Discurso
del Primer Ministro de Malasia, Dato Seri Dr. Mahatir Bin Mohamad en la Vigésimonovena
Reunión del Pacific Basin Economic Council.
(Washington, 21 de Mayo de 1996)
"El
Debate sobre los Valores Asiáticos"
Permítanme
comenzar diciendo que es un gran honor para mi hablar en esta Conferencia del
PBEC.
Creo en la
construcción de una comunidad y creo que una de las tareas más importantes de
los últimos años de este siglo es construir fuertes bases para una comunidad
del Pacífico de amistad, prosperidad y buena voluntad, acercando a los pueblos
del Pacífico Norte, del Pacífico Sur, del Pacífico Oriental y del Pacífico
Occidental. Debemos rechazar la exclusividad y debemos creer en que la mejor
manera de convertir a los no creyentes es mantener el contacto con ellos y
demostrarles el buen resultado de nuestras creencias. Lo peor que podemos hacer
es aislarnos y causar miseria para ganar la sumisión a nuestras creencias y
nuestras formas.
Las
ideologías que son introducidas por la fuerza a la gente invariablemente
terminan en la rebelión y el rechazo. Es verdad en los sistemas económicos y en
los sistemas políticos. El actual enamoramiento mundial con la economía de
libre mercado no es el resultado de una pulseada. Es el resultado de observar
los obvios resultados del sistema de libre mercado. Es notable que la
perestroika y la glasnost fueron iniciadas en la Unión Soviética, no por las
masas sino por los líderes, las únicas personas que pudieron visitar los
autodenominados países capitalistas y ver por si mismos cuanto mejor vivían los
trabajadores allí, comparado con la pobreza de los trabajadores en los países
comunistas. Lo que Gorbachev y Schevarnadze vieron debe haberlos convencido de
que el comunismo no tenía futuro en su país. Por eso Gorbachev comenzó el
proceso de construcción del libre mercado y también la democracia.
La Guerra
Fría no fue ganada por los generales o diplomáticos de Occidente. Fue ganada
por los trabajadores con sus Chevy y Plymouth estacionados en las fábricas
occidentales. Fue ganada por los bien surtidos supermercados y shopping
centers.
No se me
pidió que diera mi opinión sobre la Guerra Fría. Se me solicitó que lo hiciera
sobre los valores asiáticos. Pero lo que he dicho tiene que ver con el tema.
Compromiso, no contención.
Existe un
sincero pensamiento en Occidente sobre que sus valores y creencias son
universales, universalmente adoptados por todos los hombres y mujeres
civilizados del mundo. Hay una sincera creencia en muchos occidentales que
existen sólo valores universales, y que esos valores son -ya lo habrán
adivinado-, los que ellos tienen. Existe además una sincera creencia entre
muchos occidentales que los promotores y campeones de los valores asiáticos
están meramente justificando la opresión, la dictadura y comportamientos
incivilizados. Aquellos que hablan de los valores asiáticos están buscando
solamente una excusa.
Creo que
existe un amplio campo común de valores que todos compartimos, originado en el
hecho de que somos humanos, somos parientes y que por nuestro carácter gregario
debemos vivir en sociedad.
Pero
también creo que existen diferencias naturales en los valores. Aquellos que
dicen que no hay ninguno son como esos ciegos a los colores, quienes sólo ven
grises, que no pueden ver los colores del arco iris y por lo tanto dicen que no
existen.
Alguien
puede sugerir que no hay diferencias entre los valores y el estilo de vida
americano y los valores y algunos de los modos en el "Viejo Mundo",
Europa? Más aún, no han ido multitudes hacia el "Nuevo Mundo", escapando
de los valores y los estilos del "Viejo"? Estoy seguro de que hay
muchos valores y estilos americanos que los franceses encontrarían diferentes y
aún repulsivos. Aún el primo cercano de Estados Unidos, Gran Bretaña, encuentra
algunos valores americanos como perniciosos. Más aún, estoy seguro de que
muchos europeos se ven a si mismos como los custodios de los
"universales" valores occidentales y que consideran a los valores
americanos como distintos y contrarios a los occidentales. Estados Unidos es en
muchos aspectos el resultado de las experiencias y circunstancias únicas de una
comunidad de naciones, aún en el mundo occidental.
