Anuario de Relaciones Internacionales, Año 1996 Departamento de

 

DEPARTAMENTO DE AMERICA LATINA Y EL CARIBE

 

Presentación:

Rodolfo R. Geneyro

 

Documentos:

Rubén Geneyro

 

Cronología:

Lidia Aguirre, Silvia Garrido, Amos Grajales, Cristina Logar, Alejandro Marriezcurrena, Manuela Moccero, Claudia Pereyra, Miguel Tenaglia

 

PRESENTACION

¿Hacia una Década de Resignación?

 

Cuando ha trasncurriddo más de una década de gobiernos democráticos en la región, no se duda respecto de su legitimidad de origen; ni de la funcionalidad de la democracia como sistema para que estos países sean considerados interlocutores en los ámbitos de la institucionalidad internacional donde se intenta estructurar la convivencia mundial en la globalización.

A partir de esa certeza, necesariamente deben analizarse los hechos generados en esta etapa democrática en el marco interno de las propias sociedades latinoamericanas, ya que el fortalecimiento de la legitimidad política formal se encuentra indisolublemente vinculado a la convicción popular de que los gobiernos representan sus intereses generales, es decir que se cumple con los parámetros que exige imperativamente la ética de la representación democrática.

El año 1995, reflejado en este anuario, muestra la profundización de la "transformación neoliberal" mediante políticas continuas de ajustes estructurales que implícitamente contienen como ventaja comparativa la heterogeneidad de sus estructuras socioeconómicas, donde los sectores atrasados cumplen un rol pasivo que posibilita la consolidación de los sectores minoritarios que tienen la dinámica y modernidad que exigen los mercados globalizados.

Este proceso, en buena medida, se cimienta sobre una creciente neutralidad pública (ej: privatizaciones, achicamiento del aparato burocrático del Estado, desregulación) para posibilitar que los equilibrios económicos se produzcan por la acción de los mercados, y a partir de ello evolucionar hacia una modernización con criterios de eficientismo técnico y sustento tecnológico tendiente a obtener la competitividad que las economías nacionales necesitan para poder competir a nivel mundial. Esa fórmula que se presenta como indiscutible, naturalmente omite consideraciones de bienestar en términos totalizadores desde la perspectiva social.

La magnitud de tal "transformación" económica de la región no resulta neutra para el conjunto de actores sociales, en tanto, se modificaron drásticamente las formas de participar en la generación de riqueza con el consiguiente deterioro en los ingresos de amplios sectores de la población.

En ese marco, se generaliza la tendencia que establece una diferencia, en aumento, entre quienes acceden al proceso productivo capitalizando su posicionamiento referencial anterior, ya sea por condiciones económicas o de capacitación propias, respecto de quienes pierden sus empleos o no logran incorporarse al mercado laboral 1.

Teniendo en cuenta esa evaluación, y la observación de la evolución de las políticas en ejecución, cabe señalar que a las heterogeneidades que caracterizan a Latinoamérica, se le adicionan las divergencias producidas por la compleja vinculación que tienen los distintos actores sociales con el renovado sistema económico.

De esta manera, las democracias latinoamericanas se enfrentan a la cuestión de la distribución equitativa de los costos y beneficios de la transformación que están llevando adelante, y no sólo como valor político, sino como una demanda concreta de amplios sectores populares. Demanda de difícil solución, ya que en "las propuestas actuales de reforma de las estructuras económicas probablemente no conseguirán más que una <equidad restringida>, es decir avances para sectores de la población que ya disfrutan del algún grado de acceso real a las nuevas posibilidades empresariales y de empleo, más bien que la <equidad universal> en que los estratos que ahora están empobrecidos y en desventaja podrían participar" 2

Sin dudas, la multiplicidad de divergencias de intereses apuntadas en función del reposicionamiento de los actores socio-económicos repercute sobre su percepción de la democracia, en tanto la segmentación social provoca el debilitamiento de los esquemas de representación de intereses preestablecidos.

