DEPARTAMENTO DE MEDIO ORIENTE
Presentación:
Pedro
Brieger
Sandra
De Rose
Cronología:
Luciano
Zaccara
Presentacion
Con su
nueva composición, el Departamento de Oriente Medio informa que las actividades
propuesta para el año 1997 son las siguientes: organizar las Primeras Jornadas
del Oriente Medio en el mes de noviembre cuyo tema principal será «1947- 1997 a
cincuenta años de la partición de Palestina»; y la publicación de dos trabajos
de investigación realizados conjuntamente con la Universidad Nacional de
Rosario.
Por otra
parte el objetivo central del DEMO es fomentar el estudio de Oriente Medio, el
mundo árabe y el Islam, dirigido a todos aquellas personas que no desean
contentarse con la información que reciben de los medios de comunicación de
masas y necesitan conocer la dinámica que está detrás de los múltiples
acontecimientos que transforman el panorama regional como internacional.
El
Departamento, contribuye al Anuario 1997 del IRI una continuación del análisis
iniciado en años anteriores sobre la situación vigente en Medio Oriente como
consecuencia del Proceso de Paz, entre Israel y los Estados árabes, realizado
por Pedro Brieger, actual coordinador del Departamento.
Todo el
acontecer histórico regional fue registrado por Luciano Zaccara, que
desde la Universidad Nacional de Rosario colabora año tras año con la
publicación del Anuario.
En la
sección Documentos se adjuntan por primera vez extractos de la Declaración
Final de la Conferencia Islámica, por lo demás se ha decidido continuar con la
publicación de los documentos más trascendentes a cargo de Sandra De Rose.
La
situación en Oriente Medio
Todo
análisis que intente desentrañar los vaivenes políticos y económicos del Medio
Oriente entre 1996 y 1997 debe tomar en cuenta -sino partir- de la relación
existente entre Estados Unidos y la región en el marco del Nuevo Orden Internacional.
Ninguna otra región tiene tanta importancia geo-estratégica para la primera
potencia mundial que lidera este nuevo orden surgido después de la Guerra
del Golfo de 1991. De allí que la cantidad de viajes que realizan los secretarios
de Estado norteamericanos hacia el Medio Oriente -y sus declaraciones públicas-
sean más que un reflejo de la forma en que Washington monitorea -especialmente-
el proceso de paz entre Israel y el mundo árabe, y entre Israel y los palestinos.
El secretario de Estado durante el primer mandato de Bill Clinton, Warren
Christopher, realizó más de veinte viajes al Medio Oriente en el tiempo que
duró su gestión. Su sucesora desde comienzos de 1997, Madelaine Albright,
en su discurso de asunción al cargo manifestó que se concentraría en los asuntos
de Europa central y oriental y en temas estratégicos, como las relaciones
de su país con China y Rusia. Paradójicamente, e inversamente proporcional
a su manifiesta preocupación y participación en el proceso de paz, mientras
la flamante secretaria de Estado nombró 18 veces a China y diez a la OTAN,
se refirió al Medio Oriente solamente en cinco oportunidades.(1)
Esto es
posible entenderlo en el marco de la política exterior de la administración
Clinton claramente alineada con los objetivos políticos israelíes, incluso con
el primer ministro Benjamin Netanyahu elegido en mayo de 1996, a pesar de que
la Casa Blanca jugará todas sus fichas al candidato laborista Shimón Peres.(2)
Según Jim Hoagland «la secretaria de Estado Madeleine Albright reafirmó el
elemento central de la política de EEUU hacia el Medio Oriente bajo Clinton:
apoyo incondicional a Israel (...). Su discurso podía haber sido pronunciado
por el primer ministro de Israel, B. Netanyahu».(3). La identificación política
con los objetivos israelíes es tal, que un editorial del International Herald
Tribune, retomado del Washington Post, señalaba en agosto de 1997 que «Estados
Unidos no sólo duda en apoyar la creación de un Estado palestino, ni siquiera
se atreve a mencionar dicha posibilidad (...) lo que alienta la postura del
gobierno israelí, de continuar con su política de anexiones».(4)
Esto se
