Cumbre
de los Siete Países más Industrializados (G7)
(Lyon, 28 de junio de 1996)
Preámbulo
Nosotros,
jefes de Estado y de Gobierno de las siete democracias más industrializadas y
el Presidente de la Comisión Europea, nos hemos reunido en Lyon para nuestra
vigésimo segunda Cumbre anual. Nuestras discusiones se situaron en el contexto
de la globalización creciente de las economías, con sus ventajas y sus riesgos.
En un
mundo interdependiente, el crecimiento económico y el progreso están
íntimamente ligados al proceso de globalización, que es el mayor logro para el
futuro de nuestros países como así también para el planeta en su totalidad. Sus
ventajas son numerosas: un desarrollo sin precedentes de las inversiones y de
los intercambios, la apertura al comercio internacional de las regiones más
pobladas del mundo y la posibilidad de mejorar el nivel de vida de un mayor
número de países en desarrollo , una difusión mayor y mas rápida de la
información, de la innovación tecnológica y la multiplicación de empleos
calificados.
Esto originó un aumento considerable de la riqueza y de la prosperidad en el
mundo. Es por eso que estamos convencidos que este proceso es portador de
esperanza para el futuro. La historia muestra, en efecto, que la mejora del
nivel de vida depende íntimamente de la capacidad de aprovechar los
intercambios, las inversiones internacionales y el progreso técnico.
Sin
embargo, la globalización incluye también riesgos. Para que los países puedan
beneficiarse, deben adaptarse a una competencia creciente. Puede agravar las
desigualdades en los países pobres, como así también, los riesgos de
marginación de algunas regiones del mundo. Las reformas necesarias obligan a
reestructuraciones rápidas y a veces dolorosas, en algunos de nuestros países,
cuyos efectos pueden traducirse en que se agrave temporariamente la situación
del empleo. La globalizacion de los mercados financieros puede crear nuevos
riesgos de inestabilidad, lo que exige la continuidad de buenas políticas
económicas y reformas estructurales, en la mayoría de nuestros países.
Nuestros
países contribuyeron de manera decisiva al progreso de liberalización de las
economías y de la globalización. Debemos procurar que este proceso responda
plenamente a las esperanzas que nacieron y fueron puestas al servicio del
Hombre, del empleo y de la calidad de vida. Estas promesas deben traducirse en
la realidad, para nuestros conciudadanos, como así también para los países
pobres. En un mundo cada día mas interdependiente, debemos reconocer que a
todos nos interesa compartir los beneficios del crecimiento económico en cuanto
sea posible y reducir el riesgo de exclusión de individuos o de grupos sociales
en nuestros países , o, de algunos países o regiones, a nivel mundial.
Esto exige
un aumento en la cooperación internacional. La adaptación de las estructuras
institucionales internacionales, la apertura de los mercados, la puesta en
practica de reglas equitativas extendidas a los nuevos actores de la economía
mundial, la capacidad de sobrellevar crisis importantes y de diversa
naturaleza, en una palabra mantener los esfuerzos de los países que tratan de
escapar de la miseria ligada al subdesarrollo: estas son las condiciones del
progreso futuro. Invitamos a todos los países que posean los recursos
financieros necesarios y que constituyan una parte importante del sistema
monetario y comercial internacional, a unirse a nuestros esfuerzos, con el
propósito de compartir las responsabilidades y las cargas de manera equitativa.
Podremos lograr así que la globalizacion beneficie a todos.
Intensificar
la cooperación económica y monetaria
La mayor
interdependencia de nuestras economías ofrece, sin duda alguna, nuevas
oportunidades para la comunidad internacional en su conjunto. Al mismo tiempo,
aumenta nuestra responsabilidad colectiva y la necesidad de una cooperación mas
eficaz entre nuestros países con el propósito de enfrentar los nuevos desafíos.
Desde
nuestra reunión en Halifax, la evolución de la situación económica fue positiva
en general y las desigualdades entre los resultados económicos fueron
sensiblemente reducidos. Canadá y Estados Unidos continúan beneficiándose con
un crecimiento sostenido y no inflacionario. En Japón, la reactivación tuvo
éxito. En algunos países europeos el crecimiento ha disminuido estos últimos
meses, pero los datos económicos fundamentales mejoran, y estamos convencidos
que el crecimiento reaparecerá en el curso del segundo semestre.
En el
futuro, los datos económicos fundamentales continúan bien orientados: la
inflación se estabilizo a un nivel bajo, en algunos de nuestros países las
tasas de interés bajaron considerablemente alcanzando niveles históricamente
bajos, y los desequilibrios internos y externos se han reducido sensiblemente.
Sin embargo, que las dificultades permanecen: el déficit y la deuda pública
siguen siendo muy elevados y el ahorro nacional muy escaso, la
desocupación se mantiene a un nivel inaceptable en numerosos países, y, a pesar
de todos los adelantos cumplidos en materia de reformas estructurales, nuestras
economías todavía tienen una capacidad de adaptación insuficiente.
Fuera de
los países de G7, las perspectivas económicas son igualmente muy alentadoras:
los países emergentes continúan registrando un crecimiento considerable. Las
políticas macroeconómicas están saneadas y los progresos cumplidos en la puesta
en marcha de instituciones adaptadas a la economía de mercado, han contribuido
a mejorar los resultados económicos de numerosos países en desarrollo o en
transición.
En ese
contexto, nuestras políticas económicas siguen orientadas hacia un crecimiento
sostenido y no inflacionario. Se trata de una cuestión previa indispensable
para la creación de empleos y la reducción del desempleo. Reconociendo que
nuestra situaciones individuales pueden ser diferentes, compartimos la misma
estrategia económica a mediano plazo fundada en programas creíbles de
saneamiento de las finanzas públicas, políticas eficaces de estabilidad de
precios, y por consiguiente tasas de interés bajas, así como reformas
estructurales de envergadura. Esta estrategia debería estimular la inversión,
el crecimiento y la creación de empleos. Ella favorecerá la reducción de los
desequilibrios externos, la estabilidad monetaria internacional y el
mantenimiento de las condiciones necesarias para un crecimiento armonioso de
los intercambios y de la actividad a nivel mundial.
