Anuario de Relaciones Internacionales, Año 1994
PROBLEMATICA Y TENDENCIAS
AMBIENTALES LATINOAMERICANAS
Alejandra Pellegrini(*)
(*) Abogada. Alumna de la Maestría en Relaciones Internacionales.
"Cuando las supuestas amenazas del comunismo han desaparecido y no quedan ya pretextos para guerras frías, carreras armamentistas y gastos militares, ¿ qué es lo que impide dedicar de inmediato recursos que promuevan el desarrollo del Tercer Mundo y combatir la amenaza de destrucción ecológica del planeta?. Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer...el hombre" (Fidel Castro. ECO '92).
El ambiente es el conjunto de factores externos (re cursos y condiciones) que actúan sobre un organismo, una población o una comunidad. Estos factores inciden directamente en la supervivencia, crecimiento, desarrollo y reproducción de los seres vivos, y en la estructura y dinámica de las poblaciones y de las comunidades bióticas; por ello, sin ambiente no hay vida.
En un sentido antropológico, el concepto de ambiente y su estudio forma parte de la problemática cultural ya que el hombre utiliza ambientes con distintas condiciones y recursos, desarrollando estilos característicos de vida, lenguajes, interacciones sociales, sistemas económicos y de gobierno, creencias, etc. que definen cada cultura. Así cada sociedad humana tiene un entorno ecológico definido por las posibilidades de usufructo que posee cada cultura en particular.
Los problemas ambientales se originan en el desajuste de las culturas con el ambiente y a su vez influyen o son influenciados por otras culturas puesto que los cambios producidos en una región del planeta pueden tener su efecto a distancia. En los países avanzados el desajuste se observa en un mal desarrollo, en el empleo de métodos inadecuados y en conocimientos equívocos sobre el sistema a utilizar, mientras que en los países subdesarrollados se funda en la pobreza, marginación, aculturación, malas acciones de gobierno y/o en la dependencia.
Todo el planeta sufre las consecuencias del deterioro ambiental no obstante lo cual la contribución al mismo es diferente según se trate de paises del 1er. o 3er. mundo.
El desarrollo del Norte ha generado el subdesarrollo del Sur en el cual la principal causa de contaminación es el mismo subdesarrollo traducido en viviendas precarias, escasez de agua potable, enfermedades endémicas y epidémicas, degradación social, desocupación y analfabetismo. A esto debe sumarse la contaminación originada en los países centrales, los residuos tóxicos y radiactivos volcados con frecuencia en los mares del Sur o introducidos, legal o ilegalmente, en tierras firmes, y la importación de tecnologías obsoletas.
Los problemas ambientales de los países en desarrollo son más urgentes que los que atraviesan los países ricos ya que plantean una amenaza directa para la salud y la vida humanas. Ellos son los servicios inadecuados de saneamiento y agua potable, la contaminación del aire en el interior de las viviendas a causa del uso de combustible de biomasa, a su vez relacionado con la deforestación, y la mayoría de los tipos de degradación de los suelos que tienen su orígen en la pobreza.
El presente capítulo analiza la problemática ambiental en los países de América Latina y el Caribe. Todos ellos poseen como característica común el hallarse incluídos dentro de las categorías de países de ingreso bajo con un PNB inferior a $ 610 y países de ingreso mediano de PNB per cápita de $ 2465, de conformidad con la categorización efectuada por el Banco Mundial.
En la región se ha reconocido expresamente la conveniencia del desarrollo pero a su vez se ha planteado la dicotomía entre este y el Medio Ambiente por considerarse que la primacía de uno aparejaría perjuicios en el otro campo, sin embargo el desarrollo económico y una adecuada ordenación ambiental son aspectos complementarios de un mismo programa ya que sin protección ambiental el desarrollo será menoscabado y sin desarrollo la protección del Medio Ambiente será un fracaso.
El desarrollo del Medio Ambiente en la región, históricamente, debe remontarse al descubrimiento de América por España, que estableció unas organización económica de acuerdo a los intereses de los españoles, centrados en los metales preciosos y en la transformación agrícola de las nuevas colonias, destruyendo las pautas indígenas de cultivo ocasionando la transformación ecológica de las tierras debido a los cultivos de azúcar, cacao, café, algodón y banana. Por ejemplo las plantaciones de café erosionaron las tierras de Brasil, El - Salvador, Costa Rica, Haití y Guatemala. El caucho brasileño y el quebracho argentino tuvieron épocas de esplendor seguidas de miseria y destrucción.