condice con el análisis realizado por Eli Aminov, según el cual «los ejes de la
agenda de Clinton para el Medio Oriente son: (a) la seguridad de Israel, (b) la
estabilidad del Golfo y (c) la lucha contra el terrorismo.»(5) Es posible
agregar el análisis del profesor Robert Lieber de la Universidad de Georgetown
quien -tomando un informe del Departamento de Defensa de Washington- señala
tres criterios para determinar si un peligro externo afecta los intereses
vitales de los Estados Unidos: Si amenaza la superviviencia de los Estados
Unidos o de sus aliados principales; si amenaza sus intereses económicos
vitales y si se plantea el peligro de una posible futura amenaza nuclear.(6)
En 1996 y
1997 estos ejes han dictado la política de Clinton hacia el Medio Oriente. En
primer lugar (a), en aras de priorizar la seguridad de Israel, la Casa Blanca
no cuestiona la política israelí, en Cisjordania ni la expansión de los
asentamientos en ese territorio en conflicto (distanciándose aún más de la
gestión del presidente George Bush que condicionó la ayuda económica a Israel
al congelamiento de los mismos). Ni siquiera permitió que el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas condenara al gobierno de Israel después de que
su ejército bombardeara una base de las Naciones Unidas en el sur del Líbano el
18 de abril de 1996 matando más de 100 civiles libaneses. Esto, a pesar de la
investigación ordenada por el secretario general de las Naciones Unidas Boutros
Boutros-Ghali, y que concluyó que la base no fue bombardeada por accidente(7).
Por otra parte, desmintió la postura oficial israelí que sostuvo su
desconocimiento de la presencia de civiles.(8) El Departamento de Estado
incluso rechazó el informe de las Naciones Unidas y reiteró su defensa de la
postura israelí de «responder los ataques (del Hezbolá) como lo considere
apropiado».(9)
La
estabilidad del Golfo (b) en 1996-97 está determinada por la continuidad de la
denominada «Política de Contención Dual», diseñada en 1993 por la
administración Clinton como uno de los ejes de la política exterior norteamericana.
Su objetivo central era -y es- aislar económicamente(10) y contener de manera
simultánea a Irán e Irak con la esperanza de que ambos se enfrenten y
anulen.(11) Se desprende de esta política la continuación de las sanciones
económicas a ambos países y el libre suministro de petróleo de su principal
aliado del Golfo, Arabia Saudita. (12)
La
estrategia político-económica norteamericana no está consensuada por los
principales países europeos que estén interesados en incrementar su
participación en el proceso de paz del Medio Oriente y ven afectados sus
intereses al prolongarse el embargo a la producción del petróleo iraquí e
iraní. Como señala el ex diplomático francés Paul-Marie de La Gorce, la gira
por el Medio Oriente del presidente Chirac en octubre de 1996 «forzó a los
otros líderes europeos a mirar que deben hacer en el Medio Oriente».(13) Por
otra parte, la diplomacia francesa dio un paso adelante en su intento por
realizar negocios con Irán, aún al precio de desafiar los deseos de Washington.
En febrero de 1996 -por primera vez en cinco años- una delegación diplomática
francesa del más alto rango visitó Teherán para firmar acuerdos de cooperación
comercial.(14)
La lucha
contra el terrorismo (c), el tercer gran eje de la política norteamericana,
quedó claramente reflejado en 1996 con el auspicio -y participación de Clinton-
de una conferencia «anti-terrorista» en Sharm el-Sheik (Egipto) el 13 de marzo
de 1996 que contó con la presencia de Israel, la mayoría de los países árabes y
la OLP. Según Warren Christopher el objetivo de la reunión fue «reestablecer el
proceso de paz, condenar el terrorismo y hacer una esfuerzo internacional para
combatirlo» (15). No participaron de dicha reunión Siria, Libia, Irán, Irak y
El Líbano, que cuestionó abiertamente la conferencia porque sus participantes
no hacían la distinción entre terrorismo y el derecho de los pueblos a resistir
contra una ocupación -la israelí- del sur del Líbano.
