Cumbre de Jefes de Estado
Declaración de Ereván
Nosotros, jefes de Estados participantes del Tratado de seguridad colectiva,
afirmamos nuestra determinación de contribuir a la formación
de un orden internacional multipolar, equitativo y democrático,
fundado en el respeto a la Carta de las Naciones Unidas y con las normas
del derecho internacional.
Somos favorables al refuerzo del rol de las Naciones Unidas en tanto mecanismo
esencial de mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales. Estamos
resueltos a obrar en favor de la paz, de la estabilidad global y de un
desarrollo económico común.
Reafirmamos nuestro compromiso con los objetivos de reforzar la seguridad
internacional y la estabilidad estratégica sobre la base de los
acuerdos y tratados existentes de reducción y limitación
de armamentos.
Nos declaramos gravemente preocupados por los nuevos desafíos lanzados
contra la seguridad global y regional, en primer lugar por la amenaza
creciente que constituyen el terrorismo internacional y el extremismo,
cuyo carácter transfronterizo y coordinado es claramente marcado.
El terrorismo y el extremismo están relacionados con el crimen
organizado, el tráfico de estupefacientes y de armas; ellos perturban
el desarrollo de procesos democráticos y atentan contra los derechos
y libertades fundamentales del Hombre.
Mediante la persecución de objetivos ambiciosos que comprenden
la toma del poder por medios ilegítimos, los grupos terroristas
y extremistas aspiran en diferentes países y regiones a desestabilizar
y agravar al máximo su situación sin evitar provocar derramamiento
de sangre y producir numerosas víctimas.
Continuaremos comprometiendo firmemente y conjuntamente nuestras voluntades
para llevar la paz y la calma a Asia central. En este contexto, tomamos
nota de la importancia que reviste la formación, por los Estados
parte del Tratado de seguridad colectiva, de Fuerzas colectivas de desplazamiento
rápido, y enunciamos nuestra intención de tratar esta cuestión
de inmediato.
Afirmamos que nuestros Estados están resueltos a continuar el refuerzo
de la cooperación bilateral y multilateral en nuestros departamentos
de política exterior, nuestras fuerzas del orden y nuestros servicios
especiales y a armonizar nuestras legislaciones nacionales en materia
de lucha contra el terrorismo y el extremismo. A la acción dirigida
contra estos fenómenos incorporaremos medidas destinadas a mejorar
la base social, especialmente a asegurar un desarrollo económico
sustentable y satisfacer las bases socio-culturales de las poblaciones.
La lucha activa de los estados parte del Tratado de seguridad colectiva
contra el terrorismo y el extremismo constituye un factor importante de
la seguridad y estabilidad regionales. Apelamos a todos los Estados a
cooperar en vistas a este objetivo común.
Reafirmamos que nuestros países están prestos a cooperar
con la comunidad internacional en vistas a neutralizar el foco de tensión
que constituye Afganistán y contribuir por todos los medios a un
reglamento político del conflicto afgano, bajo la égida
de las Naciones Unidas. Invitamos a todos los Estados a poner en marcha
las disposiciones de la resolución 1333 del Consejo de Seguridad
de las Naciones Unidas de fecha 19 de diciembre 2000.
Estamos convencidos que los esfuerzos que desarrollen los Estados en materia
de lucha contra el terrorismo y el extremismo, basados en su totalidad
en las disposiciones de las convenciones antiterroristas y de otras normas
del derecho internacional, serán sostenidos por los integrantes
de la CEI y por el conjunto de la comunidad mundial.
Reafirmamos que la acción conjunta de los Estados parte del Tratado
de seguridad colectiva no está dirigida contra otros países
y reviste carácter abierto y transparente.
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