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Instituto
de Relaciones Internacionales - Anuario 2002
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"Comisión Mitchell" |
Washington DC, Estados Unidos, 21 de mayo
de 2001 |
Informe Mitchell Informe Final Recomendaciones El Gobierno de Israel (GI) y la Autoridad Palestina (AP) deben proceder
rápidamente y de manera decisiva para poner fin a la violencia.
Los objetivos inmediatos serán reconstruir la confianza y retomar
a las negociaciones. El restablecimiento de la confianza es esencial, y las partes deberán tomar pasos firmes hacia este fin. Dado el alto nivel de hostilidad y desconfianza, el calendario y la organización de las medidas son manifestaciones cruciales. Esto puede ser decisivo solo para las partes. Demandamos inmediatamente comenzar el proceso de decisión. En consecuencia, recomendamos las siguientes medidas: Fin de la violencia El GI y la AP deben reafirmar sus compromisos concertados en los acuerdos y documentos anteriores y deben inmediatamente implementar un incondicional cese de la violencia. El GI y la Ap deben inmediatamente retomar la cooperación en materia de seguridad. Reconstrucción de la confianza La AP debe trabajar conjuntamente para instaurar un "periodo de congelamiento" e implementar medidas adicionales para la construcción de la confianza, algunas de las cuales fueron detalladas en octubre de 2000 en el Acuerdo de Sharm el-Sheikh y las cuales fueron propuestas por Estados Unidos, el 7 de enero de 2001 en el Cairo. La AP y GI deben retomar sus esfuerzos para identificar, condenar y desalentar la incitación a la violencia en todas sus formas. La AP debe realizar, a través de concretas acciones claramente expresadas tanto a los palestinos como a los israelíes, que el terrorismo es condenable e inaceptable y que la AP aumentara sus esfuerzos para prevenir operaciones terroristas y detener a sus autores. Estos esfuerzos incluirán pasos inmediatos para arrestar y encarcelar a terroristas dentro de la jurisdicción de la AP. El GI deberá congelar toda actividad de colonización, inclusive el "crecimiento natural" de los asentamientos. El GI deberá asegurar que las Fuerzas de Defensa Israelíes adopten y refuercen políticas, procedimientos y una reacción no letal a los manifestantes no armados a fin de minimizar el número de víctimas y las fricciones entre las dos comunidades. La AP debe prevenir a los hombres armados en territorios palestinos de disparar en áreas israelíes o en posiciones de las Fuerzas de Defensa Israelíes. Esta táctica expone a los civiles de ambas partes a un riesgo innecesario. El GI debe levantar el cercado, transferir a la AP todos los impuestos fiscales realizados y permitir a los palestinos quienes hayan sido empleados in Israel a regresar a sus trabajos; y debe asegurar que las fuerzas de seguridad y los colonos refrenen la destrucción de hogares y caminos, como además árboles y otras propiedades agrícolas en áreas palestinas. Reconocemos que la posición del GI en estas acciones está dictadas por razones de seguridad. La AP debe renovar la cooperación con las agencias de seguridad israelíes para asegurar, en la medida de lo posible, que los trabajadores palestinos empleados en Israel sean perfectamente controlados y no asociados a organizaciones o individuos implicados en el terrorismo. La AP y el GI deben considerar un compromiso conjunto para preservar y proteger los lugares santos, sagrados para las tradiciones de Judíos, Musulmanes y Cristianos. El GI y la AP deben conjuntamente aprobar y sostener el trabajo de los palestinos e israelíes de las organizaciones no gubernamentales involucradas en iniciativas de ambas comunidades uniendo los dos pueblos. Resumen de Negociaciones Según el espíritu del Acuerdo y Memorandum de Sharm el-Sheik de 1999 y 2000, recomendamos que ambas partes se encuentren para reafirmar su compromiso a favor de estos acuerdos y arreglos firmados por mutuo entendimiento y tomen las acciones correspondientes. Introducción El 17 de octubre de 2000, las conclusiones de la Cumbre para la Paz en Medio Oriente en Sharm el-Sheik, Egipto, el Presidente de Estados Unidos habló ante los participantes (el GI, la AP, el Gobierno de Egipto, Jordania y Estados Unidos, Naciones Unidas y la Unión Europea). Entre otras cosas, el Presidente estableció que: "Estados Unidos desarrollará con los israelíes y los palestinos, como así también en consulta con el Secretario General de Naciones Unidas, un comité de investigación sobre los acontecimientos ocurridos en semanas anteriores y cómo prevenir para que no vuelvan a suceder. El informe del comité será comunicado al Presidente de los Estados Unidos, al Secretario General y a las partes antes de su publicación. Al final, el informe será publicado bajo los auspicios del Presidente de los Estados Unidos." El 7 de noviembre de 2000, seguido de las consultas con los otros participantes, el Presidente nos demandó ser parte de la "Comisión de Investigación de Sharm el-Sheik". En una carta enviada el 6 de diciembre de 2000, el Presidente declaró que: "El objetivo de esta cumbre, y del acuerdo que ha resultado, fue poner fin a la violencia, prevenirlo, guiar la acción y encontraron un camino hacia la paz. Por consecuencia, estos objetivos esenciales deben guiar la acción y el modo de funcionamiento de la Comisión. La Comisión debe esforzarse de descartar toda medida susceptible que intensifique las condenas y acusaciones mutuas entre las partes". Como se aclaró en la carta anterior, "el Comité no debe ser un factor de división o un objeto de condena y de recriminación pero debe servir para contrarrestar la violencia y confrontaciones y proporcionar lecciones para el futuro". La Comisión no debe ser un tribunal cuyo propósito es determinar la culpabilidad o inocencia de individuos o de las partes; La Comisión debe ser una comisión de investigación cuyo objetivo es determinar que sucedió y como evitar que vuelva a ocurrir en el futuro. Después de nuestro primer encuentro, celebrada antes que visitáramos a la región, demandamos el cese de toda violencia. Nuestro encuentro y nuestras observaciones durante las visitas subsecuentes a la región habían intensificado nuestras convicciones a este respecto. Cualquiera que sean sus fuentes, la violencia no solucionará los problemas de la región. Solo empeorará las cosas. La muerte y destrucción no llevan a la paz, pero profundizan el odio y endurece la posición de las partes. Hay un solo camino para la paz, la justicia y la seguridad