Resumen de la certificación antidrogas 2001
Traducción extraoficial del "Resumen" del informe
INCSR:
Resumen del 2000
Para los programas antidrogas internacionales de Estados Unidos, el 2000
fue un año de logros importantes y retos serios. La cooperación
de largo plazo con nuestros aliados en el Hemisferio Occidental siguió
dando fruto. Atacamos con éxito la ampliación de los cultivos
de drogas, mejoramos los esfuerzos de interceptación, trabajamos
para arrestar a los líderes de las organizaciones de tráfico
de drogas y redujimos las oportunidades que tiene el comercio de la droga
para lavar sus ganancias. Al mismo tiempo, les ofrecimos a nuestros socios
ayuda de entrenamiento esencial para fortalecer sus sistemas judiciales
y de ejecución de la ley, en tanto los ayudábamos a reducir
el consumo de drogas en sus propios países.
El logro más notable del año fue impedir que el cultivo
total de coca andina se expandiera significativamente. Seis años
de interceptación aérea y fluvial, operaciones de erradicación
y programas de desarrollo alternativo han alterado profundamente el mapa
del cultivo de la coca en los Andes. Ha habido reducciones radicales en
dos de los principales países de cultivo de coca, Perú y
Bolivia. En una ocasión los dos primeros productores de coca en
el mundo, ambos países vieron el cultivo caer en el 2000 a niveles
sin precedentes. En 1995 Perú tenía 115.300 hectáreas
y Bolivia 48.600 hectáreas cultivadas con coca. Cinco años
después, las investigaciones del gobierno de Estados Unidos muestran
34.200 hectáreas en Perú y 14.600 en Bolivia, una baja de
aproximadamente 70 por ciento en ambos países. Este es un logro
extraordinario. Dadas las arraigadas tradiciones relacionadas con el consumo
de la coca, que anteceden al descubrimiento de América en ambos
países, y las intensas presiones de las organizaciones del tráfico
para proteger sus cosechas enormemente lucrativas, tales reducciones representan
progresos que pocos podían haber anticipado hace unos pocos años.
Aun con un aumento del 11 por ciento de los cultivos en Colombia, el total
de los cultivos de coca andina a fines del año se mantuvo esencialmente
estable en 185.000 hectáreas, un aumento estadísticamente
insignificante de menos del 2 por ciento sobre el total de 183.000 hectáreas
del año anterior.
Fuera de nuestro hemisferio, un logro importante fue la eliminación
virtual de la adormidera en Pakistán, que en fecha tan reciente
como 1992 era el tercer proveedor mundial de opio ilícito. En la
última década el cultivo de adormidera ha caído de
8.530 a 515 hectáreas. El gobierno de Pakistán ha demostrado
liderato y voluntad política al erradicar el cultivo de adormidera
en numerosas zonas remotas e inaccesibles. Estados Unidos ha colaborado
estrechamente con Pakistán, de modo sostenido, para proveerle a
la población local opciones reales, al invertir en carreteras y
mejoras de la infraestructura en las zonas tradicionales de producción
de opio.
La campaña de las principales organizaciones de la droga para extender
el cultivo de coca en Colombia volvió a compensar las reducciones
en Bolivia y Perú. Expertos del gobierno de Estados Unidos estiman
que en el 2000 el cultivo de coca en Colombia aumentó 11 por ciento,
para llegar a 136.200 hectáreas. Mucho del aumento ocurrió
en la provincia de San José del Guaviare. Investigaciones del gobierno
de Estados Unidos detectaron nuevos cultivos en los departamentos de Bolívar
y Norte de Santander, zonas donde ejerce influencia el movimiento guerrillero
del ELN, más pequeño que las FARC. El comercio de la droga
parece tratar de cubrir sus apuestas dispersando el cultivo en rincones
del país muy separados entre sí, para poner el máximo
de tensión en los limitados recursos de erradicación del
gobierno colombiano.
