Anuario de Relaciones Internacionales, Año 1995

 

PRESENTACION

 

El objetivo de esta presentación es analizar, a cinco años de la caída del muro de Berlín, algunas realidades y cambios en el continente africano, consecuencia del orden de post guerra fría (proceso de democratización y políticas de ajuste estructural).

En segundo lugar, comentar la transición democrática en Sudáfrica, pues su modelo es el más paradigmático y espectacular, tanto por el ritmo del cambio como por las características de las transformaciones operadas para pasar de un patrón de desarrollo político centrado en el apartheid a otro, con el eje puesto en una democracia multirracial.

En tercer lugar, reseñar algunos conflictos, que no obstante la ola democratizadora, persisten endémicamente en el continente africano: Somalia, Burundi y Ruanda; otros, que parecen en vías de resolverse, como Angola y Mozambique y crisis puntuales como por ejemplo, en Nigeria y Lesotho.

Finalmente, tratar el problema que aqueja el norte de Africa, vinculado a la crisis económica, política y social que vive la región, de la mano del integrismo musulmán.(1)

A- Las transformaciones operadas en los 90

Desde una perspectiva global, Africa fue objeto de diferentes políticas de los principales centros de poder mundial, particularmente durante la guerra fría, período en el cual, por cuestiones geoestratégicas de la lucha Este-Oeste, se puso más el acento en la cantidad de aliados que en la calidad, respaldando a regímenes autoritarios, tanto civiles como militares.

El nuevo orden que está emergiendo en los noventa encuentra al Africa en una encrucijada política y en bancarrota económica, sumergida en una crisis generalizada que los países africanos están enfrentando con no pocas dificultades y con escasa ayuda externa, pues se ha producido una devaluación masiva de la importancia de Africa para los principales centros de poder mundial.

El descenso de los precios de las principales commodities en el mercado internacional, la autosuficiencia de los países del Norte en el campo alimentario y la sustitución de materias primas minerales por nuevos materiales, el mal manejo de los asuntos económicos y la crisis de la deuda terminaron por estrangular las economías africanas, provocaron la desinversión y colocaron a estos países a merced de las recomendaciones del Fondo Monetario y del Banco Mundial. Medidas como la tomada el 11 de enero de 1994, de devaluar el franco CFA en un 50% -la paridad con el franco francés no había variado desde 1948- contribuyeron a incrementar la confusión y el desorden.

Las potencias occidentales, en tanto, condicionan la ayuda económica -que es considerablemente inferior que durante la guerra fría- al proceso de reapertura política, que implica la adopción de la democracia pluralista y la defensa de los derechos humanos. Se parte del supuesto que la democracia es un valor instrumental porque provee una atmósfera política que permite el desarrollo económico. Muchas veces se pone una relación causal entre democracia y crecimiento económico, al que sólo se puede llegar con una economía de libre mercado.

Los procesos de apertura democrática sobrevinieron primero en Africa francófona, debido a las presiones de Francia y del Banco Mundial y en la ex Africa marxista, por la desaparición de su modelo ideológico. Pero luego le llegó al resto del continente, que no pudo ignorar las demandas de volver al multipartidismo de las eras de la inmediata pre y post independencia; el Partido Unico -tanto de derecha como de izquierda- comenzó a ceder paso a elecciones competitivas. Esta segunda ola "democratizadora" en el continente africano, fue producto no solo de las exigencias internacionales, sino también de presiones sociales internas. Así como en los sesenta la palabra mágica en Africa era "independencia", en los noventa pareciera ser "democracia".

En este marco, los gobiernos se vieron obligados a organizar conferencias nacionales que debían precisar las nuevas instituciones y ponerse de acuerdo sobre las reglas de juego democrático y sobre un código de deontología cívica. Estas conferencias nacionales -cuyo objetivo era revisar la constitución y promover elecciones multipartidarias- han contado, en general con la participación de todos los grupos étnicos, sociales, económicos, regionales, religiosos y ocupacionales del país. Inicialmente sólo se plantearon cambios minimalistas: los temas fueron gobernabilidad y democratización más que democracia y multipartidismo. Se pedía menor corrupción, rendición de cuenta en los aspectos financieros, mayor observancia de los derechos humanos y sistemas judiciales y de prensa independiente, más que abrir el sistema a una competencia multipartidaria, para la cual, según algunos, los países africanos no estaban preparados. El consejo inicial de Francia, por ejemplo, no fue elecciones multipartidarias competitivas, sino una confrontación de candidatos dentro de un solo partido.

Para 1989 -caída del muro de Berlín- 38 de los 45 Estados de Africa Subsahariana estaban gobernados por Partidos Unicos, civiles o militares, con mayor o menor grado de autoritarismo. Dieciocho meses más tarde la mitad se había comprometido para elecciones multipartidarias y limitaciones a su poder ejecutivo. En 1990 hubo elecciones en Côte d' Ivoire, Comores y Zimbabwe. En 1991, en Benín, Burkina Faso, Mauritania, Zambia, Sao Tomé y Príncipe y Cabo Verde. En 1992 en Congo, Angola, Malí, Camerún, Kenya y Ghana. En 1993, en Burundi, República Centroafricana, Chad, Djibouti, Gabón, Guinea, Guinea Ecuatorial, Kenya, Lesotho, Seychelles, Madagascar, Níger. En 1994, en Botswana, Guinea, Guinea Bissau, Liberia, Malawi, Mozambique, Namibia, Túnez y República de Sudáfrica.

