Reunión de Presidentes
de América del Sur
Comunicado de Brasilia
Brasilia, Brasil; 1º de septiembre de 2000
1. Invitados por el Presidente de
Brasil, Fernando Henrique Cardoso, los Jefes de Estado de Argentina, Fernando
De la Rúa; Bolivia, Hugo Bánzer Suárez; Chile, Ricardo Lagos Escobar; Colombia,
Andrés Pastrana Arango; Ecuador, Gustavo Noboa; Guyana, Bharrat Jagdeo;
Paraguay, Luis Angel González Macchi; Perú, Alberto Fujimori Fujimori; Surinam,
Runaldo Ronald Venetiaan; Uruguay, Jorge Batlle Ibañez; y Venezuela, Hugo
Chávez; participaron en la Reunión de Presidentes de América del Sur, los días
31 de agosto y 1º de septiembre de 2000. También estuvieron presentes los
Presidentes del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique Iglesias, y de la
Corporación Andina de Fomento, Enrique García. Evento de carácter histórico y
pionero en la región, el encuentro representó un importante estímulo para la
organización de nuestra convivencia en el espacio común suramericano y para
seguir apoyando, en América del Sur, la configuración de un área singular de
democracia, paz, cooperación solidaria, integración y desarrollo económico y
social compartido.
2. Realizada en el contexto de
las conmemoraciones de los 500 Años del Descubrimiento de Brasil, la Reunión de
Presidentes de América del Sur reafirmó el espíritu de entendimiento y armonía
que identifica las relaciones entre los países suramericanos y que debe ser
constantemente promovido. Su realización resultó de la convicción de que la
contigüidad geográfica y la comunidad de valores conducen a la necesidad
de una agenda común de oportunidades y desafíos específicos, en complemento a
su tratamiento en otros foros regionales e internacionales.
3. América del Sur inicia el
nuevo siglo fortalecida por la progresiva consolidación de sus instituciones
democráticas, por el compromiso con los derechos humanos, la protección del
medio ambiente – aplicando el concepto de desarrollo sostenible –, la
superación de las injusticias sociales y el desarrollo de sus pueblos, por el
crecimiento de sus economías, por el empeño en mantener la estabilidad
económica y por la ampliación y profundización de su proceso de integración.
4. La paz y el ambiente de
amistad y cooperación entre los doce países suramericanos son características
que distinguen favorablemente a la región en el ámbito internacional. La
superación definitiva de diferendos territoriales, según ejemplo del acuerdo de
1998 entre Ecuador y Perú, constituye una demostración reciente del espíritu
que prevalece en América del Sur, que ha hecho y hará de esta parte del mundo
un área de paz y cooperación, sin conflictos territoriales. Los Presidentes de
América del Sur reafirman en esta ocasión su adhesión al principio de la
solución pacífica y negociada de controversias, en oposición al uso de la
fuerza – o a la amenaza de su uso – contra cualquier Estado, en observancia a
las normas pertinentes del Derecho Internacional.
5. Reconociendo que la paz, la
democracia y la integración constituyen elementos indispensables para
garantizar el desarrollo y la seguridad en la región, los Presidentes
destacaron la importancia de la Declaración del MERCOSUR, Bolivia y Chile como
Zona de Paz y libre de armas de destrucción masiva, firmada en Ushuaia en julio
de 1998, así como del Compromiso Andino de Paz, Seguridad y Cooperación,
contenido en la Declaración de Galápagos de diciembre de 1989. En ese espíritu,
los Presidentes acordaron crear una Zona de Paz Suramericana y, para ello,
instruirán a sus respectivos Ministros de Relaciones Exteriores a adoptar las
medidas necesarias para poner en práctica esa decisión. Los Presidentes
estimularán igualmente la profundización del diálogo sobre seguridad en América
del Sur, teniendo en cuenta incluso los aspectos humano, económico y social de
la cuestión.
6. El respeto decidido a los
valores de la democracia representativa y de sus procedimientos, de los
derechos humanos, del Derecho Internacional, del desarme y de la no
proliferación de armas de destrucción masiva constituye base esencial del
proceso de cooperación e integración en que están empeñados los países
suramericanos.
7. Los Presidentes coincidieron
en la evaluación de que la estabilidad política, el crecimiento económico y la
promoción de la justicia social, en cada uno de los doce países de América del
Sur, dependerán en buena medida de la ampliación y de la profundización de la
cooperación y del sentido de solidaridad existente en el ámbito regional y del
fortalecimiento y de la expansión de la red de intereses recíprocos.
Identificaron, en ese sentido, una serie de temas cuyo tratamiento podrá
beneficiarse de un enfoque específico de cooperación suramericana: democracia;
comercio; infraestructura de integración; drogas ilícitas y delitos conexos;
información, conocimiento y tecnología.
8. Los Jefes de Estado
reafirmaron el compromiso con la integración en América Latina y el Caribe,
meta de política externa que está incorporada a la propia identidad nacional de
los países de la región. Manifestaron la convicción de que el refuerzo de la
concertación suramericana en temas específicos de interés común constituirá un
aporte constructivo al compromiso con los ideales y principios que han
orientado su proceso de integración.
