“El progreso humano no es ni automático
ni inevitable. El futuro ya está aquí y debemos enfrentar
la cruda urgencia del ahora. En este acertijo constante que implica
la vida y la historia, la posibilidad de llegar tarde existe. Podemos
rogarle desesperadamente al tiempo que detenga su paso, pero el tiempo
es sordo a nuestras súplicas y seguirá su curso. Sobre
montañas de blancas osamentas y desperdicios de múltiples
civilizaciones se observan las terribles palabras: Demasiado tarde”.
Martin Luther King Jr.
“Al principio creía que estaba luchando
para salvar árboles del caucho; luego pensé que luchaba
por salvar la selva amazónica. Ahora me doy cuenta que estoy
luchando por la humanidad”
Chico Mendes
Ambientalista brasileño, asesinado hace 20 años
“En un mundo tan dividido por las desigualdades en términos
de riquezas y oportunidades, es fácil olvidar que formamos parte
de una comunidad humana. Mientras vemos los primeros efectos del cambio
climático en diversos lugares del mundo, cada uno de nosotros
debe reflexionar sobre lo que significa formar parte de esta familia.”
Desmond Tutu
Arzobispo Emérito de Ciudad del Cabo
“Una generación planta el árbol y
la siguiente disfruta su sombra”
Proverbio chino
“No heredamos la Tierra de nuestros antepasados,
la tomamos prestada de nuestros hijos”
Proverbio de los indios americanos
“Hoy, el cambio climático nos está
enseñando por las malas algunas de las lecciones que intentamos
difundir en Nuestro Futuro Común -hace dos décadas-. La
sostenibilidad no es un concepto abstracto. Es encontrar el equilibrio
entre las personas y el planeta, un equilibrio que encare los grandes
desafíos de la pobreza hoy y a la vez proteja los intereses de
las generaciones futuras”
Gro Harlem Brundtland
Presidente de la Comisión Mundial sobre Desarrollo Sostenible
“Si hemos de sobrevivir como humanidad, necesitamos
cambiar drásticamente nuestra forma de pensar”
Albert Einstein
“El cambio climático amenaza a toda la familia humana.
Sin embargo, también constituye una oportunidad de unirnos, responder
de manera colectiva a un problema mundial. Mi esperanza es que nos alzaremos
como una sola entidad para enfrentar este desafío y legar a nuestras
futuras generaciones un mundo mejor”
Ban Ki-moon
Secretario General de las Naciones Unidas
“Las medidas que tomemos hoy con respecto al cambio
climático tendrán consecuencias que perdurarán
por un siglo o más. Es imposible revertir en un futuro previsible
la parte de este cambio causada por las emisiones de gases de efecto
invernadero. Los gases que retienen el calor y que enviemos a la atmósfera
en 2008 permanecerán allí hasta 2108 y más. Por
lo tanto, lo que decidimos hacer hoy no sólo afectará
nuestra propia vida, sino aún más la vida de nuestros
hijos y nietos. Esto es lo que hace del cambio climático un desafío
distinto y más difícil que otros desafíos en el
campo de las políticas públicas…
… Respondiendo a este desafío y a la urgente solicitud
de parte de los líderes de los países en desarrollo,
particularmente de África Subsahariana,
el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD) y el Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) lanzaron
una alianza en Nairobi durante la última
convención climática en noviembre de 2006. …
Se trata, de una parte esencial de nuestra lucha general en contra de
la pobreza y de avance hacia los Objetivos de Desarrollo del Milenio
(ODM).
Kemal Dervis
Administrador
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
Achim Steiner
Director Ejecutivo
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)
Como venimos haciendo en ediciones anteriores, rescatamos
las conclusiones más significativas del Informe sobre
Desarrollo Humano, que presenta anualmente el Programa
de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ya que consideramos
que el mismo por su calidad académica indiscutida, aporta a los
estudiosos de la realidad internacional un material valioso para profundizar
el conocimiento de la misma.
El Informe 2007-2008, hace referencia a La lucha contra
el cambio climático: Solidaridad frente a un mundo dividido.
En esta oportunidad, por primera vez, desde el inicio
del Primer Informe en 1990, se mencionan dos períodos y además,
el mismo se presentó a finales de año, lo que no era habitual
en los informes anteriores.
El Informe comienza alertando sobre el hecho de que el
mundo dispone de menos de 10 años para cambiar su rumbo. No hay
otro tema más urgente y ninguno exige medidas tan inmediatas
como éste.
