Anuario de Relaciones Internacionales, Año 1997 DOCUMENTOS

 

Países Árabes
Cumbre de El Cairo


Comunicado final

 

(21-23 de junio de 1996, El Cairo).

 

Respondiendo a la invitación de su excelencia el presidente Mohamed Hosni Moubarak, presidente de la República Árabe de Egipto, sus majestades, excelencias y altezas, reyes, jefes de Estado y emires de los Estados Arabes celebraron una cumbre en El Cairo, del 5 al 7 Safar 1417 H (21-23 de junio de 1996).

Los dirigentes árabes expresaron su profunda estima por el contenido del discurso de apertura pronunciado por el presidente Mohamed Hosni Moubarak, presidente de la cumbre árabe y convinieron en considerar este discurso como documento oficial de la conferencia.

Respondiendo a la espera y a las aspiraciones de la nación árabe, convencidos de su destino común, guiados por su apego a los principios de la fraternidad árabe y conscientes de la fase crítica que atraviesa el proceso de paz en el Medio Oriente, los dirigentes árabes se reunieron para examinar los nuevos elementos de la situación en la región, para dar un nuevo impulso a la acción árabe común e intensificar la consulta, la coordinación y la cooperación entre los Estados Arabes acrecentando su eficacia, con el fin de activar la dinámica de la nación árabe para proteger sus intereses y para recuperar sus derechos que fueron violados, como así también para reforzar los esfuerzos que tienden a instaurar una paz justa y global en el Medio Oriente.

Conscientes de la responsabilidad nacional, los dirigentes afirman que la instauración de una paz justa y global en el Medio Oriente necesita: del retiro total de Israel de todos los territorios palestinos ocupados, inclusive de Jerusalén árabe; del ejercicio del pueblo palestino de su derecho a la autodeterminación y a la creación de su propio estado independiente teniendo como capital Jerusalén árabe; encontrándose el problema palestino en el centro del conflicto árabe-israelí, del retiro total israelí del Golán sirio sobre la línea del 4 de junio de 1967 y sin condiciones del Sur del Líbano y de la Bekaa occidental sobre las fronteras reconocidas internacionalmente. Esto último en aplicación de las resoluciones del Consejo de Seguridad 242, 338 y 425 y del principio de la tierra contra la paz. Teniendo en cuenta este fundamento, los dirigentes árabes invitan a la reanudación de las negociaciones sin demora sobre el conjunto de las cuestiones.

La afición de los Estados Arabes por proseguir el proceso de paz con el fin de alcanzar una paz justa y global es un objetivo y una elección estratégica que debe realizarse en el marco de la legalidad internacional. Exige un compromiso recíproco, confirmado firmemente y sin equívocos por Israel y un aumento de los esfuerzos con miras a finalizar el proceso de paz para recobrar los derechos y los territorios ocupados, para garantizar el equilibrio y la igualdad en materia de seguridad para todos los Estados de la región, en conformidad con los principios acordados durante la Conferencia de Madrid, en especial el principio de la tierra en cambio de la paz y con las seguridades sumisas a las partes concernientes. Los dirigentes árabes afirman que cualquier transgresión de la parte de Israel a los principios y conceptos sobre los cuales el proceso se funda, cualquier retroceso en los compromisos, obligaciones o acuerdos contraídos en el marco de este proceso, o cualquier retraso en su cumplimiento comprometerían el proceso de paz con todo lo que esto implica, por ejemplo peligros o amenazas de reavivar la tensión en la región u obligar al conjunto de los Estados Arabes a volver a examinar las medidas con respecto a Israel en el marco del proceso de paz. Llegado el caso, únicamente el Gobierno israelí deberá asumir la entera responsabilidad.