Aquellos
que creen que no existen diferencias en el sistema de valores y el sistema de
creencias podrían preguntar si aún en un sólo país no existen grandes
diferencias en los valores. Seguramente hay una cultura de las grandes ciudades
y una cultura "Peyton Place". Las grandes ciudades en todos los
continentes comparten muchos valores y creencias. Los hambrientos en todas las sociedades
comparten mucho, tanto como los muy ricos y los nuevos ricos comparten. Se ha
dicho que los propios Estados Unidos son una nación con muchas naciones
étnicas, culturales y geográficas.
Si todo
esto es verdad, cómo puede argüirse que hay solamente valores universales? En
todo caso, podría bien argumentarse -como he tenido la temeridad de hacerlo-
que tanto como los valores europeos son más universales que los americanos, los
valores asiáticos son más universales que ambos. Si alguien puede reclamar ser
poseedor de los valores universales basándose en las cifras, Asia, con sus
millones también puede. Al mismo tiempo, ruego que nunca llegue el momento en
el que alguien en Asia reclame que hay solamente valores universales, por
ejemplo los valores asiáticos. Y que ninguno que hable de los valores europeos
o americanos diga que están meramente justificando las cosas malas que suceden
en Estados Unidos, Europa u Occidente.
Si ello
sucediera, sólo sería producto de la arrogancia del poder. Creo que Asia nunca
tendrá tal poder. Espero que nunca tengamos esa arrogancia.
Por más
ofensiva que sea la idea de que otros en cualquier parte puedan creer en cosas
diferentes, y que esas creencias, valores y formas de hacer las cosas puedan
posiblemente ser mejores, más productivas y aún más civilizadas que las
propias, uno debería estar preparado para aceptar tal posibilidad.
Aquí,
Señoras y Señores, está parte del problema. Durante siglos, muchos de nosotros
en Asia creímos que nuestros valores y formas eran de segunda categoría. Si
hoy, los asiáticos descubrimos que los valores y formas asiáticas no son
inferiores simplemente porque son asiáticos y a veces son superiores a pesar de
ser asiáticos, quizás seamos perdonados. Especialmente cuando leemos
diariamente las cosas terribles que los occidentales dicen que suceden en
Occidente y las cosas maravillosas que suceden en Oriente.
No solo
estamos ahora convencidos de la corrección de muchos de nuestros modos
asiáticos, sino también de que ellos están sufriendo un ataque. Y mucho en el
debate sobre los valores asiáticos es claramente defensivo por naturaleza. No
es sorprendente tampoco que la intensidad del debate sobre los valores
asiáticos sea determinada por el temor de que el éxito asiático pueda llevar a
una auto suficiencia asiática.
Muchos de
nosotros en Asia no podemos estar sino pendientes de los resultados. Es difícil
pelear con los resultados. No podemos evitar vincular la relación entre la
forma de acercarnos al tema, nuestros valores y el éxito que hemos logrado en
muchos campos. Porque debemos cambiar para adecuarnos a Occidente y sus
valores. Porque muchos en Occidente insisten que debemos ser como ellos. Algo
que los más fuertes de nosotros no hará. Lamentablemente los débiles tienen
poca opción.
El antiguo
historiador griego, Tucídides, en el final de su historia de las Guerras del
Peloponeso, llegó a la conclusión que en los asuntos entre las naciones la más
fuerte demandará lo que debe y el más débil cederá lo que pueda. La mayoría de
Asia no cederá más. Asia no es más débil, en términos materiales o mentales.
Asia resistirá en silencio.
Haremos
esto no sólo porque hemos abandonado nuestro servilismo mental. En realidad,
deberemos luchar por nuestros éxitos que están bajo un ataque externo e
interno. Sabemos que sólo podremos ganar nuestro futuro fortaleciendo las
fuerzas del pasado.
