Departamento de Asia y el Pacífico
Presentación
Luego de la expectativa creada en todo el
mundo por el ingreso al nuevo siglo y las consecuencias que ese hecho traería
para la humanidad, la realidad demostró estar por encima de las arbitrariedades
cronológicas. Los mismos problemas subsisten y las características del sistema
internacional continúan siendo las mismas.
En la región del Asia Pacífico ocurrieron
innumerables eventos que marcan en algunos casos cambios positivos y en otros
retrocesos. Tal como afirma la Revista Far Eastern Economic Review en su
Yearbook 2001 “El 2000 fue un año de recuperación, colapso, progreso,
esperanza, optimismo e incertidumbre”.
Dentro de ese panorama tan cambiante, uno de
los acontecimientos más importantes y positivos para la paz mundial fue la
histórica reunión de los Jefes de Estado de Corea del Norte y Corea del Sur, en
la Cumbre del mes de julio, realizada en la capital del Norte, Pyongyang.
Kim Dae Jung y Kim Jong Il, llevaron a cabo una reunión en la que restablecieron el diálogo, inexistente a nivel de Jefes de Estado, desde la Guerra de Corea. Esta primera iniciativa marcó el fin del aislamiento entre ambos países y el inicio de una etapa de conversaciones sobre los puntos principales de la relación bilateral, comenzando por los más acuciantes, como el restablecimiento de los contactos entre familias separadas. En ese sentido se organizaron varias visitas en la que miembros de las familias separadas después de la Guerra pudieron verse, evento que llegó a crear un clima de gran emotividad pues en algunos casos se encontraron familiares que no se conocían, nietos con abuelos, hijos con padres.
Si bien no se llegó a acordar la declaración
formal de la paz, el mero hecho de que ambas partes mostraran su voluntad de
conversar es un hecho auspicioso para uno de los últimos conflictos pendientes
de la Guerra Fría. La declaración resultante incorpora a la discusión el tema
de cómo lograr la reunificación, objetivo compartido por ambas partes. En
primer lugar se dejó claro que la misma debería llevarse adelante de común
acuerdo y con independencia de la intervención de potencias extranjeras.
Básicamente fue una solicitud del Norte para evitar una participación de los
Estados Unidos. Luego se acordó, en el punto sobre la forma política que la
misma tendría, en definir la idea de constituir una federación o algún tipo de
confederación, si bien quedó para el futuro profundizar esta cuestión.
Las dudas que genera este diálogo surgen
cuando se piensa, a corto plazo, en la próxima reunión que deberá ser decidida
por el Primer Mandatario del Norte en una visita a Seúl. En el largo plazo, las
definiciones más importantes pasan por determinar no sólo la forma de
confederación o federación, sino el aspecto económico, teniendo en cuenta las
diferencias enormes de desarrollo que existen a ambos lados de la frontera. Por
el momento, el Norte que lógicamente no quiere mostrarse débil en la
negociación aceptando su precariedad estructural, ha liberalizado levemente su
economía permitiendo el ingreso de capitales del Sur para inversiones en el
sector turismo e industrias manufactureras. El objetivo, por otra parte es
generar emprendimiento productivos en el Norte para evitar masivas migraciones
hacia el Sur que pongan en peligro la estabilidad económica y social.
En el sudeste de la Región, se destacó la
situación de Indonesia. Este Estado archipielágico enfrenta fuertes presiones
internas producto de muchos años de mantener un sistema autoritario y que se
pueden resumir del siguiente modo: En primer lugar, las tensiones de tipo
político entre las que se incluyen la consolidación de la transición
democrática, -que derivó en la destitución por medios constitucionales del
Presidente Abdurrahman Wahid y la elección de Megawati Sukarnoputri-; las relaciones
entre el poder civil y el militar; el control de los movimientos separatistas y
el proceso político de construcción de una Nación en Timor Oriental. Luego,
desde el punto de vista económico, la recuperación del crecimiento afectado por
la crisis de Asia de 1997 y la reestructuración de un sistema económico con
enormes bolsones de corrupción e ineficiencia producto de las prebendas
políticas. Los primeros pasos dados por la nueva Presidente Megawati parecen
estar bien encaminados en la buena senda.
En la misma subregión encontramos un
renacimiento de los movimientos separatistas musulmanes del sur de Filipinas,
que han utilizado como principal herramienta política y de propaganda, el
secuestro de ciudadanos extranjeros. Los grupos guerrilleros han aprovechado la
debilidad del propio sistema político filipino envuelto en disputas que
derivaron en el impeachment y posterior destitución del Presidente Joseph
Estrada, y la elección de la nueva Presidente Gloria Macapagal-Arroyo.