Además de la degradación ambiental existe una extrema dependencia de los precios internacionales, ya que actualmente la principal exportación de Colombia, El Salvador, Nicaragua y Guatemala es el café. El azúcar es una de las tres principales exportaciones de Brasil, Cuba, Guatemala, Nicaragua, Panamá y República Dominicana. Los plátanos son la principal exportación de Panamá, Costa Rica y Honduras. El algodón es la primera exportación de Paraguay, la segunda en Nicaragua y El Salvador y la tercera en Colombia. El trigo es la principal exportación argentina pero los subsidios de los países desarrollados a sus cereales hace disminuir el precio de todos los cultivos mencionados.
En América Latina y el Caribe se concentra la mayor parte de las selvas tropicales del mundo. La biodiversidad regional supera las 120 mil especies de plantas con flores.
Se calcula que el 31 % del agua superficial utilizable en el planeta se halla en la región, sin embargo el saneamiento y el agua potable forman parte de los más graves problemas ambientales de los países en desarrollo. En México el bombeo excesivo de agua subterránea ha causado hundimientos, daños estructurales e inundaciones. En Perú, las pérdidas de exportaciones agrícolas y de ingresos del turismo, en las diez primeras semanas de la epidemia de cólera fueron mas de tres veces el monto que el país había invertido en saneamiento y suministro de agua en todo el decenio de 1980. Se estima que el agua no contabilizada, en gran parte sin usar, representa alrededor del 40 % en América Latina.
El crecimiento demográfico también incide negativamente en el ambiente. En la actualidad la población mundial crece a una tasa aproximada del l,7 % anual, estimándose para el período l990-2030 un crecimiento en 3.700 millones de personas, teniendo lugar el 90 % en países en desarrollo. De este modo la población latinoaméricana aumentaría de 450 a 750 millones de habitantes.
El rápido crecimiento de la población puede exacerbar los efectos de la pobreza y los pobres son simultáneamente víctimas y agentes del deterioro ambiental.
Los países que tienen las mas altas tasas de crecimiento de población son también los que han experimentado una rápida conversión de terrenos a usos agrícolas, ejerciendo presiones adicionales sobre la tierra y los hábitat naturales. Estudios efectuados en 23 países de la región determinaron que la expansión en zonas agrícolas tiene relación directa con el aumento de la población. En este punto la educación, como instrumento de control de la fecundidad, desempeña un rol fundamental. Las inversiones en educación femenina resultan de gran rendimiento. Los datos disponibles demuestran que en aquellos lugares donde las mujeres no han logrado la educación secundaria el promedio es de 7 hijos, mientras que en los casos en que el 40 % de las mujeres ha recibido la misma, el promedio desciende a 3 hijos.
Debe recordarse que cuando, en l972, el Instituto Tecnológico de Massachusset (MIT) produjo el informe sobre "los límites del crecimiento" donde se establecía el agotamiento de tierras arables, agua potable y recursos minerales,recomendándose el crecimiento cero, se originaron numerosas estrategias de regulación de la población, se produjeron prácticas de esterilización compulsiva en poblaciones marginales y se denunciaron las mismas en Bolivia y Puerto Rico.
Algunas agencias internacionales condicionaron el otorgamiento de préstamos a que el país receptor aplicara políticas de control de su población. Las polémicas desatadas alcanzaron gran magnitud y en ellas se acusó a los dirigentes del Norte de provocar genocidios en los pueblos del Sur con el fin de reservarse para sí los escasos recursos naturales.
Con el aumento de la población el consumo mundial de cereales llegará al doble en los países subdesarrollados de aquí al año 2030, y para proteger suelos y hábitat naturales deberá obtenerse mediante el incremento de las tierras de cultivo existentes sin ampliar las superficies cultivadas. La intensificación de la producción supondría un mayor uso de fertilizantes y plaguicidas, además de importantes mejoras en la asignación del agua para usos agrícolas.
Si damos por sentado que el aumento de la población incide en el crecimiento de la pobreza, en las zonas rurales algunas familias de muy bajos recursos deberán atender necesidades urgentes a corto plazo abusando del capital natural, por ejemplo, a través de una tala excesiva de árboles para leña sin reemplazar los nutrientes del suelo.