9. Los Presidentes recordaron que
los procesos de carácter subregional en América del Sur, en particular el
MERCOSUR, sus procesos de asociación con Bolivia y Chile, la Comunidad Andina,
la Corporación Andina de Fomento, el Fondo Latinoamericano de Reservas, así
como la ALADI, el Tratado de la Cuenca del Plata, el Tratado de Cooperación
Amazónica, el Grupo de los Tres, el Mercado Común Centroamericano y el CARICOM,
entre otros, han sido los elementos más dinámicos de la integración
latinoamericana y caribeña. Articular América del Sur significa, por lo tanto,
fortalecer América Latina y el Caribe. El ejercicio para la conformación de un
área de libre comercio de las Américas está, también, basado en la
consolidación de procesos subregionales.
10. Asimismo, los Presidentes se
congratularon con la propuesta de la Comunidad Andina de iniciar un diálogo
político con el MERCOSUR y Chile, aceptada formalmente en los acuerdos
adoptados en la Cumbre del MERCOSUR, Bolivia y Chile, celebrada en Buenos
Aires, el 30 de junio de 2000. En tal sentido, acogieron favorablemente la
iniciativa boliviana de celebrar en su país dicho diálogo, el que contará con
la participación de Guyana y Surinam en los temas de la agenda de interés
común.
11. La consolidación y la
instrumentación de la identidad suramericana contribuirán, así, al
fortalecimiento de otros organismos, mecanismos o procesos regionales con un
alcance geográfico más amplio, de los cuales forman parte países de América del
Sur. Esa visión se aplica, en el ámbito político, especialmente, al Grupo de
Río – al cual convergen las iniciativas de aproximación entre países de América
Latina y Caribe –, a la Organización de los Estados Americanos, a las Cumbres
de Jefes de Estado y de Gobierno de las Américas o a la Conferencia
Iberoamericana, entre otros foros. También se aplica, en el ámbito económico
comercial, a la ALADI, al SELA o a las negociaciones para la conformación de un
área de libre comercio de las Américas. La identidad suramericana, que se
consolida en países que comparten una vecindad inmediata, refuerza y
complementa los lazos bilaterales y multilaterales con las otras naciones de
América Latina y el Caribe, del continente y del mundo.
12. La cohesión de América del
Sur constituye también un elemento esencial para determinar, en forma
favorable, su inserción en la economía mundial. Los desafíos comunes de la
globalización – sus efectos desiguales para diferentes grupos de países y,
dentro de los países, para sus habitantes –, podrán ser mejor enfrentados en la
medida en que la región profundice su integración y continúe, de forma cada vez
más eficaz, actuando coordinada y solidariamente en el tratamiento de los
grandes temas de la agenda económica y social internacional.
13. Los Presidentes de América
del Sur coincidieron en que el proceso de globalización, conducido a partir de
una perspectiva de equilibrio y de equidad en su desarrollo y en sus
resultados, puede generar para los países de la región beneficios tales como la
ampliación del comercio, la expansión de los flujos de inversión y la mayor
divulgación del conocimiento y de la tecnología. Al mismo tiempo, este proceso
también genera desafíos que deben ser enfrentados igualmente a través de compromisos
políticos y acciones concertadas de los países de América del Sur, de manera
que la globalización se convierta en un medio eficaz para ampliar las
oportunidades de crecimiento y desarrollo de la región y mejorar en forma
sostenida y equitativa sus niveles de bienestar social.
14. Los Jefes de Estado
concordaron con la evaluación de que la determinación para implementar
políticas macroeconómicas consistentes es esencial para la estabilidad interna
de cada país y para garantizar avances continuados en los procesos de
integración. Enfatizaron, por otro lado, la importancia fundamental de un
ambiente económico externo favorable que complemente los esfuerzos nacionales y
regionales. Señalaron, en ese contexto, la importancia de precios adecuados para
los productos básicos exportados por la región, teniendo en mente la
importancia de ese aspecto para los esfuerzos de erradicación de la pobreza.
15. Es vital que las
negociaciones comerciales multilaterales empiecen a ser orientadas por un mayor
grado de equilibrio y de simetría entre los derechos y compromisos de países
desarrollados y en vías de desarrollo. Los Presidentes recordaron que sus
países adoptaron programas valerosos de apertura comercial en los años noventa,
al mismo tiempo que persisten importantes barreras impuestas por los países
desarrollados a exportaciones de productos suramericanos. La ejecución de los
acuerdos de la Ronda Uruguay no fue suficiente para corregir los actuales
desequilibrios en los flujos económicos y comerciales internacionales. El
sistema multilateral de comercio aún padece de distorsiones provocadas por
medidas proteccionistas y otras medidas de apoyo a su producción por parte de
los principales socios.
16. Los Presidentes de los países
de América del Sur reafirmaron su compromiso con el fortalecimiento de la
Organización Mundial de Comercio y con el perfeccionamiento del sistema
multilateral de comercio en bases equitativas, justas y no discriminatorias.
