Conferencia Internacional de los Jefes de Estado sobre el gobierno en el Siglo XXI
Conferencia de los Modernizadores
Comunicado de Berlín: un gobierno moderno para el siglo XXI
Berlín, Alemania; 3 de junio de 2000
Estamos reunidos en Berlín para intercambiar ideas y aprender unos de otros, a fin de prepararnos para los nuevos desafíos y las nuevas oportunidades que ofrece el siglo XXI. Seis de nosotros nos reunimos en Florencia en noviembre de 1999 y prometimos extender nuestras discusiones. Hoy, 14 jefes de Estado y de Gobierno encontraron una base común que, a nuestro parecer, permite definir un proyecto político progresista para el nuevo siglo.
Ante todo nos unen nuestros valores. Somos partidarios de la solidaridad y de la justicia social. Creemos en la igualdad de todos y en nuestra responsabilidad mutua. Estos valores cobran un nuevo sentido en un mundo en constante mutación. Si hemos dejado atrás nuestras viejas diferencias, debemos asumir la dura responsabilidad de recuperar el tiempo perdido. La única forma de cumplir con esta misión es avanzar en una nueva dirección progresista.
Somos políticos responsables y conscientes de las posibilidades que ofrece la globalización, sin negar por ello sus desventajas. Sabemos perfectamente que la globalización es una realidad económica, social y cultural, pero no hay que darle libre curso: es una realidad que juntos podemos controlar. Ayudar a los hombres a explotar al máximo esta mutación, procurándoles las herramientas necesarias para desarrollar sus talentos en un mundo cambiante, he aquí la tarea prioritaria de un gobierno moderno para el nuevo siglo.
Sostenemos que la economía de mercado y la responsabilidad social deben ir juntas, si es que queremos generar a largo plazo el crecimiento, la estabilidad y el pleno empleo, promover la justicia social y proteger el medio ambiente. Creemos que las políticas macroeconómicas y presupuestarias sanas que favorecen una expansión fuerte y constante están acordes con una política de pleno empleo, donde el desarrollo continuo incita al patronato a contratar y a formar a aquéllos que no han conocido buenas oportunidades en materia de trabajo. Sin embargo, la revolución cibernética, la integración cada vez mayor de la economía mundial y los cambios en los sectores demográfico y social implican que nuestros valores sólo pueden concretarse si buscamos nuevas soluciones. Sabemos que las ventajas de la globalización no favorecen a todos por igual, sobre todo en el tercer mundo, donde la desigualdad en la distribución de los ingresos aumenta día a día. La globalización debe llevar a una mejora del nivel de vida de todos y no de un sector enriquecido a expensas del medio ambiente y de los trabajadores.
Todos estos desafíos requieren una acción progresista. Proclamamos nuestra adhesión a los valores fundamentales que son: la igualdad de oportunidades, el compromiso de todos y una comunidad entre todos. Utilizamos nuevos métodos de gobierno. En esto, sólo un debate más amplio puede sernos útil. Por eso invitamos a otros responsables políticos a que se comprometan junto con nosotros a evaluar los desafíos y las posibilidades que vamos a evocar.
Los pueblos quieren vivir en el seno de una comunidad y no simplemente trabajar en una economía de mercado. Esperan de sus gobernantes que luchen contra el desempleo de manera eficaz, en colaboración con el patronato y los distintos sindicatos. Desean recibir una buena educación y aprender a lo largo de toda su vida porque saben que esa es la clave para mejorar la eficacia y lograr una mayor cohesión social. Necesitan que sus gobernantes generen nuevas oportunidades y refuercen la seguridad. Quieren proteger el medio ambiente y mejorar la calidad de vida a nivel local. Por último, desean que la cooperación se desarrolle más allá de las fronteras nacionales, a fin de tener en cuenta, en la realización de estos objetivos, los vínculos existentes en el seno de la comunidad internacional.
Estamos decididos a hacer progresar nuestros países creando condiciones sólidas y seguras, susceptibles de promover los derechos cívicos, el empleo y la prosperidad, como también de asegurar la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Tenemos por objetivo desarrollar los talentos de todos los ciudadanos, pero para hacerlo, es preciso repartir las responsabilidades entre los poderes públicos y el individuo, entre los gobiernos y las organizaciones internacionales, entre las organizaciones no gubernamentales y el sector público. Este es un asunto clave del gobierno moderno del siglo XXI.
Nuestras discusiones en la Conferencia de Berlín se centraron en tres aspectos. En principio hablamos del rol de la política y de los gobiernos nacionales en el contexto de la competencia económica mundial, de los mercados globalizados y de los flujos financieros internacionales. En nuestra opinión, para promover la prosperidad, todo Estado nacional debe asumir cinco responsabilidades mayores:
- Debe mantener la estabilidad en el marco de la política macroeconómica, administrar correctamente los fondos públicos y oponerse a la inflación. Debería asimismo promover la estabilidad y la transparencia de los mercados financieros, al igual que la competencia leal. Sólo así el sector de los negocios y las familias podrán invertir con confianza. Sólo así podremos orientar la economía hacia un desarrollo permanente y estable y proyectar el pleno empleo.