La particular vinculación entre: fragmentación social -crisis de representación- revalorización del comportamiento económico por sobre el social, están transformando a las sociedades latinoamericanas en sociedades de mercado, donde "ya no sería la economía el subproducto de la política sino al revés, con lo cual una lógica economicista suplantaría a una lógica politicista de la democracia. Bien conocido es el fraseo de esa nueva retórica: el mercado como organizador de la sociedad, no sólo como de recursos sino como dispositivo moral, como ordenador cultural y como la política, en una secuencia en que lo privado reemplaza no sólo lo estatal, sino, y sobre todo, lo público" 3

De esta forma, las "nuevas políticas", no sólo han desactivado al Estado en su rol económico tradicional en América Latina, sino también en su función de garante de la cohesión social de la sociedad a la que representa. Ante ello, se plantean dos interrogantes fundamentales, por una parte, si existen formas de reanudar el crecimiento en condiciones de mayor equidad; y por otra, si los gobiernos podrán superar las "debilidades" político-económicas que genera su accionar, para sostener la legitimidad democrática que la región requiere para su desarrollo.

 

Las Debilidades del Modelo

 

El debate sobre la aptitud del modelo de época para provocar un desarrollo sostenido de los países latinoamericanos es permanente en términos teóricos, pero ese debate de ideas no ha frenado una implementación generalizada del mismo en la región. De esa forma, la discusión se modifica sustancialmente, ya que si los hechos demuestran la disfuncionalidad del modelo, sus críticos tendrán que generar un sistema de ideas que permita una adecuación progresiva de las estructuras socio-económicas generadas en estos años a un esquema donde las sociedades compatibilicen todo el mercado posible con políticas estatales activas, tanto en el plano económico como en el institucional, que tiendan a concretar el objetivo del desarrollo sostenible con la equidad que la población exige.

Para llegar a esa etapa pareciera que resta un largo camino, pero que necesariamete va a transitar por el convencimiento de las actuales elites gobernantes de las debilidades que el modelo manifiesta en su actual estado de ejecución.

Si bien podría caracterizarse al plano social y a la estructuración de un nuevo Estado como carencias del modelo imperante, en una primera aproximación y por su significación deben mencionarse las dos "debilidades" que en el discurso neoliberal están ausentes: las derivadas de la política económica y las que erosionan la legitimidad de la política como sostén de la democracia.

 

a) Las debilidades de la economía: En estos años de la década, han sido una constante, los reclamos sectoriales por la forma en se han visto afectados por la política de ajustes estructurales, pero 1995 marcó un hecho de mucha mayor significación en lo que se refiere al debate sobre la viabilidad de ese proceso económico: la crisis de la economía mexicana.

México, durante la gestión del Pte. Salinas de Gortari, se fue transformando en una referencia cuando se mostraba el camino de las reformas estructurales. Y, el ejemplo era válido, por que este país tenía singularidades en su sistema político-económico, que previamente podían ser considerados como obstáculos de gran envergadura para encarar los cambios económicos, dado que junto a la hegemonía política del PRI se había consolidado durante décadas una estructura económica fuertemente vinculada al Estado.

El avance de la liberalización de la economía mexicana que trajo aparejado un gradual programa de reformas políticas con mayores garantías para la oposición política, fue convirtiendo a México en una suerte de paradigma de la modernización latinoamericana.

Pero el ejemplo mexicano sufrió un duro golpe en los inicios del año, cuando se desató el colapso de su economía. Como causas de esa situación se destacan: la crisis del sistema bancario -detonante del conflicto-, déficit en la balanza comercial, crecimiento continuo del déficit público; y aumento de la inflación.

Las expresiones del presidente E. Zedillo para describir la crisis son elocuentes de la "confianza" que se tenía en los mecanismos del mercado para equilibrar los desajustes de la economía: "El saldo negativo en la cuenta corriente llegó a ser demasiado grande... El tamaño del déficit de la cuenta corriente, la volatilidad de los flujos de capital, hicieron muy vulnerable a nuestra economía...Hay que reconocer que hubo una subestimación del problema". "Debemos ajustarnos lo más pronto posible y evitar que la inflación transitoria que causará la devaluación se vuelva permanente." 4.