en Medio Oriente y es a través de la negociación. A pesar de la prolongada historia y de la proximidad, los israelíes y palestinos parecen no apreciar totalmente los problemas y preocupaciones respectivas. Los israelíes parecen no comprender las humillaciones y frustración que los palestinos soportan cada día como resultado de la ocupación, alimentado por las Fuerzas de Defensa Israelíes y por los asentamientos en su medio, o la determinación de los palestinos a realizar su independencia y autodeterminación genuina. Los palestinos parecen no comprender que el terrorismo crea miedo entre los israelíes y socava la posibilidad de co-existencia, ni la determinación del GI a hacer todo lo necesario para proteger a su población. Miedo, odio, cólera y frustración han aumentado en ambos lados. El gran peligro de todo esto es que la cultura de la paz, nutrida en décadas anteriores, está siendo destrozada. En su lugar hay una creciente sensibilidad de inutilidad y desesperanza, y una creciente ola de violencia. Los líderes políticos de ambos lados deben actuar y hablar claramente para a fin de revertir esta tendencia peligrosa; deben reavivar el deseo y la voluntad para la paz. Será difícil. Pero puede hacerse y debe hacerse, sino la alternativa será inaceptable e impensable. Ambos pueblos orgullosos forman parte de una misma tierra y destino. Sus reivindicaciones y diferencias religiosas han llevado a un conflicto penoso, desmoralizante y deshumanizante. Pueden continuar en el conflicto o pueden negociar para encontrar un camino para vivir juntos y en paz. Hay resultados obtenidos. En 1991, la primera conferencia para la paz con los israelíes y palestinos se llevó a cabo en Madrid basada en las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. En 1993, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) e Israel se hallaron en Oslo para la primera fase de negociaciones; Estas negociaciones permitieron el reconocimiento mutuo y la Declaración de Principios, (firmada en Washington, D.C. el 13 de setiembre de 1993), que proveyó un mapa de prioridades para alcanzar los objetivos acordado en Madrid. Desde entonces, los progresos importantes han sido acordados en el Cairo, en Washington y en otros lugares. En los últimos años las partes estuvieron cerca de un acuerdo permanente. Mucho ha sido realizado. Mucho es una amenaza. Si las partes están dispuestas a proseguir un destino común, los compromisos acordados deben ser implementados, el derecho internacional respetado y los derechos humanos protegidos. Confiamos en el retorno a las negociaciones, a pesar de las dificultades. Es solo el camino de paz, la justicia y la seguridad. Discusión Es claro que las declaraciones hechas por los participantes en la cumbre el pasado octubre esperanzó e intentó quebrar la violencia. Las cartas que ha mandado el Presidente de Estados Unidos exigieron que hagamos recomendaciones de cómo prevenir la violencia. Aún la violencia no ha finalizado. Ha empeorado. Por consecuencia, la preocupación principal de las personas de la región al igual que las nuestrases poner fin a la violencia y retornar a un proceso de paz duradera. Este fue el mensaje del Presidente Mubarak de Egipto, el Rey Abdullah de Jordania y el Secretario General Kofi Annan de Naciones Unidas. Sus preocupaciones deben ser nuestras. Para que nuestro informe tenga efecto, debe tratar la situación tal como es, que es diferente de lo previsto en Sharm el-Sheik. ¿Qué sucedió?. ¿Por qué no sucedió?. Sin embargo, a la luz de la actual situación, debemos elaborar
la tercera parte de nuestro mandato: ¿Cómo puede ser prevenida
la violencia?. Lo relevante e importante de nuestro trabajo será
aunar las recomendaciones hechas concernientes a las siguientes cuestiones: No hay un tribunal. No se determina la culpabilidad o inocencia de las partes. No tenemos el poder para obligar la comparecencia de testimonio o la producción de documentos. La mayoría de la información recibida viene de las partes y, naturalmente, tienden a corroborar sus posiciones. En esta parte de nuestro reporte, no intentaremos hacer una cronología de todos los acontecimientos desde setiembre de 2000. Más bien, discutiremos los eventos que esclarecen las causa de la violencia. En setiembre de 2000, israelíes, palestinos y otros responsables recibieron informes que Ariel Sharon Miembro de la Knesset (ahora Primer Ministro) estaba planeando visitar el-Haram Al-Sharif en Jerusalén. Los palestinos y miembros del gobierno de Estados Unidos demandaron al Primer Ministro Ehud Barak prohibir la visita. El señor Barak creía que la visita era un acto político interno contra él como un oponente político, y que por eso declinaba prohibirlo. El señor Sharon efectuó la visita el 28 de setiembre de 2000 acompañado por más de 1000 policías israelíes. Aunque los israelíes vieron la visita en un contexto político interno, los palestinos la vieron como una provocación. En los días siguientes, en el mismo lugar, un gran número de manifestantes palestinos sin armas y un gran número de policías israelíes se enfrentaron. Según el Departamento de Estado de Estados Unidos, "los palestinos se organizaron en grandes manifestaciones y arrojaron piedras a los policías israelíes en las cercanías del Muro de los Lamentos. La policía ha utilizado balas de goma y otras armas livianas para dispersar a los manifestantes, con el resultado de 4 personas muertas y más de 200 heridos." De acuerdo con el GI, 14 policías israelíes fueron heridos. Demostraciones similares ocurrieron en los días siguientes. Así comenzó la llamada " Intifada de Al-Aqsa ". El GI afirmó que la consecuencia inmediata de la violencia fue romper las negociaciones en Camp David del 25 de julio de 2000 y "la apreciación extendida de la comunidad internacional achacaba a la responsabilidad palestina por el callejón sin salida del conflicto". Según esta visión, la violencia palestina fue planificada por el líder de la AP y tuvo como objetivo "provocar víctimas palestinas y recuperar la iniciativa diplomática". La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) negó tales acusaciones sobre la planificación de la Intifada. Declaró, sin embargo, que " Camp David representó un intento por parte de Israel de ejercer su fuerza en las negociaciones," y que "el fracaso de la cumbre, y los intentos de asignar la responsabilidad a los palestinos solo agravaba la situación". Desde la Perspectiva de la OLP, Israel respondió a los disturbios con uso excesivo e ilegal de la fuerza contra los manifestantes; esta