Para ello, las futuras negociaciones comerciales multilaterales deberán basarse
en una agenda positiva y tomar en consideración la relación entre comercio y
desarrollo, así como las necesidades y preocupaciones específicas de los países
en vías de desarrollo. Es prioritario para América del Sur el lanzamiento de
una nueva ronda multilateral de negociaciones comerciales, que incluya un
compromiso claro sobre acceso y liberalización de los mercados agrícolas, así
como sobre la eliminación de las distorsiones en dichos mercados y de los
subsidios en este campo. Es también prioritaria la inclusión de fórmulas de
tratamiento especial y diferenciado que tengan en cuenta las diferencias
estructurales y respondan con instrumentos adecuados a las necesidades de los
países en desarrollo.
17. Los desequilibrios en los
mercados financieros internacionales siguen siendo fuente de preocupaciones. La
comunidad internacional debe perseverar, con un mayor grado de prioridad, en la
identificación y ejecución de medidas para corregir dichos desequilibrios, los
cuales pueden tener efectos altamente negativos para los esfuerzos internos de
estabilización económica en América del Sur. De la misma manera, para algunos
de los países suramericanos muy endeudados, el servicio de su deuda no sólo
constituye una pesada carga, como también pone en peligro la estabilidad y
compromete seriamente su desarrollo económico y social. En ese sentido, los
mandatarios instaron a la comunidad financiera internacional a trabajar para
que se encuentre, entre todos, una rápida solución para ese problema y
exhortaron a los acreedores a adoptar medidas tendientes a favorecer tal
propósito, para contribuir así al restablecimiento del crecimiento económico de
los países afectados por el endeudamiento y apoyar la lucha de los gobiernos de
la región contra la pobreza.
18. Los Presidentes expresaron su
satisfacción con la participación del Representante del Congreso Nacional del
Brasil, Diputado Vilmar Rocha, y la presencia de los siguientes observadores:
Representante de México, Jorge Castañeda; Secretario General de la Asociación
Latinoamericana de Integración (ALADI), Juan Francisco Rojas Penso; Secretario
General de la Comunidad Andina (CAN), Sebastián Alegrett; Presidente Alterno
del Parlamento Latinoamericano (PARLATINO), Ney Lopes de Souza Junior;
Secretario Permanente del Sistema Económico Latinoamericano (SELA), Otto Boye;
Secretario Ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL), José Antonio Ocampo; Presidente del Directorio del Fondo Financiero
para el Desarrollo de la Cuenca del Plata (FONPLATA), Genaro Sánchez; y
Presidente del Consejo del Banco Latinoamericano de Exportaciones (BLADEX),
Sebastião Cunha.
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19. Los Presidentes de América
del Sur dejan registrado, a continuación, los entendimientos, conclusiones y
recomendaciones resultantes de sus deliberaciones sobre los temas de la agenda
de la Reunión de Brasilia.
20. La consolidación de la
democracia y de la paz en toda la región está en la raíz de la aproximación
histórica entre los países de América del Sur y de la superación, por medio de
soluciones negociadas, de disputas entre naciones hermanas. La plena vigencia
de las instituciones democráticas representa así una condición esencial para el
fortalecimiento de los procesos de integración regional. El amplio intercambio
de ideas ocurrido durante la Reunión de Brasilia fortaleció el compromiso común
irrenunciable con la democracia, la paz y la integración.
21. La democracia representativa
es el fundamento de la legitimidad de los sistemas políticos y la condición
indispensable para la paz, la estabilidad y el desarrollo de la región. Es
indispensable estimular la participación efectiva, ética y responsable de los
ciudadanos y de sus organizaciones en la democracia; contribuir a la
modernización y al fortalecimiento de los partidos políticos; promover la
participación de las organizaciones civiles y su contribución en el debate de
los temas de interés público; ampliar el acceso a la justicia a los pueblos de
los países de América del Sur; garantizar el mantenimiento de procesos
electorales libres, periódicos, transparentes, justos y pluralistas, basados en
el sufragio secreto y universal; y estimular el fortalecimiento institucional
de los procesos electorales mediante el uso de tecnologías avanzadas de
informática.
22. Los Jefes de Estado
coincidieron en que la democracia en América del Sur debe ser reforzada con la
permanente promoción y defensa del estado de derecho; la aplicación eficiente
de los principios de buena gobernanza; transparencia de las instituciones públicas
y de los procesos de definición de políticas públicas; combate a la corrupción
por medio de medidas legales, administrativas y políticas; reformas y
perfeccionamiento de los servicios judiciales, con el objeto de consolidar
sistemas más eficaces, transparentes y de amplio acceso para los habitantes de
los países suramericanos; acceso libre a la información sobre las actividades
de autoridades públicas, así como a los recursos administrativos; y aumento de
los niveles de competencia y promoción de la ética y profesionalismo dentro del
servicio público.
23. Los Jefes de Estado
subrayaron la importancia del "compromiso democrático" del MERCOSUR,
Bolivia y Chile, formalizado por el Protocolo de Ushuaia, de julio de 1998, y
del Protocolo Adicional al Acuerdo de Cartagena sobre el "Compromiso de la
Comunidad Andina con la Democracia". Se trata de dos garantías adicionales
para la estabilidad política y la continuidad institucional en América del Sur.