En los noventa la tarea que abordan los países africanos se presenta difícil y complicada , frente a las condiciones políticas estrictas impuestas a los préstamos de asistencia y desarrollo del Banco Mundial, la exigencia de "un buen ejercicio del poder", la insistencia en la liberalización de la actividad económica, la eliminación de la corrupción, la paralizante carga de la deuda y el hecho que no reciben más asistencia del bloque oriental y occidental como en el pasado.

B- La nueva Sudáfrica

Las negociaciones hacia una democracia multirracial (2) culminaron el 27 de abril de 1994, cuando por primera vez en Sudáfrica, todos sus habitantes: blancos, negros, indios, mestizos, pudieron elegir un gobierno de unidad nacional. Ese mismo día entró en vigencia la nueva constitución, que regirá por cinco años el destino de Sudáfrica. Esta constitución interina de corte liberal democrático, establece un sistema parlamentario bicameral basado en el principio de la soberanía de la constitución, una carta de derechos, la independencia del poder judicial, incluída una corte constitucional.

Entre los rasgos más novedosos para la historia constitucional de Sudáfrica se debe mencionar que con esta constitución interina se termina con la histórica supremacía del parlamento sobre la constitución y se establece la igualdad de representación para todos los ciudadanos (sistema electoral basado en la representación proporcional). También se instituye un Gobierno de Unidad Nacional (3) que deberá redactar la constitución definitiva, con un mandato de cinco años y responsabilidad conjunta sobre: la estabilidad / seguridad; la reconstrucción económica; la renovación de la educación; la preparación de las segundas elecciones, de importancia decisiva; la generación de confianza a nivel internacional; el respeto de los derechos, intereses y temores de las distintas minorías; el establecicmiento de una cultura de tolerancia y reconciliación así como el consenso sobre los derechos fundamentales. Otro rasgo importante de la constitución es la provisión de gobiernos provinciales. Existen 9 provincias reemplazando la estructura anterior que constaba de 4 provincias, 6 gobiernos autónomos y 4 Estados independientes.

El primer gabinete del presidente Mandela contiene los elementos de la conciliación interna entre los distintos partidos, pero también de la conciliación interna del CNA entre intereses rivales dentro de la propia organización. En un gesto de paz, Mandela ha compensado a los partidos de minoría con su presencia en el gabinete. Por otra parte se eligió a Cyril Ramaphosa, del CNA, como presidente de la Asamblea Constituyente de Sudáfrica, que redactará la futura constitución y deberá garantizar los principios constitucionales convenidos en el marco del proceso multipartidario. Se eligió además un comité constitucional, integrado por 40 miembros y basado en la representación proporcional. Los acuerdos deberán ser por consenso.

Hacia una evaluación de los logros del Gobierno de Unidad Nacional.

Esta primera etapa debe evaluarse no sólo por lo que sucedió sino también por lo que no sucedió. Frente a las demandas de una población de color marginada históricamente de los derechos políticos y económicos, se esperaba una ola incontenible de reclamos que podrían hacer trastabillar al nuevo gobierno de unidad nacional, ante la imposibilidad real de su satisfacción inmediata.

Los pronósticos respecto a la capacidad del GUN de mantener un delicado equilibrio entre todas las fuerzas en pugna no eran demasiado optimistas. Sin embargo, pese a las huelgas y reclamos de los diferentes sectores, no se han producido trastornos graves siendo que se camina por una senda plagada de peligros de conflicto étnico, guerra de clases, intolerancia religiosa, reclamos linguísticos y controversias ideológicas.

El éxito de este gobierno dependerá de la provisión de mejores niveles de vida para la población en un marco delicado de consolidación de la confianza, negociaciones y concesiones mutuas entre grupos de interés muy distintos. Como mencionara el presidente Mandela "la reconciliación no es un interés exclusivo de los blancos, ni el Programa de Reconstrucción y Desarrollo favorece exclusivamente a los negros. La recuperación y el desarrollo económicos y el logro de la reconciliación y la estabilidad son mutuamente interdependientes y se nutren mutuamente, en tanto fomentan las perspectivas económicas de toda la comunidad".(4)

Para Mandela, el Gobierno de Unidad Nacional (GUN) tiene dos tareas interrelacionadas: reconciliación y reconstrucción; construcción de la Nación y desarrollo. (5) Uno de sus principales instrumentos es el Programa de Reconstrucción y Desarrollo (PRD), originalmente elaborado por el CNA y modificado posteriormente con aportes de los miembros del gabinete multipartidario.(6)

