- Instituto de Relaciones Internacionales - Anuario 2002 -
Estados Unidos - Reino Unido
14 de Agosto de 1941
Carta del Atlántico

El Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica y el Primer Ministro, Sr. Churchill, en representación del Gobierno de Su Majestad en el Reino Unido; habiéndose reunido, consideran acertado dar a conocer ciertos principios comunes a la política nacional de sus respectivos países, en los cuales cifran sus esperanzas para un mejor porvenir del mundo.

Primero, sus países no aspiran a ningún engrandecimiento territorial ni de otra clase;

Segundo, no desean ver cambios territoriales que no coincidan con los deseos, libremente expresados, de los pueblos interesados;

Tercero, respetan el derecho de todos los pueblos a elegir la forma de gobierno bajo la cual quieran vivir; y desean ver los derechos de soberanía y de autonomía a los que han sido privados de ellos por la fuerza;

Cuarto, con el debido respeto a sus preexistentes obligaciones, tratarán de promover el disfrute, por todos los Estados, grandes o pequeños, vencedores o vencidos, de acceso, en iguales condiciones, al comercio y a las materias primas del mundo que sean necesarias para su prosperidad económica;

Quinto, desean llevar a cabo la más plena colaboración de todas las naciones en el campo económico, a fin de conseguir mejora para todos en las condiciones del trabajo, progreso económico y seguridad social;

Sexto, después de la final destrucción de la tiranía nazi, esperan ver establecida una paz que permita a todas las naciones vivir a salvo dentro de sus fronteras, y que asegure a todos los hombres, en todas partes, que podrán pasar su vida libres de temor y necesidad;

Séptimo, esa paz deberá permitir a todos los hombres atravesar sin impedimento la alta mar y los océanos;

Octavo, creen que todas las naciones del mundo, por razones tanto realistas como espirituales, tendrán que llegar a abandonar el uso de la fuerza. Puesto que no pueden mantenerse paz alguna futura si los armamentos terrestres, marítimos o aéreos, continúan siendo empleados por naciones que amenazan, o pudieran amenazar, con agresión allende sus fronteras, creen que, mientras no se establezca un sistema más amplio y permanente de seguridad general, es esencial el desarme de tales naciones. De igual modo, ayudarán y estimularán cualesquiera otras medidas practicables que alivien, para los pueblos amantes de la paz, el peso abrumador de los argumentos.