La
prevención de los desajustes de las tasas de cambio, que pueden incrementar la
incertidumbre en la economía mundial y disminuir los intercambios y el
crecimiento, debe estar fundada ante todo sobre políticas económicas saneadas.
Nos alegramos por los significativos movimientos de las principales monedas
desde abril de 1995. Esto comporta una evolución positiva y prometedora que ha
contribuido a mejorar las condiciones de un crecimiento sostenido en el seno de
G7. Suscribimos a las conclusiones de nuestros ministros de Finanzas sobre la
estabilidad monetaria internacional. Deseamos que continúen con su estrecha
cooperación en materia de política económica y mercados de cambio. En este
aspecto, le atribuimos gran importancia a la puesta en marcha de planes más
eficaces y concretos para enfrentar los riesgos vinculados al funcionamiento de
los mercados financieros en el contexto de la globalización y requerimos a
nuestro ministros que nos preparen un informe sobre este tema para nuestra
próxima Cumbre.
La
globalización ha creado un ambiente financiero más complejo. Una prudente
reglamentación y una mayor protección de los mercados financieros son
esenciales para proteger la estabilidad del sistema monetario y financiero
internacional. Es por eso que recibimos con satisfacción los progresos
realizados en el fortalecimiento de la protección, la transparencia, las normas
de solvencia y particularmente el acuerdo reciente sobre las reglas de adecuación
de los fondos propios de los bancos a la exposición de los riesgos de mercado.
La
cooperación entre las autoridades reglamentarias y de control debe continuar
adaptándose a las innovaciones financieras, al crecimiento de los movimientos
de capitales y al desarrollo de los operadores financieros internacionales. Nos
felicitamos por los trabajos realizados por los organismos internacionales
competentes en materia de reglamentación de las operaciones bancarias y de los
mercados. El año que viene, deberemos buscar avanzar lo más posible en la
realización de los objetivos siguientes:
- mejorar la cooperación entre las autoridades competentes,
especificando particularmente su rol y sus responsabilidades, para controlar
mejor los operadores financieros internacionales;
- fomentar una gestión más rigurosa de los riesgos e incrementar la
transparencia en los mercados y en las actividades financieras
correspondientes, particularmente en los mercados de gran innovación;
- favorecer la adopción de normas rigurosas en las economías emergentes
e intensificar la cooperación con sus autoridades tutelares; las instituciones
financieras internacionales deben aumentar sus esfuerzos con el fin de promover
estructuras de control eficaces en estos países. Pedimos a nuestros ministros
de Finanzas que, junto a las instituciones competentes, nos preparen un informe
sobre este tema para nuestra próxima reunión;
- estudiar la implicaciones de los sofisticados métodos de pago
electrónico que permiten los progresos tecnológicos recientes, y los medios
para asegurar que se tome la decisión más adecuada.
La
creciente integración de los mercados de capitales internacionales, las
variaciones de los flujos financieros y el incremento del número y diversidad
de los acreedores y deudores ofrecen nuevas perspectivas, pero al mismo tiempo
representan nuevos riesgos. Es por esta razón que, con el fin de favorecer la
estabilidad monetaria, el año pasado propusimos en Halifax cierto número de
medidas concernientes al sistema financiero internacional y más precisamente el
Fondo Monetario Internacional, con el fin de fortalecer nuestra capacidad de
enfrentar eficazmente estos nuevos riesgos.
Recibimos
con satisfacción el trabajo cumplido desde la puesta en marcha de estas
propuestas. La capacidad de protección del FMI ha mejorado, se fijaron normas
para la difusión de las informaciones económicas y financieras a los mercados y
se creó un mecanismo financiero de urgencia. Recibimos favorablemente el
informe del G10 sobre la resolución de las crisis de liquidez de los deudores.
Este informe señala la importancia de la disciplina de los mercados y la
necesidad de intensificar los procedimientos actuales de gestión de las situaciones
financieras de urgencia en el plano internacional, con el fin de limitar en el
futuro el recurso del apoyo publico financiero.
Junto a la
comunidad internacional, nos comprometemos a asegurar los recursos suficientes
al FMI para que pueda cumplir con sus misiones al servicio de la estabilidad
monetaria internacional:
- nos
felicitamos por el acuerdo-marco sobre la duplicación de los recursos que
actualmente están puestos a disposición del FMI en concepto de Acuerdos
Generales de Préstamo con el fin de ayudar a las situaciones de urgencia. Este
acuerdo reunirá al grupo más considerable de países que tengan la capacidad de
apoyar al sistema monetario internacional. Nos felicitamos por esta nueva
división de responsabilidades monetarias, que nos permite adaptar nuestra
cooperación a la nueva situación económica mundial;
- el FMI
debe permanecer como una institución fundada en las cuota-partes, que le
aportan los recursos necesarios para ejercer sus misiones tradicionales. Todo
aumento de las cuota-partes debería tener en cuenta la evolución del peso
económico y financiero de los países miembros. Dadas las perspectivas de
evolución de la posición de liquidez del Fondo, deseamos que la 11ª revisión de
las cuota-partes sea concluida tan pronto como sea posible.
Por
último, el FMI debería continuar su reflexión sobre el rol de los Derechos
Especiales de Giro en el sistema monetario internacional. Esperamos obtener los
adelantos necesarios que permitirán participar a todos los países miembros,
sobre una base equitativa, al sistema de los DEG. Invitamos a los Estados
Miembros del FMI a proseguir su diálogo con el fin de regular esta cuestión.
