Grupo de los 15

Acto de Clausura de la X Cumbre del G-15

Discurso del Presidente Argentino,
Dr. Fernando De la Rúa

El Cairo, Egipto, 20 de junio de 2000

 

Permítanme en primer lugar intervenir en nombre de mi país y luego en nombre de otras naciones, de los jefes de delegaciones de Sudamérica y el Caribe: queremos compartir con nuestros colegas la celebración de esta reunión del Grupo de los Quince, a diez años de su fundación y a comienzos del milenio, para exigir darle un sentido histórico a esta conferencia. Su eficaz conductor, el presidente Mubarak, y el diálogo de franqueza de nuestras deliberaciones, nos ha permitido llegar a esta sesión de clausura con la sensación de irnos de El Cairo habiendo contribuido a reforzar la cooperación entre nuestros países y sentar nuevas bases de trabajo hacia el futuro.

 

Los fenómenos económicos y sociales, políticos y culturales que surgen del proceso de globalización que nos envuelve, plantean en mi país enormes desafíos si aspiramos a mantenernos en la senda del crecimiento y de la superación de las desigualdades sociales. Para lograrlo debimos encarar importantes transformaciones económicas y sociales y al mismo tiempo, enfrentar con decisión los problemas que derivan de nuestras debilidades intrínsecas; unas que viene de nuestro pasado de economías cerradas, poco habituadas a la apertura y a la competencia internacional y otras también fruto de erróneas decisiones que llevaron a acumular importantes deudas, deudas financieras y deudas sociales.

 

Frente a esto, crecimiento con equidad es nuestro objetivo y la forma de alcanzarlo es generando nuevas fuentes de trabajo y asegurando el empleo digno a los que lo perdieron o a los jóvenes que quieren incorporarse en el mercado laboral.

 

En la Argentina de hoy, señor Presidente, enfrentamos estos desafíos con una austera política fiscal, una firme lucha contra la corrupción y la ineficiencia burocrática y un mayor esfuerzo para generar empleo para todos. Sólo así podemos mantener el riesgo de inversión nacional y extranjera necesario para crecer. Esto tiene mucho que ver con el contexto internacional y las nuevas reglas que surgen de la globalización, y en particular con la permanencia de barreras al acceso de nuestros productos a los países industrializados, con el dramático impacto de la desleal competencia de los productos subsidiados por esos mismos países y con la volatilidad de flujos de capitales que generan incertidumbre sobre las economías emergentes.

 

Frente a esto, el Grupo de los Quince es un ejemplo de búsqueda permanente de soluciones globales para resolver los grandes problemas del mundo en desarrollo, basadas en la reforma de las instituciones internacionales y la irrupción de reglas de juego financieras y comerciales más justas, más equitativas y más adecuadas para hacer frente a los problemas de desarrollo.

 

Por eso quiero manifestar personalmente a todos ustedes, importantes líderes de tan importantes países del mundo, nuestro compromiso de seguir trabajando por este enorme desafío que consiste en evitar que aumenten las distancias entre pobres y ricos, entre las naciones y dentro de cada nación, para que ello no se convierta en una nueva fuente de inestabilidad social y política y de deterioro de la seguridad de todos.

 

Con este mismo espíritu de diálogo y fraternidad, hace dos semanas estuvimos en Berlín con un grupo de líderes del mundo industrializado, junto a mis colegas el presidente Cardoso de Brasil y el presidente Lagos de Chile, para decidir un proyecto político basado en un compromiso con la solidaridad y la justicia social.

 

Hoy venimos a El Cairo a reafirmar nuestro compromiso con la cooperación entre los países en desarrollo. Miramos con el máximo interés los inmensos mercados del mundo en desarrollo y la enorme capacidad de expansión de su demanda y también de su oferta. Nuestro gobierno está dispuesto a acompañar este crecimiento del comercio entre nuestros países. La integración regional ha sido un primer paso en esta dirección. No nos quedamos ahí. Cada día vemos con orgullo cómo nuestros productos acceden a nuevos mercados en Asia y Africa.

 

La otra vía es la cooperación bilateral especialmente en el campo tecnológico, dentro de las limitaciones de nuestra capacidad financiera en las áreas en que disponemos de ventajas comparativas y emprendiendo importantes proyectos conjuntos con la mayoría de los países miembros del Grupo de los Quince. Aquí hay que agregar dos sectores donde alcanzamos importantes logros; en ambos casos hubo iniciativa privada, pero el gobierno argentino siempre dio su respaldo. El primer sector es los combustibles y la energía; nuestras empresas están presentes en la mayoría de los países miembros del Grupo de los Quince, comenzando por los de América del Sur pero también en Argelia, Malasia e Indonesia, ya sea a través de la provisión de equipos o afrontando el riesgo minero para la exploración de gas y petróleo. A través de la asociación con empresas locales nuestros empresarios no cesan de buscar nuevas oportunidades. Lo mismo podemos decir de la construcción de obras civiles, con la provisión de equipos en la generación, transporte y distribución de energía.

 

El segundo sector que quiero mencionar es la energía nuclear. Especialmente con Brasil y con Chile, avanzamos hasta extremos en lo que en pocas regiones del mundo ha sido posible hacerlo en esa materia. Esto nos ha permitido concretar importantes acuerdos de cooperación nuclear con Perú, Argelia y Egipto. Como producto de estos acuerdos en estos tres países funcionan actualmente reactores nucleares con fines pacíficos, sometidos al sistema internacional de salvaguardia, nacido o fabricado con tecnología argentina y con la participación de científicos y técnicos de nuestro país y de los países que he mencionado. Y esto ha permitido una amplia transferencia de tecnología en un área sensible, en la que pocos países poseedores de esa tecnología aceptan su transferencia. Esta experiencia nos ha permitido el éxito de una licitación para una provisión similar en Australia, compitiendo con las mayores empresas internacionales del sector.