- La nueva economía que conquista al mundo a un ritmo acelerado genera una prosperidad sin precedentes. Creemos que el cambio económico y las nuevas tecnologías pueden dar origen a nuevas formas de trabajo y que los nuevos mercados son susceptibles de ofrecer al individuo nuevas oportunidades y operar en forma democrática. El progreso económico puede ayudar a los pueblos a superar los obstáculos sociales y económicos, siempre y cuando los individuos dispongan de los instrumentos necesarios para enfrentar los nuevos desafíos.
- La educación es fundamental para asegurar la igualdad entre hombres y mujeres y el desarrollo de una conciencia cívica; es la clave de la igualdad social y del progreso económico. Uno de nuestros objetivos es promover el aprendizaje a lo largo de toda la vida y desarrollar las capacidades de los trabajadores poco calificados. Extendiendo la enseñanza superior creamos asimismo una base de investigación dinámica para las nuevas tecnologías.
- Los sistemas de ayuda y protección social deben ser mejorados y adaptados. En los países en vías de desarrollo, un buen sistema de protección social puede combatir la pobreza y la desigualdad entre hombres y mujeres. También es preciso asegurar la tranquilidad económica de los que tienen a su cargo el cuidado de enfermos, ancianos o personas discapacitadas y prepararnos para los nuevos desafíos demográficos. La política social se funda en una política del empleo eficaz basada en la participación y destinada a prevenir la desocupación. En este aspecto, pondremos en común nuestras experiencias y sacaremos provecho mutuamente de nuestra respectivas prácticas.
- Estamos decididos a explotar todas las ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, en favor de la prosperidad, el empleo y la participación. El rol del Estado es el de crear un clima favorable al espíritu empresarial, contribuir a reducir el costo de acceso a las nuevas tecnologías y fomentar la investigación y el progreso científico. Por otra parte, hemos resuelto superar la estratificación cibernética. Todos los ciudadanos deben tener la capacidad de acceder a las nuevas tecnologías que transforman nuestra vida a un ritmo vertiginoso. Somos conscientes de que las nuevas tecnologías crean nuevas formas de aprovechar el trabajo y son susceptibles, por tanto, de afectar los derechos de los trabajadores.
En segundo lugar, debatimos acerca de los medios para reforzar la sociedad civil. Los cambios en las estructuras sociales pueden fomentar el dinamismo de las comunidades prósperas. Las familias necesitan nuestro apoyo; los ciudadanos exigen un medio ambiente seguro; los niños necesitan crecer en un medio exento de crímenes, drogas y violencia; los inmigrantes y las poblaciones indígenas deben ser integrados plenamente en la vida económica, social y política. Queremos manifestar nuestro repudio al racismo en todas sus formas, así como nuestra determinación de combatirlo a nivel nacional e internacional.
Una sociedad civil fuerte, fundada, no en los prejuicios, sino en el común acuerdo y un Estado renovado constituyen la base para la existencia de un mercado dinámico. Los responsables deben rendir cuentas de sus actos. Los gobiernos reformadores deben poner la globalización al servicio de todos. A nuestro entender, los siguientes temas son esenciales:
Debemos modernizar el Estado y adaptarlo a la época actual para que se concentre en la resolución eficaz de los problemas que aquejan a los ciudadanos y estimule su desarrollo. Apoyamos el partenariato con el sector público cuando éste apunta al interés público. Apoyamos la descentralización cuando ésta le permite al ciudadano tener un mayor control sobre sus asuntos. Estamos a favor de la tecnología cuando permite racionalizar los servicios y hacerlos más útiles para los ciudadanos.
- El buen funcionamiento de los servicios públicos es fundamental para lograr la igualdad de oportunidades y construir una sociedad civilizada, porque todos dependemos de la calidad de la educación y de la salud pública, de los cuidados y la atención que reciben nuestros niños, de la justicia en lo criminal y de los servicios sociales. Estamos convencidos de que estos servicios deben orientarse en función de las necesidades de los ciudadanos y brindar una mejor calidad, una actitud más próxima de la clientela y un servicio más personalizado. Esto implica a menudo grandes reformas que son el complemento esencial de las crecientes inversiones, a fin de responder a las demandas cada vez mayores.
- Para nosotros, una comunidad sólo es digna de llamarse tal cuando todos los ciudadanos, sin distinción de raza, religión, sexo u origen viven en la tolerancia y el respeto mutuo. En una época de grandes migraciones, debemos adoptar una política clara en materia de inmigración y de asilo. Buscamos promover la inserción social y el respeto por la diversidad étnica, cultural y religiosa, porque estos son los elementos que fortalecen la sociedad, que vuelven más flexibles las economías nacionales y que favorecen los intercambios de ideas y conocimientos.