Los
Acuerdos de Paz entre israelíes y palestinos
Durante
1996 y 1997 hubo dos hechos significativos que marcaron los acuerdos de paz
entre israelíes y palestinos: la elección del nuevo primer ministro israelí,
Benjamín Netanyahu y la de Yasser Arafat al frente de la Autoridad Nacional
Palestina.
29 de mayo de 1996: Elecciones en Israel
Los acuerdos
de paz firmados en Washington, conocidos como los «Acuerdos de Oslo», marcaron
un punto de inflexión en la relación entre israelíes y palestinos. Por primera
vez, después de cuarenta años, los máximos representantes de ambos pueblos
reconocieron de manera inequívoca la existencia y derechos del otro.
Sin
embargo, los acuerdos de Oslo, desde el primer momento, llevaban en sí mismos
un problema que se convirtió en el principal escollo para su implementación:
tanto el laborista Rabin-Peres, como Arafat interpretaron de manera diferente e
incluso opuesta los acuerdos firmados entre ellos. Mientras los israelíes
firmaron la paz con la firme convicción de que esta no implicaba la creación de
un Estado palestino, ni siquiera a largo plazo, los palestinos lo hacían
convencidos de que -con el correr del tiempo- dicho Estado nacería en
Cisjordania y Gaza con Jerusalén oriental como su capital. El Likud -en la
oposición en 1993- se opuso de manera tajante a la firma del tratado de paz por
entender que el laborismo le concedía a los palestinos un Estado independiente.
Todavía
en 1994, el ahora primer ministro Benjamín Netanyahu decía que su partido «va a
exigir, si no la cancelación del acuerdo con la OLP, por lo menos frenar este
proceso» (16)
Durante
casi dos años, la propaganda electoral del Likud estuvo centrada en la
«traición» del primer ministro Itzjak Rabin por promover el retiro -aunque sea
parcial- del ejército israelí de los territorios que Israel ocupa desde 1967.
Poco tiempo antes del asesinato de Rabin -el 4 de noviembre de 1995- Netanyahu
lideraba todas las encuestas preelectorales por más de diez puntos de
diferencia basado en un discurso combativo en contra de los acuerdos de paz y
de la devolución -aunque fuera parcial- de Cisjordania y Gaza.
La
conmoción que produjo el asesinato de Rabin el 4 de noviembre de 1995 se vio
reflejada en las nuevas encuestas preelectorales. Según el diario Ma'ariv del
17 de noviembre, Shimón Peres obtendría el 60 por ciento de los votos y
Netanyahu tan sólo el 22 por ciento. Sin embargo, en aras de no enfrentar a la
derecha y profundizar la fractura dentro de la sociedad israelí, Peres evitó
acelerar el proceso de paz. Cuando la derecha lo atacaba señalando que estaba
dispuesto a permitir la creación de un Estado palestino, poner en peligro la
vida de los judíos de la ciudad de Hebrón en Cisjordania o dividir la ciudad de
Jerusalén, Peres se apresuraba en aclarar que nada de ello era verdad.
«Jerusalén no será Berlín o una ciudad andrógena de dos capitales; nunca será
la capital de un Estado árabe». (17)
Confiado
en los cambios de los sondeos públicos -producto directo del asesinato de
Rabin- en vez de lanzar una ofensiva política contra la derecha, Peres llamó a
«unir filas» y evitar la propagación del odio. Consecuente con esta postura, no
tomó ninguna medida contra los grupos políticos de extrema derecha
-principalmente los religiosos, de los asentamientos de Cisjordania y Gaza que
abiertamente habían justificado el asesinato de Rabin. (18) Para evitar la
pérdida de votos, tampoco retiró al ejército israelí de la ciudad de Hebrón el
22 de marzo de 1996 según lo convenido por los acuerdos de Oslo. El 6 de mayo
le aseguró a una delegación de rabinos en su oficina de Jerusalén que «su
decisión respecto de la fecha en que se realiza el resdespliegue del Ejército
de Defensa de Israel en Hebrón depender solamente de consideraciones prácticas
y de seguridad (...) «(19). Un editorial del diario Ha'aretz señalaba que -en
realidad- el retraso del redespliegue respondía a cálculos electorales (20).