En el marco del PRD y de los objetivos propuestos por el gobierno, merecen anotarse avances en las siguientes cuestiones:

a) proceso de redacción de la nueva constitución: El 15 de noviembre de 1994, después de 6 meses de negociaciones se acordó el procedimiento para redactar la constitución definitiva y se aprobó el presupuesto, designándose un panel de 7 expertos para supervisar la redacción.

b) acción afirmativa: Por este principio se sostiene la igualdad de oportunidades para todos aquéllos contra quienes se cometieron actos de discriminación, como los mestizos, los africanos, los indios, las mujeres y los discapacitados. El 15 de noviembre de 1994 se envió un proyecto de ley sobre políticas obligatorias de acción afirmativa para empresas que emplean más de 20 personas. La administración pública y las empresas privadas necesitan reflejar en su estructura de personal los componentes de raza y sexo de la población, otorgándosele un período de 5 años para su aplicación absoluta.

c) reestructuración de la fuerza sudafricana de defensa nacional: el 26 de abril de 1994 se constituyó la Fuerza Sudafricana de Defensa Nacional, y dejaron de existir el Umkhonto, las fuerzas armadas de los estados TBVC y el APLA. Si bien el ministro de Defensa es Joe Modise, ex jefe del brazo armado del CNA, el actual Jefe de la Fuerza es el Gral Georg Meiring, ex Jefe de la antigua Fuerza Sudafricana de Defensa, en un intento de conciliación de los dos mayores sectores en pugna.

d) la reconciliación política: para investigar los delitos políticos cometidos dentro y fuera de Sudáfrica, entre el 1 de marzo de 1960 y el 6 de diciembre de 1994, se aprobó, el 3 de noviembre de 1994, el proyecto de ley sobre Unidad Nacional y Reconciliación. Por un acuerdo concertado entre Mandela y De Klerk (23-1-95) se ha iniciado una nueva página con el establecimiento de una Comisión sobre Verdad y Reconciliación que tratará solicitudes tanto de los ex miembros de las fuerzas de seguridad como de los ex movimientos insurgentes. El problema central gira en torno a lograr un consenso sobre la cuestión de la indemnidad o amnistía por acciones ilegales cometidas en la lucha contra la insurrección revolucionaria. La constitución interina dice que se concederá amnistía sobre acciones y delitos vinculados con objetivos políticos cometidos en el curso de los conflictos del pasado.

e) reducción de sueldos y personal en la administración pública: en miras a la disminución del gasto público, se ha aprobado una reducción de los sueldos de los funcionarios del gobierno (octubre de 1994) y una restructuración de la administración pública. En cuanto a la restructuración de los servicios públicos y privatización de las empresas públicas se ha anunciado un "cambio de políticas" respecto a las ideas originales del ANC.

La 49a conferencia nacional del ANC, realizada el 20 de diciembre de 1994 en Bloemfontein, respaldó los planes gubernamentales de privatización y su enfoque respecto de la disciplina fiscal y la deuda gubernamental. Además otorgó apoyo a un ambicioso plan para transformar la economía de Sudáfrica y dar más poder a la mayoría negra a través del aumento de la recaudación impositiva y la reducción del gasto público.

Se ha considerado que para financiar el PRD se requiere de tres fuentes: del ahorro presupuestario generado internamente, de la asistencia externa utilizada "sensatamente" y de la venta de empresas públicas. Con respecto a estas últimas, el 11 de noviembre de 1994 se consensuó que ciertas empresas paraestatales -ESKOM, TELKOM y TRANSNET- decisivas para el PRD, permanecerán en manos del Estado y que sólo se privatizarán las empresas no estratégicas y no productivas.

El sector empresario aplaudió la decisión de privatizar algunas empresas públicas, reformar sus finanzas, reducir los sueldos de los parlamentarios de mayor antiguedad y reestructurar la administración pública.

f) la cuestión de la restitución de tierras: El 9 de noviembre de 1994 se aprobó un histórico proyecto sobre las tierras que habían sido usurpadas a los negros por los blancos. Por la Ley de Restitución de tierras, los sudafricanos que fueron obligados a abandonar sus tierras desde 1913 pueden presentar reclamaciones para su devolución. Se dispone de un período de tres años para efectuar reclamaciones de tierras fiscales y privadas ante la Comisión de Restitución de Derechos sobre la Tierra. La idea es garantizar que la indemnización o la restitución faciliten el desarrollo, y no provoquen los mismos efectos perversos que cuando fueron desalojados. Se estableció una comisión que comenzaría en enero de 1995 a recibir los reclamos. En tanto, Mandela debió tranquilizar a los agricultores blancos ofreciéndoles garantías que dicha ley no tendría un efecto absoluto.