Inspirados por esos precedentes, decidieron que el mantenimiento del estado de
derecho y el pleno respeto al régimen democrático en cada uno de los doce
países de la región constituyen un objetivo y un compromiso compartidos,
tornándose desde hoy condición para la participación en futuros encuentros
suramericanos. Respetando los mecanismos de carácter regional existentes,
acordaron, en ese sentido, realizar consultas políticas en caso de amenaza de
ruptura del orden democrático en América del Sur.
24. El fortalecimiento de la
democracia, su perfeccionamiento y actualización están íntimamente ligados al
desarrollo económico y social de los pueblos suramericanos. La pobreza y la
marginalidad amenazan la estabilidad institucional de la región. Su
erradicación seguirá mereciendo un tratamiento prioritario por parte de los gobiernos
de América del Sur. En ese sentido, los Presidentes de América del Sur tomaron
nota con satisfacción de la firma de la Carta de Buenos Aires sobre Compromiso
Social en el MERCOSUR, Bolivia y Chile, el 29 de junio de 2000.
25. La llegada del nuevo milenio
coincide con grandes retos en el escenario social en América del Sur. En las
últimas dos décadas la vulnerabilidad de amplios sectores de la población de la
región no ha dejado de aumentar. Permanecen las carencias esenciales en áreas
como la nutrición, la salud, la educación, la vivienda y el empleo. Erradicar
la pobreza absoluta y disminuir las desigualdades, incorporando las capas
pobres a los demás sectores sociales en programas de desarrollo integral, exige
la ejecución de programas que tengan efectos sobre la desnutrición y el acceso
a la educación y servicios de salud básicos, a fin de mejorar los Índices de
Desarrollo Humano de cada país.
26. Los Presidentes de América
del Sur destacaron la necesidad de garantizar el derecho a una vida digna, como
derecho inalienable de la persona, y señalaron la necesidad de definir un
programa de acción pública regional incorporando múltiples actores sociales,
económicos y políticos, con el objeto de favorecer – en el marco de reglas
democráticas, y atendiendo a criterios sistemáticos y de solidaridad – la
adopción de políticas que contribuyan para hacer frente a los desequilibrios
históricos en la distribución de la riqueza. Asimismo, los Presidentes de
América del Sur coincidieron en la necesidad de impulsar acciones que
fortalezcan los derechos y deberes ciudadanos y que contribuyan también a la
seguridad ciudadana, estableciendo mecanismos de intercambio de información y
de cooperación para esa finalidad.
27. Los gobiernos de la región
reforzarán su empeño en la adopción de medidas necesarias para combatir las
violaciones de los derechos humanos, incluso aquellas frecuentemente asociadas
a situaciones de desequilibrio social. Con ese espíritu, los Presidentes de
América del Sur instruirán a los órganos competentes a identificar programas de
cooperación para el fortalecimiento institucional de los respectivos sistemas
nacionales de protección de los derechos humanos. Los Presidentes de América
del Sur reiteraron el compromiso con el Sistema Interamericano de Protección y
Promoción de los Derechos Humanos y se comprometieron a prestar decidido apoyo
al ejercicio de reflexión, en el ámbito de la OEA, con miras a su
perfeccionamiento.
28. En el área de los derechos
humanos, tiene un significado especial para las sociedades de América del Sur
la lucha contra el racismo y la discriminación en todas sus manifestaciones y
expresiones, en virtud de su incompatibilidad con el estado de derecho y con
los ideales y la práctica de la democracia. Los Presidentes observan con
preocupación el resurgimiento del racismo y de las manifestaciones y
expresiones discriminatorias en otras partes del mundo y expresan su compromiso
de preservar a América del Sur de la propagación de dicho fenómeno. Reconocieron
que la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la
Xenofobia y Formas Afines de Intolerancia ofrece una oportunidad sin igual para
la búsqueda de respuestas adecuadas de la comunidad internacional. Los
Presidentes reafirmaron que los países de origen y destino de aquellos que
migran tienen la responsabilidad de fortalecer la cooperación en esa área, a
fin de asegurar a esas personas el pleno ejercicio de sus derechos humanos,
especialmente el derecho a la vida y a un trato digno, justo y no
discriminatorio.
29. Los Presidentes de América
del Sur coincidieron en la evaluación de los avances sustanciales en los
procesos de integración económico-comercial entre los países de la región en
los años noventa, así como en el entendimiento de que es necesario persistir en
el fortalecimiento de tales procesos. Se refirieron a las negociaciones para la
construcción del MERCOSUR, a la conclusión de acuerdos de libre comercio del
MERCOSUR con Bolivia y con Chile, a los progresos registrados en el Sistema
Andino de Integración, a los acuerdos de libre comercio entre Chile y los
países de la Comunidad Andina y, también, al interés en fomentar una mayor
articulación entre Guyana, Surinam y las demás economías suramericanas.