Paradójicamente,
mientras el gobierno de Shimón Peres dejó pasar el tiempo para llegar a las
elecciones de mayo sin sobresaltos, el Likud cambió su discurso. Entendiendo
que el asesinato de Rabin había sacudido a los israelíes y que el deseo de
lograr la paz con los palestinos se había instalado en la sociedad, Netanyahu
pasó a aceptar el marco de los «acuerdos de Oslo». Aunque esto representó un
giro copernicano en las históricas posturas del Likud, Netanyahu puso el acento
en los peligros que los acuerdos representaban para Israel para
desvirtuarlos.(21) Un mes antes de las elecciones del 29 de mayo de 1996 un
editorial del diario Ma'ariv señalaba que Netanyahu «esta preparado para
reconocer los acuerdos de Oslo e incluso comenzar a negociar con Arafat»(22).
De poco le sirvió a Shimón Peres el explícito apoyo de Bill Clinton durante la
campaña electoral, el reconocimiento internacional de su gestión, el premio
Nobel de la paz, la normalización económica y diplomática con casi todo el
mundo árabe, firmar un acuerdo de paz con Jordania, retirar al ejército israelí
de la franja de Gaza y las ciudades palestinas más importantes, lograr el
reconocimiento formal de la OLP, reducir el desempleo al 5 por ciento o
«moderar» su discurso. El 29 de mayo fracasó nuevamente en su intento de
seducir a los posibles votantes del Likud. Debido al nuevo sistema electoral de
elección directa a primer ministro la polarización favoreció a Benjamín Netanyahu
que obtuvo 1,501,023 votos (el 50.4%) contra 1,471,566 (49.5%) de Shimón Peres.
En el parlamento el resultado fue diferente: el laborismo de Peres obtuvo 34
escaños y el Likud de Netanyahu 32. Los restantes 54 se repartieron entre
pequeños partidos que le permitieron a Netanyahu formar una nueva coalición
gubernamental.
Los
atentados suicidas cometidos en febrero de 1996 en las ciudades de Jerusalén y
Ashkelén por miembros de los grupos islámicos palestinos, sumados al poco éxito
de la nueva guerra en el Líbano en abril y al histórico rechazo popular de
Shimón Peres, inclinaron la balanza hacia el Likud. Según Joel Peters, de la
Universidad de Reading en Inglaterra, la victoria de Netanyahu fue el resultado
de una estrategia electoral brillantemente orquestada y muy efectiva; jugó con
los miedos israelíes, las inseguridades del proceso de paz y las eternas dudas
y falta de confianza hacia Shimón Peres como líder de la nación». Netanyahu
prometió que si ofrecería paz con seguridad».(23)
El nuevo
gobierno israelí rápidamente dejó en claro cual sería su postura respecto del
proceso de paz: no más «tierras por paz» según el lema del laborismo; ninguna
concesión territorial en las alturas del Golán «parte indivisible de Israel»;
impedir la creación de un Estado palestino; ningún tipo de negociación sobre el
futuro de Jerusalén «eternamente indivisible» y nuevas construcciones de
asentamientos en Cisjordania. Según Robert Lieber «Netanyahu ha tenido un
difícil comienzo porque ha deteriorado las relaciones con los palestinos y con
los otros países árabes, con el partido laborista e incluso con miembros de su
misma coalición» (24), aunque cuenta con la ventaja de que la administración
Clinton, en sus primeros cuatro años ha tenido una actitud más favorable a Israel
que cualquier otro previo gobierno estadounidense.(25)
Las elecciones en Palestina
Con un
año y medio de retraso de lo estipulado por los acuerdos de paz de Oslo (1993)
y bajo control del ejército israelí -que desde 1967 ocupa Cisjordania y Gaza-
el 20 de enero de 1996 más de un millón de palestinos eligieron un presidente
y un «Consejo de Autogobierno» compuesto por 87 miembros en los territorios
controlados por la Autoridad Nacional Palestina, un treinta por ciento de
Cisjordania y la franja de Gaza.