actitud, según la OLP, refleja el desprecio israelí sobre la vida y la seguridad de los palestinos. Para los palestinos, la imagen ampliamente extendida de Muhammad al Durra, el niño de 12 años muerto el 30 de setiembre por un disparo detrás de su padre refuerza esta percepción. Desde la perspectiva del GI, las demostraciones fueron organizadas y dirigidas por los líderes políticos de la AP para crear simpatía a la causa alrededor del mundo, mediante la provocación de las fuerzas de seguridad israelíes, mostrando como disparaba a los manifestantes, especialmente a los más jóvenes. Para los israelíes, el linchamiento de los dos reservistas militares, el Sargento Primero Vadim Novesche y el Sargento Yosef Avrahami, en Ramalah el 12 de octubre, reflejo el odio profundo de los palestinos hacia los judíos. Lo que comenzó como una serie de confrontaciones entre manifestantes palestinos y fuerzas de seguridad israelíes, lo que significó las restricciones al movimiento de la población y bienes palestinos en Cisjordania y la Franja de Gaza (cierre) había evolucionado a un proceso de acciones y reacciones violentas. Hubo intercambio de disparos en las zonas habitadas, incidentes con francotiradores y enfrentamiento entre colonos israelíes y palestinos. También hubo actos terroristas y reacciones israelíes (caracterizadas por el contra terrorismo), incluyendo muertes, más destrucción de la propiedad y medidas económicas. Más recientemente, ha habido ataques letales sobre las zonas israelíes e incursiones de las fuerzas de defensa israelíes en áreas palestinas habitadas. Desde la perspectiva palestina, la decisión de Israel de caracterizar la crisis actual como "un conflicto armado cercano a la guerra" es simplemente "para justificar su política de asesinatos, su política de hostigamiento colectivo, y su uso letal de la fuerza". Desde el punto de vista de los israelíes, "el líder palestino ha instigado, orquestado y dirigido la violencia. Ha usado y continuado utilizando el terror y la guerra como su estrategia." En sus declaraciones, las partes intercambiaron las declaraciones acerca de las motivaciones y el grado de control de la otra parte. Sin embargo, no se posee evidencia persuasiva que la visita de Sharon fue otra cosa más que un acto político interno; tampoco se posee evidencia concreta que la AP planeara la revuelta. Por consecuencia, no existe evidencia para concluir que fue un plan deliberado por la AP para iniciar una campaña de violencia; o para concluir que fue un plan deliberado por el GI para responder con fuerza brutal. Sin embrago, también, no existe evidencia para concluir que la AP hizo un esfuerzo consistente para refrenar las demostraciones y controles de violencia una vez comenzadas; o que el GI hizo esfuerzos consistentes para usar armas no letales con los manifestantes palestinos. "La visita de Sharon no causó la Intifada Al-Aqsa". Pero fue una intervención lamentable y sus efectos provocativos debieron haber sido prevenidos; finalmente fueron previstos por aquellos quienes demandaron que la visita fuera prohibida. Más significantes fueron los eventos que siguieron: la decisión de la policía israelí, el 29 de setiembre, de usar armas letales contra los manifestantes palestinos; y el consecuente fracaso, como se acotó más arriba, de ambas partes para restringir la Intifada. ¿Por qué ocurrió? Las raíces de la actual violencia son más profundas que una conferencia inconclusa. Ambas partes han aclarado una profunda desilusión con respeto al otro en el fracaso de las expectativas acerca de la paz lanzada en Madrid en 1991 y en Oslo en1993. Cada parte ha acusado a la otra por violaciones específicas que socavaron el espíritu de sus compromisos para resolver pacíficamente sus diferencias políticas. Expectativas divergentes: Estamos impresionados por las divergentes expectativas expresadas por las partes con relación al cumplimiento del proceso de Oslo. Los resultados alcanzados por este proceso fueron impensables hace 10 años. Durante las últimas negociaciones, las partes fueron acercándose a los temas de condición permanente. No obstante, palestinos e israelíes nos han declarado que la premisa por la cual el proceso de Oslo está basado -a saber el informe sobre la "condición permanente", temas que serán discutidos hacia el fin del proceso-, se han convertido gradualmente en serias presiones. El proceso progresivo acordado por las partes estuvo basado en la presuposición que cada paso en las negociaciones serviría para reforzar la confianza. Para lograr esto, cada parte debía cumplir con los compromisos y abstenerse de acciones que serían consideradas por el otro como tentativas de abusos del proceso de paz a fin de predeterminar un final esperado. Sí estos requisitos no son satisfechos, el mapa de lineamientos de Oslo no puede lograrse exitosamente como fue acordado. Hoy, cada parte acusa a la otra por haber ignorado los aspectos fundamentales, resultando en una crisis de confianza. Este problema es una mayor presión que la del tratamiento de las negociaciones sobre la condición final. El GI insiste que, para las negociaciones sobre la condición permanente, es importante una atmósfera de no-violencia, consistente con los compromisos contenidos en los acuerdos entre las partes. La meta es un Acuerdo de Condición Permanente, en el cual los términos deben ser negociados por las partes. La visión de la OLP es que las demoras en el proceso de paz son resultado de la tentativa israelí de prolongar y consolidar la ocupación. Los palestinos "creyeron que el proceso de Oslo finalizaría con la ocupación israelí en cinco años," el tiempo previsto para el periodo de transición según lo especificado en la Declaración de Principios. Sin embargo, según la posición palestina, los retrasos repetidos de Israel culminaron con la Cumbre de Camp David, donde, "Israel propuso anexar cerca del 11.2% de Cisjordania (excluida Jerusalén)..." y ofreció una propuesta inaceptable sobre Jerusalén, seguridad y refugiados. "En suma, la propuesta de Israel en Camp David permitía una anexión de tierras palestinas, la perpetuación del control israelí sobre Jerusalén, la continuidad de la presencia militar israelí sobre territorios ocupados, el control israelí sobre los recursos naturales palestinos, su espacio aéreo y fronteras, y sobre el retorno de un poco menos del 1% de los refugiados a sus hogares." Ambas partes consideraron el no-cumplimiento de los acuerdos alcanzados desde la apertura del proceso de paz como evidencia de falta de buena