Las superficies de tierras deterioradas o perdidas para la agricultura debido a la degradación de los suelos es de gran extensión en América Latina y el Caribe. A su vez durante la década pasada el proceso deforestador fué del 0,61% anual, alcanzando el 1,6% en Centroamérica. A este ritmo se calcula que en el año 2030 las especies desaparecidas en la región oscilarán entre 100 mil y 350 mil.
Las dos terceras partes de los bosques tropicales húmedos se hallan principalmente en la cuenca del Amazonas donde son talados indiscriminadamente no tanto con el fin de obtener leña sino que el 60% del desmonte anual obedece a la colonización agrícola y ganadera.
Debido a las presiones internacionales para la conservación de las selvas tropicales sin explotación para evitar su incidencia negativa sobre el tenor de dióxido de carbono en la atmósfera se llegó a la medida extrema de militarizar el Amazonas, obviándose una compensación económica o planes de desarrollo reales para la manufactura o producción de otros elementos, sin atender a las causas reales del conflicto, ignorando que el 40% de la población mundial cocina y se calefacciona con leña y dejando inermes a aquellos que la usan por necesidad y no para lucrar y dejando en el olvido que la deforestación en gran escala fué llevada a cabo por grandes compañías madereras extranjeras y no por los pobladores locales mayoritariamente indígenas. Así los Estados Unidos de Norteamérica crearon un cinturón militar en los países amazónicos de Guyana, Colombia, Bolivia, Venezuela y Paraguay con la pretendida intención de combatir el narcotráfico manteniendo de ese modo su control sobre las fronteras de la Amazonia brasileña.
América Latina solo produce el 14% del dióxido de carbono generado anualmente contra un 20% producido solo en Estados Unidos de América (con un 5% de la población mundial).
La degradación ambiental se origina cuando se permite el libre acceso a los recursos que entonces son explotados por quienes lo deseen, esto ocurre por ejemplo en Mato Grosso y Pará desde 1970 con el desbroce de tierras para ganadería y en las aguas de Costa Rica con la sobrepesca de sardinas. También los gobiernos fomentan dichas actividades cuando aplican subvenciones a los insumos agrícolas energéticos, a la explotación comercial de la madera y a la ganadería.
En Brasil se ha logrado atenuar la presión sobre los bosques y la deforestación al abolirse los incentivos fiscales y crediticios a la ganadería, generándose un ahorro presupuestario de U$S 300 millones anuales. También se firmó un acuerdo con este país, en diciembre de 1991, por el cual varios países industrializados encabezados por el Grupo de los Siete suministrarían U$S 250 millones para financiar la primera etapa de un plan de conservación de la región amazónica.
Por otra parte se ha recurrido a operaciones complejas de conversión de deuda externa de los países en desarrollo en medidas de protección de sus recursos naturales. Estas operaciones que comenzaron en l987 en Bolivia, representan una pequeña fracción de la deuda comercial de los países subdesarrollados y no generan recursos adicionales.
Casi todos los países de América Latina han iniciado agudos procesos de reforma del aparato estatal presionados por las condiciones exigidas por el FMI, el BM y los bancos acreedores de sus abultadas deudas externas. Las reformas se centran en la "cantidad de Estado" procurando su "achicamiento" sin atender la faz cualitativa descuidándose la idea de Estado como instrumento de gestión de la sociedad. En lo referente a la gestión ambiental las administraciones públicas se han mostrado ineficientes.
A partir de la década del '60 a raíz del lanzamiento por parte del gobierno de los Estados Unidos de la Alianza para el Progreso, los gobiernos latinoamericanos se vieron exigidos a formular planes de desarrollo puntuales para acceder a sus beneficios originándose Ministerios, Consejos y Secretarías de Planificación del desarrollo y a partir de los años 70 se incorporó la dimensión ambiental en las políticas del Estado probablemente debido a las recomendaciones de la conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Humano, celebradas en l972 en Estocolmo, en Perú, Panamá, Ecuador, Bolivia, Honduras y Guatemala, fracasando ambos con el estallido de la crisis de la deuda en l982.