La respuesta a la crisis, en una primera etapa consistió, en la puesta en marcha de un plan de estabilización para frenar la inflación y reducir el déficit externo; plan que tuvo como principal sustento un apoyo externo privilegiado, al concretarse el "programa de rescate" con provisión de fondos del FMI y de sus socios del NAFTA-EE.UU. y Canadá-. Fondos que le permitieron a México enfrentar la grave crisis financiera, pero con indisimulables exigencias, que llegaron hasta la resignación mexicana respecto de la libre facultad en el manejo de su propia política petrolera. Es decir, un "rescate" que implicó para México la pérdida de buena parte de la autonomía que todo país posee en términos globales, al ser virtualmente controlada su política económica por el FMI y por el Tesoro de los EE.UU..-

El segundo paso, que debió instrumentar el gobierno mexicano, se vinculó a la necesidad de contar con un amplio consenso para poner en marcha el nuevo plan de ajuste, ya que las consecuencias sobre la actividad económica necesariamente serían marcadamente recesivas. En ese marco, se concretó El Acuerdo de Unión para Superar la Emergencia Económica, firmado por el gobierno, los sindicatos y los empresarios; acuerdo que estableció:

- Congelamiento de precios y tarifas. Los empresarios sólo podrán aumentar sus productos si hay incrementos en los costos de las importaciones.

- Aumento salarial para 1995 del 4%, más una bonificación del 3% por productividad.

- Línea de crédito para el sector agrícola y las pequeñas empresas.

- Reducción de u$s 4.000 millones en el gasto público.

- Creación de las condiciones para una recuperación de la actividad económica.5

Ese programa de estabilización provocó una marcada recesión, ya "que el producto bruto interno caerá en 1995 cerca del 6 por ciento y ya se pronostican bajas del 3 por ciento para 1996. Se trata de una de las recesiones más prolongadas e intensas del país azteca. Esta crisis supera a la que se padeció en los años ochenta, que desembocaron en la crisis de la deuda externa. Como los indicadores retrotraen la economía a los niveles anteriores a 1985, podría afirmarse sin lugar a equívocos que ya se configura otra "década perdida", 6 7

El denominado "efecto tequila" extendió sus consecuencias negativas al resto del continente, y no sólo porque la desconfianza de los mercados internacionales provocó la salida de capitales externos de tipo especulativo de la región, sino también, porque los problemas que derrumbaron la economía mexicana se presentan, en mayor o menor medida, en el resto de los países latinoamericanos, con la excepción de Chile que se distingue por su alta tasa ahorro interno, y porque al haber sido el primer país que produjo reformas estructurales neoliberales, en los últimos años viene desarrollando una política que no oculta la necesidad de superar los déficits que plantea el modelo.

El presidente Eduardo Frei expresa esa decisión cuando afirma: "Yo estoy convencido de que el sistema capitalista (ref. al capitalismo salvaje) no es el sistema para nuestros países. El capitalismo no resuelve el problema de los más pobres; y el mercado, por sí mismo, tampoco. La cuestión es definir cómo crecer en una economía social de mercado que incorpore el componente social. Necesitamos un sistema económico que compatibilice desarrollo con justicia y equidad. Sociedades con un 30 por ciento de gente en la marginalidad pueden apostar por el mercado, pero teniendo en cuenta el factor social. Y eso no podemos hacerlo por la vía capitalista".

Y, define el marco de un cambio progresivo, en la perspectiva que "Nuestros países, que no son industrializados pero que tampoco están en el mundo de los países pobres deben resolver su salto al desarrollo. Y eso es factible con una economía social de mercado. En la medida que el sector privado adquiera más preponderancia como el gran promotor del desarrollo económico, el Estado debe asumirse como garante del bien común a través de la regulación; de una regulación no restrictiva sino promotora de nuevas oportunidades" 8.

b) las debilidades de la política: Planteados los interrogantes que presenta el proceso de reformas económicas, surge la necesidad de analizar el comportamiento del elemento central de la democracia, como lo es, su solidez política.

