- Instituto de Relaciones Internacionales - Anuario 2002 -
Estados Unidos
Washington D.C., Estados Unidos, 1 de marzo de 2001

Resumen de la certificación antidrogas 2001

Traducción extraoficial del "Resumen" del informe INCSR:

Resumen del 2000

Para los programas antidrogas internacionales de Estados Unidos, el 2000 fue un año de logros importantes y retos serios. La cooperación de largo plazo con nuestros aliados en el Hemisferio Occidental siguió dando fruto. Atacamos con éxito la ampliación de los cultivos de drogas, mejoramos los esfuerzos de interceptación, trabajamos para arrestar a los líderes de las organizaciones de tráfico de drogas y redujimos las oportunidades que tiene el comercio de la droga para lavar sus ganancias. Al mismo tiempo, les ofrecimos a nuestros socios ayuda de entrenamiento esencial para fortalecer sus sistemas judiciales y de ejecución de la ley, en tanto los ayudábamos a reducir el consumo de drogas en sus propios países.

El logro más notable del año fue impedir que el cultivo total de coca andina se expandiera significativamente. Seis años de interceptación aérea y fluvial, operaciones de erradicación y programas de desarrollo alternativo han alterado profundamente el mapa del cultivo de la coca en los Andes. Ha habido reducciones radicales en dos de los principales países de cultivo de coca, Perú y Bolivia. En una ocasión los dos primeros productores de coca en el mundo, ambos países vieron el cultivo caer en el 2000 a niveles sin precedentes. En 1995 Perú tenía 115.300 hectáreas y Bolivia 48.600 hectáreas cultivadas con coca. Cinco años después, las investigaciones del gobierno de Estados Unidos muestran 34.200 hectáreas en Perú y 14.600 en Bolivia, una baja de aproximadamente 70 por ciento en ambos países. Este es un logro extraordinario. Dadas las arraigadas tradiciones relacionadas con el consumo de la coca, que anteceden al descubrimiento de América en ambos países, y las intensas presiones de las organizaciones del tráfico para proteger sus cosechas enormemente lucrativas, tales reducciones representan progresos que pocos podían haber anticipado hace unos pocos años. Aun con un aumento del 11 por ciento de los cultivos en Colombia, el total de los cultivos de coca andina a fines del año se mantuvo esencialmente estable en 185.000 hectáreas, un aumento estadísticamente insignificante de menos del 2 por ciento sobre el total de 183.000 hectáreas del año anterior.

Fuera de nuestro hemisferio, un logro importante fue la eliminación virtual de la adormidera en Pakistán, que en fecha tan reciente como 1992 era el tercer proveedor mundial de opio ilícito. En la última década el cultivo de adormidera ha caído de 8.530 a 515 hectáreas. El gobierno de Pakistán ha demostrado liderato y voluntad política al erradicar el cultivo de adormidera en numerosas zonas remotas e inaccesibles. Estados Unidos ha colaborado estrechamente con Pakistán, de modo sostenido, para proveerle a la población local opciones reales, al invertir en carreteras y mejoras de la infraestructura en las zonas tradicionales de producción de opio.

La campaña de las principales organizaciones de la droga para extender el cultivo de coca en Colombia volvió a compensar las reducciones en Bolivia y Perú. Expertos del gobierno de Estados Unidos estiman que en el 2000 el cultivo de coca en Colombia aumentó 11 por ciento, para llegar a 136.200 hectáreas. Mucho del aumento ocurrió en la provincia de San José del Guaviare. Investigaciones del gobierno de Estados Unidos detectaron nuevos cultivos en los departamentos de Bolívar y Norte de Santander, zonas donde ejerce influencia el movimiento guerrillero del ELN, más pequeño que las FARC. El comercio de la droga parece tratar de cubrir sus apuestas dispersando el cultivo en rincones del país muy separados entre sí, para poner el máximo de tensión en los limitados recursos de erradicación del gobierno colombiano.