El área de la política exterior merece un apartado especial, pues ha sido el ámbito donde más consenso existió entre las fuerzas en pugna en el proceso de negociaciones multipartidarias. Analizando las posiciones de De Klerk por el Partido Nacional en el gobierno (1989-1994) y de Nelson Mandela y Thabo Mbeki (Secretario para Asuntos Internacionales del ANC) antes de la conformación del Gobierno de Unidad Nacional, y las del actual gobierno, a través de su Ministro de Relaciones Exteriores Alfred Nzo, pocas son las diferencias. Si bien podría hablarse de un hilo conductor que desde 1989 va orientando la política exterior sudafricana hacia el logro de su total reinserción internacional, el GUN le ha agregado un nuevo ingrediente a las propuestas: el respeto por los derechos humanos, los valores democráticos y el Derecho Internacional y la promoción de la paz internacional. (7)

Para el Ministro Nzo (8) la democratización de Sudáfrica ha creado la oportunidad histórica para que por primera vez en la historia juegue el rol que le corresponde. Con la asunción del nuevo gobierno (10 de mayo de 1994), se inició un período de rápida expansión de las actividades internacionales para incrementar las relaciones diplomáticas, comerciales, científicas, tecnológicas y culturales.

Pero debido a la escasez de recursos para implementar una política exterior a escala global, el gobierno ha definido las siguientes áreas prioritarias:

. coexistencia pacífica y promoción del desarrollo económico en el Africa Austral

. interacción constructiva con Africa, especialmente en la resolución de conflictos

. interacción global en las organizaciones multilaterales

. mejoramiento de las relaciones con el Grupo de los 7 y los otros mayores socios comerciales de Sudáfrica

. continuación de las relaciones con los amigos tradicionales e incorporación de nuevos.

El gobierno considera que Sudáfrica debe reconocer su destino africano, para lo cual propone un aggiornamiento de la OUA -para estar a tono con los cambios globales y convertirse en la organización de prevención y solución de los conflictos africanos- y una transformación de la base económica del continente -para responder a los nuevos desafíos de la economía internacional-.

La región del Africa Austral -entendida como un concepto geográfico e histórico- se constituye en la principal prioridad de Sudáfrica. La reconstrucción de la región debe ser una empresa colectiva de su pueblo sobre bases de equidad, beneficio mutuo y cooperación pacífica. Sudáfrica promoverá una nueva forma de interacción política y económica, basada en los principios de independencia mutua e interdependencia, alentando la creación de mecanismos de cooperación económica y seguridad regional.

Con respecto a los problemas globales, le corresponde a las Naciones Unidas ocuparse del control de armas y el desarme, la resolución de conflictos, economía y desarrollo, administración de los recursos globales, derechos humanos, cuestiones legales y sociales. Pero unas Naciones Unidas donde no exista la supremacía de una sola potencia y el Consejo de Seguridad sea un reflejo de la composición del mundo. Sudáfrica plantea como un tema complejo su participación en misiones de paz de las NU, por la escasez de recursos y la necesidad de abocarse al plan de reconstrucción y desarrollo.

Los componentes primarios de las relaciones económicas internacionales de Sudáfrica, que deberán alimentar su estrategia de desarrollo son: el fortalecimiento de la performance comercial y la capacidad para atraer inversiones extranjeras.

a) Las inversiones directas e indirectas fortalecerán las reservas, junto a los recursos domésticos. Pero los sudafricanos son conscientes que para atraer inversiones se necesita de un ambiente político democrático y estable; el desarrollo de políticas económicas consistentes, transparentes y legítimas y un tratamiento igualitario.

b) En cuanto al ámbito de las relaciones comerciales, Sudáfrica debe reintegrarse al sistema de comercio global, pero debe hacerlo lentamente y guiada en el concepto de reciprocidad ya que no se puede poner en riesgo miles de empleos y abrirse rápidamente, sin una coordinada revisión del régimen tarifario. La política de reforma comercial tendrá entonces en cuenta los niveles de protección y el desarrollo de incentivos a las exportaciones internacionalmente aceptables. Como el principal socio es la Unión Europea, Sudáfrica se propone obtener en primer lugar un acceso preferencial a su mercado y luego expandir las relaciones comerciales con las economías de Norteamérica, Japón y la Cuenca del Pacífico.

Finalmente las relaciones sur-sur también son consideradas en la nueva política exterior. Sudáfrica se ha propuesto trabajar en la reformulación de las reglas del sistema internacional, alentar la formación de alianzas entre los países del sur, particularmente los No Alineados y el Grupo de los 77, que siguen siendo importantes a pesar del fin de la guerra fría. (9)

A casi un año del establecimiento del gobierno de unidad nacional podría aventurarse que la principal tormenta ha pasado, aunque muchos todavía se preguntan cuánto tiempo va a durar "la paz de Mandela". Esta nueva Sudáfrica democrática está aprendiendo a transitar la nueva senda con precaución y sensatez. Como mencionara el presidente Mandela en su mensaje de Navidad: "En la breve historia de nuestra democracia hemos mostrado una notable capacidad para mantenernos juntos y actuar como un pueblo unido".

A medida que se consolida el proceso de democratización queda más claro cuál es ahora el desafío fundamental: la transformación de la estructura social y económica sudafricana. Uno de los dilemas es si Sudáfrica estará en condiciones de elevar el nivel de vida de la población de color y a su vez continuar con un desarrollo sostenido.