Las organizaciones colombianas de la droga no sólo han extendido
el cultivo de la coca, sino que han llegado a niveles de eficiencia extraordinarios
en la extracción de la cocaína de la hoja de coca. La labor
en el terreno efectuada durante la Operación Avance Importante,
un estudio interagencial sobre rendimientos que se ha venido haciendo
durante cerca de una década, indica que en Colombia se cultivan
variedades de coca de rendimiento superior. El estudio indica también
que los operadores de laboratorios colombianos se han vuelto más
eficientes en la elaboración de la base de cocaína a partir
de la hoja de coca. Expertos del gobierno de Estados Unidos creen que
esta relación de eficiencia mejorada les permitió a los
refinadores colombianos producir en el 2000 alrededor de 580 toneladas
métricas de cocaína.
Nos hemos enfrentado también a un nuevo tipo de reto. El comercio
de la droga se ha convertido, en efecto, en el socio oculto de todos los
partidos rivales que tratan de desestabilizar a Colombia. Esta alianza
"narcopolítica" se ha desarrollado gradualmente en los
últimos cinco años. Las organizaciones colombianas, al presenciar
la vulnerabilidad del suministro de coca peruana y boliviana a las operaciones
conjuntas de interceptación realizadas a fines de la década
de los 90, decidieron trasladar la mayor parte del cultivo de coca al
rincón sudoccidental de Colombia, zona controlada por las FARC,
el grupo insurgente más antiguo del país.
Las guerrillas han provisto protección a cambio de cobrar un precio.
Las organizaciones del tráfico siguen cosechando enormes beneficios,
sobre los que las FARC, al igual que sus enemigos, las unidades de autodefensa
de la AUC, cobran "impuestos" para comprar armas y pertrechos
de guerra. A medida que ha ido en aumento la lucha, que data de hace 37
años, los ingresos provenientes de la droga se han convertido en
la sangre vital del conflicto armado, y todos los bandos están
dispuestos a hacer enormes esfuerzos para proteger esta fuente de supervivencia
económica. Hacer de las drogas ilícitas la principal fuente
de financiamiento de la insurgencia ha aumentado lo que tienen en juego
todas las partes interesadas. Ahora que el comercio de la droga es una
parte orgánica del conflicto civil colombiano, el problema que
encara la coalición antidroga será cómo reducir la
oferta de drogas ilegales sin exacerbar conflictos locales que amenazan
la estabilidad regional. Es probable que éste siga siendo el reto
antidroga más importante que enfrentaremos en los próximos
años.
En julio de 2000, Estados Unidos dio un paso importante para encarar este
reto al aprobar legislación que proveyó un paquete de ayuda
general por 1.300 millones de dólares en apoyo del "Plan Colombia"
del gobierno colombiano. El paquete de ayuda estadounidense ayudará
a Colombia a ocuparse de todos los retos que afronta -- sus esfuerzos
para combatir el tráfico de drogas ilícitas, para ampliar
el imperio del derecho, para proteger los derechos humanos, para expandir
el desarrollo económico, para instaurar la reforma judicial y para
promover la paz. Complementa los actuales programas antinarcóticos
estadounidenses ya establecidos, que totalizan 330 millones de dólares.
De acuerdo con el Plan Colombia, Estados Unidos apoyará la reforma
del sector judicial y proyectos de desarrollo alternativo y proveerá
equipo, adiestramiento y asistencia técnica a la policía
y las fuerzas militares antinarcóticas de Colombia para aumentar
su capacidad de erradicar los cultivos ilícitos de coca y adormidera
y llevar a cabo operaciones de interceptación. El punto focal geográfico
inicial está en el Departamento del Putumayo en el sur de Colombia,
donde se cultiva la mayoría de las cosechas ilegales y donde opera
el mayor número de grupos armados ilegales. Para oponerse a esta
amenaza, el paquete de ayuda estadounidense provee para el adiestramiento
y equipamiento de una Brigada Antinarcótica de 2.900 efectivos.
El segundo batallón de la brigada completó su adiestramiento
en diciembre del 2000 y, junto con el primero (que completó su
adiestramiento en 1999) está ahora en condiciones de operar.