Así como
lo constatamos el año pasado, el fraude financiero internacional constituye un
problema cada vez más grave para nuestros sistemas financieros. Para
intensificar la lucha contra este fenómeno, continuaremos buscando los medios
para facilitar, en lo posible, el intercambio de informaciones sobre los
delitos financieros graves y las infracciones a la reglamentación, entre los
organismos de represión y las autoridades reglamentarias, respetando nuestros
sistemas jurídicos nacionales. Queremos continuar nuestro diálogo con el fin de
analizar la situación sobre los progresos realizados y la evolución en este
ámbito.
En una
palabra , la globalización creó nuevos desafíos en el régimen tributario. El
desarrollo de «Niches» fiscales destinados a atraer actividades
financieras o geográficamente inestables puede producir una competencia fiscal
nefasta entre los Estados, ocasionando un riesgo de distorsión de los
intercambios y de las inversiones y, dentro de un tiempo, el reducción de los
impuestos fiscales nacionales. Alentamos a la OCDE a continuar sus estudios en
este ámbito, con el objeto de poner en marcha un marco multilateral, en el cual
los países puedan actuar individual y colectivamente , con el fin de limitar el
alcance de estos procedimientos. Seguiremos atentamente los estudios de la
OCDE, que debe presentar un informe en 1998. También, seguiremos con atención
la evolución de los trabajos de la OCDE sobre los precios de transferencia, y
nos alegramos por los significativos avances ya realizados en este campo.
Con el fin
de aceptar el reto admitido por las repercusiones económicas y presupuestarias
del envejecimiento de la población, reafirmamos nuestro compromiso de
garantizar, a largo plazo, la viabilidad de nuestro sistemas de seguridad
social.
Favorecer
un crecimiento fuerte de los intercambios y de las inversiones que beneficie a
todos
El
desarrollo de los intercambios y de las inversiones ha permitido un incremento
considerable de la riqueza y de la prosperidad en el mundo. Debería continuar
desempeñando ese rol. Sin embargo el crecimiento de los intercambios y de las
inversiones no será durable ni beneficiará a todos, si no se registra en un
marco sólido de reglas multilaterales.
Atribuimos
gran importancia a la conclusión, en el marco de la OCDE, de un acuerdo
multilateral sobre inversiones que prevea una alto nivel de protección y de
liberalización de las inversiones, así como un mecanismo eficaz de solución de
controversias. Deseamos que estas negociaciones hayan finalizado en junio de
1997.
Consideramos
esencial la existencia de un sistema multilateral eficaz, dinámico, respetado y
abierto. Reafirmamos el rol central de la Organización Mundial del Comercio
(OMC) y la preeminencia de reglas multilaterales, que deben servir de marco a
las iniciativas regionales. Reafirmamos nuestra voluntad de intensificar la
confianza que inspira el sistema comercial multilateral y de incrementar su
credibilidad, por una parte absteniéndonos de recurrir a medidas que estarían
en contradicción con las reglas de la OMC y los códigos de la OCDE, y por otra
parte utilizando y respetando todas las disposiciones aplicables en materia de
consulta y de solución de controversias cuando aparezcan divergencias, en el
ámbito de los intercambios y las inversiones. Insistimos en el hecho de que los
acuerdos bilaterales o regionales de libre-intercambio deben favorecer la
liberalización de los intercambios y proteger verdaderamente al conjunto de
estos.
Continuaremos
vigilando la aplicación rigurosa de los compromisos, respetando estrictamente
los calendarios acordados al terminar la Ronda Uruguay. Apoyamos la adhesión de
nuevos miembros a la OMC, respetando las reglas de esta organización y sobre la
base de significativos compromisos de liberalización.
Reconocemos
que la integración de los países en desarrollo al sistema de comercio mundial
es un elemento esencial para el crecimiento y desarrollo durable. Hemos
convenido los medios para ayudar a los países en desarrollo, y particularmente
a los países menos desarrollados, para que se beneficien legítimamente con los
resultados de la Ronda Uruguay.
Trabajaremos,
con los demás miembros, para lograr el éxito de la primera conferencia
ministerial de la OMC, en diciembre de 1996. Vigilaremos la puesta en marcha
efectiva de los resultados conseguidos en la Ronda Uruguay, respetando los
calendarios acordados. Hemos resuelto llevar a cabo todas las negociaciones en
curso del sector de los servicios y reactivar las negociaciones de Singapur
sobre los servicios financieros, con el fin de conseguir compromisos
significativos de liberalización, equilibrados y no discriminatorios para
diciembre de 1997.
Alentaremos
la conclusión de un acuerdo equilibrado sobre las tecnologías de información.
La
liberalización mundial de los intercambios debe ir a la par de un nivel elevado
de protección del medio ambiente. Es importante vigilar particularmente que las
reglas de la OMC, los acuerdos multilaterales sobre el medio ambiente y los
demás programas de ecología sean complementarios a esto. La Conferencia
ministerial de la OMC de Singapur será una ocasión importante de demostrar la
capacidad y la voluntad de integrar la protección del medio ambiente y el
desarrollo durable, en el sistema de comercio multilateral. Nos felicitamos por
los trabajos emprendidos desde Marrakech y deseamos que esta Conferencia haga
recomendaciones concretas y significativas.
Invitamos
a la Conferencia ministerial de la OMC a proseguir con la puesta en práctica
integral del acuerdo conseguido en la Ronda Uruguay como así también a ampliar
su orden del día incluyendo temas que revistan una importancia particular para
la liberalización de los intercambios y de las inversiones:
- comprometer una reflexión sobre los intercambios y la inversión dentro
de la OMC buscando un consenso que podría comportar la apertura de
negociaciones;
- discutir la interacción entre comercio y política de la competencia, con
el objeto de determinar cómo avanzar;
- explorar la posibilidad de nuevas iniciativas tarifarias, en los
sectores industriales que serán definidas por consenso.