Asimismo, los dirigentes confirman su adhesión a las resoluciones de la legalidad internacional que estipulan el no reconocimiento o la no aceptación de cualquier situación que pueda resultar de actividades israelíes de implantación en los territorios árabes ocupados, siendo consideradas estas últimas como acciones ilegítimas que no pueden dar lugar a ningún derecho o compromiso. Consideran que la implantación de colonias y de colonos representa una violación a los acuerdos de Ginebra y de Madrid, como así también un obstáculo al proceso de paz. Esto exige la interrupción de todas las actividades israelíes de implantación en el Golán sirio ocupado y en los territorios palestinos ocupados, en particular Jerusalén y el desmantelamiento de sus colonias. Igualmente, manifiestan su oposición a la alteración del carácter de Jerusalén árabe y de su estatuto jurídico y hacen hincapié en que la instauración de una paz justa y global en el Medio Oriente no podría llevarse a cabo en ausencia de soluciones referentes al problema de Jerusalén y al de los refugiados palestinos, considerando que éstos poseen su derecho de retorno conforme a la legalidad internacional y a las resoluciones de las Naciones Unidas.

En este contexto, para asegurar el proceso de paz en lo referente a las cuestiones sirias, libaneses y palestinas, los dirigentes árabes llaman a los copadrinos del proceso de paz, la Unión Europea, Japón y los Estados del grupo de los No Alineados, así como a los otros países implicados, las Naciones Unidas, las organizaciones y las instituciones internacionales a obrar para garantizar que Israel no infrinja los fundamentos del proceso de paz y respete los compromisos contraídos en calidad de acuerdos relativos a la fase transitoria y de negociaciones concernientes a la fase final, asegurando su apoyo político y económico necesario al pueblo palestino y a su autoridad nacional. Frente a esta situación, sostienen que es necesario poner fin al bloqueo impuesto por Israel al pueblo palestino.

Los dirigentes ratifican su apoyo al Líbano frente a las continuas agresiones israelíes contra su territorio, su pueblo y su soberanía y solicitan que la comunidad internacional garantice la suspención inmediata y sin condiciones de estas agresiones, ponga fin a la ocupación y atribuya a Israel la responsabilidad de la indemnización del Líbano por todos los perjuicios sufridos.

Del mismo modo, los dirigentes subrayan la necesidad de la adhesión de Israel al tratado de no proliferación nuclear y de la sumisión de todas sus instalaciones nucleares al régimen de control internacional de la Agencia Internacional de Energía Atómica. Ratifican su pedido de creación de una zona exenta de armas de destrucción masiva en el Medio Oriente y en primer lugar, de armas nucleares en todos los países de la región e incluso en Israel. Reafirman su decisión de tomar las medidas necesarias para proteger la región del peligro de estas armas y para evitar una carrera armamentista que generaría la reaparición de tensiones y el derroche de recursos y de potencial.

Los dirigentes árabes insisten en la instauración de una paz global y justa en el Medio Oriente y en la garantía real de seguridad para todos los países de la región.

Convencidos de la necesidad de reforzar la seguridad nacional árabe frente a las provocaciones que amenazan la soberanía, la unidad territorial y los recursos naturales de los países árabes, considerando los vínculos estrechos entre la seguridad nacional árabe en su sentido global como una unidad indisociable y la seguridad nacional de cada uno de los Estados Arabes, los dirigentes se comprometen a fomentar la solidaridad árabe considerada como una acción viable para los objetivos de la acción árabe común, basada en el respeto de los principios fundamentales del sistema árabe, a saber, en primer lugar, en el respeto de estos mismos y en el respeto de los principios de la soberanía, de la independencia, de la seguridad regional de cada Estado y de su soberanía sobre sus recursos naturales y económicos; en segundo lugar, en el compromiso en favor de la no injerencia en los asuntos interiores de cualquiera de los Estados y en la solución de las diferencias bilaterales entre los Estados Arabes por vías pacíficas y en conformidad con los principios del derecho internacional. Aceptan la responsabilidad de obrar en favor del respeto de la carta de las Naciones Unidas y de la Liga Arabe y de los acuerdos concertados bajo el auspicio de ésta últimas. Aseguran que la garantía de la seguridad nacional árabe en su sentido global es la mejor opción para la salvaguarda de la integridad de la Nación Árabe y para la protección de sus intereses.