Esa solidez, no presenta fisuras si se la observa desde la perspectiva de contar con un clara y absoluta aceptación social como sistema de gobierno; nadie pone en tela de juicio a la democracia. Pero tal adhesión al sistema no se corresponde cuando se plantea el nivel de credibilidad en los actores políticos del sistema, incluidos los partidos gobernantes, reflejando una indisimulable crisis de representantividad.

Esa situación distanció al ciudadano de la política, cuando esa la misma debiera ser el factor dinámico esencial para perfeccionar la institucionalidad democrática. "La gente se siente impotente políticamente. Les interesa la política pero no ven cómo podrían afectarla. Los ciudadanos piensan que han sido marginados de la vida política por la manera como ésta funciona, por la forma como se presentan los temas de debate en términos, a veces, ininteligibles para el común de la gente. Ya no creen en los precarios medios que existen para expresar sus opiniones, manifestaciones, encuestas, cartas. Creen que estos procedimientos no son sino juegos de apariencia y no opciones serias para que la opinión pública se haga sentir. Se sienten además, perdidos frente a las opciones electorales y llegan a cuestionar la utilidad del voto. No ven cómo pueden participar." 9

El desprestigio creciente de los actores políticos no se relaciona sólo con los resultados carentes de equidad de las políticas económicas que se indicaran anteriormente, sino a partir de comportamientos concretos y enfrentados con la ética democrática.

Esos comportamientos disvaliosos se evidencian en los siguientes casos, que no son los únicos, pero que cuentan con la entidad suficiente como para ser tomados como ejemplo de este tipo de situaciones:

a) México: el gobierno mexicano no sólo debió enfrentar el agudo problema económico ya señalado, también debió hacerlo con la aparición de pruebas ciertas sobre los altos niveles de corrupción en la gestión gubernamental del hegemónico PRI.

Por un lado, la comprobación fehaciente que la violencia fue un instrumento utilizado en las disputas internas del PRI, como fueron los casos de los homicidios del candidato presidencial Luis Donaldo Colossio y del secretario general de la agrupación, José Ruiz Massieu, delitos en los que se atribuyó directa responsabilidad a Raúl Salinas de Gortari, hermano del ex-presidente.

Por otro, a esas imputaciones, se le sumaron las maniobras delictivas de carácter económico que se fueron imputando a la familia del ex-presidente. La gravedad de las acusaciones generaron hechos políticos difíciles de imaginar poco tiempo antes, como ser el pedido de juicio político por "traición a la patria" planteado por el opositor Partido de la Revolución Democrática (PRD) contra Carlos Salinas de Gortari, junto al pedido de expulsión del ex-mandatario de las filas del PRI formulado por los legisladores oficialistas.10

b) Brasil: Después de la traumática salida del gobierno del ex-presidente Fernando Collor, ya en la presidencia de Fernando. H. Cardoso se renovaron las denuncias contra la clase política, en un primer caso por la adjudicación con vicios de irregularidad a una empresa norteramericana del sistema de vigilancia por radar del Amazonas.

Y, Hacia fines del año, tomó estado público una serie de documentos ("carpeta rosa") donde se detallan las contribuciones ilegales que el Banco Económico de Bahía había realizado para las campañas de figuras prominentes de la política brasileña, entregando fondos para unos 40 dirigentes políticos, en violación de las leyes electorales que establecen que son los partidos políticos, y no sus dirigentes, los que pueden recibir contribuciones para financiar las campañas 11

c) Uruguay: El proceso democrático uruguayo se ha destacado por un creciente equilibrio, tanto en lo que se refiere al caudal electoral de las tres fuerzas políticas nacionales, como por el funcionamiento institucional del sistema.

En 1995, ese marco se vió alterado por denuncia públicas de corrupción contra miembros del equipo del ex-presidente Lacalle. En la Justicia se encontraban radicadas: una relativa al supuesto tráfico de influencias en el Banco de Seguros -que hasta 1994 monopolizaba ese servicio-; otra, sobre sobre presuntas irregularidades en la privatización del Banco Pan de Azúcar, y la restante sobre pago de sobreprecios en compras estatales realizadas en el exterior.