Tres años
después de los acuerdos de Oslo el territorio de la Autoridad Nacional
Palestina se asemeja a una piel de leopardo plagado de manchas que no se tocan
entre sí. Las ciudades más grandes forman parte de la llamada «Zona A», a cargo
de la policía palestina y donde los soldados israelíes -en teoría- sólo pueden
entrar conjuntamente con esta policía. La mayoría de los 450 pueblos más
pequeños forma parte de la «Zona B», donde la policía palestina podrá ingresar,
pero Israel mantiene la «responsabilidad total de la seguridad», lo que le
permite, por ejemplo, detener palestinos. El resto de Cisjordania -la «Zona C»
que permanece bajo tutela de Israel- incluye los asentamientos israelíes,
instalaciones militares y las tierras «públicas» con las principales fuentes de
agua (1/3 del agua que se usa en Israel proviene de Cisjordania). Los
asentamientos, verdaderas ciudades con colegios, supermercados y canchas de
tenis, están habitados en su mayoría por gente que comulga con las ideas de
Igal Amir, el asesino de Itzjak Rabin.
«Solamente
el 30 por ciento de las tierras del territorio autónomo esta bajo el control
del gobierno palestino -afirma Honig-Parnass directora de «News from Within»-
porque el resto fue confiscado por Israel para los asentamientos, la construcción
de sus caminos o para uso militar. Además, la economía palestina está en
ruinas, muy pocos trabajadores pueden cruzar la frontera para trabajar en
Israel, y el gobierno de Netanyahu expande cada vez más el área de Jerusalén
que ya ocupa un 15 por ciento de toda Cisjordania, controla todos las
carreteras, el agua, los puertos, las fronteras y determina quién puede salir o
entrar a los territorios de la Autonomía Palestina. (26)
Por otra
parte, el debilitado gobierno de Arafat está siendo cada vez más cuestionado
por los propios palestinos. Según el Palestine Times de setiembre, «Arafat, una
vez un símbolo de libertad y de un Estado Palestino, ahora se parece más a un
tirano y dictador».(27) Edward Said, profesor de la Universidad de
Columbia y uno de los intelectuales palestinos más conocidos, ni siquiera puede
expresar abiertamente su críticas porque su último libro(28) -que
cuestiona los acuerdos de Oslo- fue prohibido en Cisjordania y Gaza por órdenes
directas de Arafat.
En este
marco es posible comprender la magnitud de las manifestaciones palestinas de
setiembre 1996 después de que el gobierno de Netanyahu decidiera reabrir un
túnel que parte del Muro de los Lamentos y desemboca en una de las calles de la
Vía Dolorosa en el corazón del barrio musulmán de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
Según el comunicado emitido por el Ministerio de Relaciones Exteriores de
Israel «la restauración del túnel del Muro Occidental es parte de un esfuerzo
realizado por Israel para encontrar sitios arqueológicos en Jerusalén y mejorar
el turismo en la Ciudad Vieja (...) La restauración del túnel no
representa peligro para ningún edificio u otras estructuras en la Ciudad
Vieja».(29) El túnel, de unos 480 metros de longitud, bordea los muros
de Haram al-Sharif, el tercer lugar sagrado del Islam. El 29 de agosto Arafat
había convocado a un rezo masivo para el viernes 30 en la mezquita de Al-Aqsa
de Jerusalén y a una huelga general de cuatro horas para presionar al gobierno
israelí. Sin embargo, fueron muy pocos los que se hicieron eco de su llamado,
reflejando la pérdida de credibilidad del dirigente palestino. La violencia
expresada en las calles que no fue ni orquestada ni dirigida por Arafat.