30. La participación del sector
privado, tanto de empresarios como de trabajadores, y el apoyo de la sociedad
representan garantías de éxito y continuidad para esos procesos. En esta
perspectiva, los Presidentes decidieron instruir a sus Ministros competentes
para coordinar la elaboración de propuestas para la constitución de un foro
consultivo suramericano entre altos funcionarios y representantes civiles, con
el propósito de identificar acciones conjuntas de los países de la región en
los campos del comercio y de las inversiones, dirigidas hacia la consolidación
y la profundización del proceso de integración en América del Sur. Esa
iniciativa podrá contribuir también para facilitar la coordinación de
posiciones suramericanas en los foros de la sociedad civil que han estado
reuniéndose de forma regular en el contexto de las negociaciones para la
conformación de un área de libre comercio de las Américas. Tales negociaciones
deberán tener en cuenta los diferentes niveles de desarrollo socioeconómico
entre los países de América del Sur y, en particular las circunstancias,
necesidades, condiciones económicas y oportunidades de las economías menores,
con el objetivo de garantizar su plena y efectiva participación en dicho
proceso.
31. Los Jefes de Estado del
MERCOSUR y de la Comunidad Andina (CAN) decidieron iniciar negociaciones para
establecer, en el plazo más breve posible y antes de enero de 2002, una zona de
libre comercio entre el MERCOSUR y la CAN. Los Presidentes, en su conjunto,
enfatizaron la importancia del proceso de liberalización de mercados en América
del Sur y, dentro de esa perspectiva, acogieron con satisfacción el inicio del
proceso de negociaciones para la plena incorporación de Chile al MERCOSUR.
32. Las negociaciones con vistas
a la firma de un acuerdo de libre comercio entre el MERCOSUR y la Comunidad
Andina, reconociendo el aporte de los acuerdos suscritos por la CAN con Brasil
y con Argentina, representarán un impulso decisivo hacia la meta compartida de
formación de un espacio económico-comercial ampliado en América del Sur, con la
participación de Chile, Guyana y Surinam, basado en la progresiva
liberalización del intercambio de mercancías y servicios, en la facilitación de
las inversiones y en la creación de la infraestructura necesaria para alcanzar
dicho objetivo.
33. Los Presidentes de los países
suramericanos reafirmaron el entendimiento de que el proceso de formación de un
espacio económico ampliado en la región obedecerá los principios del
"regionalismo abierto" y reforzará la posición de los países de
América del Sur en negociaciones importantes, que la región desea ver llevadas
a buen término, como las de un área de libre comercio de las Américas, las
negociaciones que involucran la búsqueda de una mayor articulación con la Unión
Europea, o en el ámbito de la Organización Mundial de Comercio, entre otras.
Señalaron la expectativa de que esas negociaciones comerciales extraregionales
deban contribuir para el desarrollo socioeconómico y para la plena integración
de los países suramericanos en la economía internacional.
34. Los Presidentes de los países
de América del Sur reafirmaron su apoyo al proceso de expansión y
profundización de la integración económica en el Hemisferio. En ese contexto,
recibieron con satisfacción los resultados de la V Reunión Ministerial del
ALCA, realizada en Toronto en noviembre de 1999, y reafirmaron su compromiso
con la construcción progresiva de un área de libre comercio en las Américas,
cuyas negociaciones deberán estar terminadas a más tardar en el 2005, sobre
bases equitativas y equilibradas que aseguren el acceso efectivo a mercados
para las exportaciones provenientes de los países de América del Sur. Los
Presidentes decidieron, para ello, intensificar la coordinación de las
posiciones negociadoras de los países suramericanos.
35. Los Presidentes de América
del Sur enfatizaron que las negociaciones del ALCA, para lograr resultados
comprensivos y equilibrados, que satisfagan los intereses de todos los países
involucrados, deberán tener en consideración las diferencias en los niveles de
desarrollo y en el tamaño de las economías de los actores involucrados. El
proyecto hemisférico debe ser un instrumento efectivo para el desarrollo
sostenible y equitativo del conjunto de las Américas.
36. Los Jefes de Estado
observaron que el impulso de la integración transfronteriza se fortalece por
ser una resultante, entre otros factores, de la proximidad geográfica, de la
identidad cultural y de la consolidación de valores comunes. Las fronteras
suramericanas deben dejar de constituir un elemento de aislamiento y separación
para tornarse un eslabón de unión para la circulación de bienes y personas,
conformándose así un espacio privilegiado de cooperación.
37. Integración y desarrollo de
la infraestructura física son dos líneas de acción que se complementan. La
formación del espacio económico ampliado suramericano, que anhelan las
sociedades de la región, dependerá de la complementación y expansión de
proyectos existentes y de la identificación de otros nuevos proyectos de
infraestructura de integración, orientados por principios de sostenibilidad
social y ambiental, con capacidad de atracción de capitales extraregionales y
de generación de efectos multiplicadores intraregionales. Avances en el campo
de la infraestructura, por su parte, revertirán en nuevos impulsos para la
integración, creándose así una dinámica que debe ser incentivada. Ese escenario
sería también beneficiado por una política de inversiones con perspectiva
regional y no sólo nacional.