Establece la muy directa relación en la lucha contra
el cambio climático y las metas de los Objetivos del
Milenio de las ONU, advirtiendo que “el mismo minará
los esfuerzos que se emprenden en el ámbito internacional con
el fin de combatir la pobreza. Hace siete años, los líderes
políticos del mundo se congregaron para fijar metas que aceleraran
el avance en pos del desarrollo humano y, en efecto, los Objetivos de
Desarrollo del Milenio (ODM) definieron una nueva visión ambiciosa
para el año 2015. Sin duda es mucho lo que se ha conseguido;
pero gran cantidad de países no avanzan al ritmo necesario. El
cambio climático está frenando los esfuerzos por cumplir
con las promesas de los ODM.”
Continúa expresando que “la manera en que
el mundo enfrente el cambio climático hoy tendrá un efecto
directo en las perspectivas de desarrollo humano de un gran segmento
de la humanidad. El fracaso destinará al 40% más pobre
de la población mundial (unos 2.600 millones de personas) a un
futuro con muy pocas oportunidades; exacerbará las profundas
desigualdades en el interior de los países y socavará
los esfuerzos destinados a desarrollar un sistema más inclusivo
de globalización, reforzando al mismo tiempo las enormes disparidades
entre quienes tienen mucho y quienes no tienen casi nada.
En el mundo de hoy, son los pobres los que llevan el peso del cambio
climático. Mañana, será toda la humanidad la que
deberá enfrentar los riesgos asociados al calentamiento global.
La veloz acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera
de la Tierra está cambiando de manera fundamental el pronóstico
climático de las próximas generaciones. Estamos acercándonos
al borde de los llamados -puntos de inflexión- Se parte de la
premisa de que la batalla contra el cambio climático puede y
debe ser ganada. El mundo cuenta tanto con los recursos financieros
como con las capacidades tecnológicas para actuar, de modo que
si no logramos impedir el cambio climático será a causa
de nuestra incapacidad de generar voluntad política para obrar
unidos”
Se hace hincapié en el Interdependencia ecológica.
“El cambio climático es diferente de los demás problemas
que enfrenta la humanidad y nos reta a cambiar nuestra forma de pensar
de muchas maneras. Por sobre todas las cosas, nos desafía a pensar
en el significado de formar parte de una comunidad humana que es interdependiente
en términos ecológicos. La interdependencia ecológica
no es un concepto abstracto.
El cambio climático se transforma en un potente recordatorio
de aquello que todos compartimos por igual: el planeta Tierra. Todas
las naciones y todos los seres humanos compartimos la misma atmósfera,
y sólo tenemos una.
Estamos, de manera temeraria, gestionando de pésima manera nuestra
interdependencia ecológica.
Se recuerda a Mahatma Gandhi, cuándo se preguntó cuántos
planetas se necesitarían si la India decidiera seguir el patrón
de industrialización vigente en Gran Bretaña. No podemos
responder esa pregunta. No obstante, en el informe se calcula que si
todos los habitantes de la tierra generaran la misma cantidad de gases
de efecto invernadero de algunos países desarrollados, necesitaríamos
nueve planetas.
Quienes redactaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos
volvieron la mirada hacia una tragedia humana del pasado, la segunda
guerra mundial. El cambio climático es diferente: es una tragedia
humana en ciernes. Permitir que esa tragedia siga su curso sería
un error político digno de ser catalogado como “ultraje
a la conciencia de la humanidad”. Representaría una violación
sistemática de los derechos humanos de los pobres del mundo y
de las futuras generaciones y un verdadero retroceso en los valores
universales. Por el contrario, impedir el cambio climático peligroso
implica la esperanza de que surjan soluciones multilaterales para el
amplio abanico de problemas que enfrenta la comunidad internacional”.
Se reconocen tres características específicas
del problema. “La primera de esas características es la
fuerza combinada de la inercia y las consecuencias acumulativas del
cambio climático. Una vez que se emiten, el dióxido de
carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero permanecen en la atmósfera
durante mucho tiempo. No hay botones de retroceso rápido para
reducir las acumulaciones. La naturaleza acumulativa del cambio climático
tiene implicancias múltiples y variadas, de las cuáles
tal vez la más importante sea la falta de coincidencia entre
los ciclos del carbono y los ciclos políticos.
La urgencia es la segunda característica del desafío que
nos plantea el cambio climático, además de ser un corolario
de la inercia. En muchos otros ámbitos de las relaciones internacionales,
la falta de acción o la dilación en materia de acuerdos
tienen costos acotados. Un ejemplo de ello es el comercio internacional,
ámbito en el cuál las negociaciones pueden romperse o
retomarse, sin que ello signifique causar daños a largo plazo
al sistema que lo sustenta, tal como lo demuestra la desafortunada historia
de la Ronda de negociaciones comerciales de Doha.