Reconocemos
igualmente que hay voluntad de tratar la cuestión de los vínculos entre los intercambios
y las normas fundamentales de trabajo internacionalmente reconocidas.
Pensamos
igualmente que queda todavía mucho para hacer en los ámbitos donde los
obstáculos de otra naturaleza impiden un acceso más libre a los mercados, en
particular:
- fomentar una mayor convergencia entre las normas nacionales e
internacionales, para que continúen las reformas en materia de reglamentación y
para un reconocimiento mutuo de los procedimientos de gestión y de
certificación;
- fortalecer las reglas del acuerdo relativo a los mercados públicos y
aumentar el número de países signatarios de este acuerdo y, persiguiendo este
objetivo, establecer un acuerdo provisorio sobre la transparencia, la apertura,
y la regularidad de los procedimientos en materia de costumbres relativas a los
mercados públicos;
- aplicar efectivamente e intensificar las reglas en materia de
propiedad intelectual.
Con el fin
de facilitar la libre circulación de bienes y servicios entre nuestros países,
nos esforzaremos por continuar con el proceso de normalización y de
simplificación de los procedimientos aduaneros. Una armonización de las normas
en materia de documentos exigibles y de transmisión electrónica permitiría
reducir los costos tanto para las empresas como para las administraciones,
vendría a completar los esfuerzos hechos por la OMC eliminando los obstáculos a
los intercambios y al desarrollo y favorecería así el crecimiento.
Por
último, hemos resuelto combatir la corrupción en las transacciones comerciales
internacionales, que oscurece la transparencia y la equidad y cuyo costo
económico y político es elevado. En la línea del compromiso de los ministros de
la OCDE que enfocan la incriminación de tales actos de manera eficaz y
coordinada, pedimos a la OCDE que estudien más adelante las modalidades y los
instrumentos internacionales para facilitar la incriminación, y examinar las
proposiciones de acción en 1997.
Más allá
de la Conferencia ministerial de Singapur, y teniendo en cuenta que nuestra
próxima reunión se celebrará en vísperas del 5o aniversario del sistema
comercial multilateral, hemos tomado el compromiso de actuar en conjunto y con
todos nuestros miembros para acelerar la dinámica de la liberalización de los
intercambios.
Desarrollar
un enfoque concertado de los problemas del empleo
La
globalización de las economías y el progreso de la tecnología de
la información son los motores del crecimiento económico y de la prosperidad.
Pero igualmente ellos pueden percibirse como una causa de desestabilización y
de inseguridad. Nuestra misión es procurar que nuestras economías puedan
adaptarse, para que todos nuestros conciudadanos puedan beneficiarse con las
perspectivas ofrecidas por la nueva economía mundial. Debemos encontrar un
crecimiento económico más fuerte y procurar que la prosperidad sea ampliamente
compartida. La reducción de la desocupación y la creación de empleos
calificados constituyen las prioridades de primer orden. Reconocemos el rol
capital del sector privado en la realización de estos objetivos.
Estamos
preocupados por intensificar la eficacia de las políticas enfocadas a estimular
el crecimiento y el empleo. Esto exige actuar sobre un vasto abanico de
políticas estructurales en el marco de políticas macroeconómicas saneadas. Nos
felicitamos por las conclusiones de la Conferencia ministerial de Lila sobre el
empleo, y hemos convenido de llevar a cabo las políticas siguientes:
-
reafirmamos nuestra convicción según la cual la inversión en el Hombre es tan
vital como la inversión en capital. Es por eso que otorgaremos una importancia
particular a una buena formación inicial, a la formación y a la calificación
profesional que constituyen la empresa de toda una vida, y a una mejor
transición entre la escuela y la vida profesional;
- determinamos prevenir y combatir la exclusión social. Debemos definir
los medios para fortalecer la movilidad a lo largo de la vida activa;
- nos comprometimos a dirigir reformas concretas, en función de la
situación en cada uno de nuestros países, con el fin de obtener un nivel
elevado de empleo y una prosperidad ampliamente compartida: reformas
tributarias y de seguridad social para procurar « el trabajo pago»,
particularmente para los menos favorecidos; reducción de las cargas sociales
que pesan sobre los empleos menos calificados en los países donde el costo
indirecto del trabajo es elevado; mejora de los servicios públicos del empleo;
- con el fin de fortalecer el espíritu de empresa, modernizaremos el
marco reglamentario donde sea necesario, en los sectores de bienes y servicios,
con el fin de incrementar la capacidad de nuestras economías para enfrentar
evoluciones rápidas e intensificar la creación de empleos; recibimos con
satisfacción los trabajos emprendidos por la OCDE sobre la reforma de la
reglamentación y esperamos sus conclusiones con interés;
- favoreceremos la difusión, particularmente hacia las PYMES, de nuevas
tecnologías, que creen numerosos empleos calificados.
Agradecemos
a la OIT y a la OCDE por la calidad de sus contribuciones en la conferencia de
Lila. Deseamos que estas dos organizaciones continúen sus trabajos, en
particular en lo que concierne a la interacción entre las políticas
macroeconómicas y las reformas estructurales, así como las « mejores prácticas»
en los campos de la tecnología, de la innovación y de la inversión en capital
humano en las empresas más importantes, y sobre las políticas de desarrollo de
la oferta de empleos para los grupos más vulnerables.
Nos
alegramos con la proposición de Japón para organizar una reunión con el fin de
profundizar la reflexión sobre las cuestiones relativas al empleo.
Poner
en marcha un nuevo sistema mundial para el desarrollo: una ambición para el
siglo XXI
Gracias a
la globalización de la economía y a políticas macroeconómicas sagaces,
numerosos países en desarrollo sufren un crecimiento sostenido. Esto favoreció
una mayor participación en los intercambios internacionales y una mayor
capacidad para atraer capitales. Sin embargo, la diferencia se profundiza entre
estos países y los otros, principalmente los países de escasos ingresos, que no
están actualmente en condiciones de aprovechar las ventajas de la globalización
y están en vías de una marginalidad creciente.