38. Los Presidentes consideraron
prioritaria la identificación de obras de interés bilateral y subregional. Por
su volumen, la financiación de los proyectos de infraestructura de integración
deberá ser compartida por los gobiernos, por el sector privado y por las
instituciones financieras multilaterales, entre las cuales se destacan el Banco
Interamericano de Desarrollo, la Corporación Andina de Fomento, el Fondo
Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata y el Banco Mundial. Los
Presidentes señalaron, en especial, la importancia de reglas que favorezcan el
acceso de los países suramericanos a financiamientos de largo plazo y con
intereses adecuados, por parte de las instituciones financieras
internacionales, para proyectos de infraestructura. Destacaron, además, la
necesidad de identificación de fórmulas innovadoras de apoyo financiero para
los proyectos de infraestructura, de manera a estimular la participación de
inversores privados y a movilizar todos los recursos posibles, a semejanza del
Fondo Latinoamericano de Reservas.
39. Los mandatarios de la región
tomaron nota con especial satisfacción del Plan de Acción para la Integración
de la Infraestructura Regional en América del Sur (anexo), que contiene
sugerencias y propuestas, con un horizonte de diez años, para la ampliación y
la modernización de la infraestructura física de América del Sur, en especial
en las áreas de energía, transportes y comunicaciones, con la finalidad de
configurar ejes de integración y de desarrollo económico y social para el futuro
espacio económico ampliado de la región, teniendo presente, en particular, la
situación de los países que enfrentan dificultades geográficas para tener
acceso por vía marítima a los mercados internacionales. El mencionado Plan de
Acción, elaborado por el BID, se valió ampliamente de aportes de la CAF y contó
además con insumos de otros organismos regionales relevantes y de los países
suramericanos.
40. Los Presidentes enfatizaron
el papel motriz de la energía, de las redes de transporte y de las comunicaciones
para la integración de los países de América del Sur. En ese sentido, los
proyectos de infraestructura para la integración deben de ser complementados
mediante la adopción de regímenes normativos y administrativos que faciliten la
interconexión y la operación de los sistemas de energía, de transportes y de
las comunicaciones.
41. En el campo de los
transportes, los países suramericanos tienen como prioridad la conformación de
redes multimodales, que mejor articulen la utilización de las vías terrestres,
fluviales, marítimas y aéreas, así como faciliten el tránsito fronterizo de
personas, vehículos y cargas, además de contribuir para hacer más dinámico el
comercio y las inversiones en el conjunto de la región. Aún en el campo de los
transportes, los Presidentes recordaron la existencia de otras fuentes
importantes de información para el trabajo de ampliación y modernización de la
infraestructura física en América del Sur. Señalaron, en ese contexto, la Red
de Transportes y el Inventario de Proyectos Prioritarios para la Integración de
América del Sur, aprobados por la Conferencia de Ministros de Transportes,
Comunicaciones y Obras Públicas de América del Sur; el Plan Maestro de
Transportes y su Infraestructura para América del Sur, elaborado por ALADI en
el marco de la Conferencia de Ministros de Transportes, Comunicaciones y Obras
Públicas de América del Sur; las actividades del Grupo de Trabajo Multilateral
sobre Corredores Terrestres Bioceánicos; y el trabajo realizado en el ámbito
del Tratado de la Cuenca del Plata y del Tratado de Cooperación Amazónica, cuyo
propósito es integrar las redes de transporte.
42. En el sector de energía, la
integración y complemento de los recursos del continente suramericano – en las
áreas de carburantes líquidos y gaseosos, en materia de integración e
intercambio de combustibles, como, por ejemplo, gas natural y de interconexión
eléctrica y empresas en energía eléctrica – constituyen un eje de aproximación
entre los países de la región, que debe ampliarse y mejorarse paralelamente a
la preservación del medio ambiente y a la eliminación de barreras
injustificables derivadas de restricciones y reglamentos en este sector.
43. Los Presidentes recordaron
que el desarrollo de las telecomunicaciones es un factor indispensable para la
constitución de los sistemas de logística y para la integración de los sistemas
energéticos con una perspectiva regional suramericana. También se apoyan en la
infraestructura de las telecomunicaciones las iniciativas de cooperación entre
los países de América del Sur para atender las demandas de la sociedad de la
información.
44. Los Presidentes decidieron
instruir a sus gobernadores en el BID y a los representantes ante los
organismos financieros internacionales para que, cuando se juzgue oportuno,
propongan en dichas instituciones - teniendo presente, incluso, las
dificultades mencionadas en el párrafo 39 y la situación de los países con
restricciones de endeudamiento externo -, la adopción de todas las medidas
necesarias para la ejecución de las propuestas contenidas en el Plan de Acción
anexo, con la finalidad de realizar estudios, prestación de servicios de
consultoría y desembolso de financiamientos para apoyar la puesta en práctica
de iniciativas para el desarrollo de ejes de integración para el futuro espacio
económico ampliado de América del Sur. Los Presidentes destacaron, en ese
sentido, la importancia singular del trabajo futuro de coordinación con el BID
y la CAF, entre otros organismos internacionales y regionales relevantes.
45. Paralelamente, los
Presidentes de América del Sur reforzaron el compromiso de atribuir prioridad
política aún mayor a las iniciativas nacionales, bilaterales o subregionales ya
en curso con miras a la modernización y al desarrollo de la red de
infraestructura de integración en toda la región, destacando, en ese sentido,
el papel fundamental del sector privado en dicha empresa.