He tratado
de explicar porqué el tema de los valores asiáticos es sujeto de tan vigoroso
debate. Permítanme ahora decir algunas cosas de los valores asiáticos per se.
Primero, cuáles son algunos de esos valores?
Asia es,
por supuesto, un enorme continente, como Estados Unidos es un enorme país. Para
cada generalización que se haga en Asia o en Estados Unidos se podrá encontrar
una excepción. Ahora, hay un cuerpo de valores y creencias comunes que la
mayoría de los asiáticos compartimos con el fin de guiar nuestro accionar en el
mundo que puede ser llamado "asiático" tanto como existe un conjunto
de valores y creencias que puede ser llamado "americano". Quiero
enfatizar aquí que la diferencia entre los pueblos no es su fisonomía, origen
étnico o color de piel. Lo que los distingue es su cultura, esto es, el sistema
de valores en el que creen.
Respecto
del Este de Asia, David Hitchcock, el ex-Director de Asuntos del Este de Asia y
el Pacífico de la Agencia de Información de los Estados Unidos, condujo el
primer relevamiento cuantitativo comparando los valores del Este de Asia y de
los Estados Unidos.
En 1994,
le pidió a los americanos y asiáticos (japoneses, tailandeses, chinos,
coreanos, malasios, singapurenses, indonesios y filipinos) que eligieran seis
"valores societales" y cinco "valores personales" que ellos
consideraran claves. Los resultados fueron presentados en una publicación
llamada "Asian Values and the United States: How much conflict"?
El estudio
encontró que los seis valores societales para los Asiáticos eran: primero,
tener una sociedad ordenada; segundo, la armonía social; tercero, asegurar la
responsabilidad de los oficiales públicos; cuarto, ser abierto a las nuevas
ideas; quinto, libertad de expresión y sexto, el respeto por la autoridad.
Por otra
parte, los seis más importantes para los americanos fueron: primero, libertad
de expresión, segundo, tercero, cuarto y quinto, la libertad personal, los
derechos del individuo, debate abierto, pensamiento por sí mismo (todos los
cuales no figuran entre los más importantes para los asiáticos) y sexto, la
responsabilidad de los oficiales públicos. Es interesante destacar que apenas
algunos más asiáticos que americanos enfatizaron la importancia de las nuevas
ideas y la responsabilidad de los oficiales públicos.
A pesar
del interés de Hitchcock en descubrir los denominadores comunes entre asiáticos
y americanos, él encontró diferencias fundamentales no en los valores societales
sino en los personales.
Los cinco
más importantes valores personales entre los americanos fueron: primero, la
confianza en uno mismo; segundo, los logros personales; tercero, trabajo duro;
cuarto, lograr el éxito en la vida y quinto, ayudar a los otros.
Los cinco
valores personales más importantes para los asiáticos fueron: primero, trabajo
duro; segundo, respeto por el aprendizaje y la educación; tercero, honestidad;
cuarto, confianza en uno mismo y quinto, autodisciplina.
Mientras
que el sexto valor más importante -ayudar a los otros- fue elegido por el 39 %
de los asiáticos, los americanos llegaron al 19%.
Por otra
parte, mientras que el 59% de los americanos enfatizaron en lograr el éxito en
la vida, la mitad de los asiáticos lo hicieron. Mientras que el 59% de los
americanos destacaron los logros personales , sólo 33% de los asiáticos lo
hizo.
El 69% de
los asiáticos señalaron el respeto por el aprendizaje y sólo el 15% de los
americanos lo eligieron. Un 48% de asiáticos eligió la autodisciplina y sólo lo
hizo un 22% de americanos.
No sé cuán
precisamente, este estudio, refleja la realidad. Pero Hitchcock entrega cifras
que apoyan las intuitivas ideas que la mayoría de los asiáticos y aquellos que
conocen el Este de Asia tienen.
En segundo
lugar, sé que muchos de los valores asiáticos que los asiáticos declaman con
reverencia son más honrados en la palabra que en la práctica.