 

En este esfuerzo por difundir nuestra tecnología y nuestros productos en el mundo en desarrollo, tenemos la firme decisión de asociar cada vez a las empresas pequeñas y medianas, verdadero nervio motor del crecimiento del empleo industrial. Por ello quiero resaltar nuestra satisfacción de ver a varias de ellas acompañándonos en la Feria Industrial del Grupo de los Quince que usted inaugurara el domingo, señor Presidente.

 

Permítanme ahora terminar esta intervención con un mensaje lleno de amistad y afecto para todos los participantes en nombre de los países latinoamericanos y del Caribe.

 

En primer lugar queremos reiterar nuestro agradecimiento por todas las atenciones recibidas desde nuestra llegada a Egipto; y en segundo lugar queremos felicitar al presidente Mubarak y a sus colaboradores por el éxito de la Conferencia, lo que se debe sobre todo a su acertada conducción y a la eficiencia de la organización a cargo de los funcionarios de su gobierno.

 

Quiero además expresar nuestro reconocimiento al presidente Bouteflika de Argelia, por el rol que viene de jugar en la obtención del acuerdo de paz entre Etiopía y Eritrea, una paz que quisiéramos ver pronto reinar a todo lo largo y lo ancho del continente africano y el Medio Oriente. Es importante tratar las contribuciones que todos podemos hacer al servicio de la causa de la paz. Y como subrayábamos en el encuentro privado de ayer, por el desarme, que es la mejor contribución para el progreso de los pueblos.

 

Señor Presidente, señores Delegados: hace pocos días nos reunimos en Cartagena de Indias, Colombia, los Jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de Río. Lo hicimos para continuar con la consulta y la concertación política alrededor de los ideales de la paz, del fortalecimiento de la democracia y del desarrollo sostenible de nuestra región, América latina, que dieron origen en la creación de dicho Grupo. Allí nos comprometimos a trabajar para fortalecer las instituciones multilaterales como forma de avanzar hacia un sistema internacional más democrático y participativo, que permita un mayor grado de simetría en las relaciones internacionales. En este contexto, estimo fundamental el aumento de los flujos de comercio internacional. Allí reemplazamos las medidas proteccionistas, particularmente del sector agrícola, que no guardan relación con la apertura comercial aplicada por los países de nuestra región. También abogamos por soluciones adecuadas para los problemas financieros que enfrentan los países de la región, de modo que la deuda deje de ser un obstáculo para su desarrollo económico y social y les permita atender las apremiantes necesidades de sus poblaciones.

 

Por ello coincidimos en la necesidad de la actualización de las instituciones encargadas de regular el sistema financiero internacional, en el mejoramiento de sus facilidades crediticias y en la necesidad de un mayor desarrollo de las instituciones financieras, regionales y subregionales.

 

Hemos coincidido también en la aplicación de un enfoque integral en materia de derechos humanos, que abarque los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, y que esté basado en el respeto de las personas y la protección de sus garantías fundamentales, rechazando toda forma de intolerancia, incluyendo la xenofobia, el racismo o la discriminación racial; y hemos reafirmado nuestra convicción de que el tratamiento del tema de los derechos humanos debe desarrollarse dentro de un enfoque de cooperación en el más estricto respeto de las normas y principios de derecho internacional.

 

Para hacer frente al problema mundial de las drogas y del narcotráfico, hemos desarrollado un enfoque basado en el principio de la responsabilidad compartida y adoptamos a nivel regional un mecanismo de evaluación multilateral que recoge la singularidad del problema de la droga en la región.

 

Del mismo modo, nuestros países coinciden en rechazar y condenar toda forma de terrorismo, al que consideramos una grave amenaza a la paz y a la estabilidad nacional, regional e internacional. Por eso apoyamos el llamado de este Grupo de los Quince a un refuerzo de la cooperación regional e internacional para prevenir y combatir esta amenaza.

 

Esta es la esencia del programa con que América latina y el Caribe, se presentarán en próximas grandes conferencias internacionales, especialmente en la cumbre del milenio. Estas son las mismas ideas que hemos visto progresar en esta reunión de El Cairo y en torno a las cuales creo que podremos coincidir con los países de nuestros tres continentes en la búsqueda de soluciones valederas y realistas para los desafíos que nos presenta la cooperación internacional en este comienzo del nuevo milenio.

 

Para que el Grupo de los Quince pueda jugar el rol de liderazgo para el que fue concebido, es necesario que nos comprometamos en una seria reflexión sobre la naturaleza del Grupo y su mecanismo de funcionamiento, tal como lo hemos acordado en el comunicado final que venimos de adoptar. De este modo, el Grupo de los Quince se convertirá en un instrumento más efectivo de cohesión y promoción de los intereses del mundo en desarrollo, de la defensa de la justicia y en definitiva, de la defensa de la vida.

 

Ha sido un honor participar de esta reunión y agradezco a los señores presidentes, vicepresidentes, ministros, jefes de delegaciones y especialmente al señor Presidente, el haber compartido en El Cairo estas reflexiones, pensando en un mundo más solidario, más justo y más equitativo.