Encaramos diferentes obstáculos para limitar el cultivo de adormidera,
fuente de la heroína. Al contrario de la coca, que actualmente
se cultiva en sólo tres países andinos, es posible encontrar
adormidera en casi todas las regiones del mundo. Como cultivo anual con
hasta tres cosechas por año, la adormidera es mucho más
difícil de eliminar, especialmente porque el 93 por ciento de la
pasta de opio que se produce en el mundo se origina en Afganistán
y Birmania, países en los que nuestra influencia es limitada. La
adormidera que nos afecta más directamente, sin embargo, se cultiva
en Colombia y México. Aunque ambos países sólo representan
menos del 3 por ciento de la producción mundial estimada, la mayoría
de la heroína que entra en Estados Unidos proviene de estos dos
países, en los cuales ayudamos a los gobiernos en sus campañas
de erradicación de la adormidera. Por lo tanto, los programas de
erradicación en estos dos países pueden tener un impacto
significativo en la corriente de heroína dirigida a Estados Unidos.
El gobierno de Estados Unidos estima que México ha erradicado,
en efecto, 7.600 hectáreas de adormidera en el 2000. Si se incluye
en el cálculo la devastación causada por una sequía,
la cosecha total a fin de año fue de sólo 1.900 hectáreas
de adormidera. Este es el nivel más bajo registrado en México
desde que se pusieron en práctica en 1986 encuestas precisas. La
cosecha mexicana podría haber producido un estimado de 2,5 toneladas
de heroína. Como resultado, en el 2000 el mercado estadounidense
dispuso de cerca de dos toneladas menos de heroína que en 1999.
En Colombia, la Policía Nacional estima que las operaciones aéreas
erradicaron en el 2000 9.254 hectáreas de adormidera. Los totales
finales de cultivo de opio no estaban disponibles al momento de esta publicación.
Hemos continuado trabajando efectivamente en el sudeste y el sudoeste
de Asia, que anteriormente eran los productores prioritarios de la heroína
que afectaba Estados Unidos, para eliminar cultivos en Tailandia, Laos
y Pakistán. Debido a la situación política allí,
no trabajamos directamente con Birmania, el segundo productor mundial
de opio. Sin embargo, apoyamos un pequeño Programa de las Naciones
Unidas para el Control de las Drogas y hemos apoyado esfuerzos regionales
de ejecución de la ley para refrenar la salida de opio y heroína
de Birmania. El gobierno de Estados Unidos ha apoyado y alentado con firmeza
la cooperación antinarcótica dirigida contra los productores
y traficantes birmanos en Tailandia, China y otros países de ASEAN.
La producción birmana está en su nivel más bajo en
años y se ha mantenido firmemente en ese nivel durante los últimos
tres años. Tailandia ha seguido operando uno de los programas de
erradicación y sustitución de cultivos más exitosos
del mundo. Este año las fuerzas dedicadas a la erradicación
destruyeron 758 hectáreas de adormidera, dejando por segundo año
consecutivo una cosecha considerablemente menor de 1.000 hectáreas.
Como ocurre en Tailandia, la producción de opio en Pakistán
sigue disminuyendo, pero el vecino Afganistán continúa siendo
el mayor productor del mundo. Aunque la situación política
en Pakistán también impide la acción directa, hemos
trabajado con vecinos de la región, inclusive el Grupo Seis Más
Dos, para presionar a las autoridades de Afganistán para que reduzcan
el comercio. Informes preliminares indican que el liderato talibán
en Afganistán puede haber establecido una prohibición, en
apariencia efectiva, de la producción en la temporada de cultivo
2000-2001. Sin embargo, otros informes indican que hay un inventario suficiente
de años anteriores, como para cubrir fácilmente la demanda.
Es vital mantener la presión en estas regiones, aun cuando ellas
produzcan sólo una pequeña porción del consumo estadounidense
en este momento, porque los traficantes volverán a estas fuentes
si son eliminadas las de Colombia y México.
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