Tercero,
sé que muchos de los "valores asiáticos" alguna vez fueron
"valores occidentales". Muchos de ellos son los que podemos llamar
"valores victorianos". Muchos de los actuales valores asiáticos
fueron valores occidentales que con el tiempo Occidente perdió.
Cuarto,
algunos son obviamente propios de nuestro nivel de desarrollo y serán
desafiados y descartados -para bien o para mal- en la medida en que vayamos
hacia adelante.
Espero que
mi exposición sobre los valores asiáticos no haya sido considerada como una
justificación de la dictadura, el autoritarismo, las prácticas antidemocráticas,
la supresión de los derechos humanos o el rechazo a la democracia. Espero que
mis argumentos tampoco -de ningún modo- justifiquen la tortura, la explotación
del trabajo infantil, la supresión de la mujer o la destrucción del medio
ambiente.
Habiendo ofendido
a los universalistas, las mayoría de los cuales están congregados en Occidente,
permítanme ofender a los autoritarios, muchos de los cuales se dice que están
congregados en Oriente.
La primera
cosa que podría decir es que la atrocidad en cualquier lugar no puede ser
tolerada. Debe ser castigada. A ninguno se le puede permitir esconderse detrás
del relativismo cultural. Las atrocidades, como Uds. deben saber, no se
encuentran sólo en Asia. Algunos de los peores ejemplos se encuentran en
Occidente.
En segundo
lugar, muchos valores asiáticos deberán ser obviamente destruidos. Sólo Dios
sabe cuánto hemos luchado en contra de muchos de ellos. En muchas partes de
Asia, hay un excesivo materialismo y en otras partes excesivo
anti-materialismo; hay por supuesto un extremista espiritualismo, usualmente
manifestado en formas excesivamente no espirituales. Y también existe lo
opuesto.
En algunas
sociedades, hay una ética del fatalismo. En otras, la dominación de la
satisfacción, del carácter presumido y aún de la arrogancia. En muchos países
asiáticos, hay una excesiva deferencia a la autoridad resultando en un
autoritarismo social y sicológico.
El récord
de Asia relativo a los derechos económicos, sociales y culturales fundamentales
fue muchas veces tan atroz como el récord en los derechos civiles y políticos
fundamentales.
Algunos de
ellos son la inequidad, la represión de la mujer y de los débiles; el
desapoderamiento económico, político, intelectual y social de millones de
personas; un profundo sentimiento de inferioridad y la falta de auto confianza
y sentido de auto estima.
En Asia
abundan las sociedades que no protegen ni aman a las criaturas de Dios, los
inválidos, los desposeídos. Mucho de ello es a causa de la ignorancia y la
pobreza, de la falta de recursos, aunque también en algunos casos se origina en
una actitud poco caritativa.
Además
existe en Asia una fuerte adhesión a la tradición, superstición y magia.
Profunda y a veces extendida corrupción y toleracia por la corrupción. La lista
es muy larga como para enumerarla.
Un tercer
punto, igualmente obvio. Si "asiático" no necesariamente significa
"bueno", "occidental", no necesariamente significa
"malo". En Asia, el proceso de aprendizaje de lo bueno de Occidente
está lejor de haber finalizado. Hay muchos valores occidentales, que
encontramos en las mejores sociedades occidentales, que nosotros deberíamos
adoptar o internalizar más profundamente.
Recuerdo
en la propia historia de mi país, que tuvimos que hacer mucho trabajo de
persuasión antes de que los británicos, los grandes promotores de la
democracia, nos otorgaran el derecho a tener elecciones y votar. Fue a
nosotros, los malasios, a quienes se nos negó la democracia y muchos de
nuestros derechos humanos. Al final ellos se retiraron sin morder el polvo.
Pero la democracia vino mucho más tarde en Hong Kong aún cuando ellos
promovieron la democracia en todas sus ex-colonias. La excusa fue que Hong Kong
funcionaba bien sin democracia. Ahora que Hong Kong vuelve a China la
autoritaria administración colonial se ha convertido en abominable.