Diez años
después de la famosa Intifada, los jóvenes -como siempre- motorizan la lucha
palestina. Esta vez representan una nueva generación que sólo recuerda la
Intifada, pero que está marcada por las expectativas de las promesas de sus
líderes de acceder a un Estado independiente, y la consecuente frustración por
ver que esa posiblidad se aleja cada vez más.
La
apuesta de Arafat es la continuidad del proceso de paz. Sin embargo, cada vez
tiene menos margen de maniobra para convencer a su pueblo de que el Estado
palestino está al alcance de la mano. Desde el triunfo del Likud en mayo de
1996 Netanyahu decidió la apertura del polémico túnel en Jerusalén en octubre
del año pasado; el ejército israelí abandonó en 1997 sólo el 2% del territorio
palestino contra un 30% esperado; Arafat ni siquiera puede moverse con libertad
entre Cisjordania y Gaza sin la autorización del ejército israelí, se impide
cualquier proyecto de desarrollo que represente un paso hacia la creación de un
Estado (como la construcción de un puerto, de un aeropuerto o mismo de
complejos turísticos). Según el diario egipcio Al Ahram, la promesa de Arafat
de convertir a Palestina en la «Singapur del Medio Oriente» ha dejado a los
palestinos con la sensación de haber sido engañados (30). En la franja de Gaza,
el 70% de los 885 mil palestinos que allí viven son considerados refugiados por
las Naciones Unidas y el salario medio ronda los 369 dólares, 42 menos que en
1996.(31) Para los palestinos, en 1997, la gota que rebalsó el vaso fue la
construcción del nuevo asentamiento judío en Jebel Abu Ghneim (Har Jom -»monte
de la muralla»- para los israelíes) cuyo objetivo es cortar la continuidad
territorial y demográfica palestina entre Jerusalén y Belén.Ante estos hechos
es posible comprender porque a Arafat se le hace tan difícil convencer a su
pueblo de que Netanyahu está dispuesto a continuar con el proceso de paz
iniciado por Rabin. Entre la espada de Netanyahu y la pared que levantan los
movimientos islámicos que gozan de un vasto apoyo popular (32) el mismo Arafat
se ve obligado a impulsar movilizaciones populares para presionar al gobierno
israelí.
Pedro
Brieger
Coordinador
-------------------------------------------------------------------
1.
Citado por Ugur Akinci en Turkish Probe Magazine Nº211, 10 de enero 1997
2.
Según Conor O'Clery «el presidente Clinton se negó a condenar los ataques
israelíes al Líbano desde que comenzaron el 11 de abril (porque) Estados Unidos no quiere hacer nada que
haga peligrar las posibilidades electorales del primer ministro Shimón Peres
dado que lo considera esencial para el proceso de paz». The Irish
Times
3. International Herald Tribune, Paris; 8-9 de
agosto, 1997
4.
International Herald Tribune, 8-9 de agosto, 1997.
5. Aminov, Eli; «The New Middle East» and the
Palestinian National Question. En News from Within, Alternative Information
Center, Jerusalem; 1995.
6. Department of Defense, Office of International
Security Affairs, «United States Security Strategy for the Middle East,»
Washington, DC, May 1995, p.5. Citado por Robert J. Lieber en «U.S. Middle East
Policy in the Clinton Second Term», Mid-dle East Review of International
Affairs (Begin-Sadat Center for Strategic Studies (BESA), N§1,
26.01.97, Tel Aviv.
7.
Informe de la agencia UPI, Londres, 2 de mayo 1996
8. El 7
de mayo de 1996 el primer ministro israelí Shimón Peres declaró a la CNN «no
sabíamos que había civiles».