En medio de esas investigaciones judiciales, a mediados de año, surgió en el Parlamento una denuncia sobre un supuesto chantaje por parte de un sector del Partido Nacional que habría condicionado sus votos a una ley a cambio de suavizar un informe de la Comisión Parlamentaria que investigaba maniobras, de tipo especulativas y de enriquecimiento ilícito con inmuebles del estado uruguayo, de la representación de este país en la comisión Técnica Mixta de Salto Grande.12

d) Colombia: El hecho de corrupción más grave planteado en la región, por estar directamente afectado el propio presidente de la nación, se produjo en Colombia, cuando se denunció que Ernesto Samper recibió fondos provenientes del narcotráfico para financiar su campaña política.

Cuando el gobierno intentó enmarcar las denuncias en un plano estrictamente político, fueron surgiendo evidencias que generaron la renuncia del ministro de Defensa y coordinador de la campaña electoral, Femando Botero y su posterior detención, junto con la de un gran número de dirigentes y legisladores del oficialista Partido Liberal.

Las investigaciones judiciales fueron acrecentando las pruebas que comprometen a buena parte de la dirigencia política colombiana en ese tipo de operaciones financieras, a partir de allí, se fueron produciendo duros enfrentamientos institucionales entre el Poder Ejecutivo, funcionarios judiciales y el Parlamento.

En el plano internacional, además de la creciente impresión de ilegitimidad en el proceso electoral que culminó con la proclamación de E. Samper, se incrementó la presión de los EE.UU. en un claro respaldo a las denuncias presentadas contra el presidente colombiano. Como réplica a esa presión, el gobierno de Colombia acusó a la embajada norteamericana y a la DEA de "conspirar contra el presidente Emesto Samper, al crear y fomentar un clima de especulaciones e inestabilidad". 13

En el ámbito interno, sectores del propio partido Liberal, de la oposición política, empresarios, e incluso la Iglesia Católica pidieron insistentemente, y si éxito, la renuncia del presidente, como la única forma de reestablecer la credibilidad en el sistema político colombiano.

 

Cambio o Resignación

 

El escenario de escepticismo que conforma la interacción entre las "debilidades" antes indicadas, sin embargo encuentra un aspecto positivo cuando se observa la acción política de los gobiernos de Paraguay y Chile ante la presión de sectores militares. En los dos casos, que representan procesos de democratización similares, en lo que hace a los condicionamientos claramente planteados por las fuerzas armandas hacia los gobiernos civiles, los conflictos se resolvieron iniciando el camino para desarticular los instrumentos de presión utilizados por esos sectores autoritarios.

En el caso paraguayo, los condicionamientos son asumidos por el gobierno en función de la estrecha relación que une al Partido Colorado oficialista y las fuerzas armadas, de tal forma que las amenazas de desestabilización parecieran estar vinculadas a las contiendas políticas internas del partido gobernante. Pero, de cualquier manera, la presión militar, personalizada en la figura del general Lino Oviedo, encontró límites firmes en la oposición política paraguaya y fundamentalmente en el ámbito internacional, desde donde se actúa decididamente para evitar el que los planteos militares trasciendan en el plano institucional.

El proceso chileno, en cambio, aparece como profundo e irreversible como queda simbolizados en algunos hechos, ya sea por la firme decisión de la Corte Suprema de encarcelar militares de alto rango (general Manuel Contreras y brigadier Pedro Espinoza) o por la aparición de importantes fisuras en la coalición derechista en el Parlamento (UDI y Renovación Nacional).

Y, en la acción gubernamental concreta, la decisión de transformar la institucionalidad que establece los condicionamientos para el sistema democrático, se reflejan en tres proyectos enviados por el Poder Ejecutivo al Parlamento: a) Designación de jueces especiales para tratar el tema de los desaparecidos durante la dictadura; b) Reforma de la ley castrense otorgando al presidente la facultad exclusiva de remoción y promoción de oficiales de las fuerzas armadas; c) Modificación del Tribunal Constitucional, del Consejo de Seguridad Nacional y eliminación de la figura de senador vitalicio.