El gobierno debe aceptar la revolución cibernética y hacerla más accesible, previsible y eficaz. Reconocemos que la tecnología cibernética es un instrumento poderoso que ofrece a los ciudadanos nuevas formas de entrar en contacto y de comunicarse con el Estado.
- Necesitamos encontrar un nuevo equilibrio entre los derechos y las responsabilidades para fundar comunidades más sólidas. Los privilegiados deberían poner al servicio de la sociedad sus aptitudes y talentos en lugar de autoexcluirse. Por su parte, los más desfavorecidos deberían poder acceder a nuevas oportunidades que permitan su integración. Postulamos un rol constructivo del Estado para que todos los ciudadanos dispongan de los medios para alcanzar su plenitud. Las mujeres deben gozar de los mismos derechos y de las mismas oportunidades para acceder al trabajo y a la educación, así como de igual salario por igual trabajo. Las empresas también asumen responsabilidades en la vida de la comunidad. Esta relación debe ser tenida en cuenta.
- Las minorías indígenas de varios países figuran entre las más vulnerables del mundo. Creemos que es de suma importancia proteger y promover sus derechos y esto constituye una preocupación legítima de la comunidad internacional.
En tercer lugar, aspiramos a convertirnos en una comunidad internacional fundada en los valores compartidos. Es necesario crear un nuevo pacto social entre las naciones que traduzca la aplicación concreta, a nivel internacional, de nuestro compromiso en favor de la creación de comunidades fuertes. Este pacto se basa en la interdependencia , en los esfuerzos recíprocos y en la responsabilidad mutua en relación a objetivos comunes. Los países desarrollados tienen deberes que cumplir con los países en vías de desarrollo. El compromiso es mutuo: el alivio de la deuda debe servir para cubrir las necesidades de los pueblos y no para fomentar los conflictos; el desarrollo debe respetar los aspectos ecológicos y los beneficios de los intercambios deben ser compartidos. Para mejorar la justicia social y el dinamismo económico en los países en desarrollo, tenemos que apoyar el Estado de derecho, las instituciones ligadas a la economía de mercado, el libre comercio y la seguridad, ya sea en el interior de cada país o en la relación entre los Estados. Todos estos elementos constituyen la condición previa para el desarrollo económico. En la medida en que la economía global y la preocupación compartida por los asuntos internacionales nos unifican, debemos hacer progresar la idea de una comunidad a nivel nacional, regional y mundial.
Así como nos propusimos luchar para que la justicia social y el dinamismo económico beneficien al conjunto de la población de nuestros países, del mismo modo tenemos el compromiso de lograr, a nivel mundial, una distribución más justa de las riquezas y la igualdad de oportunidades. Contamos con instituciones internacionales que se ocupan de numerosas cuestiones fundamentales: comercio, estabilidad financiera, prevención de los conflictos, salud pública, educación, trabajo, cuidado del medio ambiente y desarrollo económico. Deberíamos apoyar sobre todo a aquellas instituciones que se centran en la lucha contra el hambre, la pobreza, la exclusión social y el deterioro del medio ambiente.
Apreciamos la demanda de control y transparencia de estas instituciones. Creemos también que el hecho de reforzar la coordinación y la cooperación internacionales en las soluciones de alcance mundial puede contribuir a consolidar el gobierno progresista a nivel nacional, asegurando una mayor estabilidad económica y alentando los esfuerzos desplegados en favor de un proceso de globalización más simétrico.
Sabemos que los problemas vinculados a la pobreza, la desnutrición infantil, la deuda, los conflictos armados y el deterioro del medio ambiente son interdependientes. Una de las principales tareas de los gobiernos progresistas es tratar el problema de la pobreza y del subdesarrollo. Por eso necesitamos una cooperación internacional eficaz, que tienda a reagrupar las soluciones a dichos problemas. Esta forma de reagrupación se implementa por primera vez, asociando el alivio de la deuda a los programas de lucha contra la pobreza. Consideramos que las siguientes cuestiones son cruciales:
- Sostenemos que el libre cambio es un instrumento importante del desarrollo económico de los países en vías de desarrollo y una posibilidad abierta a los países industrializados para acceder a nuevos mercados. Analizaremos si los flujos de los mercados en la economía globalizada también obstaculizan las inversiones directas en los países que disponen de bases económicas suficientes. Reforzar el sistema comercial multilateral es condición esencial para que un gobierno moderno se imponga a nivel internacional, asegurando a los trabajadores de todos el mundo una verdadera oportunidad para vender sus productos al extranjero. Estamos de acuerdo en que para favorecer el libre comercio es fundamental que los países desarrollados y aquéllos en vías de desarrollo abran más sus mercados a los países menos desarrollados.