46. Con el objeto de consolidar
una visión regional integrada sobre líneas de acción para la ampliación y
modernización de la infraestructura en América del Sur, con base en el ya
citado documento anexo y en las demás referencias arriba, los Presidentes de
los países suramericanos decidieron convocar, a través de sus cancillerías, una
reunión de nivel ministerial, que deberá realizarse en noviembre/diciembre. La
invitación de la República Oriental del Uruguay para ser sede de ese
encuentro fue aceptada con satisfacción. En esa oportunidad, también deberán
examinarse fórmulas que estimulen y hagan viable el pleno compromiso de la
iniciativa privada en ese proceso de modernización de la infraestructura en la
región.
47. Los Presidentes de América
del Sur enfatizaron su preocupación por el problema de las drogas ilícitas y de
los delitos conexos en la región, el cual – según realidades nacionales
específicas – puede estar asociado a cuestiones como el contrabando, el tráfico
ilícito de armas y el terrorismo. Se trata de amenazas que representan riesgos
para la integridad misma de las estructuras políticas, económicas y sociales de
los países suramericanos. El compromiso de los poderes del Estado y del
conjunto de la sociedad civil es esencial en la lucha contra esos problemas.
48. Los Presidentes destacaron el
papel de la OEA en el progreso de la lucha contra las drogas en el Hemisferio.
Señalaron la importancia de la Estrategia Antidrogas del Hemisferio, de 1996,
que aprobó el principio de la responsabilidad compartida. Subrayaron, además,
la aprobación, en el ámbito de la CICAD, del Mecanismo de Evaluación Multilateral
(MEM) en 1999, que, al utilizar parámetros transparentes y multilateralmente
acordados para evaluar los avances en el combate a las drogas en cada país de
las Américas, deberá incentivar la cooperación hemisférica y substituir
iniciativas unilaterales de evaluación.
49. Reafirmaron, así, el
compromiso de América del Sur con los principios que rigen las relaciones entre
Estados y la cooperación internacional en ese campo: responsabilidad compartida
entre los países productores, de tránsito o consumidores; y tratamiento
equilibrado que confiera igual énfasis a los aspectos de control de la oferta,
de reducción de la demanda y de tratamiento de los dependientes.
50. En lo que respecta a las
medidas de control de la oferta, los Presidentes de América del Sur concordaron
en estrechar la cooperación en los campos de la inteligencia, de las
operaciones policiales, del control al tráfico y desvío de precursores químicos
(inclusive la homologación de listas de substancias controladas en el ámbito
regional) y del control al tráfico ilícito de armas, así como en combatir el
lavado de dinero. Los Presidentes decidieron instituir un mecanismo formal de
consultas regulares entre los órganos responsables de la lucha contra el
narcotráfico y delitos conexos.
51. Los Presidentes reiteraron su
interés en la creación de un grupo regional contra el lavado de dinero, al
estilo del "Financial Action Task Force" / Grupo de Acción Financiera
(FATF/GAFI). En ese sentido, apoyaron los entendimientos a que llegaron los responsables
nacionales de países suramericanos por el control del lavado de dinero,
reunidos en Brasilia, los días 16 y 17 de agosto, ocasión en la que elaboraron
el Memorando de Entendimiento sobre la creación del Grupo de Acción Financiera
de América del Sur - GAFISUD. Asimismo, estimularon la participación de todos
los países de América del Sur en el GAFISUD, así como la creación de una
Secretaría Ejecutiva para el Grupo Regional.
52. Los Presidentes reiteraron su
apoyo a la búsqueda de actividades económicas alternativas de carácter
sostenible para garantizar ingresos adecuados a la población vinculada a los
cultivos ilícitos, y se comprometieron a orientar a sus representantes para que
examinen fórmulas que faciliten el acceso de los productos alternativos al
mercado regional, en el contexto de negociaciones sobre la liberalización
comercial en la región.
53. Los Presidentes de los países
de América del Sur coincidieron en la percepción de que las últimas décadas del
siglo XX han presenciado la manifestación de una revolución del conocimiento
sin precedentes, cuyas consecuencias afectan todos los ámbitos de la vida y se
dejarán sentir con una intensidad todavía mayor en el futuro.
54. Los Presidentes coincidieron
en que la vinculación existente entre la producción de ciencia y tecnología y
el nivel de desarrollo de las naciones constituye una premisa que la realidad
ha confirmado de manera persistente. El conocimiento científico y tecnológico
se afirma, por lo tanto, como la base de producción de la riqueza nacional en
todos los planos. En el ámbito nacional, el acceso al conocimiento y a la
información es cada vez más determinante para impulsar y mejorar la calidad y
la eficiencia del sector productivo, incentivar la creación de empresas de base
tecnológica, especialmente pequeñas y medianas empresas, mejorar las
oportunidades de trabajo, romper los círculos de marginación y pobreza y
distribuir de manera más justa y equitativa la riqueza nacional.