Las organizaciones colombianas de la droga no sólo han extendido el cultivo de la coca, sino que han llegado a niveles de eficiencia extraordinarios en la extracción de la cocaína de la hoja de coca. La labor en el terreno efectuada durante la Operación Avance Importante, un estudio interagencial sobre rendimientos que se ha venido haciendo durante cerca de una década, indica que en Colombia se cultivan variedades de coca de rendimiento superior. El estudio indica también que los operadores de laboratorios colombianos se han vuelto más eficientes en la elaboración de la base de cocaína a partir de la hoja de coca. Expertos del gobierno de Estados Unidos creen que esta relación de eficiencia mejorada les permitió a los refinadores colombianos producir en el 2000 alrededor de 580 toneladas métricas de cocaína.

Nos hemos enfrentado también a un nuevo tipo de reto. El comercio de la droga se ha convertido, en efecto, en el socio oculto de todos los partidos rivales que tratan de desestabilizar a Colombia. Esta alianza "narcopolítica" se ha desarrollado gradualmente en los últimos cinco años. Las organizaciones colombianas, al presenciar la vulnerabilidad del suministro de coca peruana y boliviana a las operaciones conjuntas de interceptación realizadas a fines de la década de los 90, decidieron trasladar la mayor parte del cultivo de coca al rincón sudoccidental de Colombia, zona controlada por las FARC, el grupo insurgente más antiguo del país.

Las guerrillas han provisto protección a cambio de cobrar un precio. Las organizaciones del tráfico siguen cosechando enormes beneficios, sobre los que las FARC, al igual que sus enemigos, las unidades de autodefensa de la AUC, cobran "impuestos" para comprar armas y pertrechos de guerra. A medida que ha ido en aumento la lucha, que data de hace 37 años, los ingresos provenientes de la droga se han convertido en la sangre vital del conflicto armado, y todos los bandos están dispuestos a hacer enormes esfuerzos para proteger esta fuente de supervivencia económica. Hacer de las drogas ilícitas la principal fuente de financiamiento de la insurgencia ha aumentado lo que tienen en juego todas las partes interesadas. Ahora que el comercio de la droga es una parte orgánica del conflicto civil colombiano, el problema que encara la coalición antidroga será cómo reducir la oferta de drogas ilegales sin exacerbar conflictos locales que amenazan la estabilidad regional. Es probable que éste siga siendo el reto antidroga más importante que enfrentaremos en los próximos años.

En julio de 2000, Estados Unidos dio un paso importante para encarar este reto al aprobar legislación que proveyó un paquete de ayuda general por 1.300 millones de dólares en apoyo del "Plan Colombia" del gobierno colombiano. El paquete de ayuda estadounidense ayudará a Colombia a ocuparse de todos los retos que afronta -- sus esfuerzos para combatir el tráfico de drogas ilícitas, para ampliar el imperio del derecho, para proteger los derechos humanos, para expandir el desarrollo económico, para instaurar la reforma judicial y para promover la paz. Complementa los actuales programas antinarcóticos estadounidenses ya establecidos, que totalizan 330 millones de dólares. De acuerdo con el Plan Colombia, Estados Unidos apoyará la reforma del sector judicial y proyectos de desarrollo alternativo y proveerá equipo, adiestramiento y asistencia técnica a la policía y las fuerzas militares antinarcóticas de Colombia para aumentar su capacidad de erradicar los cultivos ilícitos de coca y adormidera y llevar a cabo operaciones de interceptación. El punto focal geográfico inicial está en el Departamento del Putumayo en el sur de Colombia, donde se cultiva la mayoría de las cosechas ilegales y donde opera el mayor número de grupos armados ilegales. Para oponerse a esta amenaza, el paquete de ayuda estadounidense provee para el adiestramiento y equipamiento de una Brigada Antinarcótica de 2.900 efectivos. El segundo batallón de la brigada completó su adiestramiento en diciembre del 2000 y, junto con el primero (que completó su adiestramiento en 1999) está ahora en condiciones de operar.