Partiendo de los intereses comunes que vinculan a los Estados Arabes y de los imperativos del desarrollo económico mundial favorable a los reagrupamientos regionales, los dirigentes remarcan que la capacidad de sus estados para reforzar su rol y su contribución en el plano internacional requiere progresos económicos, la reactivación de las instituciones de la acción árabe común y la aplicación de las resoluciones ya adoptadas. Recomiendan al Consejo Económico y Social y al Consejo Ministerial de la Liga Árabe el establecimiento y la aplicación de las estrategias y de los planes económicos y sociales complementarios para ayudar a la Nación Árabe a favorecer sus intereses económicos superiores y para que la misma se imponga como "partenaire" de pleno derecho en el orden económico mundial presente.

Atentos a consolidar el rol de la Liga de los Estados Arabes, los dirigentes manifiestan su decisión de reforzar el rol y la eficacia de la Liga, como así también la necesidad de comprometerse a respetar su carta y sus resoluciones a fin de preservar los intereses superiores de la Nación Árabe. En lo concerniente a esta cuestión, declaran la necesidad de respetar sus compromisos financieros con la Liga.

Los dirigentes examinaron igualmente diversas cuestiones árabes y regionales. En este marco:

· Los dirigentes árabes expresan su solidaridad con el Estado hermano de Bahrein y lo apoyan enteramente en las medidas adoptadas para consolidar su seguridad y su estabilidad. Denuncian firmemente la injerencia en los asuntos interiores de Bahrein y sostienen su colaboración en caso de cualquier tentativa de amenaza quien quiera que sea su autor. Invitan al Irán a respetar la soberanía de Bahrein en el marco del respeto mutuo y de las relaciones de buena vecindad y a abstenerse de cualquier acción subversiva contra el Estado de Bahrein en lo referente al interés de la seguridad y de la estabilidad de la región.

· Los dirigentes declaran la soberanía del Estado de los Emiratos Arabes Unidos sobre sus tres islas: la Gran Tomb, la Pequeña Tomb y Abou Moussa y apoyan las medidas y medios pacíficos utilizados para recuperar la soberanía sobre estas islas. Invitan al Irán a poner punto final a su ocupación sobre las tres islas y a su política de hecho consumado llevada a cabo por la fuerza en éstas, a emplear medios pacíficos para resolver el conflicto en conformidad con los principios y reglas del derecho internacional e inclusive para realizar el traspaso de este litigio ante la Corte Internacional de Justicia. Encargan al Secretario General de la Liga de los Estados Arabes el seguimiento del litigio de la ocupación iraní de las islas de los Emiratos Arabes Unidos y la presentación de un informe referente a este tema en la próxima cumbre árabe.

· Los dirigentes árabes esperan que las relaciones tradicionales y los intereses comunes árabe-turcos continúen y con respecto a ésto, expresan su inquietud referente al acuerdo militar turco-israelí. Proponen a Turquía que examine nuevamente este acuerdo de manera que no cause perjuicio alguno a la seguridad de los Estados Arabes.

· Los dirigentes hacen manifiesta su adhesión a la necesidad de preservar la unidad del Irak y su oposición a cualquier política o medida que afecte su integridad territorial y amenace sus fronteras y su unidad nacional. Solicitan que el Gobierno iraquí se comprometa a renunciar a cualquier política agresiva y provocadora contra sus vecinos árabes y que prosiga con la aplicación de todas las resoluciones del Consejo de Seguridad, en primer lugar todas las medidas relativas a la liberación de los prisioneros y detenidos kuwaitíes y de otros países, la restitución de los bienes y el respeto de los mecanismos de indemnización, considerando que estos puntos constituyen el medio justo para el levantamiento de las sanciones impuestas a este país y para el establecimiento de circunstancias propicias a los efectos de su reintegración en el orden regional árabe. Aprueban el acuerdo celebrado entre el Irak y las Naciones Unidas para la aplicación de la resolución 986 del Consejo de Seguridad. Este acuerdo es considerado como un paso positivo hacia el alivio de los sufrimientos del pueblo hermano iraquí cuyo gobierno asume la responsabilidad. Demandan la aplicación del acuerdo lo más pronto posible.