En el ámbito económico, el año 1994 estuvo plagado de incertidumbres por la falta de claridad gubernamental en las políticas comerciales e industriales, debido en parte a la puja de intereses entre el sector comercial, el sindicalismo y el gobierno. Sin embargo, el alto índice de confianza comercial y el rápido crecimiento del sector manufacturero, así como las medidas anunciadas por Mandela de abrir la protegida industria nacional y liberalizar las normas de control cambiario son indicadores que atraerían una importante y sostenida corriente de capital.

La inserción de Sudáfrica en la economía internacional se ha constituido, por tanto en uno de los objetivos de la nueva política exterior, ya que la estabilidad política dependerá cada vez más de los éxitos en la arena económica.

C- La persistencia de conflictos en Africa

Otra cuestión que preocupa seriamente a los países africanos y que puede atentar seriamente contra los procesos de democratización son los conflictos -de naturaleza étnica, política, religiosa o económica-, tanto internos como interestatales, existentes, como potenciales. Entre las múltiples causas aparecen, junto a factores de índole externa vinculados a cuestiones globales, el desarrollo desigual y el gran desequilibrio entre las comunidades, la aplicación de la política "divide et impera", la ausencia de prácticas democráticas, la presencia de un sentimiento sistemático de injusticia y la incapacidad de garantizar la seguridad de las personas.(10)

Con respecto a Somalia, la crisis interna tiene sus orígenes más cercanos en 1991. Frente al fracaso de una misión convencional de Naciones Unidas, el 3 de diciembre de 1992, el Consejo de Seguridad decidió enviar, con fines humanitarios, una Misión Multinacional de Paz, encabezada por EEUU y denominada "Devolver la Esperanza" . Esta misión -con escasos éxitos- finalizó su retirada para fines de marzo de 1993, luego de quince meses de intervención, siendo reemplazada por otra misión convencional de NU (ONUSOM), que para junio de 1994 poseía 18.000 hombres. Pero el 4 de noviembre el Consejo de Seguridad decidió poner término al mandato de la ONUSOM debido a la inseguridad y a la ausencia de progresos en el proceso de paz. En tanto, los caudillos retomaron las negociaciones, sin llegar a acuerdos sustanciales.

En cuanto a Burundi, la crisis desatada con el asesinato del presidente hutu Ndadaye, en octubre de 1993, pareció resolverse con la elección como presidente de la República, el 13 de enero de 1994, de Cyprien Ntaryamira (hutu) perteneciente al FRODEB; en tanto el primer ministro, Anatole Kanyenkiyo (tutsi) era miembro del UPRONA. A pesar de esta cohabitación en el gobierno de representantes de las etnias en conflicto, continuaron los enfrentamientos, particularmente entre el ejército dominado por los tutsis y la población, mayoritariamente hutu. La situación se complicó aún más con la muerte de Ntaryamira, junto a su colega de Ruanda, Habyarimana, cuando ambos volvían de una cumbre celebrada en Dar-es-Salaam, para intentar resolver la crisis en la región. Asume entonces Ntibantunganya como presidente interino y las NU envían una misión para evaluar la situación de crisis interna.

El conflicto más grave, por sus consecuencias genocidas se desató en Ruanda, pequeño estado africano vecino de Burundi, con una población mayoritariamente hutu (90%) que controla el poder desde 1961, marginando a la minoría tutsi (existen tarjetas de identidad estatal que clasifican a los ciudadanos del país de acuerdo a su grupo étnico).

En agosto de 1993 y luego de tres años de guerra civil entre tutsis y hutus se llegó al acuerdo de Arusha entre el gobierno y las fuerzas de la oposición (Frente Patriótico Ruandés -FPR-, mayoritariamente tutsi). NU envió 450 efectivos para velar por el cumplimiento del acuerdo (MINUAR). Pero esta paz inestable se desbarató con el asesinato, el 6 de abril de 1994, del presidente Juvenal Habyarimana (hutu) junto a su par de Burundi, Cyprien Ntaryamira (también hutu). Se inició así una nueva etapa de venganzas y masacres entre tutsis y hutus, que dejó como saldo decenas de miles de muertos y más de un millón de refugiados en países vecinos.

Luego del pedido de intervención del Consejo de Seguridad de la ONU efectuado por su Secretario General, se decidió el 18 de mayo, un embargo de armas y el envío de cascos azules, integrados exclusivamente por soldados africanos. Por su parte, la OUA, reunida en Túnez en el mes de junio, reclamó el cese del fuego y condenó las matanzas. Sin embargo el compromiso africano fue desparejo, entre aquellos estados que participaban con hombres en la fuerza de paz o los que colaboraban con ayuda humanitaria. Sudáfrica, por ejemplo, tuvo una participación humanitaria en la Operación Compasión (2-6-94) -emprendida por un grupo de religiosos sudafricanos (cristianos, musulmanes, judíos e hindúes)- a través de un puente aéreo con Ruanda para la distribución de alimentos, suministros médicos y otros artículos.