Es
necesario que definamos un nuevo sistema global entre los países desarrollados,
los países en desarrollo y las instituciones multilaterales. En este aspecto,
necesitamos renovar la reflexión sobre las políticas de desarrollo, y
particularmente sobre la ayuda al desarrollo, su contenido y los instrumentos
bilaterales y multilaterales destinados a su puesta en práctica.
Este nuevo
sistema debe ofrecerse para permitir al conjunto de los países en desarrollo,
cualquiera sea su nivel de desarrollo, beneficiarse con las ventajas de la
globalización. El objetivo fundamental debe ser el del desarrollo durable:
reducción de la pobreza y de las desigualdades sociales, respecto de las normas
de trabajo internacionalmente reconocidas, protección de los niños,
fortalecimiento de la sociedad civil, protección del medio ambiente, mejoras de
la salud y de la educación .
Queremos
que este sistema arribe a resultados concretos. Señalamos la utilidad de los
indicadores destinados a medir, en algunos países, los adelantos realizados
respecto a los objetivos del desarrollo: reducción de la extrema pobreza, de la
mortalidad infantil y maternal, generalización de la enseñanza primaria. Otros
aspectos esenciales del desarrollo deben ser igualmente estudiados,
particularmente cierto número de factores cualitativos y no cuantitativos.
Recibimos con satisfacción los trabajos de la OCDE sobre este tema.
El nuevo
Sistema para el desarrollo debe beneficiar a todos y estar fundado sobre un
espíritu de solidaridad y distribuir la carga entre todos los miembros:
- los países en desarrollo tienen la responsabilidad de promover su
propio desarrollo. Les corresponde conducir políticas económicas y sociales
saneadas y coherentes, poner en marcha un ambiente político y jurídico propicio
para favorecer el desarrollo del sector privado, así como promover las
inversiones nacionales y extranjeras. La democracia, los derechos del Hombre y
una buena gestión de los asuntos públicos son los componentes indispensables
del desarrollo. Corresponde a estos países acordar prioridad al financiamiento
de los programas de desarrollo social y económico y evitar gastos improductivos,
particularmente, sin perjuicio del derecho a la auto-defensa, los gastos
militares excesivos. Es de su interés comprometerse activamente en el marco del
sistema multilateral y de promover la cooperación regional;
- los países desarrollados deben apoyar los esfuerzos de los países en
desarrollo en un espíritu de solidaridad y eficacia. Su crecimiento y la
apertura de sus mercados benefician a los países en desarrollo. Ellos deben
buscar crear un ambiente propicio para que los flujos comerciales y financieros
privados se dirijan a los países en desarrollo. Los acuerdos bilaterales de
protección de las inversiones y las medidas de preferencia generalizadas
contribuyen a este objetivo. Renovamos nuestro compromiso de garantizar flujos
importantes de ayuda pública para el desarrollo y mejorar la calidad de esta
ayuda. La comunidad internacional en su conjunto debe movilizarse y los nuevos
donatarios deben asumir responsabilidades crecientes con el fin de distribuir
la carga más equitativamente;
- las instituciones multilaterales de desarrollo, en el marco de la
cooperación entre ellas y los donatarios bilaterales, juegan un rol importante
para promover el desarrollo, fortalecer a los países en desarrollo para reducir
la pobreza, poner en práctica políticas económicas consensuadas y desarrollar
su habilidad. Para hacer esto, deben disponer de recursos financieros
suficientes y apropiados. Su eficacia depende de la participación activa de
todos sus miembros. Los esfuerzos desplegados por las instituciones multilaterales
para disuadir los gastos improductivos en los países en desarrollo deben
continuar y los países donatarios deben apoyarlos en el marco de su ayuda y de
sus créditos bilaterales.
En el
marco de este nuevo Sistema, es prioritario poner en marcha una mejor
política específica con cuatro objetivos complementarios:
- la ayuda externa debe tomar en consideración las diferencias entre los
países en transición, economías emergentes y países más pobres. En este
aspecto, reconocemos que África al sur del Sahara sigue con problemas
particularmente graves. Concentraremos los recursos en los países que tengan
más necesidades y que estén en condiciones de utilizarlos de manera eficaz,
teniendo en cuenta la credibilidad de sus programas de reforma y el compromiso
tomado por su gobierno en cuanto a su puesta en marcha. Las donaciones y
préstamos concedidos deben estar destinados prioritariamente a las necesidades
financieras de los países más pobres que no tienen acceso a los mercados
internacionales de capitales, o solamente un acceso limitado, desde que ellos
demuestren su compromiso a hacer buen uso de estos recursos;
- el desarrollo durable y la reducción de la pobreza deben aparecer más
claramente como la verdadera prioridad. Este objetivo implica que la ayuda
pública al desarrollo financie los sectores esenciales que son la salud y la
educación, las infraestructuras básicas, los programas de agua potable, la
preservación del medio ambiente, los micro-emprendimientos, la investigación
agronómica y la agricultura a pequeña escala, particularmente con la ayuda de
FIDA;
- en los países en desarrollo, debemos fomentar la creación de un sector
privado dinámico y competitivo, fundado sobre las pequeñas y medianas empresas.
La ayuda pública al desarrollo puede jugar un rol catalizador de las
condiciones favorables a la expansión del sector privado;
- Por último, debemos trabajar para lograr una mayor integración de las
PYMES en la economía mundial, y utilizar para este fin el conjunto de
instrumentos que tienen un efecto sobre el desarrollo. Se trata de un objetivo
fundamental en el ambiente multilateral nacido del acuerdo de la Ronda Uruguay.