Cuando
Malaya se independizó en 1957, nuestro ingreso per cápita era inferior al de
Haití. Haití no tomó el camino de la democracia. Nosotros sí. Haití es hoy el
país más pobre en toda América. Nosotros tenemos un nivel de vida más alto que
cualquier economía de América, excluyendo sólo a Canadá y Estados Unidos. No
podríamos haber logrado lo que logramos sin democracia. No lo podríamos haber
hecho sin un sistema de libre mercado. Pero aquellos que piensan que la democracia
y el libre mercado significan prosperidad deberían pensarlo de nuevo. Es más
probable que la democracia y el libre mercado conduzcan a la prosperidad pero
no son garantía de ella. Se necesitan otras cosas.
Mi cuarta
observación, es que en Asia debemos luchar por y ser los campeones de la
democracia, el sistema de mercado y el respeto de los derechos humanos de
todos. Debemos hacerlo porque nuestro sistema de valores dice que moralmente
ese es el camino. Y además podrá ser el camino más productivo para el futuro.
Habiendo
dicho esto, permítanme hacer un quinto comentario con igual pasión. No todas
las formas de democracia son productivas. Hay una democracia buena y productiva
y una mala y destructiva. La libertad democrática debe ir de la mano con la responsabilidad
democrática. Hay buenos y productivos sistemas de mercado y malos sistemas de
mercado como el Condado de Orange bien lo sabe. Hay medios buenos y productivos
para alcanzar el avance en la dignidad de nuestros pueblos. Hay otros que
pueden parecerlo pero son románticos, tontos e improductivos .
A cada
sociedad se le debe permitir encontrar sus propios caminos y procesos. No
dejemos que los americanos olviden que entre el 4 de julio de 1776 y el Acta de
los Derechos Civiles de 1964 hubo dos siglos de desarrollo político y una
guerra civil. Me pregunto cuántos de los políticos occidentales que luchan por
los intereses de otros pueblos no están luchando en realidad solamente por los
propios.
Las ideas
y las acciones son grandes no porque sean románticas o llenas de coraje sino
porque son productivas en función del bienestar humano y no inmediatamente sino
en el largo plazo. Hay una necesidad de ser justos y no demonizar a aquellos
que no viven en circunstancias ideales.
He dicho
suficiente sobre los valores asiáticos y sobre el debate acerca de los valores
asiáticos como para ofender a ambos lados de la disputa. Permítanme ahora
discurrir sobre el enriquecimiento del respeto mutuo.
Antes de
insistir que Occidente debe tener más respeto por otras culturas y otros
valores, permítanme aclarar que nosotros fuera de Occidente también necesitamos
una visión más equilibrada de Occidente. Si fue ridículo para muchas de
nuestras élites haber creído alguna vez que todo lo de Occidente era bueno, es
igualmente ridículo pensar que todo lo malo está en Occidente y todo lo que
está en Occidente es malo.
La mutua
consideración es simplemente eso: mutua consideración. Hay mucho en Occidente
que merece respeto. Al mismo tiempo, es correcto y es tiempo que a Asia se le
conceda la misma consideración y el mismo respeto que se merece.
El mutuo
respeto demanda la aceptación de que aquellos que tienen una visión diferente
no están necesariamente equivocados o son el diablo. El respeto mutuo requiere
un nivel mínimo de humildad de todas las partes. Los países occidentales tienen
el derecho a tener sus preferencias. Pero no tienen el derecho de imponer sus
preferencias a otros.
Tienen el
derecho a recurrir al poder de la persuasión. No tienen derecho a recurrir a la
persuasión del poder.
En un
discurso en la "Cumbre Europa/Asia del Este" organizada por el Foro
Económico Mundial en 1994, dije en parte graciosamente que en sus momentos más
exhuberantes, muchos líderes asiáticos piensan que pueden resolver el problema
de las atrocidades serbias en Bosnia, el problema de los vascos, el de Irlanda
del Norte y el de las desigualdades en el ingreso entre el norte y el sur de
Italia.
En muchos
países occidentales hay problemas de adicción a las drogas masivos. Hay
maestros asustados de sus alumnos. Hay un crónico vandalismo.
