Grupo de Río
Discurso del Presidente Argentino,
Dr. Fernando De la Rúa
Cartagena de Indias, Colombia; 15 de junio de 2000
Muchas gracias, señor Presidente; queridos amigos: me alegro de participar por primera vez de esta reunión del Grupo de Río, en una reunión ampliada, porque realmente todos hemos aprendido muchísimo de los países que se han incorporado esta vez, los países centroamericanos y del Caribe, que nos han traído el testimonio directo de sus experiencias y sus realidades.
Bien se ve que todos los temas confluyen: la democracia, la seguridad humana, al final todos son temas que hacen a la vida y la vida tiene mucho que ver con los recursos para atenderla mejor. Así que esta cuestión del sistema financiero internacional de las modernas economías, de la globalización y de los flujos de capitales nos golpea a todos de manera directa.
La globalización es un dato, está ahí, ha traído desarrollo en algunos casos, en otros problemas, grandes desafíos, inequidad e incertidumbre frente a la gran volatilidad por el flujo de los capitales, como se ha señalado muy bien aquí. Pero sobre esa realidad debemos desenvolvernos y buscar que –como bien se ha dicho- por sobre los problemas procuremos acciones concretas, cosas prácticas, para ver cómo podemos incidir en esa realidad y cambiarla.
La primera condición, si queremos cambiar algo en defensa de nuestras propias posibilidades, es la unidad, la integración, que es el mensaje histórico que nos viene de los libertadores de integrarnos porque ahí tendremos fuerza y peso para modificar una realidad que hoy nos viene impuesta.
En primer lugar, respecto de los organismos financieros internacionales, la reiterada prédica va abriendo paso a algunos cambios, que comprendan que no es sólo lo financiero, sino también la necesidad de desarrollo social; que no son sólo los números, sino también los problemas del medio ambiente; que no son sólo las cuentas sino también la posibilidad del crecimiento de los países deudores o que acceden al crédito; y que también deben plantear algo respecto de esta movilidad de capitales que crea incertidumbre en los países a los cuales prestan; o el cierre de los mercados, que dificulta la posibilidad de desarrollo de los productores de productos primarios.
Cambios se han producido. Aquí está Enrique Iglesias, presidente del BID, que ha dado una clara orientación social a la mayoría de sus créditos.
El Banco Mundial también empezó a modificar su discurso, dejando atrás aquel esquema del consenso de Washington para ir a un esquema donde se valora un rol más activo del Estado; la importancia del trabajo, de la educación, de la salud y del desarrollo social, sin lo cual no hay economía que se desarrolle.
Es decir, hay cambios que se pueden producir, hay acciones concretas que podemos cumplir. Y para nosotros es un imperativo. Es cierto que hemos avanzado, de situaciones de violencia se ha llegado a un cuadro general de paz y queda por desear que Colombia logre la paz por la que está luchando nuestro amigo el presidente Pastrana.
Además hemos logrado la estabilidad de la democracia en el continente, que todos debemos cuidar y consolidar. Esto pone de manifiesto el problema más dramático, el de la vida, el de nuestra gente, el de la pobreza, de la miseria, de la exclusión, frente a lo cual queremos un mundo más equitativo y más justo. Advertimos con claridad que el mundo no es justo, no es equitativo y que hay una gran absorción de recursos por los países desarrollados y dificultades crecientes para los nuestros en este sistema financiero internacional y en esta distribución de los recursos.
Pero la brecha no es sólo de capitales, es también la brecha tecnológica. La brecha de los capitales requiere acciones concretas para ver si la modificamos, pero en la brecha tecnológica ya aquí hay responsabilidades nuestras, no tenemos que quedarnos atrás, porque el gran desarrollo en materia de comunicaciones e informática está disponible y esto es cuestión de dar un gran paso adelante para saber aprovecharlo. Esto significa transformación profunda en la educación, en la atención de la salud -que son básicos para el desarrollo del trabajo- en la defensa de los mercados y en el cumplimiento de un rol más activo por parte del Estado.
Es decir, pienso que no debemos estar sólo en la queja de los males que tenemos, sino en acciones activas para ver cómo salimos de la queja y logramos cambios constructivos y positivos para nuestros pueblos.
Esos problemas financieros existen, pero pensemos también en la modernización de nuestros países y unamos esfuerzos para que un desarrollo tecnológico compartido nos permita avanzar y usemos la tecnología que está disponible para los cambios en la educación y en salud. Hagamos sociedades conjuntas, joint-ventures dentro de nuestros países para proveer el crecimiento y el desarrollo. Pensemos en acciones concretas y yo comparto lo que se ha dicho de elaborar una agenda para promover los cambios y para ver qué podemos hacer más juntos a partir de una mayor integración.
El presupuesto es fortalecer la democracia, la democracia representativa que es la base de nuestro sistema. Una democracia que debemos cuidar entre todos a partir del principio de no intervención, pero también comprendiendo que no nos es indiferente la consolidación y la plena vigencia de la democracia en cada uno de nuestros países, porque hace a la fortaleza integral del conjunto de la región. E impulsar una integración creciente, porque la mejor defensa frente a movilidad de los capitales es defender el mercado interno. Un mercado interno ampliado nos defiende más, nos protege más, promueve mejor nuestro propio desarrollo y así podremos tener mayor influencia global, podremos tener peso para nuestra propia defensa.
Sin duda asistimos en el mundo a un conflicto entre valores e intereses. Todos hablan, desde luego, de un mundo más equitativo, de mayor justicia, de más equidad. Pero los países se mueven por los intereses o si no se mueven los que están atrás de los Estados. Yo creo en el triunfo de los valores por sobre los intereses, pero eso depende de que actuemos, depende de lo que nosotros seamos capaces de hacer.