fe. Esta conclusión genera una erosión de confianza aún antes de que comiencen las negociaciones de condición permanente. Perspectivas divergentes: Durante los últimos siete meses, estas visiones han creado realidades divergentes. Cada parte ve a la otra como que actúa de mala fe y trasforma el optimismo de Oslo en sufrimiento y dolor de víctimas y personas queridas. Cada parte expresa en sus discursos y en sus acciones una perspectiva que niega cualquier confianza en el otro. Perspectiva palestina: Para la parte palestina, "Madrid" y "Oslo" anunció la perspectiva de un estado y la garantía del final de la ocupación y resolución de todos los temas en un plazo acordado. Los palestinos están verdaderamente enojados con el crecimiento continuo de asentamientos y por sus experiencias diarias de humillación e interrupciones como consecuencia de la presencia israelí en territorio palestino. Los palestinos consideran a los colonos y asentamientos en su medio no solo como una violación al espíritu del proceso de Oslo, sino además como una aplicación de fuerza militar superior, que ampara y protege a los asentamientos. El Acuerdo Interino estipula que "las dos partes consideran a Cisjordania y Gaza como una unidad territorial única, donde la integridad territorial será preservada durante el periodo interino." La prohibición estipulada por los acuerdos interinos de tomar las medidas susceptibles de comprometer las negociaciones sobre la condición permanente niega a Israel el derecho de continuar la política expansionista de asentamiento. En suma, los acuerdos interinos, el derecho internacional, la Cuarta Convención de Ginebra prohiben a Israel de crear asentamientos en los territorios ocupados. La OLP afirma que los dirigentes políticos israelíes "no han hecho secreto el hecho que la interpretación israelí de Oslo estuvo signado para segregar a los palestinos en enclaves discontinuos, alrededor de fronteras controladas por militares israelíes, con asentamientos que violan la integridad territorial". De acuerdo con la OLP, "en los siete años desde [la Declaración de Principios], la población de colonos en Cisjordania, excluyendo a Jerusalén Oriental y la Franja de Gaza, se duplicó a 200.000 y la población de colonos en Jerusalén Oriental creció a 170.000. Israel ha construido aproximadamente 30 nuevos asentamientos, y expandió el número de casa en los existentes con nuevos colonos." Igualmente la OLP afirmó que el GI ha fracasado en el cumplimiento de otros compromisos tales como el retiro adicional de Cisjordania y la liberación de prisioneros palestinos. En suma, los palestinos expresan frustración con el tema de los refugiados y por el deterioro económico en Cisjordania y Franja de Gaza. Perspectiva israelí: Desde la perspectiva israelí, la expansión de la actividad de asentamiento y la adopción de medidas para facilitar la conveniencia y seguridad de los colonos no perjudica las negociaciones sobre las condiciones permanentes. Israel entiende que la parte palestina se opone a los asentamientos en Cisjordania y Gaza. Sin perjuicio de la condición final de los asentamientos, Israel acepta que los asentamientos es un tema que deberá ser acordado como parte de una resolución de condición permanente entre las partes. Este punto fue reconocido y acordado en la Declaración de Principio del 13 de setiembre de 1993 como también en otros acuerdos firmados entre ambos. En efecto, las partes han discutido extensamente la cuestión de los asentamientos en varias negociaciones para un acuerdo sobre condición permanente. Finalmente, los israelíes han remarcado que, durante la Cumbre de Camp David y posteriores conversaciones, el GI ha ofrecido significantes concesiones con respecto a los asentamientos en el contexto de un acuerdo global. Sin embargo, la seguridad es un tema clave para el GI. El GI mantiene que la OLP ha quebrado sus compromisos solemnes con respecto al uso de la violencia en sus fines políticos. "La preocupación principal de Israel en el proceso de paz ha sido la seguridad. Este tema es de primordial importancia... Seguridad no es algo con lo cual Israel se comprometa fácilmente. El fracaso de la parte palestina para cumplir con la palabra y el espíritu de las disposiciones en materia de seguridad que figuran en varios acuerdos ha sido largamente una fuente de preocupación en Israel." De acuerdo con el GI, el fracaso palestino toma diferentes formas: incitación a la violencia institucionalizada anti - israelí y anti - judía; la liberación de detenidos terroristas; el fracaso del control ilegal de armas; y las actuales operaciones de violencia, mediante la inserción de armas en hogares para ataques terroristas contra civiles israelíes. El GI afirmó que la OLP ha explícitamente violado su renunciamiento al terrorismo y otros actos de violencia, lo que significa una erosión de la confianza entre las partes. El GI percibe que "una idea recurrente en las declaraciones palestinas es que la violencia contra Israel y los israelíes es explicable, entendible y legítima". Cese de la violencia Para los israelíes y palestinos, la experiencia de meses pasados ha sido vivida intensamente de un modo personal. A través de relaciones de parentesco, amistad, religión, comunidad y profesional, virtualmente cualquiera en ambas sociedades tiene un vínculo que ha sido asesinado o herido en eventos recientes. Nosotros estuvimos tocados por estas historias. Durante la última visita a la región, nos encontramos con las familias de las víctimas de palestinos e israelíes. Las familias israelíes y palestinas utilizan las mismas palabras para expresar el dolor. Cuando la viuda de un médico israelí asesinado -un hombre de paz quien atendió inclusive a pacientes árabes- nos dice que parece que los palestinos están interesados en asesinar judíos por el placer de matar judíos, los palestinos deberían tomar nota. Cuando los parientes de un muchacho palestino asesinado por error mientras está en su cama, similares conclusiones para los israelíes sobre la vida de los palestinos; los israelíes necesitan escuchar. Cuando vemos cuerpos masacrados de chicos sabemos que es hora de que los adultos frenemos la violencia. Con la generalización de la violencia, ambas partes han tratado de estereotipar hostilmente al otro. Este ciclo no puede ser fácilmente quebrado. Sin determinaciones considerables y dispuestos a comprometerse, la reconstrucción de la confianza será imposible. Cese de la violencia: Desde 1991, las partes se han comprometido permanente, en todos los acuerdos, a