Declaración de Quebec
Nosotros, los Jefes de Estado y de Gobierno de las Américas elegidos
democráticamente, reunidos en la ciudad de Quebec en nuestra Tercera
Cumbre, renovamos nuestro compromiso con la integración hemisférica
y la responsabilidad nacional y colectiva a fin de mejorar el bienestar
económico y la seguridad de nuestros pueblos. Hemos adoptado un
Plan de Acción para fortalecer la democracia representativa, promover
una eficiente gestión de gobierno y proteger los derechos humanos
y las libertades fundamentales.* Buscamos crear mayor prosperidad e incrementar
las oportunidades económicas y, al mismo tiempo, fomentar la justicia
social y desarrollar el potencial humano.
Reiteramos nuestro firme compromiso y adhesión a los principios
y propósitos de las Cartas de las Naciones Unidas y de la Organización
de los Estados Americanos (OEA).
Nuestras ricas y variadas tradiciones ofrecen oportunidades inigualables
para el crecimiento, para compartir experiencias y conocimientos y para
crear una familia hemisférica sobre la base de un orden internacional
más justo y democrático. Debemos enfrentar los retos inherentes
a las diferencias de tamaño y de niveles de desarrollo social,
económico e institucional en nuestros países y en nuestra
región.
Hemos avanzado en la implementación de los compromisos colectivos
asumidos en Miami en 1994 y profundizados en Santiago en 1998. Reconocemos
la necesidad de continuar enfrentando las vulnerabilidades de nuestros
procesos de desarrollo y de aumentar la seguridad humana. Estamos conscientes
de que aún queda mucho por lograr para que el proceso de Cumbres
de las Américas sea relevante en la vida cotidiana de nuestros
pueblos y contribuya a su bienestar.
Reconocemos que los valores y prácticas de la democracia son fundamentales
para avanzar en el logro de todos nuestros objetivos. El mantenimiento
y fortalecimiento del Estado de Derecho y el respeto estricto al sistema
democrático son, al mismo tiempo, un propósito y un compromiso
compartido, así como una condición esencial de nuestra presencia
en ésta y en futuras Cumbres. En consecuencia, cualquier alteración
o ruptura inconstitucional del orden democrático en un Estado del
Hemisferio constituye un obstáculo insuperable para la participación
del Gobierno de dicho Estado en el proceso de Cumbres de las Américas.
Tomando debidamente en cuenta los mecanismos hemisféricos, regionales
y subregionales, existentes, acordamos llevar a cabo consultas en el caso
de una ruptura del sistema democrático de un país que participa
en el proceso de Cumbres.
Las amenazas contra la democracia, hoy en día, asumen variadas
formas. Para mejorar nuestra capacidad de respuesta a estas amenazas,
instruimos a nuestros Ministros de Relaciones Exteriores que, en el marco
de la próxima Asamblea General de la OEA, preparen una Carta Democrática
Interamericana que refuerce los instrumentos de la OEA para la defensa
activa de la democracia representativa.*
Nuestro compromiso de asegurar el pleno respeto a los derechos humanos
y las libertades fundamentales se basa en principios y en convicciones
compartidos. Apoyamos el fortalecimiento y perfeccionamiento de la eficacia
del sistema interamericano de derechos humanos, que incluye la Comisión
Interamericana sobre Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos
Humanos. Encomendamos a la XXXI Asamblea General de la OEA que considere
un adecuado incremento de los recursos para las actividades de la Comisión
y de la Corte, para perfeccionar los mecanismos de derechos humanos y
para promover la observancia de las recomendaciones de la Comisión
y el cumplimiento de las sentencias de la Corte.
Reafirmamos nuestro compromiso de mantener la paz y la seguridad a través
de la utilización eficaz de los medios hemisféricos previstos
para la solución pacífica de las controversias y la adopción
de medidas de fomento de la confianza y de la seguridad. En este sentido,
apoyamos y elogiamos los esfuerzos de la OEA. Reiteramos nuestra plena
adhesión a los principios que obligan a los Estados a abstenerse
de la amenaza o el uso de la fuerza, de acuerdo con el derecho internacional.
Conforme a los principios del derecho internacional humanitario, condenamos
enérgicamente los ataques contra la población civil. Tomaremos
toda medida posible para asegurar que los niños y niñas
de nuestros países no participen en conflictos armados y condenamos
la utilización de niños y niñas por fuerzas irregulares.