En otros países como Venezuela, Colombia, México, Nicaragua, Uruguay, Brasil, Costa Rica y Argentina, se crearon nuevas áreas administrativas que fueron reiteradamente disueltas y reemplazadas. En Argentina la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente Humano se creó en 1973 y dependía del Ministerio de Economía. Fué disuelta por la dictadura y en 1986 dependiente de la Secretaría General de la Presidencia, se creó la Subsecretaría de Política Ambiental reemplazada luego por la Comisión Nacional de Política Ambiental que tuviera el mismo destino que las anteriores dejando lugar, en 1991, a la actual Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente Humano que depende directamente del Poder Ejecutivo Nacional.
En 1972 en Estocolmo se sentaron las bases del debate medioambiental que tuvo como eje central a la supuesta escasez de recursos. Durante la década del '70 los estudios y ensayos efectuados se polarizaron en torno a las posiciones encontradas del Instituto Tecnológico de Massachussets "Los límites del crecimiento" de l972, que fuera elaborado para el Club de Roma, que advierte a la humanidad sobre el agotamiento de los recursos naturales debido al desarrollo excesivo de la actividad industrial y al crecimiento de la población mundial, y el informe de la Fundación Bariloche "¿Desde otra perspectiva, catástrofe o Nueva Sociedad?" (1977) donde se contemplaban las diferencias entre países ricos y pobres, hegemónicos e independientes, entre desarrollados y subdesarrollados, en definitiva diferencias entre Norte y Sur. Este debate global en el marco de la Relación Norte-Sur quedó interrumpido al transferirse la crisis de la deuda externa a manos del FMI. Sin embargo fué retomado en 1987 a partir de la aprobación del documento titulado "Nuestro Futuro Común", elaborado por la Comisión Mundial para el Medio Ambiente y el Desarrollo, originando grandes expectativas para la Eco'92, donde se firmó la declaración de Río y la de Principios Forestales, el Convenio Sobre Diversidad Biológica y la Convención marco Sobre el Cambio Climático, aprobándose el Programa de acción, contenido en la Agenda XXI, los cuales no obligan jurídicamente a los Estados siendo meros compromisos políticos o morales.
El Proyecto Prospectivo Tecnológico para América Latina (PTAL), financiado principalmente por la Universidad de las Naciones Unidas y por el Centro Internacional de Investigación para el Desarrollo (CIID) de Canadá, donde participaron numerosas personalidades de la región, contribuye a la formulación de una estrategia científico-tecnológica adecuada para el desarrollo futuro de los países latinoamericanos. En él se establece que los ecosistemas de América Latina representan las bases ecológicas para el desarrollo de la región proporcionando bienes y servicios esenciales para el funcionamiento humano, social e individual. Teniendo en cuenta la situación actual y sus tendencias se prevée el posible escenario ecológico de los próximos cuarenta años, aunque el mismo dependerá de las opciones sociales que se adopten en la región, resultando alarmantes los procesos de avance de la frontera agropecuaria y el de intensificación del uso de la tierra.
Así, se prevé que los problemas de erosión de suelos originados por deforestación, técnicas agrícolas inapropiadas, el sobrepastoreo y la sobrexplotación afectarán a los bosques montanos húmedos tropicales y subtropicales de América Central, los países andinos, Brasil y las pampas argentinas.
La degradación de cuencas debida a la deforestación y la construcción de presas afectará a los bosques de América Central, de los países andinos, algunas zonas de América del Sur, Brasil, México y a los bosques templados húmedos de Chile y Argentina.
Las inundaciones por degradación de cuencas, deforestación y procesos naturales, afectarán a los bosques húmedos montanos y basales tropicales y subtropicales de América Central, de los países andinos y Brasil y a las pampas de este país, de Argentina y Bolivia.
El sobrepastoreo, la extracción excesiva de leña y las sequías cíclicas harán avanzar la desertificación en las estepas patagónicas, la Puna, los bosques secos tropicales y subtropicales, y los matorrales espinosos templados en los países andinos, Brasil, Argentina, Chile, Perú, México y América Central.
La contaminación agrícola, industrial y urbana aumentará en los deltas y manglares de América Central, el Caribe y partes de América del Sur. Mientras tanto el déficit de leña continuará en aumento en casi todos los ecosistemas.
El futuro ecológico de América Latina y el Caribe dependerá de las medidas a adoptar por cada Estado en particular o por la acción concertada de los mismos, resultando fundamental en el proceso la actitud de apoyo o indiferencia de la comunidad internacional.
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