la no-violencia. Así se manifestó en las dos cumbres de Sharm El-Sheik en setiembre de 1999 y octubre de 2000. Para frenar la violencia ahora, la AP y el GI no necesitan "reinventar la rueda". Pero necesitan tomar medidas inmediatas para poner fin a la violencia, reafirmar compromisos mutuos y retomar las negociaciones. Reanudación en la cooperación materia de Seguridad: Los oficiales de seguridad palestinos nos informaron que tomaría tiempo - tal vez varias semanas- para que la AP reafirmara el control total sobre los elementos armados nominalmente bajo su comando y para ejercer una influencia decisiva sobre los elementos armados que operan en las zonas palestinas. Los responsables de la seguridad israelí no han contradicho estas afirmaciones. Lo importante es que la Ap hace un total esfuerzo para lograr un cese de la violencia y que es verificado por el GI. El GI debe desplegar un esfuerzo máximo para asegurar que los puntos potenciales de fricción, donde los palestinos e israelíes entran en contacto, no se conviertan en una nueva fase de hostilidades. El colapso en la cooperación en materia de seguridad en octubre pasado reflejó la creencia de las partes en que la otra se había comprometido en la vía de la violencia. Sí las partes desean desplegar máximos esfuerzos para prevenir la violencia, entonces deben reanudar inmediatamente la cooperación en materia de seguridad. Reconocemos la renuencia de la AP a ser considerado como un facilitador del trabajo de los servicios de seguridad israelíes en un contexto político y bajo la amenaza de expansión de los asentamientos. Finalmente, la cooperación en la seguridad no puede ser sostenida dentro de tales negociaciones. Sin embargo, es probable que la violencia continúe aún en presencia de la cooperación en materia de seguridad. Más aún, sin una cooperación en seguridad efectiva, las partes continuarán considerando los actos de violencia como oficialmente sancionados. A fin de superar la crisis actual, las partes estudiarán la revitalización de la cooperación en materia de seguridad. Nosotros encomiaremos los esfuerzos para este fin. La cooperación efectiva depende de la posibilidad de recrear una atmósfera de confianza y de buenas relaciones personales. Es necesario para las partes emprender la cooperación día tras día, pero permanecerá abierto al compromiso de asistir al otro para facilitar el trabajo. Tal asistencia será mutua, no amenazante de los acuerdos de trabajo bilaterales y no será un tribunal entre las partes. Hasta el año anterior, hubo cooperación en materia de seguridad en conjunto bajo los buenos oficios de Estados Unidos y fue también sostenida por los proyectos de seguridad y asistencia de la Unión Europea. El rol de la asistencia externa será recreada en un marco de trabajo, con la buena voluntad de ambas partes y, en lo posible, con la eliminación de fricciones. Para que ambas comunidades acepten los esfuerzos, es necesario que este marco de trabajo contribuya a la seguridad y bienestar de las comunidades. Reconstrucción de la confianza El histórico apretón de manos entre el Presidente Arafat y el Primer Ministro Rabin en la Casa Blanca en setiembre de1993 simbolizó la esperanza de las partes de abrir la puerta de la paz para la resolución de las diferencias. Sin embargo la violencia actual y la pérdida mutua de confianza, las dos comunidades han expresado sus deseos de paz. Canalizando estos deseos en progresos concretos han tenido dificultades. La restauración de la confianza es esencial y las partes adoptarán pasos positivos en este sentido. Dado el alto nivel de hostilidad y desconfianza, el calendario y la programación de estas medidas son esenciales. Esto puede ser decidido solamente por las partes. Demandamos comenzar el proceso de decisión inmediatamente. Terrorismo: En el Memorandum del Sharm El-Sheik de setiembre de 1999, las partes se comprometieron a emprender toda acción contra "cualquier amenaza o acto de terrorismo, violencia o incitación". Aunque estas tres categorías de hostilidad son reprochables, no fue accidental que el "terrorismo" ocupara el primer puesto en la lista. El terrorismo implica la muerte y lesión fortuita de no combatientes seleccionados para fines políticos. El terrorismo busca promover un resultado político mediante el temor y la desmoralización de la población. Es inmoral y autodestructivo. Condenamos y demandamos que las partes coordinen sus seguridades a fin de eliminarlo. En las declaraciones oficiales, el GI a acusado a la AP de sostener el terrorismo con la liberación de terroristas, con la autorización a los miembros de las fuerzas de seguridad de la AP a sostener las acciones terroristas y poniendo fin a la cooperación con Israel. La AP rechazó tajantemente estas acusaciones. Pero los israelíes afirman que el liderazgo de la AP no hizo esfuerzos concretos, en los meses anteriores, para poner fin al terrorismo contra Israel. Esta creencia constituye el mayor obstáculo para reentablar la confianza. Creemos que la AP tiene una responsabilidad de contribuir con la reanudación de la confianza haciendo claro para ambas comunidades que el terrorismo es reprochable e inaceptable, y adoptando todas las medidas para prevenir operaciones terroristas y arrestando a los perpetradores. Estos esfuerzos incluirán medidas inmediatas para arrestar y encarcelar a los terroristas que se encuentren en jurisdicción palestina. Asentamientos: También el GI tiene una responsabilidad para recuperar la confianza. Un cese de la violencia palestino - israelí será particularmente duro para soportar el congelamiento de la actividad de construcción de asentamientos. El GI dará especial cuidado al problema de los asentamientos que constituyen puntos de fricción y son claves para las futuras negociaciones o son provocaciones susceptibles de excluir conversaciones constructivas. Este tema es controvertido. Muchos israelíes consideran nuestras recomendaciones como una evidencia de lo obvio, y lo apoyará. Muchos se oponen a esto. Pero los asentamientos no deben ser permitidos para socavar la recuperación de la calma y la reanudación de las negociaciones. Durante los cincuenta años de existencia, Israel ha tenido el
apoyo enorme de los Estados Unidos. En los foros internacionales, los
Estados Unidos tiene de vez en cuando a votar a favor de Israel. Aún,
en el marco de las relaciones amistosas, existen algunas diferencias.
Una diferencia principal consiste en la oposición de Estados Unidos
a la política y otras prácticas del GI respecto a sus colonias.