Apoyamos los esfuerzos de las PYMES, por ejemplo respondiendo favorablemente a
sus demandas de asistencia técnica en el campo de la inversión, de la
privatización o de la diversificación de las exportaciones. Alentamos a las
organizaciones y los programas internacionales a adoptar la misma actitud.
Pondremos en práctica las disposiciones de la Decisión de Marrakech en favor de
los Países menos avanzados. En este contexto examinaremos lo que cada uno de
nosotros podría hacer para mejorar el acceso a sus mercados y alentamos a los
demás miembros, entre los cuales están otros países en desarrollo, a hacer lo
mismo.
Incrementar
la eficacia de las instituciones multilaterales en favor del desarrollo
Las
instituciones multilaterales deben desempeñar plenamente su rol en el Sistema
global para el desarrollo; ellas deben proseguir con sus esfuerzos de
adaptación y de reforma. Nos felicitamos porque la reforma de las instituciones
ha recibido, desde hace un año, un gran apoyo y hemos resuelto dar un nuevo
impulso al avance ya creado.
El año
pasado en Halifax apelamos a una reforma de las instituciones financieras
internacionales con el fin de que mejoren la coordinación entre ellas,
disminuyendo las dobles funciones e intensificando su eficacia. Estos esfuerzos
de reforma se han acentuado en el transcurso del año pasado. La reforma del
Comité de Desarrollo ha permitido a los ministros de los países desarrollados y
en desarrollo estudiar juntos los problemas y fijar la orientación de estas
instituciones. El Banco Mundial y el FMI cooperan más estrechamente, con
resultados tangibles, por ejemplo los estudios realizados en común sobre la
deuda y el gasto público. Se ha intensificado la concertación entre los
directores de los bancos multilaterales de desarrollo. Las reformas
concernientes a las actividades operacionales y la gestión de estas
organizaciones están en curso pero debemos mantener la atención para que se
pongan en práctica efectivamente.
Subrayamos
la calidad del trabajo emprendido por los bancos multilaterales de desarrollo
para que los procedimientos de transmisión de los mercados públicos sean más
transparentes. Alentamos a todas las instituciones multilaterales para que
aporten su ayuda a las reformas susceptibles de promover la buena gestión de
los asuntos públicos y reducir la corrupción en las transacciones comerciales.
Es
necesario un esfuerzo continuo para reformar los bancos de desarrollo con el
propósito de obtener mejores resultados en ese terreno reduciendo los costos.
Aprobamos las recomendaciones del grupo de trabajo del Comité de desarrollo que
demanda una cooperación más estrecha entre los bancos.
En Halifax
nos comprometimos a fomentar la extensión y profundización de las reformas
dentro del sistema de Naciones Unidas. Creemos que nuestras iniciativas han
contribuido de manera significativa para una mayor toma de conciencia de los
cambios necesarios dentro del sistema para mejorar su eficacia, con el objeto
de ofrecer adelantos tangibles a los beneficiarios de las diversas actividades
de desarrollo.
Nos
alegramos particularmente por el resultado logrado en la IX sesión de la CNUCED
en Midrand, con los demás miembros, y a través de una reforma profunda, que
podrá servir de referencia a la reforma del sector económico y social de las
Naciones Unidas. Subrayamos igualmente la importancia de la decisión tomada
recientemente de fomentar el rol de coordinación del ECOSOC. Recibimos con
satisfacción la iniciativas tomadas por las comisiones económicas regionales de
las Naciones Unidas para analizar la situación sobre sus actividades, adaptar
sus prioridades, reestructurar sus programas y reorganizar su personal con el
propósito de incrementar su eficacia y rendimiento.
Deseamos
trabajar con todos los demás miembros para hacer progresar rápidamente la
reforma de la Naciones Unidas con el fin de racionalizar y de fortalecer su rol
en el desarrollo.
Las
Naciones Unidas tienen que desempeñar un rol fundamental en el plan de
cooperación internacional destinado a favorecer un desarrollo durable en la
formación del consenso alrededor de los objetivos y de las políticas de
desarrollo.
Los
ámbitos de intervención prioritarios para las Naciones Unidas son la
erradicación de la pobreza, el empleo, la vivienda, el suministro de servicios
básicos; particularmente los que están ligados a la educación y a la salud, la
protección del status de la mujer y de los niños, y la ayuda humanitaria en su
conjunto.
Las
Naciones Unidas tienen que desempeñar igualmente un rol fundamental para la
promoción de la democracia, de los derechos del Hombre y del Estado de derecho,
la protección del medio ambiente, la ayuda de urgencia y la estabilización
después de un conflicto, la asistencia técnica destinada a facilitar la
participación de los países más pobres a los intercambios comerciales y
financieros internacionales.
Para ser
más eficaz al servicio del desarrollo, la ONU debe identificar su rol y sus
ventajas comparativas. Debe fortalecer la eficacia de su Secretaría y de su
dispositivo operacional, volviéndolos más coherentes y asegurando una verdadera
coordinación en todos los niveles. Todas las proposiciones que vayan en ese
sentido deben partir de las estructuras existentes e inspirarse en ideas
emitidas de diversas discusiones sobre la reforma de las Naciones Unidas.