Frente a las dificultades para organizar la fuerza de paz, el 22 de junio, la ONU aprobó -en el marco del art. 7 de la Carta- la propuesta francesa: una intervención armada con fines humanitarios -la evacuación de refugiados-. La denominada Operación Turquesa tenía una duración fija: del 23 de junio al 22 de agosto, para luego ser reemplazada por cascos azules africanos.

En tanto, los rebeldes del FPR tomaron el control de la capital, depusieron el gobierno provisional hutu, avanzando sobre casi todo el territorio del país. El gobierno hutu se trasladó a Gisenyi y finalmente a Zaire, donde Francia declaró una zona de seguridad por motivos humanitarios (que representa una quinta parte del país). París, respaldando indirectamente al gobierno hutu en el exilio jugaría una carta diferente a los norteamericanos, quienes otorgaron un respaldo indirecto a los tutsis del FPR, apoyados por el presidente de Uganda, Museveni -niño mimado de Washington y perteneciente a la etnia de los ankolés, emparentados con los tutsi-. En consecuencia, Estados Unidos le quitó apoyo al gobierno hutu en el exilio (16/7), por perpetrar masacres de tutsis y hutus opositores.

Hacia fines de julio, los victoriosos tutsis proclamaron el fin de la guerra civil e inauguraron un nuevo gobierno de unidad nacional con dos hutus moderados: Pasteur Bizimungu -del FPR- como presidente y Faustin Twagiramungu, primer ministro. Aunque 2/3 del gabinete es hutu, el general Paul Kagame (tutsi), vicepresidente y ministro de Defensa sigue siendo el hombre fuerte.

Paralelamente, el campamento de Goma, en el Zaire, fue incapaz de recibir a los miles de refugiados hutus, por lo que la agencia de refugiados de las NU los instó a volver a su país. La ayuda humanitaria se mostró insuficiente y la región se transformó en una zona de catástrofe -plagada de enfermedades y muerte-. La ayuda occidental fue parcial y desordenada, sin embargo debe destacarse la acción de muchas Organizaciones No Gubernamentales, como Médicos sin Fronteras, Caritas internacional, Ayuda y Acción, Socorro Católico, Acción Internacional contra el hambre, entre las más importantes.

El nuevo gobierno se halla a cargo de un pueblo traumatizado y una economía desvastada. La prioridad nacional es estabilizar el país para que los refugiados se sientan seguros y regresen. La cuestión central es cómo poner fin a los aparentemente incesantes ciclos de represalias, represión, violencia y muerte. La paz es inestable y la crisis no fue aún resuelta.

Hacia fines de 1994 las negociaciones de paz en Angola mostraron una nueva esperanza. A pesar del acuerdo de paz firmado en 1991, entre el MPLA en el gobierno y la UNITA, el resultado de las elecciones favorables a Dos Santos (1992) y los acuerdos de Bicesse, los enfrentamientos entre los sectores en pugna han continuado durante 1994, intercalados con conversaciones de paz y la mediación de las Naciones Unidas (que mantiene en la región la tercera misión de mantenimiento de la paz, UNAVEM III). El presidente sudafricano, Mandela también participó como mediador en las negociaciones entre Savimbi y Dos Santos. El 7 de julio de 1994, se efectuó en Pretoria una reunión de cuatro presidentes: Dos Santos, Sese Seko, Chissano y Mandela, para romper el estancamiento en las negociaciones y lograr el pronto cese del fuego -fue la primera reunión desde 1989 de los dirigentes de Angola y Zaire-. Finalmente, el 20 de noviembre de 1994 se firmó en Lusaka el acuerdo de paz destinado a poner fin a la guerra civil.

En cuanto a Mozambique, el año 1994 permitió presenciar el fin de la guerra civil iniciada en 1975, con la puesta en marcha de los acuerdos de paz de 1992, que preveían la desmovilización de las fuerzas en pugna. El 27 de octubre tuvieron lugar las primeras elecciones libres y pluralistas donde se enfrentaron en las urnas los enemigos en la guerra, Chissano por el FRELIMO y Dhlakama por el RENAMO. El entonces presidente Chissano fue reelegido con el 53,3% de los votos y su opositor, Dhlakama, aceptó el resultado.

Entre los conflictos de menor repercusión internacional, vinculados a los inconvenientes en la marcha hacia un continente totalmente democrático, se ha tomado como ejemplo los casos de Nigeria y Lesotho. Nigeria es un Estado convulsionado por la crisis interna, agravada por las reticencias del gobierno militar a dar los pasos necesarios para llamar a elecciones democráticas y pluralistas. A esta complicada situación debe agregársele en enero de 1994 un incidente fronterizo con Camerún, en cuya mediación intervinieron Francia y la ONU, y las huelgas de los trabajadores petroleros, comprometiendo a la principal industria del país. En tanto en Lesotho se desató un conflicto interno entre el depuesto primer ministro y el rey Letsie III. Los presidentes de Sudáfrica, Zimbabwe y Botswana emprendieron una iniciativa regional de mediación para resolver el conflicto en reiteradas reuniones con el ex primer ministro de Lesotho y el rey. La mediación contó con la asistencia del Secretario General de la OUA, Salim Ahmed Salim, y del arzobispo sudafricano Desmond Tutu. Las recomendaciones sugirieron que el gobierno del primer ministro, debía restablecerse por contar con respaldo popular. La indefinición de la situación obligó a una nueva reunión en Johannesburgo, el 3 de noviembre de 1994, con Mugabe, Masire y Mbeki para discutir la resolución de la crisis.