El anterior Secretario de Estado, James Baker, declaró el 22 de
mayo de 1991: La política descripta por el Señor Baker, en nombre de la Administración George H. W. Bush ha sido, en esencia, la política de cualquier administración americana en los últimos 25 años. Los demás países, inclusive Turquia, Noruega y otros de la Unión Europea, han sido también críticos acerca de que los asentamientos son ilegales según el derecho internacional y no respeta los acuerdos anteriores. En cada una de nuestras visitas a la región, los israelíes anunciaron la expansión de los asentamientos, y es el primer tema de discusión con los palestinos en nuestros encuentros. Durante nuestra última visita, observamos el impacto de la presencia de 6.400 colonos sobre 140.000 palestinos en Hebrón y de 6.500 colonos sobre 1.100.000 palestinos en la Franja de Gaza. El GI describe esta política como prohibitiva de nuevos asentamientos pero permitiendo la expansión de los asentamientos existentes para permitir el "crecimiento natural" de los asentamientos. Los palestinos consideran que no existe diferencia entre "nuevos asentamientos" y "expansión de los existentes"; y que, excepto por el corto lapso de congelamiento durante el Mandato del Primer Ministro Yitzak Rabin, ha continuado con esfuerzos increíbles por parte de Israel para incrementar el número y el tamaño de los asentamientos. El tema ha sido ampliamente discutido dentro de Israel. La editorial
Ha'aretz, en versión inglés, publicó el 10 de abril
de 2001: Las circunstancias en la región son mucho más diferentes que las que prevalecían hace 20 años. Aún las palabras del Presidente Reagan están vigentes: "La adopción inmediata del congelamiento de asentamientos por Israel, más que cualquier otra acción, podría crear una confianza necesaria..." Más allá de la ventaja evidente para la confianza de un congelamiento de asentamientos, notamos que muchas de las dificultades durante el conflicto han ocurrido en temas claves para los palestinos, asentamientos, fuerzas de seguridad israelíes. Mantener la paz y estos puntos de fricción será muy difícil. Reducción de la tensión: Palestinos e israelíes nos comentaron sus emociones sobre las muertes y funerales recientes generadas por las confrontaciones y el mantenimiento del ciclo de violencia. No podemos demandar ni a un lado ni al otro para frenar las demostraciones. Pero ambas partes deben anunciar claramente que las manifestaciones violentas no serán toleradas. Pedimos y demandamos, a ambas partes, exhibir un gran respeto por la vida humana cuando los manifestantes enfrenten las fuerzas de seguridad. Además, un nuevo esfuerzo para frenar la violencia deberá incluir por un periodo limitado, un periodo de congelamiento, durante el cual las demostraciones públicas sobre los puntos de fricción serán desalentadas para quebrar la ola de violencia. Si las manifestaciones continúan, requerimos que los manifestantes y el personal de seguridad mantengan cierta distancia, uno con respecto al otro, para reducir el potencial de confrontaciones letales. Acciones y respuestas:
Asimismo, en los tres primeros meses de violencia actual, muchos incidentes no involucraron a palestinos provistos de armas de fuego y explosivos. Según un informe de B' Tselem, "de acuerdo con las fuerzas de seguridad israelíes, el 73% de los incidentes [desde el 29 setiembre hasta el 2 de diciembre de 2000] no hubo palestinos armados..." Alrededor de 500 personas fueron muertas y cerca de 10.000 heridas en los últimos siete meses, la mayoría palestinos. Muchas de estas muertes fueron evitables, al igual que algunas muertes de israelíes. La descripción israelí del conflicto, como se informó más arriba, no describe adecuadamente la variedad de incidentes informados desde setiembre de 2000. Además, las fuerzas de defensa israelíes han suspendido su política de investigaciones del Departamento de Investigación de la Policía Militar cuando un palestino muere en los territorios a manos de los soldados de las fuerzas de defensa israelíes en un incidente no terrorista. Según las palabras del GI, "cuando Israel considera que hay razón para investigar incidentes particular lo hace. Igualmente, visto el contexto del conflicto armado, no procede regularmente." Creemos convenientes que el abandono de la descripción "conflicto armado casi una guerra" y la reinstitución de las investigaciones de la policía militar, contribuyen a mitigar la violencia y a reconstruir la confianza mutua. A pesar del peligro del lanzamiento de piedras, un esfuerzo sería necesario para diferenciar entre terrorismo y protesta. La controversia ha surgido entre las partes acerca de que Israel apele a "apuntar a los combatientes enemigos." La OLP describe estas acciones como "ejecuciones extra - oficiales", y reclamó a Israel haberse comprometido en una "política de asesinatos" que es "una clara violación del artículo 32 de la Cuarta Convención de Ginebra... " El GI estableció que, "todas las acciones que habían sido emprendidas por Israel dentro de los límites de los principios pertinentes y aceptados sobre la hostilidad". En referencia a las demostraciones, el GI ha reconocido "que las reacciones individuales de respuesta excesiva pueden haber ocurrido. Para un soldado o unidad bajo ataque palestino, la ecuación no es fuerza israelí versus protestantes palestinos lanzadores de piedras. Es una ecuación personal." No entendemos esta preocupación, particularmente desde que las
piedras pueden mutilar o aún matar. No e un problema fácil
para unos pocos soldados jóvenes israelíes, confrontarse
con un gran número de manifestante hostiles, de hacer distinciones
legales en el lugar. Aún, esta "ecuación personal"
debe darse en el marco de la ética de una organización,
en este caso, el Código Etico de las Fuerzas de Defensa Israelíes,