Los
principales elementos de esta reforma podrían ser los siguientes:
- los tres departamentos de la Secretaría que están a cargo del
desarrollo serían fusionadas y colocadas bajo la autoridad de un solo
Secretario general adjunto;
- el Secretario general adjunto ejercería particularmente la función de
secretario ejecutivo del ECOSOC con el propósito de fortalecer el rol del
Consejo en la elaboración y la coordinación de las políticas;
- el Secretario general, asistido por el secretario adjunto y apoyado
por el jefe de la oficina de Servicios de control interno de las Naciones
Unidas, debería unirse con dirigentes de otras agencias, para reexaminar los
roles y mandatos de las agencias y comisiones especializadas comprometidas con
el desarrollo; con el propósito de eliminar la superposición de la competencia
y mejorar su eficacia. Conviene estudiar los casos donde sería posible fusionar
sus actividades de desarrollo. El Secretario general debería emitir
recomendaciones en ese sentido y hacerlos aplicar por el Comité administrativo
de coordinación y el ECOSOC;
- Desde su nominación, el secretario general adjunto debería proceder a
una evaluación de los fondos y programas de desarrollo de las Naciones Unidas,
en estrecha concertación con los directores de los órganos concernientes. Allí
donde los argumentos en favor de la racionalización se impongan, los fondos y
los programas deberían ser fusionados en el PNUD, que así se vería fortalecido;
- el Secretario general adjunto debería igualmente trabajar en la
racionalización de los trabajos de análisis y de los informes en el campo económico
de las Naciones Unidas, en concertación con las otras organizaciones
concernientes tales como el FMI, el Banco Mundial y la OCDE, con el propósito
de eliminar las repeticiones inútiles;
- los locales y las administraciones de las Naciones Unidas debería
estar más reagrupados. El calendario de aprobación de los programas por país
del PNUD, de la FNUAP y de la UNICEF deberían armonizarse;
- las economías realizadas gracias a una mayor eficacia deberían
reinvertir en programas de desarrollo. El secretario general debería estudiar
las modalidades de la puesta en práctica de este objetivo;
La IX
sesión de la CNUCED fue una etapa inicial de su renovación. Hemos logrado, en
estrecha cooperación con los demás Estados miembros, reformar la estructura
intergubernamental de la CNUCED y reorientar sus trabajos en un pequeño número
de prioridades. Estas se refieren a la promoción del desarrollo de los
intercambios comerciales y las inversiones, con el propósito de facilitar la
integración de los países en desarrollo al sistema comercial internacional.
Hemos determinado poner en práctica estas reformas. Las PYMES deberían ser las
principales beneficiarias de este resultado. Además, recibimos favorablemente
la iniciativa renovada de la OMC y de la CNUCED para desarrollar su
cooperación, respetando su mandato.
Fomentamos
que se intensifique la cooperación entre las agencias de las Naciones Unidas,
las instituciones financieras internacionales y la OMC:
- las reuniones regulares entre el Secretario General de las Naciones
Unidas, el Director general del FMI, el Presidente del Banco Mundial y el
Director general de la OMC, permitirían definir orientaciones estratégicas y
dar el impulso necesario a la acción concertada de estas instituciones. Esta
cooperación más estrecha debe tener en cuenta la necesidad para cada
institución de concentrarse en los ámbitos en los cuales posean una ventaja
comparativa y evitar así repeticiones inútiles;
- el PNUD, las otras agencias de las Naciones Unidas, el Banco Mundial,
el FMI, la OMC y los bancos regionales de desarrollo podrían elaborar de manera
concertada, y en estrecha colaboración con los países concernientes, los
informes sobre la estrategia a poner en práctica por país, sometiéndose a sus
instancias respectivas. Las reuniones regulares de los donantes deberían ser
organizadas en cada país para facilitar los intercambios de información y la
estructura de los programas en función de las ventajas comparativas de cada
institución. Los donantes bilaterales deberían asociarse. El coordinador
residente de las Naciones Unidas, o el representante del Banco Mundial o de un
banco regional de desarrollo podría organizar periódicamente estas reuniones,
que contribuirán a coordinar y racionalizar la acción de los donantes
reduciendo los costos;
- los aspectos civiles de las operaciones de pago( que comprenden las
actividades en favor de la democratización, la formación de la política, el
buen funcionamiento de las instituciones, y el suministro de asistencia
humanitaria) deben ser el objeto de un acercamiento global. En este aspecto,
fomentamos una cooperación más estrecha entre las Naciones Unidas, las
instituciones financieras internacionales y las organizaciones regionales
concernientes, con el propósito de facilitar la transición entre la fase de
intervención humanitaria y la fase de reconstrucción. La concertación entre
donantes bilaterales y multilaterales en los países donde haya conflictos
debería ser igualmente fortalecida.
Asegurar
la ayuda multilateral necesaria para el desarrollo
La
reconstitución de los recursos de las instituciones financieras multilaterales
debe acabar. En ese contexto, subrayamos la importancia de una repartición
equitativa para este esfuerzo, nos alegramos por la entrada de nuevos donantes
y alentamos a otros países para que participen.
Nos
felicitamos de que todos los proveedores de fondos hayan aceptado contribuir a
la AID-XI, así como de la puesta en práctica del Fondo interino de urgencia.
Este acuerdo permitirá a la Asociación prestar hasta 22 mil millones de dólares
en un período de tres años, lo que representa un éxito real. Es importante que
todos los donantes aseguren el éxito de la AID-XI en honor al conjunto de
compromisos contraídos.
Nos
felicitamos igualmente por la reconstitución de los recursos del Fondo africano
de desarrollo, pues la acción es fundamental para este continente. Tomamos nota
de las reformas ya comprometidas por la dirección del Banco africano de
desarrollo. Es igualmente importante asegurar la reconstitución del Fondo
asiático de desarrollo.
Hemos
tomado el compromiso de perpetuar la Facilidad de ajuste estructural
fortalecida (FASR) que constituye la piedra angular del Fondo monetario
internacional para los países más pobres, y recibimos con satisfacción las
proposiciones del Director general del FMI que aseguran una mayor concesión de
los préstamos acordados por la FASR a un número limitado de países pobres y muy
endeudados; el FMI contribuirá así a colocar a estos países en una situación
más sostenible. Reflexionaremos de manera constructiva y positiva a las
opciones posibles para financiar las subvenciones necesarias haciendo un
llamado principalmente a los recursos detenidos por el FMI, sin excluir las
contribuciones bilaterales. Si esto fuera posible, el FMI debería considerar la
optimización de la gestión de sus activos con el fin de facilitar el
financiamiento de la FASR. Esto permitirá al FMI mantener la estabilidad
macroeconómica y las reformas estructurales en los países más pobres, en favor
del crecimiento.