Un tema a destacar en la subregión y que
simboliza algunos de los cambios de la pos Guerra Fría, es la visita del
Presidente Clinton a Vietnam, donde de alguna manera reconoció el error
histórico de los Estados Unidos de invadir ese país. Esta visita abre un camino
de profundización de las relaciones entre esos países a partir del firma de
instrumentos para la normalización de las relaciones económicas.
Una cuestión importante y que aún no ha sido
definida, es la disputa por el liderazgo político dentro de la región. Las dos
mayores potencias, Japón y China, plantean un juego de cooperación y
confrontación según los temas de la agenda y la posición que adopten frente a
los diversos temas depende de factores internos y externos. Por una parte, los
procesos de reestructuración interna que ambos países, aunque en distintas
esferas y dimensiones, enfrentan limita su capacidad de acción. Japón, afectada
desde hace muchos años por una falta de crecimiento económico y la debilidad de
su sistema político, mantiene una vinculación estratégica preferencial con los
Estados Unidos. Mientras tanto, China Popular, que se ha consolidado como una
gran potencia regional por su poderío político, económico y cultural, aún
enfrenta problemas irresueltos en temas como la reforma del Estado, el aumento
de la productividad, y la distribución de la riqueza. En cuanto a las
relaciones externas, su relación con los Estados Unidos tiene etapas de
acercamiento, cuando este país lo apoya en su ingreso a la OMC o al momento de
negociar acuerdos comerciales preferenciales, sin embargo, la confrontación
aparece en temas como la disputa de soberanía sobre Taiwán o el desarrollo de
armamento de alta sofisticación.
Tanto Japón como China se reconocen
mutuamente como actores fundamentales en sus políticas exteriores y en ese
sentido existe un diálogo permanente que tiene como base de trabajo la enorme
cantidad de interacciones que ambas naciones han generado en temas comerciales,
de inversión, culturales y políticos.
Hacia el sur de la región continúa vigente el
largo conflicto entre India y Pakistán por la zona fronteriza de Cachemira.
Durante todo el año continuaron las escaramuzas, sin embargo la diferencia con
meses atrás es que se evitó un enfrentamiento directo y este hecho abre
perspectivas mejores que deriven en una negociación para lograr una paz
definitiva.
En el campo de la economía lo más destacable
es el proceso de adaptación que están llevando adelante las empresas asiáticas
para adecuarse a la realidad de los nuevos tiempos. El año anterior había sido
el boom de la “Nueva Economía”, es decir de aquellos sectores vinculados a la
alta tecnología, telecomunicaciones, internet, entre otros.
El año 2000 sirvió para que se detuviera el
entusiasmo de los mentores de la Nueva Economía. La caída del NASDAQ en Estados
Unidos, provocó la quiebra de muchas empresas que, en algunos casos
artificialmente, se había valorizado y parecían liderar este movimiento nuevo
de la economía mundial. Sin embargo lo que ocurrió fue, básicamente, la
desaparición de aquellas empresas que trabajaban sobre cuestiones virtuales y
no en el mejoramiento de los procesos y el aumento de la productividad a partir
de la incorporación de tecnología. Asumido el primer golpe, quedó a la luz el
retraso relativo que existía en muchas empresas asiáticas frente a las
estadounidenses. Así se desenvolvieron políticas muy fuertes de promoción de
emprendimientos productivos asociados a las nuevas tecnologías que trabajen
sobre bases reales y en ese sentido hubo avances destacables en áreas como la telefonía
móvil, la transmisión de voz y datos o la biotecnología. Una de las claves para
estos desarrollos fue la provisión, desde el Estado, de infraestructura
adecuada en lugares especiales como los parques tecnológicos o Cyberports.
Una de las preocupaciones de los líderes
asiáticos es lograr un uso masivo de computadoras personales e Internet para
incorporar a la mayor cantidad de gente al sistema informático y que sirva para
la difusión de la educación y la cultura. Sin embargo, esto provoca algunas resistencias
pues el acceso generalizado a Internet puede generar un interés mayor por
culturas y valores de otras partes del mundo, que minen las cerradas
estructuras políticas de algunos países de la región.
Como conclusión, los principales
acontecimientos de la región durante el año 2000 reflejan los avances y
retrocesos, los cambios y las indefiniciones de situaciones que en algunos
casos llevan mucho años sin resolverse, pero que en definitiva muestran el
carácter dinámico de una Región en permanente transformación.
Prof. Jorge Rafael Di Masi
Coordinador Departamento de Asia y el Pacífico