el cual estipula: Los soldados de la fuerza israelí han usado armas letales, inclusive municiones livianas, en contra de los manifestantes palestinos que arrojan piedras. Las fuerzas israelíes no adoptan una táctica de control de las masas que minimice los riesgos de muertes y heridos, con el retiro de las balas de metales que deben ser reemplazadas por balas de goma. Estamos profundamente preocupados por las implicaciones sobre el plan de seguridad pública en áreas pobladas, en particular en zonas de asentamientos y vecindarios palestinos. Los tiradores palestinos han utilizado armas de pequeño calibre contra los asentamientos israelíes y posiciones de las fuerzas de defensa cercanas a los poblados palestinos. Condenamos a los tiradores cercanos a poblaciones residenciales. Las fuerzas de defensa israelíes por lo general responden a estos tiradores con armas pesadas, que tienen como resultado muertos y heridos de inocentes palestinos. El 23 de marzo de 2001, un oficial de las fuerzas de defensa nos dijo que: "Cuando nos disparan respondemos, si frecuentemente hay inocentes." Obviamente, personas inocentes son heridas y muertas durante los intercambios de esta naturaleza. Demandamos que estas provocaciones cesen y que las fuerzas de defensa israelíes ejerzan una contención máxima en respuesta sí esto ocurre. El uso inapropiado y excesivo de la fuerza lleva a una escalada de la violencia. Somos conscientes de la susceptibilidad de las fuerzas de defensa a este respecto. Más de una vez hemos preguntado: ¿Qué sucede con las reglas de compromiso con los palestinos?. ¿Qué sucede con el código de ética para personas militares palestinas?. Estas son cuestiones de fondo. Del lado palestino existen ambigüedades preocupantes en las cuestiones fundamentales de responsabilidad. El insuficiente control ejercido por la AP sobre su propio personal de seguridad y sobre los elementos armados afiliados con el líder de la AP es un verdadero problema. Demandamos a la AP a tomar todas las medidas necesarias para establecer una jerarquía de comando clara y respetable para el personal armado bajo su autoridad. Recomendamos que la AP instituya y aplique normas de conducta y responsabilidad eficaces, dentro del personal uniformado y entre la policía y los dirigentes políticos civiles los cuales son informados. Incitación: Las dos partes han expresado sus declaraciones a la Comisión de sus preocupaciones referidas al lenguaje y a la imagen de odio emanados del otro y citando numerosos ejemplos de una retórica hostil, sectaria y étnica en los medios de comunicación palestinos e israelíes, dentro de los programas escolares y en declaraciones de líderes religiosos, políticos y otros. Llamamos a las partes a renovar sus compromisos formales a favor de la comprensión y de la tolerancia mutua y de abstenerse a toda incitación al odio y a toda propaganda hostil. Sugerimos que las partes sean cautelosas en la utilización de términos que indicar una responsabilidad colectiva. Impacto económico y social de la violencia: Israel ha impuesto restricciones al movimiento de personas y bienes en
Cisjordania y Gaza. Estos cierres adoptan tres formas: las restricciones
a la circulación entre las áreas palestinas e Israel; las
restricciones a la circulación dentro de las áreas palestinas;
y las restricciones a la circulación de las áreas palestinas
a otros países. Estas medidas han dificultado la vida de cientos
de palestinos. Han incrementado el desempleo palestino, estimado en un
40%, en parte en razón de la prohibición sobre 140.000 palestinos
trabajar en Israel; y han provocado una disminución de cerca de
un tercio del producto bruto interno palestino. Más aún
la transferencia de impuestos y aranceles aduaneros que Israel que impone
a la AP ha sido suspendido, a causa de la grave crisis fiscal en la AP. El GI mantiene estas medidas para proteger a los ciudadanos israelíes
del terrorismo. Los palestinos consideran a estas medidas como "castigo
colectivo". El GI niega esta declaración: El GI remarca que la violencia, en el último trimestre de 2000, le ha costado 1.2 billones de dólares, y que las pérdidas continúan alcanzando unos 150 millones de dólares por mes. Reconocemos las preocupaciones de Israel. Creemos, sin embargo, que el GI debe levantar el cierre, transferir los impuestos a la AP y permitir a los palestinos quienes han sido empleados en Israel a retornar a sus trabajos. La política de cierre juega a favor de los extremistas buscando expandir sus áreas de difusión y contribuir a la escalada. La AP reanudaría la cooperación con la agencia de seguridad de Israel para asegurar que los trabajadores palestinos en Israel estén exentos y libres de conexiones con terroristas y organizaciones terroristas. La ayuda internacional había sido parte integral del proceso de paz, con el objetivo de reforzar las fundaciones socio - económicas de la paz. Esta actitud hoy es más importante que nunca. Demandamos inmediatamente a la comunidad internacional de apoyar el programa de desarrollo del proceso de paz. Lugares santos: El lamentable que los lugares como el Monte del Templo/Haram al-Sharif en Jerusalén, la Tumba de José y la Tumba de Raquel en Belén han sido escenarios de violencia, muerte y heridos. Estos son lugares de paz, oración y reflexión los cuales deben ser accesibles para todo creyente. Estos lugares profundamente sagrados para judíos, musulmanes y cristianos merecen respeto, protección y preservación. Los acuerdos previamente alcanzados por las partes con referencia a los lugares santos deben ser respetados. El GI y la AP crearían una iniciativa conjunta para desactivar el aspecto religioso de su diferencia política en preservación y protección de estas creencias. Los esfuerzos tendientes a desarrollar diálogos inter - religiosos serán animados. Fuerza Internacional: Uno de las cuestiones más controvertibles invocadas en nuestras charlas fue el tema del despliegue de la fuerza internacional en áreas palestinas. La AP está fuertemente a favor de tal fuerza para proteger a los civiles palestinos y sus propiedades de las fuerzas de defensa israelíes y de los colonos. El GI está totalmente opuesto a una "protección de la fuerza internacional", creyendo que tal fuerza es insensible a las preocupaciones israelíes e interfiere con las negociaciones bilaterales para finalizar el conflicto. Creemos que par ser efectiva tal fuerza se necesitará el apoyo de ambas partes. Recalcamos que las fuerzas internacionales desplegadas en esta región han sido o están en posición de cumplir sus misiones y aportar una contribución solamente cuando fueron desplegadas con el consentimiento de todas las partes involucradas. Durante nuestra visita a Hebron, hemos escuchados a los miembros de la Presencia Internacional Temporaria en Hebrón (TIPH), una presencia que ambas partes habían acordado. El TIPH está encargado de la observación de la situación explosiva y de redactar informes de sus observaciones. Si las partes acuerdan, como medida de confianza, solicitar a los miembros de esta fuerza ayuda para dirigir los puntos de fricción, esperamos que el TIPH pueda responder a tales requerimientos. Iniciativas comunes a ambas comunidades: Algunos nos han señalado la pérdida total de la confianza. Existen grupos dedicados para la comprensión de ambas comunidades como la Fundación de la Cooperación Económica y el Círculo de Parientes. Encomiamos su importante trabajo. Lamentablemente, la mayoría de los trabajos de esta naturaleza han cesado durante la crisis actual. Para ayudar a reconstruir la confianza, el GI y la AP conjuntamente deben aprobar y sostener el trabajo de las ONGs israelíes y palestinas implicadas en las medidas de confianza a través de iniciativas que unen a ambas partes. Es importante que la AP y el GI apoyen a las organizaciones y demás iniciativas que impliquen a