Reafirmamos que la subordinación constitucional de las fuerzas
armadas y de seguridad a las autoridades civiles legalmente constituidas
de nuestros países, y el respeto al Estado de Derecho por parte
de todas las instituciones nacionales y sectores de la sociedad, son fundamentales
para la democracia. Haremos esfuerzos para limitar los gastos militares
manteniendo una capacidad que corresponda a nuestras legítimas
necesidades de seguridad y promoveremos una mayor transparencia en la
adquisición de armamento.
Reiteramos nuestro compromiso de combatir las nuevas amenazas multidimensionales
a la seguridad de nuestras sociedades. Entre estas amenazas destacan,
principalmente, el problema mundial de la droga y delitos conexos, el
tráfico ilícito y el uso criminal de las armas de fuego,
el creciente peligro que representa el crimen organizado, así como
el problema general de la violencia en nuestras sociedades. Reconociendo
que la corrupción menoscaba valores democráticos básicos,
representa un desafío a la estabilidad política y al crecimiento
económico y, por tanto, amenaza los intereses vitales de nuestro
hemisferio, reforzaremos nuestra lucha contra la corrupción. Reconocemos,
asimismo, la necesidad de mejorar las condiciones de seguridad humana
en el Hemisferio.
Renovamos nuestro compromiso con la plena aplicación de la Estrategia
Antidrogas en el Hemisferio basada en los principios de responsabilidad
compartida, en un enfoque integral y equilibrado y en la cooperación
multilateral. Acogemos con beneplácito el desarrollo del Mecanismo
de Evaluación Multilateral, y reiteramos nuestro compromiso para
hacer de este mecanismo, único en el mundo, uno de los pilares
centrales en una cooperación hemisférica eficaz para la
lucha contra todos los factores que constituyen el problema mundial de
la droga. Expresamos nuestro apoyo a los programas eficaces de desarrollo
alternativo orientados a la erradicación de los cultivos ilícitos,
y realizaremos esfuerzos para facilitar el acceso a los mercados de los
productos derivados de estos programas.
Reconocemos que otra grave amenaza a la seguridad de nuestra población
es el VIH/SIDA. Estamos unidos en la determinación de adoptar estrategias
multisectoriales y mejorar nuestra cooperación para combatir esta
enfermedad y sus consecuencias.
Reafirmamos la importancia de la independencia del poder judicial y nuestra
determinación de asegurar el acceso equitativo a la justicia y
garantizar su administración oportuna e imparcial. Nos comprometemos
a incrementar la transparencia en la gestión pública.
Las economías abiertas y libres, el acceso a los mercados, el flujo
sostenido de las inversiones, la formación de capitales, la estabilidad
financiera, políticas públicas adecuadas, el acceso a la
tecnología y el desarrollo y capacitación de los recursos
humanos, son claves para reducir la pobreza y la inequidad, elevar los
niveles de vida y promover el desarrollo sostenible. Trabajaremos con
todos los sectores de la sociedad civil y las organizaciones internacionales
para asegurar que las actividades económicas contribuyan al desarrollo
sostenible de nuestras sociedades.
Acogemos el progreso significativo logrado hasta la fecha para el establecimiento
de un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), incluyendo
la elaboración de un borrador preliminar del Acuerdo ALCA. Tal
como se acordó en la Cumbre de Miami, el libre comercio, sin subsidios
ni prácticas desleales, acompañado de flujos crecientes
de inversión productiva y de una mayor integración económica,
favorecerá la prosperidad regional, permitiendo elevar los niveles
de vida, mejorar las condiciones laborales de los pueblos de las Américas
y proteger mejor el medio ambiente. La decisión de hacer público
el borrador preliminar del Acuerdo ALCA es una muestra clara de nuestro
compromiso colectivo con la transparencia y con una comunicación
creciente y sostenida con la sociedad civil.
Instruimos a nuestros Ministros que aseguren que las negociaciones del
Acuerdo ALCA concluyan, a más tardar, en enero de 2005, para tratar
de lograr su entrada en vigencia lo antes posible, y no más allá
de diciembre de 2005.* Esto será un elemento clave para generar
el crecimiento económico y la prosperidad en el Hemisferio, y contribuirá
al logro de los amplios objetivos de la Cumbre. El Acuerdo deberá
ser equilibrado, comprensivo, y congruente con las reglas y disciplinas
de la Organización Mundial del Comercio (OMC), y deberá
constituir un compromiso único. Otorgamos gran importancia a que
el diseño del Acuerdo tenga en cuenta las diferencias en tamaño
y niveles de desarrollo de las economías participantes.