Nos
felicitamos por los adelantos realizados en la solución de los problemas de la
deuda y que el Club de París haya puesto en práctica acivamente los «plazos de
Nápoles». Sin embargo, para los países pobres y muy endeudados reconocemos la
necesidad de una acción suplementaria, particularmente para reducir la carga de
la deuda a las instituciones multilaterales así como a otros acreedores
bilaterales no miembros del Club de París. Después de las proposiciones
formuladas por las instituciones de Bretton Woods, deseamos llegar a una
solución a más tardar para este otoño sobre la base de las siguientes
orientaciones:
- la solución debe permitir regular definitivamente las situaciones de
endeudamiento no sostenible; que debe estar fundada en un enfoque caso por
caso, adaptado a la situación particular de cada país, desde que estos
demuestren su compromiso de continuar con el ajuste de su economía;
- la perpetuidad de la FASR permitirá la reducción de la carga de la
deuda de estos países;
- nos alegramos de la proposición avanzada por la dirección del Banco
Mundial de asignar 500 millones de dólares a esta iniciativa y montos
substanciales para los años siguientes. Aportaremos nuestro apoyo a una
contribución global del Banco Mundial de orden de los 2 mil millones de dólares
y trabajaremos en conjunto para esta iniciativa. Contamos con el Banco Mundial,
junto a los bancos regionales de desarrollo, para que elaboren mecanismos
prácticos de financiamiento que permitan tratar el problema de la deuda a estas
instituciones ;
- en lo que concierne a los acreedores bilaterales, tomamos el
compromiso de asegurar, teniendo en cuenta las contribuciones más elevadas
posibles del Banco Mundial así como del FMI, la viabilidad financiera y el
carácter sostenible de la deuda de todos los países que despliegan los
esfuerzos de ajuste necesarios. Saludamos las anulaciones de deuda a título de
ayuda pública al desarrollo, ya consentida por ciertos países acreedores.
Pedimos encarecidamente a los países acreedores miembros del Club de París de
ir más allá de los plazos de Nápoles, caso por caso y cuando ellos los juzguen
apropiado. Esto debería traducirse en programas de conversión de deudas a un
total de 20% en lugar de 10% del stock de deudas, sobre una base voluntaria, y
por reducciones de deudas más importantes. Paralelamente y a partir de la misma
evaluación, debemos estimular a los demás acreedores bilaterales para que
aporten su propia contribución acordando con estos países condiciones
comparables.
Lograr
la inserción de los países en transición en la economía mundial
El fin de
la guerra fría ha dado un impulso decisivo a la globalización ofreciendo la
posibilidad a las antiguas economías socialistas de tomar plenamente su lugar
en la economía mundial.
Saludamos
los buenos resultados económicos obtenidos por numerosos países en transición
que se han comprometido en el camino de la estabilización macroeconómica y las
reformas estructurales. Numerosos países, particularmente en Europa central, se
comprometieron a programas de estabilización y de reformas estructurales;
beneficiándose con un fuerte crecimiento el año pasado. Los demás países de la
región que todavía no han adoptado estas reformas están hoy atrasados. La
mayoría de los países de la ex Unión Soviética comenzaron las reformas después de
los de Europa Central, pero muchos de ellos deberían sufrir un crecimiento
positivo este año. Alentamos a todos los países en transición a continuar sus
reformas económicas con el propósito de mejorar sus resultados o de consolidar
los ya adquiridos. La BERD juega un rol importante apoyando estas reformas y
nos felicitamos por el acuerdo concluido sobre el aumento de su capital.
Apoyamos
los esfuerzos de Ucrania para continuar con las reformas políticas y económicas
e integrarse además a la economía mundial. En este aspecto, nos felicitamos por
el último acuerdo concluido con el FMI y alentamos a Ucrania para que ponga en
práctica íntegramente el programa de reformas convenido.
Recibimos
con satisfacción la Declaración de la cumbre de Moscú relativa a Ucrania y el
compromiso tomado por el presidente Koutchma de cerrar el reactivo nº 1 de
Chernobyl para fines de 1996; en el marco del programa de cierre de todas la
central para el año 2000. Reafirmamos nuestro interés en la puesta en práctica
integral del Memorándum del acuerdo concluido con Ucrania en estrecha
cooperación con ese país y con las instituciones financieras internacionales.
En este aspecto, nos felicitamos por las decisiones ya tomadas por la comunidad
internacional en materia financiera e insistimos para que todas las partes
concernientes respeten el calendario fijado para la puesta en marcha del
programa global.
Apoyamos
la reforma política en Rusia y el compromiso tomado por ese país en materia de
democracia. Las reformas económicas y políticas se fortalecen mútuamente y
ponen a Rusia en situación de desempeñar un rol más importante en la economía
mundial. Nos felicitamos por el acuerdo entre las autoridades rusas y el FMI
para el otorgamiento de una Facilidad ampliada. Este acuerdo demuestra la
solidez del compromiso de Rusia en favor de la estabilización financiera y de
las reformas económicas. El éxito de Rusia en este campo y su integración en la
economía mundial dependen de la puesta en práctica completa de sus compromisos.
Las inversiones son esenciales desde ahora para la reactivación económica; para
esto es indispensable un marco económico, jurídico y administrativo confiable.
Nos felicitamos por el acuerdo histórico ocurrido entre Rusia y el Club de
París sobre un reescalonamiento global, a mediano plazo, de la deuda externa
rusa, que permita a este país salir de la ronda de reescalonamientos. Este
acuerdo debería igualmente permitir discusiones entre Rusia y los miembros del
Club de París para determinar las condiciones en las cuales Rusia podría
participar en este recinto como país acreedor.