9. Mid-East Realities (Middleast@aol.com), 4 de
mayo 1996.
10. En
marzo de 1995 la Casa Blanca veto un acuerdo comercial de mil millones de
dólares de la petrolera Conoco y la Compañía Nacional Iraní de Petróleo. Bazargan,
Darius; «Europe Ready To Snub U.S. Bid To Extend Sanctions On Teheran». Agencia IPS, Londres, 26.02.96
11.
Idem
12.
Según la resolución 986 del Consejo de Seguridad Irak puede vender hasta 2.000
millones de dólares en petróleo crudo durante seis meses con supervisión de la
ONU, y el plazo se podrá renovar. Una tercera parte de esta cantidad se utiliza
para indemnizar a las víctimas de la invasión iraquí a Kuwait en agosto de
1990, que condujo al embargo económico de la ONU contra Irak. Las dos terceras
partes restantes serán para comprar alimentos y medicina. (Hiro, Dilip;
IPS, Londres, 4 de marzo 97)
13. De La Gorce, Paul-Marie; Europe and the
Arab-Israel Conflict: a survey. En Journal of Palestine Studies, Vol. XXVI,
N§3, Spring 1997, pag.5
14.
Idem
15.
Citado por la Agencia Reuter, 8 de marzo 1996.
16.
Artículo sobre Beniamín Netanyahu publicado en el diario israelí Yediot
Ajronot, 15.12.94.
17.
Citado por Yoel Marcus; «Ha'aretz» 24.12.95
18.
Según la periodista Debora Horan de la Agencia IPS «muchos rabinos se unieron a
la polémica política, y algunos hasta dieron sanción religiosa al asesinato
político»; 15.11.95
19. «La
fecha del redespliegue de Hebrón se basa en consideraciones de seguridad». Comunicado
oficial del consejero de prensa del primer ministro; Jerusalén, 6.5.96
«Jerusalem will remain united under Israeli control, and all attempts to
convince the public that the Government will divide Jerusalem are nothing but
hearsay. Rachel's Tomb and the Tomb of the Patriarchs will also remain under
Israeli control.» Information Division, Israel Foreign Ministry-
20.
Ha'aretz, 6.05.96
21. «El
gobierno reconocer los hechos creados por los acuerdos de Oslo y se compromete
a minimizar los peligros -inherentes a ellos- que representan para la seguridad
de Israel». Guía del Likud para las conversaciones con los palestinos;
publicado en The Jerusalém Report, 26.04.96
22.
Ma'ariv, 30.04.96
23.
Peters, Joel; Israel bajo Netanyahu: La situación actual de la política
israelí. En Middle East Review of International Affairs,
Begin-Sadat Center (BESA) enero 1997
24.
Lieber; ob. cit.
25.
Idem.
26.
Entrevista del autor con Tikva Honig-Parnass, directora de la revista «News
from Within» de Jerusalén, setiembre 1996
27.
Palestine Times N§63, setiembre 1996;
28. The politics of Dispossession: The Struggle
for palestinian Self-determination, 1969-1994. Vintage Press, 1996.
29.Information Division, Israel Foreign
Ministry-Jerusalem,
26.09.96 ; URL: http://www.israel-mfa.gov.il
30. Al Ahram, 29.06.1995. Citado por Kanovsky,
Eliya-hu; «The Middle East Economies: The Impact of Domestic and International
Politics» En MERIA JOURNAL 2, Article 1, 2 Jun 1997 BESA Center
31.
Hass, Amira; Ha'aretz, 24.04.97)
32. En
enero de 1996 fue asesinado Yihya Ayyash, conocido como «el ingeniero», el
activista palestino más buscado por los servicios secretos israelíes. Su
funeral convocó a más de 100 mil personas, considerado como la movilización
popular más importante de la historia de la franja de Gaza, mayor aún que la
organizada para festejar el regreso de Yasser Arafat.