Reconocemos el desafío que presenta la gestión ambiental
en el Hemisferio. Comprometemos a nuestros gobiernos a fortalecer la protección
del medio ambiente y el uso sostenible de los recursos naturales con miras
a asegurar un equilibrio entre el desarrollo económico, el desarrollo
social y la protección del medio ambiente, en virtud de su interdependencia
y refuerzo mutuo. Nuestra meta es alcanzar el desarrollo sostenible en
todo el Hemisferio.
Promoveremos el cumplimiento de las normas fundamentales del trabajo reconocidas
internacionalmente e incorporadas en la Declaración de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) relativa a los Principios y Derechos Fundamentales
en el Trabajo y su Seguimiento, adoptada en 1998. Consideraremos la ratificación
o adhesión a las convenciones fundamentales de la OIT, según
corresponda. A fin de avanzar en nuestro compromiso de crear mayores oportunidades
de empleo, incrementar las capacidades de los trabajadores y mejorar las
condiciones laborales en todo el Hemisferio, reconocemos la necesidad
de considerar, en los foros hemisféricos e internacionales pertinentes,
las cuestiones de la globalización relacionadas con el empleo y
el trabajo. Instruimos a la Conferencia Interamericana de Ministros del
Trabajo que continúe considerando los temas relacionados con la
globalización que afectan al empleo y al trabajo.
Reconociendo la importancia de la energía como una de las bases
fundamentales para el desarrollo económico, la prosperidad de la
región y el mejoramiento de la calidad de vida, nos comprometemos
a desarrollar iniciativas de energía renovable y a profundizar
la integración energética, perfeccionando los marcos regulatorios
y su aplicación, y promoviendo los principios del desarrollo sostenible.
La democracia y el desarrollo económico y social son interdependientes
y se refuerzan mutuamente como condiciones fundamentales para combatir
la pobreza y la desigualdad. No escatimaremos esfuerzos para liberar a
nuestros ciudadanos de las condiciones inhumanas de la pobreza extrema.
Nos comprometemos a realizar esfuerzos adicionales para alcanzar los objetivos
internacionales de desarrollo, especialmente la reducción en un
50% para el año 2015 de la proporción de las personas que
viven en condiciones de pobreza extrema.
Nos comprometemos a impulsar programas para mejorar la agricultura y la
vida rural y promover la agro-industria como contribución esencial
a la reducción de la pobreza y el fomento del desarrollo integral.
Nos comprometemos a fortalecer la cooperación hemisférica
y las capacidades nacionales para desarrollar un enfoque más integrado
en el manejo de desastres naturales. Continuaremos implementando políticas
que mejoren nuestra capacidad para prevenir, mitigar y atender las consecuencias
de los desastres naturales.
Acordamos estudiar medidas que faciliten el acceso oportuno a recursos
financieros para atender las necesidades de emergencia.
Reconocemos las contribuciones económicas y culturales que aportan
los migrantes a las sociedades de destino y a sus comunidades de origen.
Nos comprometemos a asegurar tratamiento digno y humano, con protección
legal adecuada, defensa de los derechos humanos y condiciones de trabajo
seguras y saludables para los migrantes. Fortaleceremos mecanismos de
cooperación hemisféricos para atender las legítimas
necesidades de los migrantes y adoptar medidas eficaces en contra del
tráfico de seres humanos.
El progreso hacia sociedades más democráticas, economías
en crecimiento y la equidad social, depende de una ciudadanía educada
y de una fuerza laboral capacitada. Hemos acordado una serie de políticas
para mejorar el acceso a una educación de calidad a través
de la capacitación de los docentes, la educación de los
valores cívicos y el uso de las tecnologías de la información
tanto en nuestras aulas como en la evaluación del progreso para
el logro de estos objetivos. Mejores políticas educativas y mayores
inversiones en nuestros sistemas educativos contribuirán a reducir
las desigualdades de ingresos y a cerrar la brecha digital en nuestro
Hemisferio.
