Anuario de Relaciones Internacionales, Año 1997 DOCUMENTOS

FONDO MONETARIO INTERNACIONAL - BANCO MUNDIAL
Asamblea anual

Discurso de Michel Camdessus

 

(Washington, 1ª de octubre de 1996)

 

Viendo reunidos en un mismo recinto a los 181 miembros de nuestra institución, yo no puedo dejar de recordar los objetivos que nos reunieron aquí, y que son los mismos fines que persigue nuestra institución, a saber dar al mundo una mayor estabilidad económica y facilitar la instauración de un crecimiento más fuerte, más durable y más ampliamente compartido. Y sin embargo, no hay necesidad de remontarse muy lejos en el tiempo para ver que estos objetivos pueden estar seriamente comprometidos. Recordemos! Hace tres años, África estaba hundida - desde hacía más de una década - en un largo período de retroceso de ingreso por habitante. Hace dos años, todos estábamos profundamente inquietos por la hiperinflación que amenazaba a Rusia, y los riesgos que ella hacía correr como consecuencia en el mundo entero. El año pasado, la crisis mejicana, sus efectos de contagio y la ayuda sin precedentes del FMI a los esfuerzos de ajuste de este país habían movilizado nuestra atención. Los desafíos que nos habían lanzado eran enormes! A pesar de ello sabíamos cómo combatirlos. Quién habría apostado que, desde principios de este año, Rusia habría podido sufrir un mes sin inflación? Que Méjico estaría en condiciones de proceder a sus primeros reembolsos anticipados al FMI? Y que África entraría en su tercer año de crecimiento de ingresos por habitante?

Estos son los logros de los cuales podemos estar orgullosos, y que demuestran que las cosas pueden cambiar para mejor. Pero nos sentimos bien porque en cada una de nuestras economías, las fuerzas poderosas de la globalización, están trabajando. Y no ignoramos que los resultados relativamente satisfactorios de estos últimos meses no tendrían futuro si, al mismo tiempo, no atacamos decididamente los desafíos ilimitados de la globalización. El momento me parece bien elegido, hoy primero para examinar los resultados que han producido vuestras estrategias, luego ver cómo el FMI supo aprovechar las oportunidades y aceptar el reto del nuevo mundo que se aproxima.

Las estrategias económicas y sus resultados

La disminución de la inflación en todo el mundo figura como una de las evoluciones más positivas. Observo que, particularmente, numerosos países industrializados se han acercado a una verdadera estabilidad de precios. Yo llamaría igualmente para que el crecimiento de los países en desarrollo continúe a un ritmo sostenido del 6% anual. En los países en transición, la actividad económica debería estabilizarse este año, después de cinco años consecutivos de retroceso. A nivel mundial, evitaré olvidar la continuación de la expansión del volumen del comercio internacional y los adelantos en la liberalización de los intercambios, la convertibilidad a los fines de las transacciones corrientes y la libre circulación de los capitales, como así también la reactivación de los flujos de capitales privados hacia los países en desarrollo y la evolución de los mercados de cambios, que restablecieron las relaciones entre las principales monedas más ajustadas a los datos económicos fundamentales.

Estas evoluciones no son, por supuesto, consecuencia del azar. Ellas demuestran, en primer lugar, un consenso creciente entre los Estados miembros del FMI sobre la necesidad del ajuste y de las reformas. Pero manifiestan también el coraje de numerosos países que supieron contraer sus políticas económicas y financieras, con el apoyo adecuado, alrededor de 30 mil millones de DEG de compromisos, que el FMI fue capaz de aportar a cerca de sesenta Estados miembros.

Sabemos también que nuestros países presentan todavía, por diferentes razones, en el plano macroeconómico o estructural. Es por eso que me regocijo particularmente por la expansión y el fortalecimiento de la Declaración de Madrid aprobada por el Comité interino. Permítanme atraer vuestra atención sobre esta declaración: no se trata simplemente de una nueva declaración, de un nuevo llamado a la acción. No, es algo totalmente particular: es la quintaesencia misma de las lecciones de protección del FMI, destilada por el grupo más representativo de los responsables financieros del planeta.