Más allá de que la globalización se entienda como un sistema que reduce la autonomía de los Estados para desarrollar políticas internas, las "debilidades" que el neoliberalismo presenta en América Latina obliga a debatir sobre la cuestión de la gobernabilidad de estas sociedades, en la medida que no existan rectificaciones de importancia en los aspectos económicos y políticos del modelo, en tanto "la gobernabilidad democrática precisa la construcción paciente y progresiva de acuerdos mínimos; el esfuerzo para volver más convergentes los intereses; la creatividad para subordinar lo que divide a lo que une. En suma reside en una adecuada organización de la política y la participación" 14

Como lo expresaramos en otro trabajo 15, la profundidad de este tipo de replanteos requiere imprescindiblemente el establecimiento de una institucionalidad de suficiente nivel político y capacidad operativa que permitan integrar eficazmente la política con la economía.

Ante la crisis, esa relación de congruencia es la única que evita rupturas que pueden hacer irreversibles los perjuicios producidos por los desequilibrios que caracterizan la actualidad latinoamericana. Ya, que como lo expresa, A. Toffler "si los sistemas político y económico tienen profundas disimilitudes, el uno acabará por destruir al otro". 16

Para avanzar en ese camino debe deternerse la desarticulación política en las sociedades latinoamericanas, porque el mantenimiento de tal situación se convertirá en un obstáculo determinante para poder modificar las estructuras socio-económicas derivadas de las políticas neoliberales. No debe perderse de vista que, de la misma manera, que el "economicismo" desprestigió la validez de los postulados políticos, si no se plantean pautas de transformación desde la política, es probable que la economía desacredite a la democracia.

De esto último, deriva el interrogante si de la década de los noventa no se convertirá en la "década de la resignación", porque no surgiría otra definición para describir una época donde prevalece el empobrecimiento de amplios sectores sociales bajo el proyecto de adaptarse a la globalización junto al divorcio entre los votantes y sus representantes políticos.

Ese interrogante pareciera tener una afirmación como respuesta, salvo que se produzcan las rectificaciones que hagan posible un nuevo contrato social, en la expresión de Norberto Bobbio 17, donde el liberalismo y la democracia acuerden que para compatibilizar la libertad y el desarrollo sostenible en América Latina es necesario preveer cláusulas que garanticen los principios de la justicia distributiva.

 

Rodolfo R. Geneyro

 

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1 Sunkel dice al respecto: "por desgracia, entregados al juego espontáneo del mercado, los primeros tienden a ser menos que los segundos, dado el crecimiento de la población y la fuerza de trabajo, las severas exigencias de reestructuración derivadas de las políticas de liberalización, privatización y competencia internacional, la masiva incorporación de tecnología que hace uso intensivo del capital, el insuficiente esfuerzo de inversión, y la falta de calificaciones, educación y hábitos laborales de gran parte de la población activa". SUNKEL Osvaldo, "La consolidación de la democracia y del desarrollo en Chile", en Rev. de la CEPAL nro.47 pág. 44; ed. Naciones Unidas, Santiago de Chile, agosto de l992.

2 Wolfe Marshall, "Perspectivas sobre la equidad" en Rev. de la CEPAL nro.44 pág. 23; de. Naciones Unidas, Santiago de Chile, agosto de l991.

3 PORTANTIERO, Juan Carlos, "Revisando el camino: las apuestas' de la democracia en Sudamérica", en Rev. Sociedad nro.2 pág. 28; Ed. Fac. de Ciencias Sociales de la Univ. de Buenos Aires, mayo de l993

4 Clarín 30-12-94.

5 Clarín 4-1-95.

6 MUCHNIK Daniel, Es significativo que esta nueva fase del "tequilazo" se haya producido después que las fuerzas vivas mexicanas firmaran el Pacto para la Recuperación Económica, que establece metas de crecimiento del 3 por ciento para 1996, una inflación que no supere el 25 por ciento anual y una serie de incentivos fiscales para favorecer la producción y el empleo.