No se encuentran fácilmente analogías históricas
para explicar la urgencia que reviste el problema del cambio climático.
Durante la Guerra Fría, la enorme cantidad de misiles nucleares
dirigidos hacia algunas ciudades constituía una grave amenaza
para la seguridad humana. No obstante, “no hacer nada” era
una estrategia para la contención de los riesgos.
La tercera dimensión de importancia en el desafío que
implica el cambio climático es su escala mundial. La atmósfera
de la Tierra no diferencia entre los gases de efecto invernadero según
el país
de origen. Una tonelada de gases de efecto invernadero producida en
China tiene el mismo peso que una tonelada de gases de efecto invernadero
producida en Estados Unidos y las emisiones de un país son el
problema de cambio climático de otro. De esto se desprende que
ningún país por sí sólo puede ganar la batalla
contra el cambio climático.
La acción conjunta no es una alternativa, es una obligación”.
Se resalta la necesidad de actuar ya.
“Frente a un problema tan preocupante como el cambio climático,
resignarse al pesimismo puede aparecer como una respuesta justificada.
No obstante, la resignación es un lujo que los pobres y las futuras
generaciones no pueden darse; además de que existe una alternativa.
Existen motivos para sentirse optimistas.
Hace cinco años, el mundo seguía entrampado en la discusión
sobre si había o no cambio climático y si éste
era o no inducido por los seres humanos.
En efecto, cundía el escepticismo en torno al fenómeno.
Hoy, la controversia ya es cosa del pasado y las posiciones escépticas
son cada vez más marginales. La cuarta evaluación realizada
por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático
ha establecido un consenso científico abrumador de que el cambio
climático es real y que se origina en la actividad humana.
Casi todos los gobiernos del mundo comparten este consenso. Por otra
parte, luego de la publicación del Informe Stern sobre La economía
del cambio climático, la mayoría de los gobiernos también
acepta que la solución al problema del cambio climático
es asequible, más asequible que los costos de la inacción.
El impulso político también cobra ritmo.
Muchos gobiernos están fijando metas ambiciosas para reducir
las emisiones de gases de efecto invernadero y la mitigación
del cambio climático es hoy un elemento inamovible de la agenda
del
Grupo de los Ocho (G8) países más industrializados”.
Se establecen claramente los diferentes niveles de responsabilidades
entre el mundo desarrollado y en desarrollo, además del necesario
diágolo entre ambos
“Los países desarrollados son quienes deben asumir el liderazgo,
ya que tienen la carga de la responsabilidad histórica del problema
del cambio climático. Además, cuentan con los recursos
financieros y las capacidades tecnológicas para iniciar reducciones
profundas y prontas en las emisiones.
El principio de “responsabilidad común pero diferenciada”,
una de las bases del marco de Kyoto, implica que los países en
desarrollo también tienen una función que desempeñar.
La credibilidad de cualquier acuerdo multilateral dependerá de
la participación de los principales emisores del mundo en desarrollo.
El marco posterior a Kyoto 2012 influirá notablemente en el panorama
para evitar el cambio climático y para enfrentar aquellos fenómenos
que ahora ya son inevitables. Las negociaciones al respecto se desarrollarán
entre gobiernos con niveles muy diversos de poder negociador y también
habrá poderosos intereses creados en el sector empresarial que
harán sentir su voz. A medida que los gobiernos inicien las negociaciones
de un Protocolo posterior a Kyoto 2012, es importante que reflexionen
sobre dos grupos con muy poca voz pero poderosas demandas en cuanto
a justicia social y respeto de los derechos humanos: los pobres del
mundo y las futuras generaciones.
Hay grandes variaciones entre los países respecto de cuánto
aportan a las emisiones que están aumentando las acumulaciones
de gases de efecto invernadero. Los países desarrollados, donde
vive el 15% de la población mundial, aportan casi la mitad de
las emisiones de CO2 . Por su parte, el alto nivel de crecimiento de
China y la India está llevando hacia una convergencia gradual
en las emisiones agregadas. Sin embargo, la convergencia de la huella
ecológica per cápita es más limitada.
En efecto, la huella ecológica de Estados Unidos es cinco veces
la de China y 15 veces la de la India. En Etiopía, la huella
ecológica per cápita promedio es de 0,1 toneladas de CO2
en comparación con las 20 toneladas de Canadá.