Encaramos diferentes obstáculos para limitar el cultivo de adormidera, fuente de la heroína. Al contrario de la coca, que actualmente se cultiva en sólo tres países andinos, es posible encontrar adormidera en casi todas las regiones del mundo. Como cultivo anual con hasta tres cosechas por año, la adormidera es mucho más difícil de eliminar, especialmente porque el 93 por ciento de la pasta de opio que se produce en el mundo se origina en Afganistán y Birmania, países en los que nuestra influencia es limitada. La adormidera que nos afecta más directamente, sin embargo, se cultiva en Colombia y México. Aunque ambos países sólo representan menos del 3 por ciento de la producción mundial estimada, la mayoría de la heroína que entra en Estados Unidos proviene de estos dos países, en los cuales ayudamos a los gobiernos en sus campañas de erradicación de la adormidera. Por lo tanto, los programas de erradicación en estos dos países pueden tener un impacto significativo en la corriente de heroína dirigida a Estados Unidos.

El gobierno de Estados Unidos estima que México ha erradicado, en efecto, 7.600 hectáreas de adormidera en el 2000. Si se incluye en el cálculo la devastación causada por una sequía, la cosecha total a fin de año fue de sólo 1.900 hectáreas de adormidera. Este es el nivel más bajo registrado en México desde que se pusieron en práctica en 1986 encuestas precisas. La cosecha mexicana podría haber producido un estimado de 2,5 toneladas de heroína. Como resultado, en el 2000 el mercado estadounidense dispuso de cerca de dos toneladas menos de heroína que en 1999. En Colombia, la Policía Nacional estima que las operaciones aéreas erradicaron en el 2000 9.254 hectáreas de adormidera. Los totales finales de cultivo de opio no estaban disponibles al momento de esta publicación.

Hemos continuado trabajando efectivamente en el sudeste y el sudoeste de Asia, que anteriormente eran los productores prioritarios de la heroína que afectaba Estados Unidos, para eliminar cultivos en Tailandia, Laos y Pakistán. Debido a la situación política allí, no trabajamos directamente con Birmania, el segundo productor mundial de opio. Sin embargo, apoyamos un pequeño Programa de las Naciones Unidas para el Control de las Drogas y hemos apoyado esfuerzos regionales de ejecución de la ley para refrenar la salida de opio y heroína de Birmania. El gobierno de Estados Unidos ha apoyado y alentado con firmeza la cooperación antinarcótica dirigida contra los productores y traficantes birmanos en Tailandia, China y otros países de ASEAN. La producción birmana está en su nivel más bajo en años y se ha mantenido firmemente en ese nivel durante los últimos tres años. Tailandia ha seguido operando uno de los programas de erradicación y sustitución de cultivos más exitosos del mundo. Este año las fuerzas dedicadas a la erradicación destruyeron 758 hectáreas de adormidera, dejando por segundo año consecutivo una cosecha considerablemente menor de 1.000 hectáreas.

Como ocurre en Tailandia, la producción de opio en Pakistán sigue disminuyendo, pero el vecino Afganistán continúa siendo el mayor productor del mundo. Aunque la situación política en Pakistán también impide la acción directa, hemos trabajado con vecinos de la región, inclusive el Grupo Seis Más Dos, para presionar a las autoridades de Afganistán para que reduzcan el comercio. Informes preliminares indican que el liderato talibán en Afganistán puede haber establecido una prohibición, en apariencia efectiva, de la producción en la temporada de cultivo 2000-2001. Sin embargo, otros informes indican que hay un inventario suficiente de años anteriores, como para cubrir fácilmente la demanda. Es vital mantener la presión en estas regiones, aun cuando ellas produzcan sólo una pequeña porción del consumo estadounidense en este momento, porque los traficantes volverán a estas fuentes si son eliminadas las de Colombia y México.