ambas comunidades, en especial ONGs israelíes que favorezcan la ayuda humanitaria a los poblados palestinos. Proveer permisos de viaje a sus miembros es esencial. La cooperación entre las organizaciones humanitarias y los servicios militares y de seguridad de ambas partes deben fortalecerse e institucionalizarse. Tales programas pueden ayudar a construir, lentamente, a elaborar los fundamentos de la paz entre palestinos e israelíes y puede proveer seguridad durante los tiempos de conflicto. Reanudación de las negociaciones Los líderes israelíes no desean ser percibidos como "beneficiosos de la violencia". Los líderes palestinos no desean ser considerados como "beneficiarios de la ocupación". Somos conscientes de la política de restricciones de los líderes de ambas partes. Si el ciclo de violencia está para ser quebrado y la búsqueda de la paz reanudada, entonces necesita una nueva relación bilateral que incorpore la cooperación y la negociación. No podemos recetar a las partes como conseguir mejor sus objetivos políticos. Aún, la construcción de una nueva relación bilateral susceptible de solidificar y trascender el cese de la violencia requiere adoptar riegos inteligentemente. Esto exige, en primera instancia, que cada parte considere a la otra como un socio. La asociación requiere algo más que una coyuntura favorable, Declaración de Principios y en otros acuerdos. Antes de anunciar la "muerte" del proceso de paz, las partes deberían determinar las maneras de cómo concluir con los conflictos. Es pertinente a las partes convenir un punto de partida. Las partes han declarado que permanecen comprometidos en sus acuerdos y entendimientos mutuos. Es tiempo de explorar nuevas implementaciones. Las partes declararían sus intenciones de encontrarse sobre esta base a fin retomar las negociaciones sobre las cuestiones de fondo según el espíritu de los acuerdos y compromisos de Sharm el-Sheik de 1999 y 2000. Ninguna de las partes hará posible la realización de sus objetivos principales por medio de acciones unilaterales o con riesgos políticos. Reconocemos lo difícil que es para los dirigentes políticos proceder, especialmente si la acción puede ser considerada por sus oponentes políticos como una concesión. La AP adoptará medidas para asegurar a Israel los temas de seguridad. El GI adoptará las medidas necesarias para asegurar a la AP los temas políticos. Los israelíes y los palestinos evitarán, en sus acciones y conductas, proporcionar a extremistas, criminales comunes la palabra para expresar sus objetivos. No será fácil si los incidentes siguen ocurriendo en lugar de la cooperación. Respetar la confianza necesaria para restablecer la asociación eficaz exige que las partes ofrezcan las garantías estratégicas. Recomendaciones El GI y la AP deben obrar rápidamente y manera decisiva para frenar la violencia. Los objetivos inmediatos son el restablecimiento de la confianza y la reanudación de las negociaciones. No es fácil. Los palestinos e israelíes, no necesariamente sus dirigentes políticos sino las dos poblaciones, han perdido la confianza en el otro. Demandamos a los dirigentes políticos, en el interés de sus pueblos, dirigir una acción política difícil: dirigir dentro del saber como seguirán. Durante esta misión, nuestro objetivo es haber cumplido con lo convenido en Sharm el-Sheik. Reconocemos el apoyo brindado por las participantes en nuestro trabajo en la cumbre y felicitamos a las partes por su cooperación. Nuestra principal recomendación es que renueven su compromiso a favor del espíritu de Sharm el-Sheik y cumplan las decisiones tomadas allí en 1999 y 2000. Consideramos que los participantes de eta cumbre sostendrán los esfuerzos de las partes en el cumplimiento de los objetivos. Fin de la violencia - El GI y la AP reafirmarán sus compromisos de los acuerdos y
entendimientos existentes y cumplirán de inmediato el cese de la
violencia. Reconocemos que la posición de la AP con respecto a la cooperación en materia de seguridad presenta dificultades políticas en ausencia de un contexto político adecuado, a saber las medidas exigidas por Israel combinadas con las negociaciones. Reconocemos que el miedo de la AP, en cuanto al tema de la seguridad israelí no debe ser para disponer a la AP a tratar directamente las preocupaciones palestinas. Creemos que el tema de la cooperación en la seguridad no puede ser sostenida por largo tiempo sí las medidas de seguridad sin postergadas o si son consideradas como hostiles o sí son medidas adoptadas denotan provocación o perjuicio de las negociaciones futuras. Medidas de Confianza - La AP y el GI trabajarán conjuntamente para establecer un "periodo
de congelamiento" y para cumplir las medidas adicionales, detalladas
en el Acuerdo de Sharm el-Sheik de octubre de 2000 y otras propuestas
por los Estados Unidos el 7 de enero de 2001, en el Cairo. La cooperación en materia de seguridad deseada por el GI no puede co - existir con los asentamientos, descriptos por la Unión Europea como "un problema muy preocupante" y por los Estados Unidos como "una provocación". - El GI tendrá consideración especial con los asentamientos
que están situados en lugares de fricción que pueden poner
en peligro futuras negociaciones o conversaciones productivas. Reanudación de las negociaciones Reiteramos nuestra convicción que un esfuerzo máximo para poner fin a la violencia, reanudar inmediatamente la cooperación en materia de seguridad y un intercambio de medidas tendientes a fortalecer la confianza es esencial para las negociaciones. No es nuestra intención definir el lugar, las bases y el orden de las negociaciones. No obstante, a fin de crear un contexto político para la cooperación práctica entre las partes, las negociaciones no deben ser postergadas y deberán manifestar el espíritu de compromiso, reconciliación y asociación, olvidando los pasados siete meses de violencia. En el espíritu de los Acuerdos de Sharm el-Sheik de 1999 y 2000, recomendamos que las partes reafirmen sus compromisos asumidos en acuerdos anteriores y sus mutuos entendimientos y que actúen según ellos. Esto será la base para la reanudación completa de las negociaciones. Las partes están en una encrucijada. Si no retornan a la mesa de las negociaciones, enfrentan años de lucha. Rezamos por los ciudadanos israelíes y palestinos para que las partes sepan elegir la opción correcta; que implique el freno de la violencia. Israelíes y palestinos tienen que vivir, trabajar y prosperar conjuntamente. La historia y la geografía los han destinados a ser vecinos. Esto no puede ser modificado. Solo cuando sus acciones estén guiadas por la conciencia serán capaces de desarrollar la visión y la realidad de paz y prosperidad compartida. Suleyman Demirel, 9no. Presidente de la República
de Turquía.
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