El análisis del presupuesto de carbono arroja nuevas luces sobre
la real contribución de los países en desarrollo a las
emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Aunque es seguro
que esa proporción aumentará, no debería desviar
la atención de las responsabilidades básicas que tienen
las naciones desarrolladas. Si todos los habitantes del mundo en desarrollo
dejaran la misma huella ecológica que el habitante promedio de
Alemania o el Reino Unido, las actuales emisiones mundiales superarían
cuatro veces el límite definido por nuestro rumbo de emisiones
sostenibles. Esta cifra aumentaría a nueve veces si la huella
per cápita de los países en desarrollo fuera similar a
los niveles vigentes en Estados Unidos o Canadá.
También se remarcan las diferentes situaciones
de los países en desarrollo ante los efectos que produce el cambio
climático.
“La vulnerabilidad ante las crisis del clima es desigual. El huracán
Katrina constituye un poderoso recordatorio de la fragilidad humana
ante el cambio climático incluso en un país desarrollado,
en especial cuando los impactos interactúan con inequidades institucionalizadas.
En todo el mundo desarrollado está aumentando la inquietud pública
respecto de la exposición a riesgos climáticos extremos
y esa inquietud aumenta con cada inundación, tormenta y ola de
calor. No obstante, los desastres se concentran mayoritariamente en
los países pobres. Por ejemplo, entre los años 2000 y
2004 unas 262 millones de personas resultaron afectadas por desastres
climáticos todos los años y más del 98% de ellas
vivían en países en desarrollo. En efecto, en los países
pertenecientes a la Organización de Cooperación y Desarrollo
Desarrollo Económicos (OCDE), uno de cada 1.500 habitantes ha
sido afectado por un desastre climático.
La cifra correspondiente para los habitantes de los países en
desarrollo es de una por cada 19: un diferencial de riesgo de 79”.
Algunas conclusiones del
Informe.
“El cambio climático enfrenta a la humanidad
con alternativas de enorme trascendencia. Sólo podemos evitar
los retrocesos en el desarrollo humano y los riesgos catastróficos
si decidimos actuar con urgencia en el siglo XXI, sensación que
no se percibe en este momento.
Los gobiernos deben reconocer que enfrentan lo que podría constituir
la amenaza más grave que haya sufrido la humanidad en toda su
historia.
Hacer frente a esa amenaza creará desafíos en muchos niveles
y, quizás lo más importante, pondrá a prueba la
forma en que percibimos el progreso.
Nada ejemplifica de manera tan clara como el clima que la creación
de riquezas económicas no es sinónimo de progreso humano.
Con las políticas energéticas vigentes, la creciente prosperidad
económica irá mano a mano con mayores amenazas al desarrollo
humano hoy y al bienestar de las futuras generaciones. Sin embargo,
el desarrollo económico con altas emisiones de dióxido
de carbono es síntoma de un problema más profundo. Una
de las enseñanzas más difíciles de aceptar del
cambio climático es que el modelo económico que impulsa
el crecimiento y el concomitante consumo desmedido en las naciones desarrolladas
no es sostenible
en términos ecológicos.
Hay que armonizar las actividades económicas y el consumo con
las realidades ecológicas.
La lucha contra el cambio climático exige que los imperativos
ecológicos sean una parte medular de la economía.
El actual estado de la cooperación internacional y el multilateralismo
en materia de cambio climático no se ajustan a este propósito.
El mundo requiere un acuerdo internacional que obligue a todos a disminuir
las emisiones de gases de efecto invernadero a lo largo de un horizonte
cronológico extendido, pero con metas estrictas en el corto y
mediano plazo. Esto es una prioridad.
Los países en desarrollo más grandes deben formar parte
de este acuerdo y comprometerse a reducir sus emisiones.
Sin embargo, sus compromisos deben reflejar sus circunstancias y capacidades
y la necesidad preponderante de mantener los avances en la reducción
de la pobreza. Por otra parte, cualquier acuerdo multilateral que no
incluya compromisos cuantitativos de los países en desarrollo
carecerá de credibilidad en materia de mitigación del
cambio climático. Al mismo tiempo, un acuerdo de esa naturaleza
sólo podrá surgir si incorpora disposiciones para la transferencia
de recursos y tecnologías desde los países que tienen
la responsabilidad histórica del cambio climático.
La lucha contra el cambio climático es un ejercicio que trasciende
las generaciones”
Datos generales del Informe:
Analizó a 175 países miembros de la ONU,
más Hong Kong y los territorios palestinos. No incluyó
a 17 países, entre ellos, Afganistán, Irak y Somalía
por falta de datos.
