Cumbre Iberoamericana

X Cumbre

Disertación del Presidente Argentino,
Dr. Fernando De la Rúa

Ciudad de Panamá, Panamá; 18 de noviembre de 2000

 

Muchas gracias señora Presidente; Su Majestad; señores jefes de Estado y de Gobierno: la convocatoria que reúne esta Cumbre, se refiere a un tema fundamental desde la perspectiva de los derechos humanos fundamentales; se trata de la niñez, se trata de la pobreza, se trata de la familia.

Se da la paradoja que en un mundo que asiste a fascinantes prodigios tecnológicos, al mismo tiempo crece y se expande la pobreza y la indigencia. Por eso, el combate a la pobreza y la incorporación a condiciones adecuadas de vida, es un desafío fundamental de los gobiernos y de los pueblos.

Han sido elocuentes las cifras que ayer dieron en sus discursos el señor presidente de Cuba y la señora Presidente, sobre los problemas de la infancia. Y tomar este tema en todo su dramatismo, como lo ha planteado la señora delegada de la UNICEF, significa para nosotros una prioridad y un compromiso.

Es alarmante que en el mundo haya 100 millones de niños en la calle, de los cuales 40 millones estarían en América latina, y es doloroso que los índices sociales de América latina, sean tan críticos y negativos como los que conocemos.

Por eso, todos nuestros países tienen programas para enfrentar la pobreza y para dar respuesta a los problemas de la niñez. No haré, por eso, una descripción detallada de los que aplicamos en nuestro país, sí decir que el intercambio de experiencias siempre es útil porque sirve para mejorarlos.

En la Argentina aplicamos un Plan Solidario que tiende a atender a las familias para que puedan asegurar la concurrencia de los niños a la escuela y asegurar no sólo su desarrollo en la niñez, sino también en la adolescencia. Quiero insistir sobre esto porque no se puede decir que hacemos políticas para la niñez si no pensamos en la adolescencia, porque el niño accederá a la edad en que tendrá frente a sí todos los riesgos, las necesidades y los desafíos del trabajo, los peligros de la calle y donde deben encontrar la posibilidad de realizarse.

Tenemos también programas de hogares para los chicos, los llamados "chicos de la calle", que en realidad son niños en la calle. Nuestros estudios demuestran que la mayoría de ellos van a la calle por crisis familiares. Por eso, no se puede considerar el tema de la niñez sin considerar también el tema de la familia para fortalecerla como célula básica de la sociedad. Y la instalación de hogares estatales para recogerlos es muy importante, es lo mismo que el apoyo a hogares infantiles sostenidos por organizaciones no gubernamentales o por la iglesia.

Igual importancia tienen los planes nutricionales. Si una prioridad existe, es la lucha contra el hambre, la lucha contra la desnutrición infantil. Las consecuencias que tiene la desnutrición infantil van a encerrar a quienes aparecen en el círculo fatal de la pobreza por la mal formaciones y las consecuencias que tienen en su capacidad de desarrollo.

Otro problema al que quiero referirme es el de la desaparición de niños. Tenemos cifras alarmantes en este sentido, casos por secuestro, casos por desapariciones no explicadas y hay una circunstancia sobre la que quiero llamar especialmente la atención: el de los niños separados de sus padres, respecto a lo cual planteo en esta Cumbre e invito a que nos reunamos, ofrezco la ciudad de Buenos Aires para hacerlo, para examinar específicamente esta situación; matrimonios que se disuelven y uno de los padres que lleva los hijos lejos o bajo otros regímenes legales e impiden a uno de los padres el contacto con los chicos. El sufrimiento del niño unido al sufrimiento del padre, hace que esto sea una cuestión fundamental.

Ayer lo hablábamos con el amigo presidente de Guatemala por un caso argentino, de la señora Arias Uriburu, que está luchando por esta causa en el mundo promoviendo que esto sea planteado en Naciones Unidas y se cree una organización para la protección de estos derechos y me parece fundamental remarcarlo aquí.