- Somos conscientes de que un clima financiero estable a nivel mundial es un factor decisivo para favorecer el desarrollo económico y para que todos los países recojan los beneficios potenciales de la globalización. Las últimas crisis internacionales pusieron de manifiesto la necesidad de una reglamentación financiera apropiada. Apoyamos las tentativas iniciadas para aliviar la deuda de los PMA y queremos brindar más respaldo a la gestión responsable de los asuntos públicos en los países donde la debilidad del gobierno socava las normas de primacía del derecho y el desarrollo de la vida económica y social.
- Es preciso mejorar el marco institucional en el que operan los mercados financieros, adoptando soluciones eficaces, mecanismos de vigilancia y de control, implementando códigos de conducta y principios para una buena administración de las empresas y repartiendo equitativamente las responsabilidades entre el sector público y privado. Estamos de acuerdo en la necesidad de adoptar soluciones y mecanismos de control adecuados para reforzar la estabilidad financiera y la justicia social.
La globalización, el comercio y los progresos tecnológicos deberían permitirnos combatir mejor que nunca la pobreza, hoy por hoy tan generalizada. Es nuestra responsabilidad velar por que los pobres y las naciones más desfavorecidas participen de las posibilidades históricas que actualmente se nos ofrecen, sobre todo teniendo en cuenta que la aceleración del progreso tecnológico puede acentuar aún más las diferencias. Es necesaria la ayuda rápida y eficaz proveniente de los gobiernos y de los organizaciones no gubernamentales. Damos a este punto un carácter prioritario y reaccionaremos contra aquellos que quieran restarle importancia.
- Tenemos que superar la estratificación cibernética y transformarla en potencial cibernético internacional, asegurando la capacitación de los docentes y creando partenariatos sólidos con los gobiernos y las empresas, las fundaciones y los organizaciones de la sociedad civil. Debemos aprovechar al máximo las nuevas tecnologías para mejorar la salud pública, promover la educación y favorecer los intercambios culturales y la tolerancia entre las diferentes culturas. Sostenemos que la educación es tan importante, sino más importante, para los países en vías de desarrollo que para los países desarrollados. Tenemos por objetivo ofrecer en lo posible a todos los niños del mundo una educación escolar básica. Es nuestro deber velar para que los niños del mundo entero –los futuros ciudadanos- tengan una educación de calidad, impartida por docentes calificados y disponiendo de los medios apropiados.
- Estamos orgullosos de la diversidad de nuestros pueblos. Fomentamos la diversidad cultural. La globalización, que permite reforzar los contactos y los intercambios no debe provocar la uniformidad sino el enriquecimiento de las personas y la apertura de las culturas.
- Debemos dejar un ecosistema intacto a las nuevas generaciones. El desarrollo sustentable es una orientación importante del gobierno moderno. Este objetivo debe ser respetado en todos los sectores pertinentes de la política internacional. Apoyamos las decisiones del Protocolo de Kioto y queremos utilizar los nuevos mecanismos, como los permisos de emisión negociables, para crear intereses comunes entre el mundo en vías de desarrollo y el mundo desarrollado.
- Debemos unir nuestros esfuerzos para prevenir la proliferación de las enfermedades infecciosas que privan a los países en vías de desarrollo de su más preciado tesoro: la población. Vamos a concentrarnos en la obtención de recursos para infraestuctura en materia de salud pública. Nos comprometemos a aumentar nuestra contribución al esfuerzo de vacunación e inmunización en los países más pobres y apoyamos la creación de nuevas vacunas y sueros para combatir enfermedades como la tuberculosis, el paludismo y el SIDA.
- Nosotros, responsables de gobiernos progresistas, creemos que la democracia del siglo XXI pondrá los ideales y los instrumentos que generen una esperanza al servicio de todos. Estamos actuando en favor de las futuras generaciones del siglo XXI.
- Todos hemos sacado algún provecho de esta reunión y todos tenemos la intención de encontrarnos nuevamente. Uno de los objetivos de la reunión de Florencia era ampliar la red de países progresistas. Queremos que nuestros ministros, funcionarios y administraciones se reúnan regularmente para cooperar, para discutir soluciones políticas y aprender unos de otros. Estamos a favor del intercambio de funcionarios entre las administraciones públicas de nuestros países y crearemos una red de conexiones entre pensadores e instituciones científicas cuya misión será la de definir los nuevos desafíos y las opciones políticas para enfrentarlos. Creemos que nuestras experiencias y estrategias comunes deberían infundir confianza en nuestros ciudadanos.
Nos alegramos de hacer partícipes de nuestras ideas a todos aquellos que comparten nuestros objetivos y nuestros valores.
Traducido por Natalia Del Frari