55. En ese sentido, señalaron la
importancia de que la aceleración del acceso a la nueva era de la sociedad de
la información y del conocimiento sea respaldada en sus países por el
fortalecimiento de un sistema de educación continuado, que asegure la educación
en todos sus niveles a los más amplios sectores de la sociedad y asegure un
acceso sin restricciones al conocimiento y a la información, a través de la
incorporación y utilización creciente de las nuevas tecnologías de la
información en los sistemas educativos y del acceso progresivo de las escuelas
y de los centros de formación profesional a la INTERNET.
56. Los Presidentes estuvieron de
acuerdo con la necesidad de emprender esfuerzos para implantar una estructura
básica de conexión entre la región y las centrales de INTERNET en el mundo.
Además, concordaron en diseminar servicios avanzados de redes sobre esa
estructura básica, incluyendo, entre otros temas, Procesamiento de Alto
Desempeño, Bibliotecas Digitales, Telemedicina y Educación y Trabajo a
Distancia, para poner el potencial de educación, ciencia y tecnología de la
región al servicio del desarrollo sostenido de cada uno de los respectivos
países. Los países de la Comunidad Andina destacaron las posibilidades de
cooperación entre los países suramericanos con base en el precedente de los
resultados del Comité Andino de Autoridades de Telecomunicaciones (CAATEL) y
del Consejo Andino de Ciencia y Tecnología.
57. Reconocieron que, para
avanzar en el desarrollo de la base científica y tecnológica de la región, es
necesario estimular la constitución, con sentido solidario, de redes
cooperativas de investigación en áreas estratégicas, cuya construcción
permitirá la articulación de las competencias nacionales y el fortalecimiento
de la infraestructura de investigación, para elevar la capacidad creativa y la
competitividad de los países de la región a un nivel compatible con las
exigencias de una sociedad del conocimiento y de la información, en el espíritu
más amplio de la Declaración Ministerial sobre tecnología de información,
comunicación y desarrollo, adoptada el 7 de julio del 2000, por el Segmento de
Alto Nivel del Consejo Económico y Social (ECOSOC) de Naciones Unidas,
documento ese que recoge las percepciones contenidas en la llamada
"Declaración de Florianópolis", aprobada por los países de América
Latina y el Caribe, en reunión regional preparatoria del mencionado Segmento.
58. Los Presidentes registraron
que, con la intensificación del comercio en escala global, se está presenciando
una sistemática reducción de las barreras arancelarias, al mismo tiempo en que
se observa un progresivo aumento de los obstáculos técnicos al comercio de
nuestros países. El progreso científico y tecnológico demanda cada vez más
laboratorios y estructuras complejas, operadas por personal de alto nivel
científico y técnico, así como el desarrollo intensivo y extensivo de la
educación superior en todos sus niveles. A mediano y largo plazos, solamente
será posible una inserción superior de los países suramericanos en la economía
internacional con la incorporación permanente de innovaciones tecnológicas, que
eleven el valor agregado de las exportaciones y mejoren la competitividad
regional. El compromiso de aplicar esfuerzos conjuntos al desarrollo de
tecnologías básicas capaces de fortalecer dichas metas debe figurar entre las
mayores prioridades de los Gobiernos suramericanos. En ese sentido, y teniendo
en cuenta la reciente adopción del "Comunicado de Okinawa 2000", los
países de América del Sur expresan su firme interés en interactuar con los
miembros integrantes del G-8, sobre todo en el ámbito de las cuestiones
relativas a los campos de tecnologías de información y biotecnología.
59. Los Presidentes de América
del Sur acogieron favorablemente el anuncio, por parte del Gobierno brasileño,
de un programa específico para el sector, que será concretado mediante el
establecimiento de un Fondo Suramericano de estímulo a las actividades de
cooperación científica y tecnológica en la región, en el cuadro de su
integración a la sociedad de la información y del conocimiento, con
participación abierta a todos los países, propiciando la realización de nuevas
actividades y favoreciendo aquellas que se encuentran en curso.
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60. Los Jefes de Estado de
América del Sur se felicitaron por los resultados de la Reunión de Brasilia y
por la forma objetiva, franca y transparente que caracterizó el intercambio de
opiniones sobre los temas de la agenda. El encuentro ha reforzado las sinergias
existentes en la región. Sus resultados constituyen un aporte importante para
el debate en curso sobre esos mismos temas en otros foros regionales y
hemisféricos en los cuales también participan los países suramericanos.
61. Los Presidentes de América
del Sur decidieron instruir a sus respectivos Ministros de Relaciones Exteriores
para que tomen las providencias para designar, en coordinación con las
áreas competentes, cuando sea necesario, puntos focales para la puesta en
marcha de los compromisos contenidos en este Comunicado.
62. Los Primeros Mandatarios
agradecieron al Gobierno y al pueblo de la República Federativa del Brasil por
la hospitalidad recibida y destacaron la excelente organización que permitió el
éxito de la Reunión de Presidentes de América del Sur, al igual que al
Presidente Fernando Henrique Cardoso, por la iniciativa y la invitación que les
extendió para este importante encuentro suramericano, que, sin duda, marcará un
renovado rumbo de entendimiento en la región.