Anuario de Relaciones Internacionales, Año 1995

 

MENSAJE QUE EL PRESIDENTE CARLOS MENEM PRONUNCIO ANTE LA ASAMBLEA LEGISLATIVA EN LA APERTURA DEL 113er PERIODO DE SESIONES ORDINARIAS

Extracto sobre Política Exterior

 

Quiero como cierre de este balance, dedicarme a nuestra política exterior, área en la que me animo a sostener que hemos hecho una verdadera revolución cultural que, como resultado sobresaliente, nos muestra hoy una Argentina respetada y escuchada en el mundo entero.

La Argentina de las últimas décadas llegó a desarrollar una política exterior a la que, sin temor se puede calificar de timorata y hasta ambivalente.

En cierta forma se había confundido la "tercera posición" delineada por el general Perón con una "ninguna posición", en una suerte de actitud a lo Pilatos, que nos fue haciendo perder respeto y seriedad.

Habíamos intronizado el "no te metás" y esto quedó tristemente patentizado en el "yo argentino", sinónimo de nuestro no compromiso.

Esto lo hemos revertido en un ciento por ciento y hoy la Argentina se mete y se compromete, porque quiere ser parte activa de este tramo de la historia universal.

Para ello, entre otras cosas, nuestra acción apuntó a:

Impulsar el rol protagónico de las organizaciones internacionales en especial de la ONU y la OEA, que a partir de el fin de la guerra fría ganaron un espacio no existente en el marco de la antigua confrontación Este-Oeste.

En ese sentido decidimos la activa participación diplomática y de nuestras Fuerzas Armadas en todas las misiones de paz que nos fueran requeridas, desde el Golfo Pérsico hasta Bosnia, desde Haití hasta Chipre.

Esto lo hemos hecho desde el convencimiento de que no hay problema humano que le sea ajeno a los humanos, y por eso los derechos del hombre están por encima de cualquier otro derecho.

Pero la libertad con miseria y la democracia con hambre no son justas.

Por eso hemos impulsado la Nación en el marco de las Naciones Unidas bancos o fuerzas de voluntarios para la lucha contra el hambre y la pobreza que en la actualidad, están realizando su prueba piloto en el límite con Bolivia.

Hemos sostenido en los foros internacionales nuestra firme actitud en defensa de la vida a la que entendemos como un todo desde el momento de la concepción.

Propiciamos todas las medidas en favor del desarme y control de armamentos, tanto convencionales como químicos, biológicos o nucleares y en ese sentido hemos adherido al Tratado del Tlatelolco y al Tratado de No Proliferación Nuclear.

Asimismo lo impulsamos y lo seguimos haciendo con la máxima firmeza, la necesidad de una acción común y coordinada para enfrentar a dos de los más grandes males mundiales: el terrorismo y el narcotráfico.

Las naciones libres deben unirse contra el terrorismo pues si no, como nos enseñaba aquel poema de Bertolt Brecht, un día vendrán por nosotros pero será tarde.

Por la Argentina ya han venido. Unámonos para que otras naciones hermanas no tengan que sufrir el mismo dolor.

Respaldamos los procesos de integración regional y los acuerdos bilaterales y multilaterales, habiendo dado un decisivo impulso al Mercosur que es ya una realidad concreta.

No dudamos que en el mismo, junto a otros acuerdos regionales como el NAFTA, son las bases sobre las cuales, finalmente, se asentará la unidad americana, haciendo en la práctica un mercado único desde Alaska hasta Tierra del Fuego.

Acordamos con la república hermana de Chile las bases de solución a todos los litigios fronterizos que aún restaban, terminando como diferendos de más de cien años , transformando a la Cordillera de los Andes en una medianera de amistad y de no rivalidad.

Sobre la base del respeto mutuo hemos desarrollado una relación plena y confiada con los Estados Unidos de Norteamérica, nación con la cual, salvando diferencias relativas, podemos decir que hoy mantenemos un trato de amistad preferencial.

Recompusimos las relaciones con el Reino Unido en un plano de sinceridad y madurez, sin por ello dejar de reclamar con la máxima firmeza diplomática por nuestros inalienables derechos soberanos sobre las Islas Malvinas.

Es un anhelo de este presidente, que creo compartirlo por todo el pueblo argentino, tal como haya quedado manifestado en la Constitución Nacional, que apoyados en el respeto internacional que hemos ganado y nuestra confiabilidad como país, antes del año 2000 se concluyan exitosamente las negociaciones por la soberanía de nuestras queridas Islas Malvinas.