Islandia superó a Noruega en el primer lugar en Desarrollo Humano
y continuan los Estados del Africa Subsahariana en los últimos
lugares, sobre todo aquellos afectados por el SIDA, el último
puesto lo ocupa Sierra Leona.
Las 5 primeras pocisiones fueron respectivamente para
Islandia, Noruega, Australia, Canadá e Irlanda.
En relación a la región latinoamericana
y del Caribe
El Informe afirma que los efectos del cambio climático pueden
paralizar o causar retrocesos en el desarrollo humano de América
Latina debido a los elevados niveles de pobreza que caracterizan a la
región y a la falta de capacidades para manejar los riesgos derivados
del clima.
Se identifican cinco áreas en las que se producirán
retrocesos en materia de desarrollo humano en América Latina:
Producción agrícola
y seguridad alimentaria. El cambio climático
ya está afectando el régimen de precipitaciones, las temperaturas
y la disponibilidad de agua para la agricultura, en especial en zonas
vulnerables. En América Latina se pueden esperar pérdidas
considerables en la productividad agrícola, lo que tendrá
efectos negativos directos en la reducción de la pobreza.
Por ejemplo: los estudios indican que cuando el huracán Match
azotó Honduras en 1998, los hogares rurales pobres perdieron
entre 30% y 40% de los ingresos provenientes de cosechas y la pobreza
aumentó 8% a nivel nacional, de 69% a 77%.
Escasez de agua.
La región enfrenta graves amenazas en la disponibilidad de agua
a futuro, debido al colapso de los glaciares tropicales, en particular
en la región andina.
Por ejemplo, los peruanos no son responsables del cambio climático
que causa el derretimiento de los glaciares; ya que sólo producen
el 0,1% de las emisiones de dióxido de carbono del mundo. Sin
embargo, sufrirán impactos que afectarán su calidad de
vida.
Aumento del nivel del mar
y exposición a desastres climáticos. Existen
pruebas de que el cambio climático traerá consigo tormentas
tropicales más intensas a medida que suba la temperatura del
mar generando ciclones y aumento
de nivel. Las regiones de América Central y el Caribe son especialmente
vulnerables a estos fenómenos
Reveses en salud humana.
Las investigaciones indican que la salud no estará libre de los
efectos negativos del cambio climático. Según el informe
del PNUD, aumenta la inquietud respecto de los nuevos brotes de dengue,
en particular en regiones como Asia y América Latina.
Colapso de ecosistemas.
En 2005, la zona del Caribe oriental sufrió uno de los peores
episodios de decoloración de corales que se haya registrado.
Según indica el informe, el deterioro de los corales constituye
un acontecimiento catastrófico
para el desarrollo humano en muchos países.
En La lucha contra el cambio climático se advierte, además,
que la erosión de los bosques, que son enormes repositorios de
carbono, representa alrededor de 20% de la huella ecológica mundial.
La deforestación en la región del Amazonas es una enorme
fuente de emisiones a nivel mundial.
Chile, fue considerado el país que más contaminó
(por la cantidad de emisiones) en la región.
La Argentina
Obtuvo el puesto 38, con una esperanza de vida de 74,8
años y un nivel de ingreso real per cápita de 14.280 dólares
y una tasa de alfabetización de 97,2, descendiendo dos lugares,
porque en el Informe 2006, estaba en el puesto 36. Pero de todas maneras
sigue siendo la mejor ubicada en América Latina, le siguen: Chile
(40), Uruguay (46), México (52) y Brasil (70).
El peor país ubicado dentro de los latinoamericanos es Guatemala
(118). Chile, fue considerado el país que más contaminó
(por la cantidad de emisiones) en la región.
Esta edición del Anuario,
como todas las anteriores, consta de las siguientes secciones:
La primera, una Presentación
a cargo de uno o varios de los integrantes de los diferentes Departamentos
que integran el Instituto; la segunda Documental
en la que figuran los principales instrumentos internacionales;
la tercera, Cronología,
donde se reflejan los principales acontecimientos del área; un
Anexo con información general y la parte correspondiente
al Centro de Reflexión en Política
Internacional (CERPI).
Finalmente queremos reiterar como siempre, nuestro reconocimiento
a todos los que trabajaron en este Anuario, que imbuidos de una gran
vocación académica lo hacen posible y también nuestro
agradecimiento a las reiteradas muestras de apoyo, como así también
a las críticas recibidas, que nos permiten superarnos
Prof. Dr. Norberto E. Consani