Nuestros esfuerzos colectivos hemisféricos serán más
eficaces con el uso innovador de las tecnologías de la información
y de las comunicaciones con el fin de conectar a nuestros gobiernos y
a nuestros pueblos y para compartir conocimientos e ideas. Nuestra declaración,
Conectando las Américas, resalta esta convicción.
Destacamos que la buena salud y el acceso equitativo a la atención
médica, a los servicios de salud y a medicinas a costos accesibles
son de importancia vital para el desarrollo humano y el logro de nuestros
objetivos políticos, económicos y sociales.
Reafirmamos nuestro compromiso de proteger los derechos humanos y las
libertades fundamentales de todos, incluyendo aquellos en situación
de vulnerabilidad o marginalidad, los discapacitados o los que requieren
protección especial. Nos comprometemos a erradicar todas las formas
de discriminación, incluido el racismo, la discriminación
racial, la xenofobia y otras formas conexas de intolerancia en nuestras
sociedades, así como a promover la equidad de género y a
lograr la plena participación de todos los individuos en la vida
política, económica, social y cultural de nuestros países.
Nos esforzaremos para asegurar que los resultados del Cónclave
Indígena de las Américas celebrado en Guatemala y de la
Cumbre de los Pueblos Indígenas de las Américas, realizada
en Ottawa, se recojan en la implementación de la Declaración
de la Cumbre de las Américas y su Plan de Acción. Apoyamos
los esfuerzos encaminados a la pronta y exitosa conclusión de las
negociaciones del Proyecto de la Declaración Americana sobre los
Derechos de los Pueblos Indígenas, la cual promoverá y protegerá
sus derechos y libertades fundamentales.
Consideramos que la diversidad cultural que caracteriza a nuestra región
es fuente de gran riqueza para nuestras sociedades. El respeto y la valoración
de nuestra diversidad deben ser un factor de cohesión que fortalezca
el tejido social e impulse el desarrollo de nuestras naciones.
La responsabilidad principal de la coordinación e implementación
del Plan de Acción anexo reside en nuestros gobiernos. Las reuniones
ministeriales están produciendo resultados significativos en apoyo
a los mandatos de las Cumbres. Proseguiremos el desarrollo continuo de
esta cooperación.
Valoramos el apoyo activo de la Organización de los Estados Americanos
y sus organismos especializados, particularmente la Organización
Panamericana de la Salud, el Instituto Interamericano de Cooperación
para la Agricultura y el Instituto Interamericano del Niño, así
como del Banco Interamericano de Desarrollo, la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe y el Banco Mundial. Hacemos un
llamado a estas instituciones y a otras organizaciones regionales e internacionales
a que establezcan una mayor coordinación para el apoyo a la implementación
y al seguimiento del Plan de Acción de esta Cumbre.
La OEA desempeña un papel central en la implementación de
las decisiones de las Cumbres de las Américas. Instruimos a nuestros
Ministros de Relaciones Exteriores que, en la próxima Asamblea
General, avancen y profundicen el proceso de reformas en la OEA, respaldado
por recursos adecuados, con el fin de mejorar su funcionamiento y permitir
que la Organización implemente mejor los mandatos de las Cumbres.
Recibimos con beneplácito y valoramos las contribuciones de la
sociedad civil, incluidas las de las organizaciones empresariales y sindicales,
al Plan de Acción. Afirmamos que la apertura y transparencia son
vitales para el fortalecimiento de la concientización pública
y la legitimidad de nuestras tareas. Hacemos un llamado a todos los ciudadanos
de las Américas a que contribuyan al proceso de las Cumbres.
Nosotros, los Jefes de Estado y de Gobierno de las Américas, hemos
decidido aceptar el ofrecimiento del Gobierno de la República Argentina
para ser la sede de la Cuarta Cumbre de las Américas.
Las Cumbres de las Américas existen para servir a la gente. Debemos
desarrollar soluciones eficaces, prácticas y solidarias para resolver
los problemas que enfrentan nuestras sociedades. No tememos a la globalización
ni estamos cegados por su brillo. Estamos unidos en nuestra determinación
de dejar a las generaciones futuras un Hemisferio democrático y
próspero, más justo y generoso; un Hemisferio donde nadie
sea relegado. Estamos comprometidos para hacer de éste el siglo
de las Américas.
* Venezuela reserva su posición
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