Me gustaría insistir sobre cuatro de los once mandamientos:

El saneamiento presupuestario

Debemos adoptar una concepción más ambiciosa del saneamiento presupuestario, y fortalecer la disciplina presupuestaria durante varios años. Numerosos países podrían sufrir un crecimiento más rápido y más durable si reducen sensiblemente sus importantes déficits presupuestarios y la pesada carga que estos producen en el ahorro privado. Pero suprimir los déficits no es todo; la composición del ajuste presupuestario influye profundamente sobre el bienestar económico, la acumulación de capital y el crecimiento. El saneamiento de las finanzas públicas no debe limitarse a la reducción del déficit presupuestario; debe vigilar también el buen empleo de los fondos públicos reduciendo los gastos improductivos que permita un mejor financiamiento de los sectores esenciales que son la salud y la educación.

Soluciones audaces

Si los Estados miembros quieren aprovechar plenamente la globalización, deben ser más audaces en la reforma presupuestaria, como así también en las reformas estructurales en general. Podemos enumerar, en cada país, las diversas maneras de encarar una reforma estructural global - y no un simple bricolage condenado a no tener más que un impacto marginal - que mejoraría la eficacia de las políticas macroeconómicas, favorecería la creación de empleos y protegería a las economías de los riesgos que indiqué hace un rato.

La reforma del Estado

No puede haber desarrollo durable sin una gestión responsable de los asuntos públicos. Esto significa en primer lugar que los gobiernos deben demostrar que no tolerarán ningún tipo de corrupción; esto significa también que deben llevar a cabo cierto número de tareas esenciales para mantener la confianza de los ahorristas e inversionistas privados: hacer reinar el orden público y garantizar el profesionalismo y la independencia del poder judicial.

La reforma bancaria

Debemos remediar lo que bien podría ser el talón de Aquiles de la economía contemporánea: la fragilidad de los sistemas bancarios. La amenaza de una crisis bancaria pesa permanentemente sobre los países. Porqué? En realidad no sabemos demasiado. La carencia de políticas macroeconómicas y sus resultados mediocres destruye la salud de los sectores bancarios e, inversamente, la fragilidad de los bancos se oponen a menudo a la eficacia de la política macroeconómica. Cualquier atraso en una rápida respuesta podría ser costoso. Para los países concernientes, los costos presupuestarios ocasionados por la resolución de las crisis bancarias pueden ser realmente exorbitantes y gravar fuertemente los recursos nacionales. Paralelamente, debemos evitar también las consecuencia sistémicas que pueden tener tales crisis. No faltarán respuestas, en estrecha colaboración con las demás instituciones interesadas, a este llamado por la vigilancia que implica para el FMI. En este aspecto, estoy feliz de informarles que Jim Wolfensohn (Presidente del Banco Mundial) y yo mismo, hemos decidido unir nuestras fuerzas - nuestros recursos y nuestros medios de protección - para responder a estos riesgos con acciones estrechamente coordinadas.

La acción del FMI

Recordarán sin duda el programa que nos habíamos fijado el año pasado. Se trataba de facilitar nuestra adaptación al proceso de globalización para que se convierta efectivamente en una oportunidad para todos. Dónde estamos?

Intensificar la protección

La primera de nuestra preocupaciones consistía en intensificar la protección. Con este fin, continuamos centrando las consultas del artículo IV con el propósito de prestar más atención a la evolución de las cuentas de capital, a los países donde la situación económica puede tener un efecto de contagio y a la protección regional. Alentamos igualmente a todos los Estados miembros a mejorar la calidad, la exhaustividad y los plazos de difusión de las estadísticas básicas que comunican al FMI y al público.

