Consejo Latinoamericano del SELA.
Declaración en el vigésimo-quinto aniversario del SELA
Octubre 2000.
EL CONSEJO LATINOAMERICANO,
CON MOTIVO de conmemorarse los veinticinco años de la suscripción del Convenio de Panamá, constitutivo del SELA, por parte de todos los Estados de América Latina y del Caribe.
Que la paz y la democracia en la región permiten avanzar hacia el logro de objetivos compartidos, como el desarrollo, la equidad y la lucha contra la pobreza;
Que la integración
de América Latina y el Caribe es una meta de política externa incorporada a la
propia identidad nacional de los países de la región;
Que la coordinación
de posiciones sobre asuntos económicos en los foros internacionales es una
condición necesaria para una inserción positiva de los Estados Miembros
del SELA en la economía mundial;
Que la solidaridad
y la cooperación constituyen el camino eficaz y adecuado para el tratamiento de
los problemas comunes que afectan a nuestras sociedades;
Que es necesario
aprovechar al máximo posible los esfuerzos y experiencias realizados en América
Latina y el Caribe para promover la integración, el crecimiento
económico, la justicia social y la identidad cultural de la región;
Que el SELA, como
organismo genuinamente latinoamericano y caribeño, es el foro adecuado para
la búsqueda y el logro de nuestros objetivos comunes;
1 El Convenio de Panamá, al cumplirse
veinticinco años de su suscripción, mantiene plena vigencia y el SELA, como
único organismo de alcance exclusivamente latinoamericano y caribeño,
constituye un valioso instrumento para la cooperación y coordinación entre los
países de la región y para las relaciones de ellos con el resto del mundo.
2 La profundización y la consolidación de la
paz y de la democracia en América Latina y el Caribe son una condición
indispensable para promover el desarrollo económico; fortalecer la lucha contra
la pobreza; lograr una mejor distribución del ingreso; avanzar hacia una mayor
justicia social y participación de las sociedades en la construcción de su
propio destino; y alcanzar un mayor bienestar de sus pueblos.
3. La integración de América Latina y el Caribe
es un objetivo compartido por los países de la región y comprende aspectos
políticos, sociales, económicos, culturales e institucionales sobre los cuales
es necesario emprender y profundizar acciones.
4. La articulación y convergencia de los acuerdos subregionales
existentes representan la modalidad más eficiente para profundizar la integración
y avanzar hacia una comunidad de naciones.
5. La participación de América Latina y el Caribe en una economía
globalizada será de mayor beneficio para sus pueblos si en el diseño de las
normas y prácticas que rigen las relaciones económicas internacionales
participan activamente y de manera coordinada los países de la región.
6. El tratamiento adecuado de las asimetrías y
diferentes grados de desarrollo alcanzado por los países en sus diversos
aspectos es indispensable en el diseño de las relaciones económicas
internacionales, tanto a nivel global como intrarregional, para el
establecimiento de un orden económico internacional justo y duradero.
7. La conformación de una zona de libre
comercio suramericana, a través de un acuerdo entre la Comunidad Andina de
Naciones (CAN) y el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), acordada en la Cumbre de
Presidentes de América del Sur en Brasilia el pasado primero de
septiembre, significa un avance importante para la integración de América Latina
y el Caribe a través de la articulación y convergencia de los procesos de
integración propios de la región.
8. Las acciones promovidas por los Presidentes
de América del Sur deben complementarse con iniciativas que cuenten con la
participación plena de todos las naciones de América Latina y el Caribe. Para
ello se requiere fortalecer la institucionalidad regional mediante la
conjunción de esfuerzos; la activación de mecanismos de diálogo, consulta y
cooperación; y la acción efectiva para el cumplimiento de los proyectos comunes
acordados.
18 de octubre de 2000