El Departamento de Estado publica su informe anual sobre soborno
A continuación una traducción extraoficial de una nota
del departamento a los medios de comunicación acerca del informe:
Departamento de Estado de Estados Unidos
Oficina del Portavoz
El Departamento de Estado publicó hoy "Combate contra el Soborno
Internacional", su tercer informe anual al Congreso, que examina
la aplicación y ejecución de la Convención para Combatir
el Soborno de Funcionarios Públicos Extranjeros en Transacciones
Comerciales Internacionales. El secretario de Estado Colin L. Powell resumió
los objetivos estadounidenses en su prefacio del folleto:
Desde la aprobación de la Ley de Prácticas Corruptas en
el Extranjero de 1977, Estados Unidos ha provisto liderato indispensable
para que las empresas comerciales pudieran competir equitativamente en
la economía mundial. Hoy, el imperio del derecho y las iniciativas
contra la corrupción son elementos claves de la política
exterior que promueven integridad y confianza tanto en las instituciones
gubernamentales como en el mercado mundial.
Este informe analiza la legislación habilitadora de siete de los
países que han ratificado la Convención desde nuestro informe
2000, y pone al día la información sobre otras 21 partes
de la Convención. El informe ofrece también información
actualizada de la aplicación de la Convención, medidas tomadas
por los signatarios para terminar con la deducción impositiva de
los sobornos, áreas donde la Convención podría ser
fortalecida y los esfuerzos para alentar a que se unan a la Convención
estados exportadores claves que no pertenecen a la Organización
de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
Nuestro examen de la legislación de los 27 países extranjeros
en este informe indica que la mayoría de las partes han tomado
medidas efectivas para hacer que el soborno de funcionarios públicos
extranjeros sea ilegal de acuerdo con las leyes nacionales. Creemos, sin
embargo, que las leyes de algunos países no alcanzan a cumplir
con los requerimientos de la Convención. Nos inquietan también
los continuos informes de supuesto soborno de funcionarios públicos
extranjeros por parte de firmas basadas en países en los cuales
la Convención está en vigor. Continuaremos urgiendo a estos
países, tanto bilateralmente como en la OCDE, a remediar estas
deficiencias legislativas y de ejecución. Todos los signatarios
tienen interés en asegurar que todas la partes apliquen y ejecuten
enérgicamente la Convención.
La Convención de la OCDE representa un elemento clave en la campaña
más amplia de la administración para combatir la corrupción
y promover la competencia justa. Estados Unidos inició y fue anfitrión
del primero de una serie de Foros Mundiales sobre el Combate a la Corrupción.
El primero se llevó a cabo en Washington, DC, en febrero de 1999,
y el Segundo Foro Mundial, celebrado en Holanda en mayo de 2001, fue coauspiciado
por Estados Unidos. Estas reuniones han hecho fuerte hincapié en
combatir la corrupción en el servicio público. En nuestro
propio hemisferio, Estados Unidos y más de otras 20 naciones han
ratificado la Convención Interamericana contra la Corrupción,
que se negoció con los auspicios de la Organización de los
Estados Americanos en 1996.
Otra parte importante de esta estrategia es llegar hasta las compañías
y asociaciones empresariales norteamericanas para que estén mejor
interiorizadas del ambiente internacional contra la corrupción.
En mayo de 2001, el Departamento de Estado, en cooperación con
los departamentos de Comercio y Justicia, publicó una nueva edición
de nuestro folleto titulado "Combate contra corrupción mundial;
administración del riesgo empresarial". Este folleto contiene
información acerca de los beneficios de las políticas corporativas
firmes contra la corrupción y ofrece a las empresas pautas sobre
los requerimientos de la ley estadounidense y la Convención de
la OCDE.
La Convención se aprobó en diciembre de 1997 y ha sido firmada
por Estados Unidos y los otros 29 miembros de la Organización de
Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), además
de otros cuatro países (Argentina, Brasil, Bulgaria y Chile). Al
29 de junio de 2001, sólo uno de los firmantes, Irlanda, no había
depositado en la OCDE su instrumento de ratificación, y sólo
cuatro, Irlanda, Brasil, Chile y Turquía, no habían aprobado
aún legislación habilitadora.
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