 

D- Africa del Norte: entre la democratización y la desestabilización

El fin de la guerra fría encuentra a la región envuelta en complicados procesos políticos y sociales, a los que se agregan los mismos problemas económicos que padece el resto del continente. En abril de 1994, en la VI reunión cumbre de la Unión del Magreb -organización económica integrada por Mauritania, Marruecos, Argelia, Túnez y Libia- el presidente argelino Liamine Zéroual denunció que fuerzas exteriores querían desestabilizar el Magreb, bajo la cobertura de la religión. A fines de este año, en la VI cumbre de la Organización de la Conferencia Islámica se decidió establecer un código de conducta para luchar contra el extremismo religioso y mejorar la imagen internacional del Islam. Estos dos datos muestran cómo el eje de los problemas de la región durante este período ha pasado, fundamentalmente, por el llamado integrismo musulmán.

A pesar de estar Argelia embarcada en un proceso de transición democrática, los logros se han visto oscurecidos por la acción extrema de grupos islámicos. Desde que el presidente Benjedid -representante del histórico partido único, Frente de Liberación Nacional (FLN)- decidió en 1990 abrir el juego multipartidario, el país quedó sumido en una guerra civil con dos bandos enfrentados: el gobierno y la insurgencia islámica. El primer grupo está representado por el General Liamine Zéroual, quien fue designado el 31 de enero de 1994 presidente de Argelia; el tercero, desde el golpe de estado de 1992. Zéroual es la cabeza visible del Consejo de Seguridad Argelino -integrado por militares influyentes-. El segundo grupo no es homogéneo -incluye, desde el relativamente moderado Frente Islámico de Salvación (FIS) al radical Grupo Islámico Armado (GIA)-. Ambos han llevado adelante una estrategia de oposición, recurriendo a acciones terroristas cuyas víctimas han sido guardias policiales, intelectuales, funcionarios y ciudadanos extranjeros. Su objetivo es derrocar al gobierno -al cual se lo critica por sus relaciones económicas con Occidente, a espaldas del pueblo- y establecer una república regida exclusivamente por la ley islámica (la sharia). Durante el mes de agosto, el presidente reabrió el diálogo con la oposición, que a partir de entonces se dividió entre quienes están a favor de negociar con el gobierno y quienes rechazan esta propuesta. En noviembre, Zéroual anunció que adelantará las elecciones presidenciales para fines de 1995; pero esta meta parece muy lejana teniendo en cuenta que no se avizora una solución viable para las partes en conflicto.

El gobierno de Egipto, presidido por Hosni Mubarak, enfrentó durante 1994 dos áreas problema: la violencia interna, también propiciada por los militantes musulmanes -aunque de menor virulencia que en el caso de Argelia- y su histórica mediación en el proceso de paz de Medio Oriente. En este país el blanco de los fundamentalistas- que tratan de derrocar al gobierno desde 1992- fueron principalmente las embajadas occidentales y turistas extranjeros. Con respecto a las negociaciones en la región, Mubarak ha colaborado en la solución de algunos aspectos claves y lo sigue haciendo en el acercamiento de Siria al proceso.

Un dato interesante de la política exterior de Marruecos lo constituye su acercamiento a Israel, el 2 de setiembre de 1994, al establecer una "oficina de intereses" en Tel Aviv. Sin embargo, para establecer una posición de equilibrio en la región abrió otra oficina en la Franja de Gaza, bajo la autoridad de Yasser Arafat. Esta "relación particular" con Israel, obviamente le da a Marruecos un status diferente al de Egipto, que mantiene relaciones diplomáticas desde 1979. El rey Hassan II sostiene que su país iniciará las relaciones diplomáticas con Israel cuando así lo disponga para todos sus miembros la Liga Arabe.

Esta decisión estuvo influenciada por diversos factores, entre los cuales se puede mencionar la relación privilegiada de Rabat con Washington, la necesidad de atraer o recuperar inversiones de judíos, que antes de la creación del estado de Israel, vivían en Marruecos y las consecuencias del acuerdo de no beligerancia que Israel firmó con Jordania el 25 de julio de 1994. Por este último se le reconoce al rey Hussein la administración de los lugares sagrados musulmanes de Jerusalen. Pero el rey Hassan II desea tener participación en la mencionada administración, tanto en su carácter de presidente de la Conferencia Islámica, como por pertenecer a la dinastía y ser descendiente del profeta Mahoma.