 

También hemos puesto en marcha programas para las personas sin techo, las personas que viven en la calle, niños o mayores. Es una forma de extender el sentido de solidaridad y capacitarlos para que puedan volver en condiciones de desempeñarse en puestos laborales.

Y como es necesario fortalecer a la familia, están los programas para apoyar y atender a las jefas de hogar, es decir, la madre que queda sola al frente de la familia y que precisa un apoyo y una asistencia especial. Este es un camino decisivo para defender a la niñez de los ataques, de los riesgos o del problema de la pobreza.

Un campo esencial, además del cuidado, del alojamiento y de la nutrición, es el de la educación. No habrá justicia ni habrá libertad sino hay educación igualitaria. Y la educación es la base del progreso de los pueblos.

Por eso, trabajo en una fuerte reforma educativa, una gran renovación educativa y he comentado con algunos de ustedes el Programa Educ.ar, que consiste es un portal educativo enriquecido con contenidos donde los chicos de cualquier lugar puedan acceder vía Internet a los contenidos de la educación en condiciones igualitarias cualquiera sea el lugar donde estén.

Su Majestad tuvo la benevolencia de señalarlo en su discurso de bienvenida en Madrid en la última visita que realicé y yo quiero ofrecerlo y proponerlo aquí como un modo de extender la educación a todos aprovechando la experiencia de otros países. Por ejemplo, la gran conectividad que se ha logrado en Costa Rica o los programas de fomento de la asistencia escolar que tienen en Brasil.

La característica de este programa es que hay un portal con los contenidos educativos básicos, de modo que maestros y alumnos puedan llegar a iguales contenidos, de similar calidad, de semejante nivel cualquiera sea el sitio en que se encuentren.

Para toda esta lucha, desde luego, es muy importante que defendamos y fortalezcamos la democracia representativa que es la base de la libertad, que cuidemos la paz de modo permanente contra cualquier manifestación de la violencia y que nos hagamos el compromiso, como lo ha sugerido el presidente Zedillo, de medir en cada encuentro los avances en esta materia.

Porque temas tan graves, que hacen a la vida de la gente, al sentido más profundo de solidaridad y justicia, no pueden ser motivo de un debate y después seguir con otra cosa.

Mi propuesta es que en cada Cumbre aportemos, cada jefe de Estado o de Gobierno, la situación actual, los avances logrados y si los objetivos alcanzados son los que propuso el presidente de México, en buena hora, pero ir midiéndonos. Porque si no se miden los resultados, si se dejan de lado cuáles son los avances, entonces todo termina en declaraciones sin el compromiso práctico de progresar en campos tan fundamentales como el que aquí hemos señalado.

Me alegro mucho de la participación de UNICEF en este encuentro y la felicito por la gran obra que realiza.

Quiero saludar al presidente Zedillo que entregará el mando en pocos días a su sucesor y felicitarlo por la gran gestión que ha cumplido. Para él es su última Cumbre, para mí es la primera, pero nuestra amistad será perdurable y permanente.

Quiero también anticipar mi felicitación a Su Majestad por los veinticinco años de reinado y expresarles a todos ustedes mi coincidencia con el documento general que se ha proyectado y mi aprobación en todos sus términos. Me parece un documento de un extraordinario valor desde el título hasta el final: "Unidos por la Niñez y la Adolescencia, Base de la Justicia y de la Equidad en el Nuevo Milenio".

También, mi aceptación y mi aprobación a todos los documentos que se han propuesto y que he podido revisar ahora en detalle, agradeciendo de manera especial, si existe consenso y se aprueba definitivamente, como así espero, el que se refiere a nuestra permanente reivindicación por las Malvinas.

Así que, gracias, señora Presidente, mi saludo especial a todos ustedes y muy agradecido por haberme escuchado.