Es que el Pacto es, por ahora, una expresión de deseos porque está oprimido por el peso de la deuda, que no deja margen para el optimismo. Ahora son muchos los que reconocen el equívoco de la estrategia económica arbitrada en tiempos de Salinas de Gortari y de Pedro Azpe, quienes desdeñaron el significativo déficit comercial y el endeudamiento en que estaba incurriendo México para poder mantener su peso sobrevaluado y las ganancias bursátiles." En "México sigue en plena recesión", Clarín 19/11/95

7 Clarín 2/12/95 "El país vive la peor recesión del último medio siglo con niveles récord de aumento de la desocupación y la pobreza, cierre de fábricas y caída del poder adquisitivo" ... "El así llamado "efecto Tequila" sumió a América latina -en especial a la Argentina y el Brasil- en una grave crisis, y a México en la peor recesión de los últimos 50 años: unas 14.000 empresas quebraron, más de dos millones de personas pasaron a engrosar los ya abultados índices de desempleo y el poder de compra se redujo en un 30 por ciento"

8 Clarín 9/4/95.

9 CEPEDA ULLOA Fernando, "Algunas instituciones claves para la gobernabilidad" en "Estudios Internacionales" nro. 105, pág. 114; ed. lnst. de Estudios Internacionales de la Univ. de Chile; Santiago 1994.

10 Clarín 1/12/95, donde se indica que "La demanda del PRD fue presentada ante la Cámara de Diputados y se basa en la privatización en 1990 de la empresa de Teléfonos (Telmex). "El saqueo más escandaloso al patrimonio del pueblo de México", según denunció el líder de la agrupación, Cuauhtémoc Cárdenas. El dirigente cen-troizquierdista aseguró que entre otras irregularidades Telmex fue valorada en 8.500 millones de dólares cuando en realidad costaba 30.000 millones"

11 Clarín 9/12/95, "La lista de políticos beneficiados, encontrada en un cofre del banco, induye, además de Serra, al ministro de Medio Ambiente -Gustavo Rause- y a varios conspicuos aliados del gobierno en el Parlamento:' el senador Antonio Carlos Maga-lhaes (ex gobernador y hombre fuerte del estado de Bahía) y a su hijo Luis Eduardo, presidente de la.Cámara de Diputados, ambos del Partido del Frente Liberal (PFL). Igualmente comprometidos aparecen el ex presidente y actual titular del Congreso, José Sairney y el también senador y ex ministro de Hacienda, Antonio Delfim Netto."

12 Clarín 25/8/95 Los afectados eran el ex ministro de Economía y ex presidente del Banco central de Uruguay, Enrique Braga, el ex asesor presidencial Daniel cambón, el ex presidente del Banco de Seguros del Estado, Julio Grenno en los dos primeros casos, en el de Salto Grande el Diputado León Morelli quien fuera presidente de la de la delegación uruguaya en el organismo binacional.

13 Clarín 28/9/95. El Ministro del interior, Horacio Serpa, después de un atentado sufrido por el abogado defensor de E. Samper afirmó que: "Si a mí me preguntan si hay intereses por fuera del país dedicados a crear circunstancias de desestabilización, yo pienso que sí, y cuando me preguntan si es la DEA, yo digo que me suena bastante", dijo el ministro. Serpa fue aún más lejos. "Yo he sabido que hay altos funcionarios de la Embajada norteamericana que en las reuniones sociales hacen toda clase de conjeturas y especulaciones y preguntan si va a caer el presidente y cuándo va a ocurrir" .

 14 Conf. PNUD, "La dimensión política del desarrollo humano", cit. por CALDERON G. Fernando en "Gober-nabilidad, competiti-vidad e integración social", Rev. de la CEPAL nro. 57, pág. 46; Santiago de Chile 1995).

15 GENEYRO Rodolfo R., "La transformación política, el imperativo del fin de siglo en América Latina"; Rev. Relaciones Internacionales, IRI, Mayo 1995.

16 TOFFLER Alvin, "El cambio del poder", pág. 288; ed. Plaza & Ja-nes,Barcelona 1991.

17 BOBBIO Norberto, "El futuro de la democracia", FCE, Buenos Aires 1993.