fuego de “Aquel que todo sabe”
Nuncio amado de dioses de tres cielos divinos
Vivo bajel que salvas de amor los peregrinos:
Habla una vez y cuenta cómo
desde la Nada,
Sólo a Ella amé y sólo Ella fue la predestinada;
Cometa-Loto-Cisne, deidad de los tres cielos,-
Devela el Amor Único y ardan después los velos!
Cometa-Loto-Cisne, luz, ensueño,
inocencia,
Misterio inaccesible de la más ardua ciencia,
Sigue la marcha ignota de tu ruta postrera:
El Sol, Gräal eucarístico, como a su hostia te espera.
¡Cruza, sigue, abandona,
el humano horizonte!
Ya es sólo un punto vivo en la nieve del monte;
Ya en breve ni los sabios percibirán su huella...
Pasó , y en mi alma ungida
quedó fija una Estrella.
J.V.G. 1915
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