Al igual que sus pares de la región, Marruecos fue alcanzado por las acciones del fundamentalismo, pero éstas tuvieron aquí consecuencias inesperadas. El asalto a un hotel de Marrakesh, -atribuído a personas con "acento argelino" y donde perdieron la vida turistas españoles- derivó en un cierre temporario de las fronteras con Argelia. Estos dos países habían restablecido sus relaciones diplomáticas en 1988, luego de las tensiones suscitadas en torno al conflicto del Sahara Occidental. Esta nueva crisis no ha sorprendido, en la medida en que ninguno de los dos países se ha esforzado por aportar hechos a la mesa de la conciliación. Mientras Marruecos se muestra más indulgente con las corrientes islámicas predominantes en el norte de Africa, el presidente Zéroual profundizó la tensión, al considerar la ocupación del Sahara Occidental por Marruecos, como una "presencia extranjera en la región".

Todo proceso de cambio contiene limitaciones y ofrece oportunidades. A pesar de todas las dificultades que deben enfrentar los países africanos en esta transición de la post guerra fría -plagada de constreñimientos sistémicos y conflictos internos- existen alternativas. Los pueblos y gobernantes africanos deben buscar los espacios, de la mano de la democracia, para intentar recuperar posiciones perdidas o nunca conquistadas y vencer el "afropesimismo" con el que muchas veces se concibe a la región, en este convulsionado fin de siglo.

Notas:

1 Los comentarios sobre la región norteafricana han sido efectuados con la colaboración de la Lic. Magdalena Carrancio, becaria postdoctoral del CONICET.

2 ver LECHINI de ALVAREZ, Gladys, Ajustes y cambio en el patrón de desarrollo político de Sudáfrica, Revista Estudios Sociales, Año IV, No 6, Santa Fe, primer semestre de 1994, págs 97 a 116

3 El gobierno de Unidad Nacional tiene como presidente al Sr Nelson Mandela (CNA) y dos vicepresidentes Tabo Mbeki (CNA) y Frederik De Klerk (PN). De los 27 ministros que conforman el gabinete 18 pertenecen al ANC, 6 al PN y 3 al Inkhata. Catroce miembros del gabinete son negros, 7 blancos, 5 indios y un mestizo.

4 Discurso del Sr Nelson Mandela en la 49a Conferencia Nacional del ANC, Bloemfontein, 20 de diciembre de 1994.

5 Opening Address by President Nelson Mandela; President's Budget Debate, Cape Town, 18 august 1994.

6 Ibidem

Areas que incluye el programa:

- salud - atención médica gratuita

- programa alimentario

- programa de electrificación de 350.000 hogares

- programa de obras públicas

- creación de empleos y capacitación (proyecto para crear 95.000 empleos con un presupuesto de 219 millones de dólares)

- apoyo a las PYMES

- protección al consumidor

- turismo

- provisión de agua potable

- resolución problema de escasez habitacional

- educación libre y obligatoria

7 ver MBEKI, Thabo, Secretario para Asuntos Internacionales del ANC, en su alocución al South African Institute of International Affairs: "South Africa's future Foreign policy: An Outlook", 25 de noviembre de 1993 y MANDELA, Nelson, "South Africa's Future Foreign Policy", Foreign Affairs, New York, november/december 1993, vol 72, Ner 5, pages 86-97.

8 Speech by the Minister of Foreign Affairs, Mr Alfred Nzo, Foreign Affairs Budget vote: Parliament: 8 august 1994.

9 MANDELA, Nelson "Sudáfrica ayudará a los pobres", en Diario Clarín, Buenos Aires, 29 de mayo de 1994.

10 AWWAD, Emad, Un mécanisme apte a prévenir et régler le conflicts en Afrique, "Defénse nationale", Paris, Novembre 1993, No 11, page 145

11 En mi carácter de Coordinadora del Departamento Africa, quiero mostrar mi especial agradecimiento al Lic. Marcelo de los Reyes y al Dr. Fabián Raimondo por su inestimable colaboración en la organización de este evento.

Actividades realizadas por el Departamento de Africa en 1994

El Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata -a través de sus Departamentos Africa y y Medio Oriente- en coordinación con el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) -a través del Comité Africa, de los Países Arabes y de Oriente Medio- organizaron la 1a Semana del Africa y Medio Oriente, los días 16 y 17 de noviembre de 1994, en la Sala de Sesiones del Honorable Consejo Superior de la Universidad Nacional de La Plata. (11)

Al Departamento Africa le cupo la organización de los temas vinculados al Africa Subsahariana, bajo el título de La nueva Realidad Africana, el día 17 de noviembre. En esa oportunidad disertaron:

* en representación del CARI, el Sr. Embajador Enrique Quintana (Presidente del Comité Africa, de los Países Arabes y de Oriente Medio)

* el Sr. Embajador de Sudáfrica: Johann Kilian

* en representación del IRI: la Lic. Gladys Lechini de Alvarez (Coordinadora del Departamento Africa del IRI)

* El Coordinador del Panel fue el Lic. Marcelo de los Reyes.

Las secciones Documentos y Cronología fueron realizadas por Marcelo de los Reyes y Fabián Omar Raimondo

 

 

Gladys Lechini de Alvarez

Coordinadora