Fortalecer los recursos del FMI

Hay otro punto esencial en nuestro orden del día: el fortalecimiento de los recursos del FMI. En este aspecto, hemos realizado avances decisivos sobre tres frentes:

Los recursos de urgencia y las cuota-partes

Los países del G-10 y cierto número de otros miembros dan la última mano a los acuerdos que duplican las líneas de crédito abiertas hasta ahora en nuestra institución, lo que les ingresaría un total de 34 mil millones de DEG. Estos acuerdos se proporcionan como un complemento esencial de los recursos propios del FMI durante una crisis sistémica. El FMI, institución fundada sobre la cooperación y la solidaridad, se apoya sobre sus cuota-partes, y su fortaleza, como así también su credibilidad, suponen que mantenemos estas cuota-partes a un nivel adecuado. Los recursos del FMI son el objeto de una demanda sostenida, y nuestra radio de liquidez sufre actualmente una disminución relativamente rápida. Es urgente, en un momento donde la economía mundial atraviesa un período de gran incertidumbre, concluir las negociaciones relativas a la undécima revisión de las cuota-partes con el fin de conseguir mejores plazos para un aumento sensible de las cuota-partes.

Los derechos especiales de giro

Estamos preocupados porque un cierto número de Estados miembros no estaban en condiciones de participar plenamente del sistema de DEG. Yo no puedo más que alegrarme porque el Consejo de administración haya logrado un acuerdo que va a permitir que todos los miembros reciban una parte equitativa de las asignaciones acumuladas de DEG, y que colocará así a todos los participantes del sistema en un pie de igualdad.

 

La ayuda a los países pobres

Por último, el mismo espíritu de conciliación que animó a los miembros del Consejo de administración cuando se trata de encontrar una solución constructiva al problema complejo del financiamiento de las operaciones de la FASR y de la contribución del FMI a la iniciativa conjunta, comprometida junto al Banco Mundial, en favor de los países pobres muy endeudados. Todos tienen, incluso los más pobres, que aceptar ser parte de esta carga para ayudar a los que se encuentran en situaciones extremas de pobreza y endeudamiento. Comprenderán que este mundo puede cambiar para mejor y que un nuevo sistema sea efectivamente puesto en marcha.

Aceptando este compromiso, dotaron al FMI de un instrumento autofinanciado e

que le permitirá continuar desempeñando su rol atacando decididamente, todas las veces que sean necesarias, a los problemas de los países desamparados, aunque ellos se muestren dispuestos a hacer todo lo posible para rectificar su situación.

Cada una de estas cuestiones o de las iniciativas que yo mencioné muestran una dimensión nueva y determinante del nuevo sistema que se caracteriza por las responsabilidades que numerosos países, entre ellos las economías de mercado emergentes, deseen y puedan asumir en la economía mundial. Tenemos, sin dudas -y a condición de continuar adaptando nuestras instituciones y procedimientos - todos los elementos necesarios para forjar una cohesión internacional más estrecha alrededor de nuestros objetivos comunes de estabilización del sistema monetario internacional y del crecimiento de la economía mundial.

El orden del día que nos hemos propuesto es muy ambicioso. Tratemos de no olvidar que cuando dirijamos nuestra mirada hacia el futuro, muchos de los desafíos de la economía mundial actual son de tal amplitud que un país o un grupo de países no podrá combatirlo solo. Pero cuando sepamos unir nuestros esfuerzos -nosotros, todos como comunidad internacional- nuestra tarea se verá facilitada y las metas que nos fijamos estarán próximas a concretarse. Pero no perdamos de vista nuestros objetivos comunes: estabilizar la economía mundial y permitir un crecimiento de alta calidad que sea más fuerte, más durable y más ampliamente compartido, y redoblemos nuestros esfuerzos para alcanzarlos juntos!.

Este es el sentido de este nuevo sistema.