· Los dirigentes árabes acogen favorablemente la firma de los gobiernos yemenita y eritreo del acuerdo de principio para someter su desacuerdo al arbitraje internacional y para restablecer sus relaciones pacíficas y de buena vecindad en el marco de los intereses de los dos países. De este accionar resultan consecuencias positivas para la organización y la estabilidad de los intereses de la navegación internacional en el Mar Rojo.

· Los dirigentes hacen saber su viva inquietud en lo referente a los daños humanos y materiales soportados por el pueblo árabe-libio a causa de las medidas coercitivas que le han sido impuestas en virtud de las resoluciones 748 (1992) y 883 (1993) del Consejo de Seguridad. Consideran que la no cooperación junto con los esfuerzos realizados por Libia, la Liga Árabe, la Organización de la Unidad Africana, los No Alineados y la Organización de la Conferencia Islámica retardó mucho una solución a esta crisis y agravó los sufrimientos del pueblo libio. Estiman que la proposición de la Liga Árabe de un fallo justo e imparcial de los dos acusados ante los jueces escoceses en La Haya, conforme al derecho escocés y proporcionándoles las garantías necesarias, constituye una solución operacional y conveniente para poner término a la crisis. En consecuencia, llaman a los tres países occidentales a adoptar una posición positiva con respecto a esta proposición para poner punto final a la crisis y a los sufrimientos del pueblo árabe-libio que se prolongan sin justificación. Asimismo, piden el levantamiento de las sanciones impuestas a Libia puesto que el mantenimiento de las mismas es capaz de impulsar a los Estados Arabes a examinar los medios que permitan evitar más daños al pueblo libio.

· Los dirigentes árabes manifiestan su preocupación en cuanto a la persistencia de una situación confusa en Somalia y proponen a los jefes de las facciones somalíes que se hagan cargo de sus responsabilidades al servicio del interés nacional, que resuelvan sus diferencias y que formen un poder nacional representativo de los diferentes componentes del pueblo somalí.

· Denunciando las tentativas destinadas a asimilar el terrorismo a la legítima resistencia nacional, los dirigentes condenan las acciones terroristas y subversivas bajo todas las formas conocidas por ciertos países, entre los cuales se encuentran los Estados Arabes, y que tienden a perjudicar su seguridad y su estabilidad. Igualmente, declaran su apoyo en lo referente a los esfuerzos y a las medidas tendientes a organizar una conferencia internacional sobre las diferentes manifestaciones del terrorismo internacional. Al mismo tiempo, ratifican su adhesión al derecho inmutable a la resistencia contra la ocupación y la agresión.

· La cumbre árabe tuvo conocimiento de los daños causados por las inundaciones en la República hermana de Yemen, las cuales provocaron la muerte de varios habitantes y la destrucción de viviendas, así como de la infraestructura de varias provincias de la República. Los dirigentes presentan sus condolencias al pueblo hermano yemenita y confirman su apoyo a la República hermana de Yemen pidiendo encarecidamente a las organizaciones internacionales especializadas que la provean de todas las formas de asistencia y de socorro.

· Los dirigentes árabes convinieron en continuar con las consultas y reuniones referentes al seguimiento de las resoluciones que adoptaron y en reaccionar frente a los nuevos eventos que pudiesen sobrevenir. En este marco y a la luz de las demandas y condiciones del futuro período, acordaron que:

1. El presidente Mohamed Hosni Moubarak, presidente de la República Árabe de Egipto, presidente de la presente cumbre, dirigirá los contactos y las consultas necesarias con los dirigentes árabes y con el Secretario General de la Liga de los Estados Arabes para el seguimiento y la determinación de la próxima cumbre.

2. Los ministros de Relaciones Exteriores deberán reunirse para evaluar el desarrollo relativo al proceso de paz, antes de la próxima reunión del Consejo de la Liga Árabe en el próximo mes de septiembre o tan pronto como esta reunión resulte necesaria.