Existen
sociedades en las que hay más niños ilegítimos que legítimos. Hay países en los
cuales un gran número de sus habitantes entre sus treinta y cuarenta años que
no han trabajado un sólo día de sus vidas. En algunos lugares en los cuales
para un desempleado es mejor seguir en ese estado que conseguir un trabajo.
Hay
algunas democracias en las que los líderes políticos temen hacer lo que deben
por una razón u otra. Y la gente y sus líderes viven atemorizados, atemorizados
por los medios de comunicación libres que a viva voz proclaman inviolables.
Asimismo,
ellos están literalmente oprimidos por sus propios medios de comunicación del
mismo modo que las sociedades feudales estaban oprimidas por sus líderes,
sabiendo su desafortunada situación pero no animándose a alzar su voz en contra
de las instituciones establecidas para frenar sus excesos.
Muchos
líderes asiáticos, en sus momentos de frivolidad, odio decirlo, creen que
tienen la solución a esos problemas. Si algunos países europeos quieren su
ayuda y consejo les digo: "Estoy seguro de que quieren dar esa ayuda y ese
consejo". Pero no ha entrado nunca en la mente de ningún líder asiático
amenzar con sanciones a un país occidental si este falla en poner su casa en orden.
Ningún
Parlamento asiático, estoy seguro, ha dictado resolución alguna que pida a su
gobierno que actúe en caso de que un país europeo no haga reformas internas.
Si algún
líder asiático llegara a amenazar o si algún Parlamento asiático llegara a
actuar, Occidente lo vería como una locura. Occidente vería esa idea como
absurda.
Si es
absurdo y loco para los líderes asiáticos amenazar con sanciones cuando los
europeos no consiguen adecuarse a sus normas y stándares, no es igualmente absurdo
para los europeos amenazar con sanciones cuando decentes sociedades asiáticas
prefieren su propios stándares y normas y no las de Europa?
Para esta
y muchas otras preguntas que hice aún no he obtenido una respuesta. Todo lo que
recibí fue una pública advertencia. A pesar de que lo que dije de Europa puede
ser cierto la respuesta que recibí fue que era "inaceptable". Repito
"inaceptable". No fue "insensato" ni "poco
juicioso", fue "inaceptable" que públicamente mencionara alguna
de las enfermedades que Europa tiene.
Un
corresponsal de prensa europeo luego me preguntó si yo creía que los
participantes europeos habían venido al Foro (en Singapur) para recibir una
lección de mi parte. La prensa libre que alecciona todo el tiempo al mundo
obviamente no piensa que yo tengo el derecho a expresarme libremente.
El famoso
cientista político, Samuel Huntington finalizó su famoso ensayo, El Choque de
las Civilizaciones, con un sentido llamado a las civilizaciones para que
coexistan. Con toda la pasión que puedo expresar, hago un llamado no a al
coexistencia, sino al enriquecimiento cultural mutuo.
Nosotros
en Asia hemos aprendido mucho de Occidente. Estaríamos frenando
innecesariamente nuestro potencial si frenamos este proceso. Al mismo tiempo en
Asia tenemos que aprender también de Oriente, del resto de Asia, de Africa y
América Latina; y de lo mejor que nuestras historias y culturas tienen para
ofrecer.
Creo que
América del Norte también puede encontrar algun valor en este mensaje de
enriquecernos unos a otros, de enriquecimiento mutuo, de rejuvenecimiento y de
auto descubrimiento.
Los
valores asiáticos son valores asiáticos; los valores americanos son valores
americanos. Ambos pueden encontrarse. Y de esa reunión pueden surgir ciertos
entendimientos y la apreciación por la sabiduría de cada uno, y el deseable
casamiento de lo bueno y el rechazo por lo malo o diabólico.
Permitámonos
reconocer que ninguno tiene el monopolio de la sabiduría. Preparémonos
entusiastamente a participar de la fiesta de las civilizaciones , a la cual
llevemos lo mejor que tenemos para ofrecer, y juntos construir por primera vez
una sola civilización global que el mundo nunca ha visto.